De Campamento

Vivan los campamentos, por sexys y deliciosos.

De repente vino a mi mente un episodio de mi vida el cual fue muy emocionante, pero quizá por lo corto, mi mente no le había dado tanto importancia.

Todo empezó en la prepa cuando nos llevaron a los últimos semestres a un viaje de despedida, se trataba de un recorrido eco turístico por las cataratas de agua dulce, aquí en México, para nuestra seguridad el equipo de guías que nos acompañaba nos dio un curso intensivo de primeros auxilios, por azares del destino yo fui elegido para la demostración, de desmayo, ahogo y lo que empezó toda la aventura, respiración de boca a boca.

El grupo de instructores estaba integrada por dos chicas y dos chicos, todos de excelente condición física pero quien resaltaba no sólo por su excelente cuero, sino también por su hermosa cara era Annuar, un chico de 22 años, 1.80 de estatura, piel bronceada, ojos verdes, cabello castaño lacio, con un par de piernas fuertes y musculosas, al igual que sus pectorales, abdomen y brazos, se trataba de un adonis.

Como bien les dije yo fui el chico de la demostración, cuando llegó el turno de la respiración boca a boca mi corazón casi dio un vuelco cuando noté que quien iba dar el ejemplo era Annuar, dijo el que todos éramos amigos y que primero estaba la salud y seguridad, que el asco y desagrado de tener contacto boca a boca con un hombre.

El se me acerco, pude sentir su aliento a hierbabuena, fresco, casi me inclinaba para plantarle el beso, yo creí que solo iba ser el ejemplo y no iba a darme respiración boca a boca de verdad, pero lo hizo, cuando junto sus labios con los míos sentí que el mundo se me venia encima, gracias a Dios llevaba el traje de baño debajo de los shorts y se pudo disimular mi excitación, la cual, por la situación era más intensa e incluso me dolía de lo tremendamente dura que estaba mi verga.

Cuando exhalaba el aire hacia mis adentro, deseaba que se fuera con ello un poco de su saliva, sentirlo jugar con mis labios y lengua, o mas bien, era yo quien estaba jugando con su lengua, no me di cuenta, pero le metí la lengua a la boca buscando la suya la cual sentí ligeramente, pues él, se quitó sobresaltado y tratando de disimular su sorpresa, para mi suerte, nadie más se dio cuenta de lo que había hecho.

Todo ese día me sentí muy mal, Annuar ni me dirigía la palabra y lo entendía perfectamente, pues ¿a quién le iba gustar que un extraño jugueteara con su lengua? a mi si, pero a el por supuesto que no.

Llego la noche y al acampar, nos dividiríamos por binas las casas de campaña en un sorteo para mi mala suerte no me tocó con Annuar, pero nuestras casas estaban continuas.

Al llegar la madrugada, ya cuando todo estaban dormidos, sentí que algo jalaba mis pies, casi grité del susto, pero la mano de Annuar tapándome la boca lo impidió.

Sin decirme nada me llevó a la orilla del ojo de agua, y nos pusimos justo detrás de un árbol, ahí el me empezó a besar, lo hacía fuerte, sin delicadeza, sin duda estaba muy excitado, lo podía ver en sus verga de 18 cm. gordísima, el agarro la mía y empezó a masturbarme e hice lo mismo, lubricaba demasiado, sentía como mojó por completo mi mano, y eso hacia un chasqueo que elevaba aún mas los calores que nos consumían.

Besaba delicioso, su barba de dos días raspaba excitándome aun más, me mordía los labios, me besaba apasionadamente, de repente dejó de hacerlo y se bajó a mamarme la verga que tenía a mil.

Lo hacia magistralmente, podía verse su experiencia, mordisqueaba mi prepucio, lengüeteaba mi glande como si tratara de una paleta tutti fruti, wao, sentía que terminaría con cada succión que Annuar me estaba dando, era una sensación indescriptible, rodeaba con su lengua mi verga, la metía hasta el fondo de su garganta, pero se sofocaba y la sacaba de nuevo, para darle chupetines suaves, chupó mis bolas y sentí que terminaría pronto mientras me masturbaba, pero el notó y subió a mis tetillas y las beso y mordisqueo a su gusto, era mucha la excitación, que muchos de mis gemidos fueron imposibles de evitar.

El se saco la verga, era larga y muy gruesa, lo lubricada le daba un brillo especial que remataba con la luz de la luna que nos alumbraba, no lo hice esperar más y me la metí a mi boca, la chupe hasta el cansancio, le agarraba las nalgas que eran duras y lampiñas como todo su cuerpo, excepto la zona genital.

Era tan gruesa su verga que con trabajo entraba en mi boca, pero sabia dulce, simplemente deliciosa, mientras se la chupaba yo me masturbaba y era casi imposible contenerme para no terminar, pero no pude, y él tampoco, empezó a terminar en mi boca, y saco mucha leche, caliente y dulce, me la comí por completo, aunque algunas gotas salieron por las comisuras, pero él se encargo de limpiarlas besándome de nuevo, pero ahora con más delicadeza, fue un beso tierno.

Nos estábamos acomodando la ropa y besándonos, cuando vimos una luz proveniente de una lámpara de mano, el me empujó y corrió hacia la luz, escuche que le dijo: -Soy Annuar, fui echar aguas!-

Esperé un minuto más y regrese a mi tienda de campaña, no podía creer lo que pasó, durante los siguientes dos días que estuvimos en el campamento, Annuar me hablaba lo necesario, la experiencia no se volvió a repetir, aunque sentía su mirada morbosa y que trataba de desnudarme cuando me veía en traje de baño o sin camisa, cabe mencionar que gozo de un buen físico, producto del ejercicio y trabajo en el gimnasio.

Lógicamente yo igual le observaba y me excitaba verle en su traje de baño, que aunque era short, se veía terriblemente sexy.