De chica a esclava
Una historia donde se mezclará de todo.
La habitación es oscura y fría, y aunque mis ojos están acostumbrados a la poca luminosidad, apenas puedo ver nada de lo que me rodea, quizás distinga la forma de una cama no muy lejos de mí, y de algún mueble más. Lo único que sí que tengo claro, es que él está aquí, puedo oír como respira tranquilamente, como si estuviera durmiendo. Cada vez que pienso en él, un escalofrío me recorre todo el cuerpo, me revuelvo entera.
Quiero contaros como he llegado a este punto en mi vida, y aunque me lleve cierto tiempo, espero poder llegar a relatárosla, y quizá en un futuro, os siga describiendo mis nuevas experiencias a partir de aquí.
Vivía con mis padres es un pequeño apartamento de Madrid, éramos una familia muy común, y a pesar de no tener grandes cosas, consideraba que éramos felices. Mi padre había fallecido hace un par de años, mi padrastro trabajaba en una buena empresa, lo que hacía que algunas noches llegase tarde, y mi madre se dedicaba a cuidar la casa, hacer las comidas, etc. Por mi parte, estaba cursando cuarto de carrera en una universidad relativamente cercana a donde vivíamos. Los vecinos de enfrente eran adorables y amables con nosotros, ya eran algo mayores y nunca habían tenido hijos, así que me consideraban casi como una nieta.
Una de las noches que volvía de la universidad, se me ocurrió atravesar un pequeño parque para poder llegar cuanto antes a casa, lo consideraba mi pequeño atajo. Caminaba relativamente deprisa, la zona no estaba muy bien iluminada, y no era una buena zona para estar por la noche. Pasé cerca de un banco donde había unos jóvenes bebiendo y fumando, mientras mantenían una animada charla, o eso parecía.
Tenía una sensación extraña que no me podía quitar del cuerpo desde hace rato, creía que alguien me estaba observando, por lo que apreté un poco más el paso, para atravesar cuanto antes el parque, y entonces…
-Hola preciosa, estaba paseando por el parque, y no he podido evitar fijarme en una chica tan guapa como tú. –Podía ver como los ojos le brillaban, como un cazador viendo a su pequeña presa-.
-Hola, lo siento, pero he de irme a casa, mi familia me está esperando. – Miré con cara seria para que me dejara ir.
-No te vayas tan pronto guapa, podemos pasar juntos un buen rato, hay algo que se muere por probarte. -¡Qué asco! ¡Joder! ¿Estaba hablando de su polla?-.
Adelanté mi pie izquierdo para comenzar a caminar, pero una gran fuerza que sujetaba mi brazo, me impidió avanzar ni tan siquiera un centímetro más. Giré mi cabeza, y pude ver como aquel hombre se relamía los labios disfrutando de aquél momento, produciéndome un enorme asco. Debió de verlo reflejado en mi cara, porque eso le hizo echar una carcajada que podrían haber oído en la otra punta del parque. ¡Eso es! ¡El grupo de chavales que estaba en el banco! Quizás si grito, me oigan y vengan a salvarme.
Como si me leyera el pensamiento me tapó la boca con la mano, y tirando de mí, me llevó medio arrastras hasta una zona bastante oculta en el parque. Mientras me movía, podía notar como sus genitales se rozaban contra mi cuerpo, y me estaba dando un asco, iba a ser violada, y no podía hacer nada. Las lágrimas empezaron a asomar entre mis ojos, no quería esto, me quería ir a casa.
-Preciosa, no llores, ya verás cómo lo vamos a pasar muy bien, y luego nos espera un viajecito juntos. –Llegamos a la zona, y me tiró al suelo-.
¡Esa era mi oportunidad, tenía que escapar! Intenté ponerme en pie, pero de una patada en el estómago, me volvió a dejar en el suelo retorciéndome de dolor. De entre las plantas sacó una cuerda marrón y larga, con la que me ató los pies y las muñecas dejándome inmovilizada. Ya no podría escapar, este era mi destino, no puedo resignarme o será peor. De su bolsillo vi que sacaba una navaja, ¡por dios, iba a morir!, pero simplemente me cortó las bragas y se acercó a mi boca.
