De ciber sexo a sexo real, Dominado en la Cama

Mario era un chico virgen de 19 años. Este relato cuenta su sorpresivo primer encuentro con una mujer que conocio por el ciber espacio, mujer que resulto ser una dominadora e insaciable adicta al sexo.

Nunca perdería la virginidad. Eso era lo que pensaba Mario cada vez que se despertaba, en las frías mañana. Mario era un joven de 19 años, delgado, incluso con algunos músculos, pero su poca habilidad social le había impedido llevar a una chica satisfactoriamente a su cama. Sin embargo, Mario no era ningún gay ni nada: Día por medio navegaba por Internet buscando imágenes eróticas de bellas diosas para poder masturbarse, y si que gozaba con esto. Era para él una verdadera adicción. Últimamente había incursionado en el tema del cibersexo; buscaba alguna chica caliente en Internet, y se mostraba por la cámara para poder ser su esclavo sexual. Esto realmente lo excitaba, ya que le gustaba sentirse deseado por las féminas. Por su cuerpo, también era buscado frecuentemente por estas ciber damas, que algunas veces mostraban sus tetas y su panocha por la cámara, aumentando a mil la excitación e inminente eyaculacion de Mario. A pesar de que mas de alguna había querido alguna vez concebir una cita con él, el nunca había querido, tenia miedo, no sabia que clase de personas eran realmente, el solo las veía como objetos sexuales, quizás eras prostitutas asesinas, o travestís, o simplemente hombres… Pero una vez, solo una vez… Mario accedió a juntarse con una mujer que conoció por Internet

Estando inmersos en un sobajeo virtual mutuo, donde el acariciaba sus testículos por encima de la truza y ella mostraba su culo, viendo con satisfacción la reacción que causaba este en la verga de su ciber compañero. Fue entonces que ella, llamada Carla, detuvo la cámara. Al preguntarle que pasaba, le contesto que quería terminar esto en persona, no por Internet, y que le urgía que fuera a su departamento. Quizás fue la verga a media asta quien lo obligo a ir, o quizás fue ese culo que lo cautivo hace unos minutos, pero la cosa es que Mario acepto.

Y allí se encontraba, frente a un departamento en el que nunca había entrado, tocando el timbre, ansioso y excitado. Sentía su respiración cuando se abrió la puerta de golpe. No había nadie allí. Llamo hacia adentro pero nadie contesto. Supuso que quizás lo estaban esperando en la cama, en el dormitorio. Se animo a entrar al departamento cuando sintió un fuerte golpe en la nuca. Y no supo más.

No supo que había pasado ni cuanto tiempo había transcurrido, pero cuando despertó se encontraba completamente desnudo, a excepción de la truza. Estaba amarrado fuertemente de manos y pies, a una cama de fierro, de esas de las antiguas. Entonces la vio: La mujer que antes había visto por la cámara Web estaba parada ahora frente a el: Era alta, delgada, tez clara, pero castaño y largo, y las tetas… OH dios que tetas tenia, formalmente sujetas por un tenso sostén que parecía querer ceder ante tal presión de el par de melones. Camino con una sonrisita en la cara, pero con una mirada firme y decidida.

-Hola- dijo con una voz suave – espero que te guste ser sometido

-Espe .. pe.. pera.. –dijo Mario con nerviosismo- yo no se si

Cállate, cochinito – contesto ella riéndose, y se subió lentamente a la cama, por la parte del frente, y comenzó a oler el enorme paquete que se formaba en la truza debido a la creciente erección que había dentro. Pasaba su nariz por la curva que formaba la marcada verga en aquella ropa interior, y parecía gozar cada respiro. Mario no podía creerlo, y su verga comenzó a latir y a crecer, mientras el comenzó a sudar.

Carla se acomodo de tal maneta que todo su culo quedaba en el rostro de Mario, quien teniéndolo ahí tan cerca no podía creerlo: Era un culo enorme, pero firme, pero sin duda enormemente delicioso. Estaba impregnado por el olor a panocha que flotaba cerca de su nariz. comenzó a acariciar ese culo con su cara… era lo único que podía hacer.

Ella, al notar que la verga dentro de aquel paqueton pedía a gritos salir, saco la prenda con cuidado, dejando la vergota apuntando al techo, algo rechoncha ya que no estaba completamente dura, parecía que se estuviera sacudiendo.

-Vaya trozo que tienes- dijo, y sin más, se la metió completa en la boca, así como estaba.

Mario sintió un cosquilleo que empezó en la base de los testículos y recorrió todo su cuerpo. Soltó un gemido agudo de placer que le salio del alma.

-Eso- dijo ella, sacando el bocado de su boca, ya totalmente duro- gime, gime como un cerdito, gime, mi cerdito.

