De aquella boda este polvo.

En una boda pueden pasar muchas cosas y en esta pasan demasiadas. El objetivo estaba claro, pero la competencia y los objetivos me lo ponen difícil.

CAPITULO 1: Una puerta se cierra

Hará cosa de unos meses la que era mi novia de toda la vida y yo lo dejamos. Después de diez años de relación y ser la única chica con la que había estado, bueno al menos sexualmente hablando, tengo que de decir que tengo un gran vacío en mi persona.

De estar haciendo tu vida contando con una persona a faltarte esa persona pues normal que el cambio sea grande.  Y es que más de un tercio de mi  vida la había compartido con esa persona

Pero bueno, estas cosas pasan y mejor hacerlo ahora que no dentro de diez años con hijos y una hipoteca.

Alejandra era una chica encantadora cuando la conocí, quería hacer enfermería y trabajar de voluntaria en un programa de ayuda en el tercer mundo. La verdad es que a mi me preocupaba, no el hecho de que se fuera sino donde y con quien. Y ese que Alejandra es una chica que no pasa desapercibida para nada, su melena rubia y sus ojos verdes son su seña de identidad. Y un poco crédula y buena persona también la identificaban, al menos cuando empezamos a salir.

Cuando la conocí estaba un poco rellenita, vamos que no tenía una talla 36-38, y ahora tampoco pero en estos años ha cambiado a mejor, pasó de ser una adolescente a una mujer conmigo. Y por lo que parece también sin mí. El motivo de la ruptura se lo pueden imaginar. Una chica guapa trabajando con maduritos guapetes (médicos) que ganan bastante más que yo  pues nada, por alguna parte tenía que llegar las infidelidades. No se si lo hacían en la camilla de la clínica privada donde comenzó a trabajar hace un año, o en la cama del chalet del doctor que se la tiraba mientras yo pensaba que estaba ayudando en una operación.

Enterarte que llevas cuernos porque la prima de un compañero de trabajo es compañera de mi  novia y etiqueta una foto en la que se ve de fondo como se morrea con un compañero del trabajo en una fiesta de cumpleaños, pues es para joderte la vida. Pero vayamos al lio.

Alejandra no había sido  mi primer amor, solo la primera y única chica con la que había tenido sexo.

Me llamo Javier y esta es mi historia.

Cuando me entere de mi cornamenta, no fui tan majo como ella pensaba, aunque ella me dijo que solo había sido una vez, que había sido un error y que la perdonara, la verdad es que no pude. Más que nada porque después de haber visto la foto hice mis comprobaciones, hable con sus amigas, hable con su hermana y hermano y lo más importante un día que supuestamente salía de fiesta, el hermano y yo la seguimos. Lo que vimos no nos gusto a ninguno, a mi  menos pero bueno era la prueba definitiva, la cual la tengo en inmortalizada además de en la memoria en una tarjeta SD.

Pues bien después de la ruptura, comencé a descubrir lo que es la vida de un soltero de 28 años. Termine hace unos años la carrera de teleco, y ahora trabajo en una pequeña pero solvente empresa, lo cual quiere decir que curro no me falta y tampoco soy un explotado. Disfruto de mis días libres y con ayuda de mis amigos y amigas me he replanteado la vida.

Que decir tiene que en cuanto rompimos, el dinero que tenia ahorrado para irnos a vivir juntos cambio de función, me alquile yo solo una casa, deje de vivir con mis padres a tener mi espacio, o como decían mis amigos mi picadero. Tampoco es que lo utilizara solo para ese fin, pero al menos un sitio posible para llevarme a alguna amiga o conocida. Pocas pasaron y ninguna se quedó a dormir, esa era una ley escrita no iba a dejar a ninguna, alguna incluso la subí unas cuantas veces pero no hacia excepciones. Como suele pasar estaba en esa etapa de querer recuperar el tiempo perdido y aprovechar la soltería.

Pero toda esta historia solo sería una más si no fuera porque después de unos meses de soltería surgió una chica, o más bien se me presento ella, y me haría cambiar para siempre.

