De aventura en Acapulco II

Entonces entro una muchacha de piel blanca, con muchas pecas en el cuerpo, cabello lacio castaño, y largo debajo de la cadera, traía puesto un short de mezclilla azul que un poco más corto y dejaría de ser short, y la parte de arriba de un bikini negro...

De Aventura en Acapulco II

Sumisas y Golosas

El sonido de las olas del mar y humedad en mi verga me despertaron, Gabriela estaba mamando deliciosamente, y al verme abrir los ojos se acercó a darme un beso, tras lo cual siguió en su labor de ponérmela dura, la mire y sus hermosos pezones me llamaron a pellizcarlos...

-Esos pezones se verían mejor con unos lindos piercings.

-Si tú me lo pides papá me los pongo hoy mismo.

-Pues sí, quiero que te los pongas, pero primero súbete quiero cogerte de nuevo.

Gabriela dejo de mamarme la verga y se ensartó. Moviéndose de adelante hacia atrás mientras yo estrujaba sus tetas, nuestros gemidos eran suaves, logrando placer mutuo, entonces sonaron unos toquídos en la puerta…

-Adelante, está abierto. –dijo Gabriela.

Entonces entro una muchacha de piel blanca, con muchas pecas en el cuerpo, cabello lacio castaño, y largo debajo de la cadera, traía puesto un short de mezclilla azul que un poco más corto y dejaría de ser short, y la parte de arriba de un bikini negro, literalmente no tenía absolutamente nada de tetas, era un pecho completamente plano, entonces desde la puerta ella preguntó...

-Tía, ¿Estáis Aquí?

-En el cuarto, pequeña.

Era la sobrina de Gabriela, Vanesa, que al entrar al área de la cama se sorprendió y dijo en voz alta…

-Joder, Tía, me hubierais dicho que estabas follando, yo, yo, yo, te dejare un rato…

Vanesa dio media vuelta y se dirigió a la puerta, pero Gabriela se levantó y fue tras ella y la trajo de la mano, obligándola a quedarse, Vanesa se sentó en la cama y Gabriela volvió a ensartarse, y como si yo no estuviera ahí, tía y sobrina comenzaron a conversar…

-Y ¿Cómo te ha ido? ¿Pillaste polla esta noche?

-Obviamente no, regrese en la madrugada y vi tu recado, pero no quise interrumpiros, Tía de verdad, si queréis te veré luego.

-De eso nada, vinisteis a follar ¿No? Bueno pues te presento a este tío, se llama Ariel y tiene una polla de lo más sabrosa.

-No lo sé tía, los tríos no son lo mío.

-A no son lo tuyo, ¿Cuántos tríos has hecho pequeñaja?

-Ninguno.

-Pues a darle caña que habéis venido a portaros como puta.

-Vamos, déjate llevar. –le dije yo.

Vanesa me miró, y luego miró a su tía, bajo la vista y acerqué mi mano a su pecho, acariciando su pezón izquierdo por encima de la tela del biquini, estaba duro, entonces me incorpore y le planté un beso que respondió cachondamente, la españolita con sus recién cumplidos 18 años, de verdad estaba con ánimo de coger, llevé mis manos a la parte de atrás de su espalda y desaté el bikini, exponiendo dos pezones casi negros, de aureola pequeña, duros como dos canicas, mis labios aprisionaron uno de ellos y Vanesa soltó su primer gemido, Gabriela entonces se levantó, y ayudó a Vanesa a quitarse el short, no traía nada, debajo y su entrepierna estaba perfectamente depilada; temblando se acostó en la cama, y yo hundí la cara en su concha, sacándole un gemido fuerte que anunció su primer orgasmo…

-Joder tío, no aguanto más ya méteme la polla.

Me levanté, abrí sus piernas y la penetré con fuerza, Vanesa soltó un gemido fuerte, y Gabriela me abrazó de la espalda, mientras yo bombeaba a Vanesa, quien gemía con fuerza, Gabriela ayudaba estimulando su clítoris, y yo masacraba los pezones de Vanesa, los tres estábamos disfrutando ampliamente, Vanesa pedía que la cogiera más fuerte, y tenía un orgasmo tras otro, Gabriela me dijo al oído que ella era multiorgasmica, y sus orgasmos eran largos, más de lo normal, por lo que era delicioso verla venirse, Gabriela y Yo nos besábamos, y sentí que mi orgasmo estaba muy cerca…

-Me voy a venir. –le dije a Gabriela.

-No se la saques, que sienta tu leche. –me dijo al oído.

-Ya casi me vengo.

-No te corras adentro. –dijo Vanesa.

-Joder cría, pórtate como puta y recibe la leche en el coño.