Mario comenzó a gemir, no le costaba nada debido al placer que recorría toda su verga. Ella comenzaba a lamer los testículos en un movimiento que finalizaba en la punta de su verga. Mario hacia esfuerzos sobrehumanos por no eyacular… esto era muy bueno para que terminara tan rápido.

-Tus tetas…- dijo Mario- quiero tus tetas

-Cállate Cerdito!!- grito ella – Acaso te he dicho que pares de gemir?!.

El estaba muy inserto en controlar su verga para no dejarla llena de leche que no tuvo tiempo de recriminar este comentario. Pero ella parecía haberse compadecido, ya que salio de esa posición, dejando la verga como un mástil apuntando al techo, y se saco el sostén. También se saco el delgado calzón que usaba, y al hacer esto vio como la verga de Mario daba un sacudon.

-Ni se te ocurra- le dijo – quiero que te comas mi sexo.

-Pero yo.. yo.. yo no se como –dijo Mario algo avergonzado.

No me importa, mi cerdito!... – y al decir esto se puso nuevamente en la posición que estaba, pero ahora quedando toda su vagina, olorosa y húmeda, abierta sobre la cara de Mario. El, que había quedado inserto en esa flor de carne sobre él, comenzó a recorrerla con su lengua, de manera suave. Sentía como Carla se retorcía al lamer ciertas zonas, así que se focalizo en ellas. Carla gritaba cada vez mas seguido, y hacia presión hacia abajo sobre la cara de Mario, para que se lengua llegara cada vez mas lejos dentro de su orificio de placer.

-Muy bien, mi cerdito…. Mu.. muy bien. –suspiro ella al salir de esa posición.

-Te pajeas mucho, cerdito? – dijo , tomándole la verga con una mano, lo que hizo dar un respingo a Mario. –Te gustaría metérmela por el culito, cerdito? – dijo – pues tendrás que soportar esto si quieres, mi cochinito sexual.

Carla tomo la semi dura verga de Mario con una mano, y comenzó a masturbarla con un movimiento amplio que abarcaba todo el tronco de la misma. Con su otra mano daba suaves toques a sus testículos. Mario gemía, y jadeaba realmente como un cerdo. Apretaba el abdomen para no eyacular, y comenzó a ponerse muy rojo. Al cabo de un rato, carla soltó la palpitante y rojísima verga, que además de estar durísima estaba completamente lubricada y viscosa.

-Muy bien, me gusto como gemías, cerdito – dijo – Ahora viene tu premio… creo que ya quieres venirte.

Se monto sobre Mario hábilmente, y levanto su culo para acomodarse encima de el, mirándolo. Al hacer contacto con su culito, su verga sintió la presión al intentar abrir el pequeño orificio que rehusaba abrirse. Mario dio un grito y apretó las manos. Su verga comenzó a enterrarse en ese culito perfecto, hasta que estaba completamente dentro. Mario sentía un calor en su verga que le transportaba a un mundo de placer infinito. No sabia que hacer, así que solo gimió, jadio y rió, todo al mismo tiempo. Carla comenzó a levantarse , y Mario se estremecía entero. Ella comenzó el movimiento repitiéndolo cada vez más rápido, y Mario que ya estaba gritando de placer sentía como le reventaría la verga, los testículos y toda la ingle. En el momento en que las oscilaciones de carla eran rapidísimas y ella comenzaba a gritar, Mario apretó todos los músculos de su cuerpo, y sintió el más grande placer que había sentido en toda su vida. sintió como su chorriante leche golpeaba el interior de Carla, y ella se detuvo con esta verga completamente metida en su ano. En cada chorro, Mario daba un fuerte movimiento con su cuerpo y Carla emitía un grito de placer. Después de cuatro chorros de candente leche, carla se levanto del mástil de carne que ahora yacía flácido pero un poco erecto, completamente chorreado de semen caliente. Ella rió y se abalanzo sobre Mario, colocando sus tetas en su cara, quien comenzó a lamerlas como un bebe. Ella empezó a limpiar su verga con su boca, y al hacerlo un quinto chorro salto. Pero ella lo absorbió totalmente, riéndose. Mario yacía casi inconsciente, mirando el techo, con una sonrisa en su rostro. parecía no estar en este mundo, si no que en algún universo paralelo. Carla salio de la habitación, y Mario se pregunto a que hora lo liberarían… paso una hora y Mario se quedo dormido, así, desnudo en una cama extraña, pero aun medio atontado con las toneladas de placer.

Soñó con el paraíso, con las nubes , con el mar y con el placer. Se despertó con un ruido sordo. Miro para todos lados buscando a Carla. quizás ella venia por mas. Pero al mirar la puerta de la habitación, vio a dos Travestís de pie en ella. Y uno de ellos sonreía.