Uno de los compañeros de la facultad se casaba con su novia de toda la vida, la cual conocía porque muchas veces iba a recogerlo a la salida de clase y como yo vivía de camino a su casa me acercaban en vez de tener que viajar cuarenta minutos en tren y después metro.

Pues bien he de decir que no conocía a nadie más de su familia ni de su círculo de amigos, así que lo primero que tuve que pasar fue por la despedida de soletero.

Julio ya había hecho una con sus amigos más cercanos una despedida, por eso entre los compañeros de su trabajo y algunos amigos que no pertenecíamos a su círculo más cercano le hicimos otra. A decir verdad hubiera preferido estar en la despedida de sus amigos, aun me acuerdo cuando me presento a su amiga Fátima un día que quedamos, era una chica increíble. Cuando le pregunte por ella, me dijo que había empezado a salir con otro de sus amigos. Pero esa es otra historia.

Y como se suele decir una despedida de soltero sin putas es un cumpleaños, así que tres semanas antes de la ceremonia nos fuimos los amigos y compañeros del curro de Julio a una casa rural en Segovia a pasar todo el fin de semana, en una de las noches, la del sábado nos acercamos a ese sitio que siempre está al lado de la carretera con letras de luces rojas.

Allí más que irnos de putas nos fuimos de cachondeo, alguno de los amigos del novio que estaba más borracho se fue con alguna señora, al novio ni le convencimos ni creo que se hubiera dejado, pero nos lo pasamos muy bien.  Si hubo striptease en el sitio, de una joven rusa, que la verdad es que se ganó bien los 200 euros que le dimos, pero eso fue todo lo que paso esa noche, o al menos lo que yo vi.

La verdad es que la primera toma de contacto con los amigos de la infancia y sus compis de curro fue buena, los chavales eran buena gente  y aunque alguno tenía novia y se fue a follar a una puta, no hay porque echárselo en cara. Lo que pasa en la despedida se queda en la despedida, o al menos lo que no se quiete contar.

Después de la despedida, no los volví a ver hasta el día de la boda, yo seguía con mi vida, o lo que es lo mismo algo jodido aun por el tema de la ruptura, pero sobre todo porque las citas que había tenido desde que lo dejara con mi ex, no habían sido tan satisfactorias como esperaba, o al menos como deseaba.

Por fin llego el día de la boda, era un viernes por la tarde, me acuerdo que en el trabajo pedí salir antes para poder ir a cortarme el pelo y prepararme bien. No es que fuera como las damas de honor que algunas estuvieron en el “taller de chapa y pintura” vamos que entre el maquillaje y el peinado al menos tres horas seguro que estuvieron arreglándose.

La boda era un monasterio y la cena en un parador, los novios habían puesto varios autobuses para la ceremonia y allí estaba yo, bajándome ante ese lugar tan sagrado preguntándome si algún día estaría yo esperando a la que aún no conocía madre de mis hijos.

Lo primero que hice después de saludar al padre y a la madre del novio,  fue preguntarle por las solteras de la boda, y cuales eran intocables. Julio me fue diciendo los nombres de las solteras a la vista. Me acuerdo que me llamo especialmente la atención una chica con el pelo corto y muy negro, delgada con un vestido largo negro y rojo, con la espalda al descubierto que dejaba ver en gran parte un tatoo de un gran dragón cuya cola se perdía por la espalda y no se veía el final.

Pero sorpresa, cuando le dije a mi colega que vaya amiga que tenia se empezó a reír, lo único que me pudo decir que era la prima de la novia y que por desgracia para mí,  era soltera pero que no le interesaban los amigos del novio, quizás si sus amigas.

Bueno que le iba a hacer, atacar a un objetivo que no se va a dejar tumbar es desaprovechar una batalla. No sé dónde escuche esa frase pero me quede con ella, y al contársela a mi amigo se volvió a reír. Por fortuna la chica estaba apartada y nos escuchó nada, no nos reíamos de ella ni nada de eso, solo de la mala suerte que tengo con las mujeres.