-No espera tía, no…

Gabriela impidió que yo me saliera de la concha de Vanesa, y comencé a venirme dentro de ella, pero entonces Vanesa comenzó a tener un orgasmo tan fuerte que parecía que iba a convulsionar, y de pronto arqueó la espalda y durante más de dos minutos, mas parecía sufrir que placer, y de pronto su cuerpo se puso flácido, se había desmayado…

-No la mate ¿Verdad?

-No, ella tiene algo llamado disfunción orgásmica, con el estímulo correcto puede tener orgasmos largos según ella el más largo duró casi tres minutos, pero cuando se vienen adentro de ella y está teniendo un orgasmo este se vuelve tan fuerte que a veces se desmaya, pero no te preocupes, despertará en un momento.

Gabriela se arrodilló para limpiar mi verga, y tras un minuto Vanesa gremio y abrió los ojos, titubeó un poco, y al vernos besándonos volvieron a ella los recuerdos, de la sesión de sexo que acabábamos de tener…

-Os corristeis adentro ¿Verdad?

-Vamos pequeñaja, como si no te hubierais tragado la píldora.

-Si lo sé.

-Bueno, tengo hambre, ¿por qué no bajamos a desayunar?

Gabriela me dio un beso y abrió la puerta saliendo desnuda hacia el cuarto contiguo…

-¿Siempre ha sido así de intensa?

-No, se volvió así cuando se divorció, pero tú tenéis algo que creo que la volvió loca.

-¿Y eso no te gustó a ti?

-No me malentiendas, me fascinas, pero no sé si estoy lista para algo así.

-La vida pasa en un momento, es mejor seguir adelante, pero está bien, yo no te voy a obligar a nada.

-Lo sé, pero si quiero hacerlo, quiero pedirte algo.

-Lo que gustes.

-La próxima vez bésame al hacerlo, no sé por qué, pero sea lo que sea, creo que hicisteis algo en mí, y quiero disfrutarlo. –dijo tomando su ropa.

-¿Te has enamorado?

-Tal vez, pero si es así quiero que no me sueltes.

-Y ¿Qué hay de tu tía?

-Mi tía ya es tuya, ella no te va a soltar, si logras atarme no me importa compartirte.

Abrió la puerta y salió al cuarto contiguo también, me vestí poniéndome una bermuda y una playera, y salí al pasillo a esperarlas, Vanesa y Gabriela salieron con maleta en mano y Gabriela me dijo que había solicitado quedarnos en una sola habitación, y que al bajar a recepción lo arreglaríamos, yo estuve de acuerdo y metieron sus cosas a mi cuarto, Gabriela se había vestido con un vestido de una sola pieza que llegaba a los tobillos, solo si se acercaba uno lo suficiente podía fácilmente notar que abajo del vestido no había prenda alguna, no traía calzado, mientras que Vanesa usaba la ropa con la que la había conocido y un par de sandalias, bajamos abrazados, pasamos a la recepción a arreglar el traslado de habitación y luego fuimos a desayunar, ahí Vanesa y yo nos pusimos al corriente, y luego de aquello decidimos salir a alguna playa, siendo yo mexicano, sugerí una playa algunos la conocen como la playa del secreto y otros como la playa del amor, pero yo la conocía simplemente la playa chiquita de la isla roqueta, y siendo que no era temporada alta había buena posibilidad de que la pequeña playa fuese solo para nosotros.

Abordamos un taxi, y nos llevó al embarcadero de Caleta, rentamos una lancha solo para los tres que nos llevó directo a la playa, una playa con olas muy leves, ubicada en la parte de atrás de la isla, con varias rocas, y un espacio muy reducido, y por fortuna era solo para nosotros, tuvimos que nada un poco pero llegamos y le pedí al lanchero que viniera por nosotros a las cinco de la tarde, y apenas eran las diez de la mañana, nos instalamos, y tomé de la mano a Vanesa, la jalé al agua y jugué con ella, abrazándola, Gabriela por su parte nos miraba con una amplia sonrisa, entonces tomé desprevenida a Vanesa y la besé, ella me miró trago saliva, y volvió a besarme, mis manos fueron a la espalda de Vanesa y desataron el bikini, la levanté en brazos, y la llevé a la playa, la recosté en la toalla, y volví a besarla mientras su tía desataba la parte baja del bikini de su sobrina y una vez desnuda su sobrina ella se desnudó también y hundió el rostro en la concha de su sobrina mientras yo la besaba, al tiempo que yo también me desnudaba, Gabriela se hizo a un lado y yo le metí la verga, a Vanesa, mientras su tía se ponía a un lado de ella y la besaba al mismo tiempo que se masturbaba, aprovechando esa situación, saque mi verga de Vanesa y la metí en la concha de Gabriela, mientras ellas no dejaban de besarse, entonces Vanesa se puso en cuatro, y sobre ella se puso Gabriela, lo que me facilitó cambiar mi verga de la concha de Vanesa a la concha de Gabriela, haciéndolas tener un orgasmo tras otro, pero llegó un momento en el que Gabriela me pidió seguir solo con Vanesa, por lo que la volví a poner boca arriba, y la penetré siguiendo cogiéndola ni muy rápido ni muy despacio, mientras que Gabriela puso su concha sobre el rostro de Vanesa, quién de inmediato comenzó a mamar la concha de su tía, le dije a Vanesa que estaba por venirme y ella dejo de mamar la concha de su tía un momento para decirme que me viniera adentro de ella, así que la doblé un poco más poniendo sus piernas en mis hombros, y aumentando la velocidad hasta que primero Gabriela comenzó a venirse mojando el rostro de Vanesa, luego está gimiendo con fuerza y por ultimo yo, inundado el interior de Vanesa, y luego besando a Vanesa y luego a Gabriela, permanecimos desnudos buen rato, platicando, nadando, y bromeando, acercándose las cinco de la tarde, nos vestimos y volvimos a la playa, Gabriela fue a un sanitario, y Vanesa vio que su tía al igual que yo estaba descalza…