-Bonita, abre la boca, sé una buena niña, y no me hagas enfadar. –Tenía un semblante bastante serio-.
¡Eso es! Podía gritar todavía, pero si abría la boca, él me metería las bragas y ya no tendría mi única última oportunidad para poder escapar de esa pesadilla. Entonces, sin esperármelo tan siquiera, recibí un guantazo en mi cara, y sus dedos taponaron mi nariz, obligándome a abrir la boca para respirar, y aprovechar para meterme la braga bien al fondo. Cogió una cinta de dónde había sacado la cuerda, y tapó mi boca para que no pudiera expulsar las bragas.
-Eso está mejor, no queremos que nadie estropee nuestro momento ¿verdad preciosa? –Mientras lo decía me estaba acariciando el cuerpo, consiguiendo que me revolviera entera.
El sonido de un móvil, sacó sus manos de mi cuerpo, ¡Menos mal!, y pude ver como lo cogía y contestaba a esa llamada. A penas pude escuchar gran cosa, todavía el dolor del guantazo me tenía bastante absorta, pero sí oí como le llamaba jefe al otro que estaba en el otro lado de la línea. Espera… ¿Todo esto había sido planeado? ¿Quién quería hacerme algo así? Es verdad que con mi novio no estaba pasando por grandes momentos, pero esto era pasarse con creces.
Colgó el móvil y volvió a dirigir toda su atención hacia mí. Ahora que me fijaba en él, era un hombre bastante fornido, no demasiado alto, y algo entrado en edad. Se agachó a mi lado, y rompió toda mi ropa en mil pedazos, quedó desintegrada, y entonces es cuando llegó el manoseo de todo mi cuerpo. Parecía que estuviera inspeccionando que estuviera en buenas condiciones, tiraba de mis pezones, palpaba mis tetas, y después se dirigió al coño. ¡Ahí no, por favor! Metió sus manos entre mis piernas, y estuvo toqueteándome entera, y cuando acabó me puso de pie. Oí como se bajaba la cremallera de la bragueta, sentí que se la sacaba. Todo estaba decidido, aquel hombre iba a violarme en ese lugar.
Un ruido de entre las sombras hizo que mi raptor parara en su acción, se volviese a guardar la polla y se subiese la bragueta.
-¡Qué susto me has dado joder! Pensaba que venía alguien tío. –Miraba hacia una zona relativamente oscura-.
-Tenemos que llevarla, sabes que al jefe no le gusta que le hagamos esperar, y esta zorra tiene mucho que aprender, antes de llegar a él. –Podía verle ahora que se había acercado más a nosotros, y era más alto que el otro, con una constitución fuerte, y más o menos de la misma quinta.
-Sólo la estaba inspeccionando, ahora iba a llevarla al camión. –Puso cara de decepción.
¿Qué estaba pasando aquí? ¿Quién era su jefe? ¿Por qué querían hacerme esto? Me cogieron entre los dos en volandas, y me sacaron del parque para meterme en una furgoneta, la cual se puso en marcha enseguida. Estaba cansada, estaba viviendo demasiadas emociones en un solo momento, así que sin poder evitarlo, me abandoné a los brazos de Morfeo, mi único salvador de esta horrible pesadilla.
Cuando me fui despertando poco a poco, me di cuenta de que estaba atada completamente a una silla de hacer tatuajes, una única luz me alumbraba directamente, y cerca había una silla y una mesita con un montón de cacharros. De repente se escuchó una puerta pesada abrirse, pero no podía ver nada, porque la luz me cegaba esa parte.
-Bueno, ya estás despierta, es hora de que empecemos con el proceso. –Espera, ¿qué proceso?-.
-Por favor, quiero irme a casa, déjeme marchar, no le diré a nadie. –Volvían a venir las lágrimas a mis ojos.