Después de demostrar que tengo sentido del humor me dijo que mirara a donde estaban dos de sus primas, una por parte de padre y otra de madre, por lo tanto poco en común. Que ya me las presentaría más tarde cuando no estuvieran con los padres y algo más contentas. Volvimos a reírnos y nos miraron los presentes, ellas incluidas.

Y la verdad es que no tenían nada en común, una era muy jovencita, Laura de 23 años, rubia mediría 1,60 y tenía pinta de niña, bueno cara de no haber roto un plato, eso sí de cuerpo, vaya cuerpazo, el vestido tenia aprisionado un par de tetas que estaba seguro que de vestir de calle serian espectaculares. Como el vestido era palabra de honor se le veía que al menos tenía un buen busto no solo que se lo había colocado bien. Era estudiante y trabajaba en un bar los fines de semana, vamos que estaba seguro que le gustaba la fiesta.

La otra prima era mayor, Cristina tenía ya sus 26 años un poco más cercana a mi edad,,  con un pelo negro y largo liso, de cuerpo fino, llevaba un vestido gris largo, con la falda de tipo gasa, vamos que no era ceñido sino más bien abierto, que no dejaba ver ni los zapatos que llevaba, de hecho por un momento pensé que llevaba deportivas por lo rápido que fue a saludar a la madrina, claro que nunca hay que menospreciar la habilidad de una mujer que lleva poniéndose tacones desde los 16.

Después de la ceremonia que me pase los primeros quince minutos sentado en los bancos de la derecha de la iglesia, los que correspondían a la familia del novio,  y el resto en el bar de fuera con bastantes miembros de la familia y algunos amigos de ambas partes. Varios amigos de la despedida con sus parejas y otros que no conocía.

Antes de que acabara la ceremonia volvimos a situarnos cerca de la puerta al menos para escuchar cuando se daban el “Si quiero” y tirar el arroz a los recen casados. Después del arroz toco sesión de fotos, el ir y venir de los novios para contentar a todos y hacer las mismas fotos pero desde diferente ángulo. Creo recordar que yo salí o al menos pose para cinco fotos, el resto de robados que me hayan hecho no era consciente.

Nos fuimos todos al parador donde se iba a celebrar el banquete. En el autobús la verdad es que tuve bastante suerte, me toco detrás de una de las primas del novio, había sacado fotos en su cámara digital y me levante para verlas bien, aunque lo que vi que desde una posición más que buena fue el canalillo. Joder me estaba poniendo burro solo con eso y el perfume de la chica.  Menos mal que sobraban sitios en el autobús y no me vio nadie como me coloque el paquete.

El sitio al que fuimos todos en autobús o al menos los amigos, estaba a las afueras de la ciudad y contaba con una finca que tenía para celebrar fiestas o bodas además de una zona deportiva la cual era para socios, contaba con piscina, canchas de pádel y tenis. Y por supuesto un hotel estilo rural. Un parador pero moderno.

Muchos de los familiares de la pareja que venían de fuera habían cogido habitaciones en el parador, sin ir más lejos unos tíos del novio y una de las primas casada se habían pillado otra habitación, esto lo supe más tarde. De entre las personas que veía que me sonaban un poco se encontraba Diego, que era el mejor amigo de Julio y su novia Fátima, la cual porque no decirlo estaba espectacular. Fui a saludarles y me quede embobado un poco con ella, pero rápidamente otra pareja fue a saludarles y me libere del embrujo de esa diosa.

En total éramos unas doscientas personas, tengo que decir que la novia tiene una familia muy unida, muy grande y de buena posición social, su tío es marques de no sé qué y su padre está en la dirección de otras tantas empresas, vamos que por dinero no era. La verdad es que mi colega había dado un braguetazo en toda regla.

Ya estábamos en la finca, por fin me pude reunir con los amigos del novio y de paso conocer a sus chicas, todas ellas habían oído hablar de mí, el que más putadas le hizo al novio en la despedida y eso que era el que menos tiempo le conocía. Si claro como que él no me hizo ninguna en la universidad.

Después de hablar un poco de cómo nos hicimos amigos en la uni vinieron por fin los recién casados y seguimos hablando hasta que me llevaron a presentarme a la familia, ya que mucha gente preguntaba quién era el nuevo.