-¿Cómo lo hacéis? –preguntó.

-¿Hacer qué?

-Mi tía es una maniaca de los zapatos, y ha caminado descalza hoy en la calle.

-Se lo pedí.

-No soy de ser propiedad de alguien.

-Tal vez te gustaría.

Tras salir del sanitario, fuimos a una plaza a comer algo y tras ello vimos un local de tatuajes y perforaciones, Gabriela sacó de su bolso una cartera y entró, diciéndonos que nos vería en un rato, mientras Vanesa y yo caminamos por la plaza tomando un helado, y conversando, más o menos una hora después, Vanesa y yo descansábamos en unas salitas cuando Gabriela llegó, y mirando hacia todos lados se bajó brevemente el vestido mostrándonos sus pezones perforados con dos argollas grandes…

-¿Tu, te pusisteis perforaciones?

Gabriela entonces dijo que iría a comprar un bikini más atrevido, y Vanesa me miró nuevamente…

-Ella dijo un día que jamás en la vida se pondría perforaciones, ¿Tú tienes algo que ver?

-Así es, ella dijo que haría todo lo que yo le pidiera y le pedí que se perforara los pezones.

-¿Cómo lo hacéis?

-Yo no hago nada, tu tía elige obedecerme, y lo disfruta.

-Ok, decís que si yo te obedezco, lo disfrutaré.

-Nunca te pediré nada que sepa que podría lastimarte, y si tú dices que no lo respetaré.

-Bien, os daré digamos… 24 horas, hare lo que pidáis todo lo que pidas, durante 24 horas, si hacéis que lo disfrute, no solo seguiré obedeciendo, sino que lo hare para siempre, os lo juro. –dijo levantando la mano derecha.

-Te lo prometo, ahora, tira esas feas sandalias a la basura y ve con tu tía a comprarte el bikini más atrevido que encuentres. –le dije.

Vanesa se levantó se quitó las sandalias, camino hacia un bote de basura y las arrojó dentro, luego alcanzó a su tía en la tienda y tras hacer sus compras regresamos al hotel, cenamos algo leve y subimos a la habitación, les dije a las dos que dentro de la habitación las quería desnudas, así que nos desnudamos y fuimos al balcón, donde comencé a masturbarlas, y besarlas, volteé a Gabriela y la penetre mientras seguía besando a Vanesa, al mismo tiempo que la masturbaba, Gabriela gemía y luego de un rato comenzó a venirse, y tras ello se arrodillo y comenzó a mamar mi verga y la concha de Vanesa, estuvimos así cerca de media hora, y Vanesa caminó hacia el tocador, abrió las piernas y me invitó a penetrarla, lo hice, y seguimos un rato más, en esa posición, mientras Gabriela se puso detrás de mi dándome lengua en el culo, aceleré los movimientos y Vanesa parecía que quería llorar, la pasé a la cama y en la misma posición la seguí cogiendo, hasta que sin poder más volví a venirme adentro de Vanesa, y su orgasmo fue tan fuerte que mareada cayó a la cama chorreando leche por la concha, y Gabriela me llevo aparte al balcón limpio mi verga y me dijo…

-Ahora que somos tus esclavas sexuales, quiero pedirte que le rompas el culo a Vanesa por primera vez.

Así que Vanesa tenía un culo virgen, eso sería interesante, no dije nada, nos bañamos y tras fumar un rato y tomar unas cervezas, nos acostamos a dormir.

Si les gustó el relato déjenmelo saber, y comenten sus partes favoritas.

Atentamente, su cachonda amiga Karina.