De Brasil a Tarragona - inicio de Eva (Parte 9)
Eva tendida casi desnuda en la cama de Matías, virgen y vulnerable, deseosa de sentir nuevos placeres, y Matías masajeándole la espalda... alea jacta est!
Eva estaba totalmente a merced de Matías, tendida en la cama de su habitación, totalmente vulnerable y entregue a su voluntad. La voz de Matías eran comandos, más que simples palabras. Ella no sabía si era el miedo, la tensión o el enorme deseo de descubrir algunos de los placeres del sexo antes de su mayoría de edad. Para Matías era su segunda vez, la primera fue ayer, con Raquel, hermana menor de Eva, bueno le petó el culo por así decirlo, aún faltaban muchas cosas para descubrir, talvez las mejores.
Mientras pasaba la crema supuestamente afrodisiaca por las nalgas de Eva le dijo:
- Sabías que el otro día te seguí y te vi duchándote? Claro tu no me viste, pero me gustó mucho lo que vi y a partir de ahora puedo ayudarte con eso, no te parece mucho mejor? Raquel sabía, claro, que la había visto masturbándose el culo, qué podía decirle? Si no quieres polvo, no vayas a la era, así que sólo le alcanzaron las fuerzas para decir "claro!".
Sin quitarle el tanga, Matías fue adentrando sus manos en el lugar tan deseado, cada vez más próximo de su objetivo, pero despacito rondándole de forma inocente, calentando su cuerpo de a poco. Mientras, le hablaba y le decia que tenía un culo espectacular y que blanquito y tierno de ese color quedaba todavía más apetecible para acariciarlo. Esta vez sin pedir permiso, le bajo el tanga hasta media nalga, para luego empezar a ponerle la creme en la rajita del culete, abriéndolo como descubrir que tesoros podría encontrar en su interior. Medio camino andado (o mejor, palpado), y le bajó un poco más el tanguita minúsculo de ambos lados, esta vez tuvo de tirar el hilo que estaba bien enterrado cerca de donde estaba el ojete, que aún no alcanzaba a vislumbrar. Se adentro más profundo estava vez con la crema milagrosa que le habían vendido en el sex shop, separando las mejillas del culo de Eva finalmente vio el ojete que días atrás ella se masturbó freneticamente con tres dedos ante Matías, escondido pero visible. Era redondo y perfecto, un poco oscuro, su alrededor era verdaderamente suave, parecía terciopelo y los dedos resbalaban hacía él sin ninguna restricción.
- Puedo continuar? Preguntó Matías. Eva balbuceó un sí que casi no se escuchó, la respiración la tenía visiblemente acelerada, no sudaba porque tenía el aire acondicionado funcionando desde rato.
Ahora le bajó totalmente el tanga y lo tiró, empezó a frontarle el anus suavemente con un dedo, el otro dedo resbaladizo y atrevido se dirigía hacia la gruta del placer, se encontró el inicio de los labios, bien cercanos y así su otra mano por encima en dirección al clítoris hasta encontrar los pelitos púbicos, bien arrizados y cortos, deliciosos y limpios, se agachó y conseguió oler ese olor fantástico y tan familiar que ya conocía. Ni lo había contado, pero antes de estas experiencias, cuando podia olía las braguitas de las hermanas, y como las veía colgarlas para secar al sol, sabía exactamente de quien eran, el olor era fuerte pero dulce pero ahora más intenso y cercano. Ese olor de mujer deseada se mezclaba ahora con la crema afrodisiaca, que imprennaba toda la rajita maravillosa de esta diosa.
Le separó un poco las piernas, se bajó calzoncillos y bermuda y se sacó la camisa. En la tienda había comprado vaselina, se untó toda la polla, dura que ni una piedra, y se puso encima de ella colocando su peso sobre los brazos, como quien va a hacer flexiones, pero apoyando sus rodillas en la cama. Empezó resfregándose en la parte más alta de su culo, más cerca del inicio de la espalda y fue bajando, o mejor dicho, resbalando en dirección al suculento chochito que antes había admirado. Levantó una mano y le separó el culo, estaba a escaso par de centímetros del ojete, así que bajó un poco más y empezó a poner más presión para penetrarlo, sin antes, claro, bajar puntualmente como sin querer hasta la rajita del chocho para dejarla más excitada todavía. Su respiración estaba cada més más rápida y jadeante y Matías estaba disfrutando cada momento.
Te gusta? Quieres que pare? dijo Matías.
No, sigue, sigue - dijo ella sin pensárselo.
Matías no tardó mucho en introducir el capullo duro y mojado dentro del culo tan deseado de Eva, fue más fácil que el de su hermana, claro se masturbaba en la ducha la muy guarra o a lo mejor fue la vaselina. Tanto es así, que casi sin darse cuenta entró toda la polla entera en el interior de su culo y ella comenció a gemir intensamente, pero bajito para que nadie la oyera. Dio varias embestidas y la polla siempre desaparecia por entero, salía de nuevo brillante y mojada. Matías la puso de lado, ahora entraba que ni en mantequilla, era una sensación deliciosa, con ruido de mojado cuando los huevos le golpeaban el coño mojado. Mientras le folllaba el culo, una mano le pasaba por debajo de la cintura, delante de la barriga lisa y suave hasta alcanzar el toque de su clítoris super excitado. Con la otra mano, le magreaba uno de los pezones, que estaba muy duro por tanta excitación. Se corrió varias veces y mientras se corría aprovechaba para introducirle algún dedo dentro del chocho, ya que antes cuando lo intentaba no me dejaba (sabía la historia de follar sólo después de casarse, que su madre acostumbraba decir, claro con más delicadeza). El interior del choco era mucho más suave y amplio, no puedo ni imaginarme como debe ser la sensación de metérsela por allí. A ver si un dia alguna de las dos me deja, aunque lo veo difícil... De momento, si puede follarles el culo de vez en cuando ya está muy bien para mí, ojalá pueda repetirlo de vez en cuando!