Con mi mejor pose y simpatía fui uno por uno presentándome a los miembros, padres, abuelos, tíos, sobrinas no contaban,  que ninguna pasaba de los diez, primos y primas.

La verdad es que mi amigo fue listo al dejarme las últimas solteras para el final, sino fuera porque estaban los padres de ambas cerca, aunque bueno aun me faltaban unas cuantas cervezas para perder mi miedo natural a hablar con las chicas. Así que en ese momento fue una charla poca más que coloquial hablando de a que se dedicaban, donde estudiaban. Al menos sabía que ninguna de ellas tenía novio formal, otra cosa es que tuvieran algo no tan formal.

Por fin después de no saber que más decir ni dónde mirar la novia reunió a todas las solteras para lanzar el ramo. Entre unas y otras había unas quince chicas, algunas con novios formales que ya tenían fecha de boda otras como las primas semi obligadas por la tradición. La prima mayor me dio la cámara y me dijo que intentara capturar el momento del ramo, puse la cámara en modo ráfaga y espere a que la novia lo soltara para hacer las fotos de la parábola que hizo el ramo.

El ramo fue a parar a la tía de la novia, me la presentaron de forma especial, la chica se llama Emilia Clara, nombre compuesto, cosa normal en España, pero se parece al de Emilia Clarke, que por si no saben quién es a lo mejor les suena su papel como Daenerys Targaryen y si,  el primo me la presento como Daenerys de la tormenta, Khaleesi, madre de dragones…

La tía se puso un poco roja, supongo que cansada que la llamen así, la comparen con la actriz y la imagen como tantas veces estuvo en la primera temporada la actriz. La verdad es que no se parecía en nada a la actriz o al menos no se había vestido para nada de esa manera, era una mujer menuda, pelo negro y corto, y sin mucho pecho, eso sí muy guapa de cara. Pero algo mayor para mí, aunque bueno 41 tampoco es que me parezca algo imposible.

Empezó el coctel en los jardines de la finca, variedad de entrantes, barra libre de cerveza y refrescos, corrillos donde los familiares y los conocidos hablaban y un chico que no conocía a casi nadie danzando por entre todos, con la cámara prestada de una chica. Sin más que eso me puse a hacer fotos a todos los invitados, parándome y pidiéndoles que se hicieran una foto.

La verdad es que le hacia la competencia al fotógrafo del enlace, pero él estaba siguiendo a los novios y yo me mezclaba entre la gente y les hacía fotos mientras se metían la gamba en la boca o miraban con descaro el escote de la novia del amigo.

Esas fotos después me dijo el novio que le gustaron mucho porque no eran las formales que saldrían en el DVD de la boda.

El camarero jefe nos llamó a todos para que fuéramos pasando a la mesa, o mejor dicho mesas que componían el banquete.

Cristina se me acerco y me pregunto que si había hecho buenas fotos, nos quedamos sin entrar y le estuve enseñando las fotos que había hecho mientras me mezclaba ente el público. Las fotos que le había hecho a las acompañantes no eran enfocando a ninguna parte femenina, sino que muchas de ellas eran sonriendo o haciendo tonto, hubo una que era de una chica besando a su novio y esa era la de Fátima, que después me entere que le gustó mucho.

Fue solo un minuto mientras pasaba unas cuanta fotos y nos metimos en último lugar a la boda. Y como no el novio ya aprovecho para desde la mesa principal gritarnos que porque habíamos tardado tanto. Claro ante esa gran interrupción todos los presentes giraron la cabeza y se nos quedaron mirando. Incluso el fotógrafo inmortalizo la foto de nuestras caras de incredulidad y de corte, sobre todo la de Cristina.

En cuanto me senté me di cuenta que aun llevaba la cámara y entre plato y plato seguí haciendo fotos, incluso me levantaba para ello. Fui mesa por mesa haciendo fotos mientras gritaba algo para animar a las mesas y sacarles unas buenas fotos.