-Chiquilla, ahora estás en tu nueva casa. Se buena, y te dolerá lo menos posible. –Me quedé silencio-.
Observaba como se preparaba para lo que iba a hacer, y yo solo me podía limitar y a aceptar todo aquello que estaba pasando. Se dirigió a mi nuca, y ahí empezó todo, sentí como las agujas de la pistola se clavaban sobre mi piel, me estaba tatuando algo, y no sabía lo que era. Cuando acabó, unos hombres le ayudaron a darme la vuelta, y ahí empezó a tatuar los alrededores de mis pezones, mis muñecas, mis tobillos, y mi pubis. En las extremidades había pequeños dibujos artísticas, pero en mis pezones y en el pubis ponía “ Propiedad de A. A.”
Pero ahí no acababa todo, porque con una mano cogió mi pezón y con la otra, que llevaba una aguja me hizo un agujero que lo atravesaba de lado a lado. Al sacar la aguja, me puso un piercing con forma de agujero. Repitió el mismo proceso, para después bajarse hasta mi coño, y sentir cuatro pinchazos más. Cuando acabó, con un espejo me enseñó cómo había quedado mi coño, y como por los piercing pasaba un pequeño candado que cerró, para dejar mi coño cerrado al uso.
-Bueno, mi trabajo ya ha concluido aquí, ahora te llevarán a la siguiente sala, y si me permites un consejo, es mejor que lo aceptes cuanto antes, no vas a poder huir de tu destino.
Tenía el semblante serio, y me dedicó una última sonrisa amable, antes de que los hombres de antes me sacaran de esa sala, y me llevaran a otra más o menos parecida, era amplia, semi oscura, y estaba llena de muebles y objetos raros, cosas que no sabía ni que eran. Había una especie de cruz, algo como una silla, etc.
-Preciosa, por fin vamos a poder entrenarte para que estés lista para él, y nos has ahorrado el tener que depilarte, porque estás totalmente limpia. –Eso era porque hace unos años mis padres decidieron regalarme el láser de todo el cuerpo.
Me quitaron el celo de la boca, sacaron la braga y la sustituyeron por una mordaza de anillo, por lo que podrían meterme cosas a la boca sin oponer yo resistencia. Estaba asustada, pero el hombre de los tatuajes tenía razón, no podría escapar de mi destino.
-Al jefe le va a encantar como ha quedado su puta, pero es hora de que la bañemos. –Mientras se tocaba la polla-.
Sin tener que esperar mucho, ahí mismo donde me habían dejado, aquellos dos hombres se sacaron las pollas de los pantalones, la verdad es que gozaban de buen tamaño los dos, me reventaría entera si me fueran a follar, y empezaron a mearme por todos lados, incluso me sujetaron la cabeza hacia arriba para mearme en la boca, y obligarme a tragar. ¡Qué asco! ¡Pero qué cerdos!
Cuando me tragué la orina y tosí un par de veces porque casi me atraganto, aquellos hombres me pusieron sobre una especie de camilla, sobre la que sólo apoyaba la parte del torso del cuerpo. Uno de ellos se pudo a la altura de mi cara, y bajando mi cabeza hacia abajo, me metió su polla en mi boca. Sabía mal, no me gustaba, encima para colmo, olía a horrores, pero no podía parar de chupársela, porque él llevaba totalmente el control, y a su amigo no lo veía, pero pronto descubrí donde estaba, ya que sentí un escupitajo en mi ano, y como intentaba meter su polla en mi culo.
Alguna vez lo había hecho con mi novio por ahí, pero él no tenía una polla tan grande como las de ellos, así que pronto empecé a notar el dolor de mi culo abriéndose, para dejar paso a la polla que quería entrar.
-Tío, la polla me sale limpia de su culo, esta guarra se lo limpia. –Mientras se reía.
Es verdad que tenía el culo limpio, a mi novio y a mí no nos gustaba que saliera manchada cuando me hacía un anal, así que desde hace un tiempo, me lo limpiaba a conciencia. El dolor era insoportable, me estaba haciendo un daño tremendo, sentía como que me estaban desgarrando por dentro, pero eso al hombre no le hacía parar, ya que los sonidos que apenas salían de mi garganta, se los tomaba como gemidos de que aquello me gustaba.
