De camino a la universidad
Nunca se sabe que puede pasarte en un bus lleno de gente.
Soy una chica de 18 años, bastante sencilla y callada. Soy blanca, tengo el pelo corto y mis tetas y culo no es algo con lo que haya tenido problemas nunca.
Todos los días cojo un bus para ir a la universidad, suele estar bastante lleno sobretodo un lunes como hoy. El día empezó como de costumbre, me puse mi uniforme de falda, camisa y medias hasta las rodillas. Fui a la parada y allí estuve unos minutos cuando por fin llegó el bus y me subí con prisa porque se me hacía tarde. Poco a poco se fue llenando de gente, la mayoría eran trabajadores de oficina con sus trajes impecables y estudiantes. Ya estaba muy lleno cuando un hombre cuarentón se subió y se colocó justo detrás de mí, apenas se podía caminar de la cantidad de personas que habían. El desconocido era bastante atractivo y traía un perfume de esos caros, me sentía un poco incómoda por su precencia.
El vaivén del bus en las curvas hacía que su paquete se pegara a mi falda y era algo que me daba entre vergüenza y morbo.
Minutos después una señora le pidió permiso para salir por la puerta trasera, y él para cederle el paso se pegó más a mi restregando todo su miembro por mis nalgas, sabía que lo había hecho a propósito, pero no dije nada porque me dió una pequeña sensación de placer sentir la polla de un desconocido pegada a mi. Mi respiración se comenzó a acelerar cuando noté como pegaba suavemente los dedos a un costado de mi muslo descubierto y los fue subiendo poco a poco levantando una esquina de mi falda. En ese momento me empecé a asustar y miré detrás nerviosa con cara de espanto.
Que hace? - le pregunté-
Se que te ha gustado sentirme pegadito a ti... No te hagas la sorprendida, los dos sabemos que eres una putita.
Sus palabras me recorrieron todo el cuerpo dándome un corrientazo de exitación , no entendía por qué la situación me estaba calentando si ni siquiera sabía su nombre. No dije nada y solo miré al frente, quería detenerlo pero me estaba gustando demasiado sentir como me manoseaba.
Metió su mano poco a poco entre mis piernas, las que separé un poco inconscientemente para que pudiera tocarme con facilidad.
Ves que si te gusta zorrita... Eres toda una puta, ojalá poder hacerte mía.
No me toque, saque la mano.
-Mmm... De verdad quieres eso? -Dijo con un tono burlón mientras apretaba con suavidad mi coño ya mojado-
Solté un pequeño gemido y tiré un poco la cabeza hacia atrás, lo que aprovechó para decirme en el oído:
- Jajaja si que te gusta... Estas segura que quieres que pare?
Comenzó a masajear mi clítoris de forma circular por encima de las bragas, cosa que me tenía loca y me hacía retorcerme de placer, estaba muy mojada y solo quería sentir su polla dentro de mi.
- No... No pares - le dije gimiendo entre dientes-
-Así me gusta zorrita
Apartó mi ropa interior a un lado y metió uno de sus dedos sin pasar trabajo de lo mojada que estaba.
-Uff como estás... Ese coñito está pidiendo una buena polla.
Metió otro dedo y gemí aún más, comenzó a sacarlos y meterlos con suavidad hasta que fue acelerando de ritmo poco a poco. Se sentía tan bien... Me gustaba sentirme usada y manoseada por un extraño, quería ser suya.
Se acercó a mi cuello y me lamió detrás de la oreja mientras subía su mano y me tocaba una teta con disimulo por debajo de mi abrigo para que nadie lo notase...
- Quiero que te corras - me dijo con una voz muy exitante al oído-
Yo ya no podía más, si no tenía un orgasmo en ese momento iba a explotar.
Si, haz que me corra - dije poniendo mi mano sobre la suya y haciendo más presión en mi teta-
Eres mi puta, dímelo.
Sii soy tu putita.
Buena chica.
Volvió a meter sus dedos en mi coño empapado y los movía con rapidéz para que me corriera a la vez que apretaba mi pezón y me susurraba al oído.
-Correte para mí puta... Quiero ver tu carita de zorra cachonda.
Ahh... - yo apenas podía hablar-
Venga, correte para tu papi...
Sentí como un orgasmo increíble se apoderaba de mi cuerpo y me hacía gemir descontroladamente, intenté con todas mis fuerzas que no se notase para que las personas del bus no se dieran cuenta de la situación pero no lo pude evitar. Me temblaban las piernas.
-Ahhh....
- Mmm que bonita te ves así con esa carita de puta. Te has dejado menosear por un hombre que ni conoces, vaya zorra. Espero verte pronto y volver a manosearte jaja...
Apretó con fuerza una de mis nalgas y volvió a restregar su paquete ya duro al salir del bus y dejarme sola muriendo de vergüenza por lo que acababa de suceder.
Holaa! Aquí les dejo un tesorito más... Espero que les guste y que lo disfruten.
Les confieso que esta es una de mis fantasías sexuales más grandes y he disfrutado escribirla. Gracias por leerme.