Una de las cosas que puedes aprovechar es a ver las chicas solteras, ya sabía de 4 y en cuanto las fotografiaba me hacia una idea de cómo eran y como estaban.

Si hubiera sido mi carama hubiera hecho un reportaje diferente pero así, solo podía sacar el lado más general de las personas.

Cuando llegue a la mesa de los primos y primas me acerque a Cristina y le dije que si quería la cámara. Me dio las gracias y me dijo que siempre le tocaba a ella hacer las fotos en las bodas y que entonces casi nunca aparecía en las fotos así que me la dejaba. A lo cual el dije que entonces me centraría en ella para que apareciera en todas las que no había aparecido en otras bodas.

Ya en la mesa de los novios mientras hacía fotos a ellos y a los padrinos se me acerco el padre del novio para que me pusiera entre los novios y me hiciera el una foto, que si no, yo no saldría en ninguna.

Rodee el cuello de mi amigo con el brazo y sonriendo le dije que se había pasado un poco con el comentario al entrar, serio entre dientes y me dijo que no me lo tomara mal, que su prima no se lo había tomado mal, que incluso le pareció que sonreía. En ese momento yo también sonreí.

CAPITULO 2: Una ventana se abre.

Me fui con una idea clara, dicen que de una boda sale otra boda, a lo mejor eso era antes, yo esperaba que de esa boda no saliera tan cargado como había ido.

Por fin se terminaron los platos, solo faltaba la tarta pero para eso aun la tenían que traer, partir y repartir. Así que la mayor parte de la gente salió a tomar el aire o a fumar, los amigos del novio aprovechamos ese momento para mantearle.

En una de las fotos que salió, pudimos ver como el cabron se estira poner la mano en la cabeza como si posara lanzando besitos a las amigas de su madre y demás féminas que andaban en el jardín. Una de tantas fotos que pasara a la inmortalidad o al olvido.

Me acerque al corrillo de amigos solteros, unos del novio, otros de la novia y me integre a la conversación. Al parecer se estaban repartiendo las chicas como buenos hermanos, ya dije que en teoría había cuatro soleteras, más o menos, o al menos las que me podían interesar a mí. Aun contaban a la prima de la novia entre las posibles solteras. Pero bueno aun así, al parecer a alguno nos fallaban las matemáticas porque estábamos nueve.

Cuando empezaron a repartirse las chicas el único que no tenía competencia era un colega del trabajo del novio, que iba a ir a por la tía de la novia, que aunque pareciera mayor tenía 41 y muy bien llevados. El resto se había decidido a atacar dos a una chica, aunque esto no es tan fácil, porque al primero que rechace una chica ira a por otra si no ha sido muy descarado. Con lo cual y dado que no soy muy hábil hablando con las chicas, y encima que tampoco tengo labia para eso, después de solo tener una pareja en mi vida, pase de su juego.

Me acuerdo que al sentarnos en la mesa empezaron a mostrar los plumajes los pavos reales con los que compartía mesa, ya los había visto antes de que nos avisaran que ya estaban preparados para repartir el postre que alguno se había ido acercando a sus objetivos yo seguí con la cámara de fotos haciendo fotos, pero esta vez me dedique a hacerlas de objetos, el centro de las mesas, el rosal blanco que formaba un arco por el que pasaron los novios.

Por fin repartieron la tarta y los novios hicieron un pequeño discurso y es que la petición popular de “que hablen los novios” fue unánime.

Me levante a hacer las fotos y no pude contenerme empecé a hacerle fotos a Cristina, dado que ella me dijo que si no salía en las fotos, pues le saque un par de ellas. Algunas muy buenas, y es que tenía un rostro fotogénico, y más cuando no estaba posando sino al natural.

Después de percatarme que alguno de los familiares veía como le hacía varias fotos a Cristina, y ante que se lo dijeran me fui otra vez moviendo por entre las mesas, prefería decirle yo que le había hecho unas fotos a que me pidiera la cámara y viera ella el book Ya cuando me iba a acercar a su sitio me pillo Cristina y me dijo que iba a hacer ella unas fotos que sino yo tampoco saldría y ella sabía lo que significaba no salir en las fotos de la boda.