Una y otra vez no paraba de entrar en mí, acariciando mientras, el candado que tenía cerrado mi coño, y el otro no paraba de atragantarme con su polla, mientras me daba pequeñas tortas en las mejillas, las cuales ya tenía algo escocidas. Poco después, cambiaron los sitios, y la nueva polla que ahora estaba en mi boca atragantándome, no olía ni sabía mejor, lo único de lo que me había dado cuenta, es que era algo más pequeña que la otra.
¡OTRA VEZ ESE DOLOR EN EL CULO! El nuevo intruso en mi ano, me estaba haciendo una entrada mayor en mi culo, por lo que el dolor era aún mayor que con el otro. Sin embargo, pararon las tortas en la cara, lo cual fue un alivio, pero empezaron a llegar distintos azotes a mi culo, uno, dos, tres, ya había perdido la cuenta, cuando aquellos dos hombres se corrieron en mis agujeros, dejando una cantidad muy grande de leche. El que estaba en mi cara, cuando notó que me había tragado todo el semen, sacó su polla y me la restregó por toda mi cara, dejándomela completamente sucia de babas y semen, y para rematar me escupió.
El otro salió de mí poco después, cuando dejé de notar sus espasmos de placer. Pensé que nada podía ser peor, que ahí se acababa todo, pero que idiota, eso no había hecho nada más que empezar. Me soltaron de la mesa, y en encadenaron el cuello, a una de las paredes de la sala, y metieron algo en mi boca, que no me dio tiempo a ver, pero que me hicieron tragar a la fuerza.
-Vamos puta, se buena. Ahora vendrán a prepararte para nuestro jefe, y para que no muerdas, te pondremos el bozal. –Se reía a carcajadas-.
Me cambió la mordaza aquella que me había hecho babosear todo mi cuerpo, por un bozal, y después se fueron de la sala, dejándome sola y a oscuras. Había perdido la noción del tiempo, no sé si habían pasado uno o dos días, si era de noche o de día, pero al rato de que ellos se marcharan, entraron otros hombres que se dedicaron a limpiarme, a vestirme con un vestido muy vaporoso, se podría decir que transparentes, me pusieron muñequeras y tobilleras que tenían unas partes metálicas, me maquillaron y peinaron.
Cogiendo la cadena sujeta a mi cuello, me sacaron de aquel sitio tan oscuro, para llevarme a una bonita habitación, con grandes ventanas, cortinas, una cama muy lujosa. Me encadenaron al suelo, delante de una silla, que más bien parecía un trono, por otro lado de la habitación, entro un hombre encapuchado.
-Jefe, aquí tienes a la esclava que tanto deseabas y nos pediste. –Después de decir eso, se retiraron de la habitación-.
Por fin iba poder conocer al capullo que había maquinado todo aquello, y al que pertenecería para siempre, por lo que pude escuchar de ciertas conversaciones de los que me habían preparado para él. Se sentó en el trono, respiraba muy relajado.
-¿Quién eres? ¿Por qué me has hecho esto? –Mis lágrimas empañaron de nuevo mis ojos.
Muy lentamente se quitó la capucha, y mi cara reflejaba el asombro de ver quien realmente era aquella persona, ¡NO PODÍA SER! No era cierto.
-Porque te quiero para mí, y tu madre no me dejó tenerte, pero tranquila, ya estás a salvo, y después de estos dos años, por fin voy a cobrarme todo, y a tenerte.- Se acercó y cuidadosamente limpió mis lágrimas.
No podía ser, no era cierto, ¿Mi padre biológico estaba vivo? Trajo unos cojines para que pudiera acomodarme en el suelo, apagó las luces, y lo siguiente que recuerdo oír antes de dormirme, es su respiración pausada y tranquila. Continuará……
Espero vuestros comentarios.