De camino a la facultad...
Quien se iba a imaginar que un viaje en autobús iba a ser tan entretenido...
Hola, me llamo Martita y tengo 20 años. Siempre he sido muy caliente, desde los 15 años, cuando tuve mi primer novio y perdí mi virginidad. Soy una chica rubia, con grandes ojos, la tez morena por el sol. Tengo un buen culo y unas tetas normalitas, uso una 90.
Como ya he dicho, desde siempre me ha encantado el sexo y lo que más me gusta es poner a los hombres, me da igual edad, de mi misma o mayores.
Lo que os voy a contar hoy es una cosa que me ocurrió hace un año, cuando yo tenía 19 años y empecé la universidad.
Un día me levanté muy cachonda, por lo que decidí ir muy sexy. Me puse una mini muy cortita, una camiseta de tirantes con gran escote, sin sujetador y un tanga diminuto y me subí al autobús que me llevaba a la Universidad. Eran las 9 de la mñana, por lo que iba a abarrotado, por lo que ese era mi momento de actuar. En la parte de enfrente tenía a un chico, que tendría más o menos mi edad, y detrás a un hombre, que tendría más o menos unos 50, aunque aún estaba de muy buen ver. Al estar tan abarrotado, la gente se chocaba y estaba muy junta, por lo que pude sentir como la poya del hombre que estaba detrás de mí se pegaba a mi culo, a pesar de no estar empalmado. El chico que estaba delante de mi, cada vez que se chocaba conmigo, de forma accidental, me sonreía y me pedía perdón. Yo cada vez me arrimaba más a él, hasta que terminé con los pechos pegados a su cuerpo. El chico al ver que no me apartaba, me miró y vio mi mirada lasciva, por lo que se animo a acariciarme las piernas. Yo no le dije nada, todo lo contrario. Mientras, me fui acomodando en el cuerpo del hombre de detrás de mí y empecé a moder mis caderas para rozar mi culo contra su poya. Al hombre le cambió la cara, pero cuand pensaba que me iba a decir algo, senti sus manos como recorrían mis piernas por la parte de atrás y como se perdían debajo de mi falda. Mientras el chico, fue subiendo sus manos y las metió por debajo de mi camiseta, y comenzó a masajearme las tetas, que poco a poco se iban poniendo cada vez más duritas. Mientras, el hombre fue introduciendo su mano, hasta empezar a masajearme por dentro del tanga, pasando sus dedos por mi coño totalmente depilado.
Poco a poco, la temperatura fue subiendo, por lo que bajé una mano y desabroché la cremallera del chico, para sacarle su gran poya, ya inflamaeda por la calentura, y comencé a masajearla con mi mano. Primero comencé despacito, pasando mi mano por todo su tronco, y poco a poco fui aumentando la velocidad. De vez en cuando me chupaba los dedos para humedecersela. Mientras, el hombre que estaba detrás de mí, seguía manoseándome, hasta que de golpe sentí como tres dedos me metía en el coño. Pegué un gran bote, y mis piernas se estremecieron. Sentí como mi coño se inundaba de calor y como chorreaba del placer que me proporcionaba. Estabamos los tres cachondísimos, sobretodo al sentir como el hombre se sacaba su verga y comenzaba a rozarla por mi culo. Cambié las manos, comencé a masturbar al hombre, mientras el chico con su poya comenzó a pasarla por la entrada de mi coñito, mientras seguía tocando mis tetas.
Derrepente sentí como me metía su gran poya, mientras el otro hombre seguía con sus dedos metidos en mi coñito y metía otros dos en mi culo. Aquello era un gran espectáculo, lo mejor, que apenas nadie se dio cuenta. El chico comenzó a follarme como un loco, entraba y salía muy deprisa, me encantaba, mientras sentía como al hombre le seguía creciendo su gran poyón. Me hubiera encantado comerselas a los dos, aunque solo me pude conformar con eso. El chico, cada vez me follaba muchos más deprisa y seguía pellizcandome los pezones, que ya los tenía durísimos. De pronto, escuché ocmo la respiración del hombre se aceleraba, se iba a correr, por lo que metí su polla debajo de mi falda, para sentir su leche dandome en el culo. Mientras, el otro chico seguía follándome cada vez más deprisa, hasta que también sentía como se corría dentro de mí, mientras yo tenía uno de mis mayores orgasmoas, pero para que no se me eescuchara me mordí los labios.
Una vez nos corrimos, el chico y el hombre guardaron sus vergas, y yo me acomodé la camiseta y la falda. Todos nos bajamos en la última parada, daba la casualidad que todos ibamos a la misma facultad....
(Continuará)
Este ha sido mi primer relato, la verdad que soy bastante nueva en esto, no sé si os habrá gustado, espero vuestros comentarios y críticas, que intentaré tomar
en cuenta para ir mejorando poco a poco.