Muy a mi pesar y suponiendo que tarde o temprano vería el boom que le había hecho, le dije que mirara si le parecían pocas las fotos que le había hecho que le podía hacer más,  me fui al sitio a comer el trozo de la tarta dejándola viendo las fotos que había hecho.

Después de la tarta y de la copa de champagne nos acercamos para escuchar esta vez a los padrinos.

Esta vez como no tenía la cámara me quede bastante alejado, total para escuchar y aplaudir no hace falta estar en primera línea. Mientras lo hacia cogí uno de los papeles del menú y me puse a hacer un origami con él, la verdad es que solo se hacer un cisne así que mientras el padre de la novia hablaba de los valores de la familia, de contribuir a la familia con más miembros y demás yo sin mirar las manos doblaba el papel y seguía, y ya cuando lo termine me fije en que Cristina me había estado sacando fotos mientras absorto en el discurso terminaba la figura.

Mientras la miraba como ella me sacaba la última foto los demás invitados empezaron a aplaudir cosa que nos hizo reaccionar a ambos y terminar ese pequeño combate de miradas que habíamos empezado.

Los novios de nuevo con las copas en alto nos pidieron que recogiéramos las cosas y fuéramos ya para la pista de baile. Al tratarse de una boda de tarde, las mujeres iban con vestido largo y dada la ocasión como era verano, con la espalda al aire y muchas con escotazo, veríamos a ver como se movían en la pista de baile.

Todos fueron hacia la pista menos yo que aproveche el momento para ir a hablar con el novio y darle el sobre de la boda, más que nada porque no quería olvidarme del sobre y quedar bastante mal.

La única otra persona que nos esperaba a la salida era Cris que nos pidió a los novios y a mí una foto para que al menos tuviera una en la que salía con ellos.

Nos la hicimos y después la novia me pidió que les hiciera a ellos una con la prima, cosa que hice encantado. Para ello y aun con el cisne se lo cambie por la cámara, quedándose mi figura de origami y yo tomando el relevo otra vez de la cámara.

La foto sin duda fue la mejor que había hecho, no sé si por el momento o por que la veía agarrar el cisne contra su pecho y en ese momento pensé que tenía que aprender a hacer una rosa.

Al llegar a la pista de baile ya vi de nuevo a mis vecinos de mesa empezar a rondar a sus víctimas, alguno estaba en la barra solo y me imagine que serían los que andaban detrás de cristina, cosa que me esperaba aunque no me esperaba que hubiera tantos. Qué se yo, aparte de los amigos del novio también había vecinos que estaban en otras mesas y supongo que algún primo de parte de la otra familia.

Por fin entraron los novios a inaugurar la pista, cuando todo el mundo esperaba un baals nos sorprendieron a todos con un tango, y joder como bailaban los dos. Muchas horas de práctica tenían encima.

Los siguientes fueron los padrinos que como todos lo bailaban al estilo, lo he visto en la tele dos tres pasos cruzando las piernas y agarrados con los brazos estirados y salvo el momento.

Algunas de las mujeres mayores lo hacía medio bien, y bueno me imaginaba que eran las que habían ido a bailes de salón.

Que porque me pongo a criticar el estilo, porque por fortuna o por desgracia mi ex, la misma que me ponía los cuernos también me hizo acompañarla los jueves por la noche a clases de bailes de salón, y aunque no me gustaba era un buen estudiante.

El inconveniente que tenía en ese momento principalmente no era tener una cámara que no era la mía, sino no tener pareja. Los listos de la clase por no decir los buitres habían tomado posiciones sobre las pobres gacelas que aún estaban sin pareja.

Mario y la tía de la novia fueron los primeros en entrar a la pista, ya había visto que habían estado hablando y por  extraño que parezca me imagine que serían de los pocos que esa noche follarian juntos. Las otras parejas intentaron hacer lo mismo que habían hecho los novios pero lo único que conseguían era sacarme una sonrisa, unas cuantas muecas de dolor de las chicas al ser pisadas y poco más.

Por fin me arme de valor y busque a Cris con la mirada, como no estaba ya en la pista y parecía que se divertía con el chico con el que estaba y que no conocía, pero antes de entrar siquiera a pedirle un baile otro chico se me adelanto. Y cambiaron la canción. Esta ya no era tango y me corte porque mi momento o al menos ese había pasado.

Después de tomarme mi primera copa y hablar un poco con los padres de la novia, después que sus consuegros me presentaran volvió a sonar una pieza que podía bailar pero esta vez tampoco tuve suerte.

Cuando quise localizar a Cristina otro buitre me había tomado la delantera, por suerte para mi había alguien allí que sin duda me venía que ni pintada.

Laura estaba dejando la copa en la mesa, y cuando paso a mi lado el agarre de la cintura, la tome una mano y le pregunte si bailaba. Ella solo me sonrió y nos fuimos a la pista.

No empecé a moverme hasta que por fin encontré el paso que debía de dar en la canción, en ese momento la cara que puso Laura y el resto fue de sorpresa, mientras la gente de la pista se movía nosotros bailábamos.  Laura se dejaba llevar y yo no es que fuera profesional pero mis clases habían dado y sabía por dónde llevarla, incluso me atreví en un par de veces de casi dejarla tocar el suelo con la cabeza, cosa que la gente aplaudía y yo disfrutaba de la vista que en ese momento tenía de la chica.

Fue un baile de los que dejan marca, no sé cuántas veces vi un flash de cámara apuntarnos pero fueron un par, incluso los novios se pararon para animarnos.

De las veces que estábamos a escasos centímetros la cara vi que la chica tenía un brillo en los ojos que significaba que estaba más que encantada, y que si sus padres no hubieran estado a menos de 3 metros lo más seguro que nos hubiéramos liado allí mismo, pero esa posibilidad no la veía muy factible en esas circunstancias.

Termino el baile y estar bailando con una chica como Laura tiene sus consecuencias, estaba que rompía el pantalón del traje. Así que como pude la puse delante de mí y le dije que íbamos a la barra a pedir algo.

En la barra continuamos hablando y dejando que el tiempo jugara a mi favor y me dejara bajar la excitación que la niña me había producido. Pero no fue fácil, al igual que en la pista se acercaba demasiado para hablar conmigo y cada vez que lo hacía mis ojos se metían dentro de su canalillo y de ese sitio era difícil sacarlos.

Lo peor fue cuando me dijo que se iba a por el paquete de tabaco que saliera yo en cinco minutos al jardín.

Ese momento pude escuchar en mi cabeza un grito de triunfo, que menos mal que no di en alto.

Cuando iba a coger la americana del traje ya que me la había quitado para el baile vi como Laura hablaba con un chaval del grupo supuse que para pedirle fuego.

Me gusto muy poco que al salir estuviera el chaval aun allí hablando, después de mi baile por respeto podía haberse ido, dado que se veía o yo al menos veía que la chica estaba receptiva.

Pero el tío estaba borracho y aun así decía cosas graciosas que por momentos estaban eclipsando a mi baile, los dos se fueron juntando más para hablar y en ese momento decidí que era yo el que ya estorbaba.

Me jodia que después de haber casi conseguido a la prima del novio ahora un borracho y encima con novia, me la quitara.

Subí de nuevo al salón desde los jardines y en la ventana del descansillo de las escaleras les vi ya muy juntos, espere un momento más y zas beso al canto.

Lo único que podía hacer era una foto para un día quizás si me encontraba a la novia, decirle lo majo que era su novio. Después del beso veía como el vestido de Laura era acariciado por todas partes por ese pulpo, su culo, su espalda, por el costado bueno al final se dieron cuenta que  ese sitio no era la mejor opción para liarse, así que desaparecieron y al irse por el camino les deje a lo suyo.

Volví a la pista, esta vez mi objetivo no eran las damas de honor, ni las jovencitas. Esta vez yo era el objetivo de las maduras. Las madres, amigas y demás familia de los novios con más de cincuenta me pedían bailes.

Supongo que fui la atracción de la pista, no me importaba quedaba cosa de dos horas para cerrar la barra y después de eso, media hora como mucho hasta que nos echaran.  Termine con los pies destrozados después de cuatro bailes seguidos el Dj ya solo ponía canciones para que en cada canción una o dos personas bailaran conmigo. Estuve a punto de pedirle una comisión.

Al terminar el novio se abrazó a mí, y me dijo que sin duda ese era uno de los mejores regalos que le podía haber hecho, y que no sabía nada de mi actividad como bailarín. Una de esas cosas que no se cuentan cuando uno está obligado a ir a clases por su ex.

Me empezó diciendo que seguro que el mejor baile había sido con su prima, y yo le dije que seguro que había sido el mejor para ella, que la había dejado a punto para el siguiente.

Cuando me pregunto porque lo decía le pregunte si la veía por alguna parte, y me dijo que no desde hacía un rato. Después le pregunte por su colega y me dijo que imposible que estuvieran los dos juntos, que el tenia novia desde hacía años.  Ante eso me empecé a reír y solo pude decir, que por supuesto las parejas son para siempre. Y al terminar le enseñe la foto. Su cara fue un poema no sé si porque no se lo esperaba o porque pensaba que estaba mintiendo.

En eso que la novia me pidió un baile, ya que era de las pocas que quedaba por no salir a la pista conmigo. Pidió la misma canción que había tocado mientras bailaba con Laura y entonces ya con la canción aprendida empecé a bailar con la más guapa de la boda, o al menos eso decía la norma. Mientras bailábamos vi que esta vez la que hacia las fotos del baile era Cristina, la novia me vio como de vez en cuando en cada uno de los giros que hacíamos la miraba, supongo que era algo evidente así que me corte un poco pero ya tarde, la novia se pegó a mí y me dijo que hiciéramos un par de poses que salieran bien en las fotos,  por supuesto con la pequeña prima me arrimaba más, e intentaba agarrar más. Se ve que el vestido de color blanco me hacía alejarme más.

Ya cuando termino la canción me dijo que el siguiente baile que lo bailara con Cristina que le había comentado que tenía envidia de todas las mujeres de la sala, porque con ella un no había bailado. Bueno ni con ella ni con Fátima, que había estado bailando con su novio y con el novio únicamente. No sé porque aún estaba prendado por esa chica, bueno si lo sabía, porque estaba buenísima.

Termino la canción, y empezó una de Lady gaga, que aunque me gusta no era el estilo para pedirle un baile a Cristina. Pero fue ella la que se me acerco, se puso a mi lado y empezamos a bailar como si se tratara de una discoteca, lo bueno de ese baile que veía lo bien que se movía ella y claro fue verla mover las caderas, girar su melena y pensar en ella en una cama del hotel y yo debajo. No sé porque me pone más la postura de la chica encima, supongo que por morbo de verla botar encima de mí.

Solo sé que mis pensamientos me estaban traicionando y de nuevo se empezaba a formar en mi pantalón una carpa. Afortunadamente por la poca luz que había y que el pantalón era negro se disimulaba mejor, pero tenía que intentar bajarla porque sabía que la canción iba a terminar y si la siguiente era lenta,  Cristina se pegaría a mí y yo a ella.

Y casi acierto no fue una lenta, fue un merengue para bailar sin estar pegados pero moviéndonos alrededor y poder disfrutar de sus caderas.

La pieza no me defraudo y a los presentes tampoco, lo malo que toda la familia de Cristina nos estaba mirando y grabando, estoy seguro que si de un crimen se hubiera tratado habría evidencias desde todos los ángulos.

Ese comentario se lo dije después de terminar de bailar y así como fue que empezamos a hablar en la barra. No iba a hacer como con Laura y dejarla que se acercara otro.

Estábamos en la barra y como si fuera un perro guardián, vigilaba a todos los chacales que podrían intentar acercarse y arrebatármela. Por suerte Cristina no fumaba y creo que de verdad le gustaba mi conversación por lo que aunque vino un amigo del trabajo de su primo, le dijo amablemente que se quedaba conmigo. Mire a la cara al pedazo de buitre y solo con la mirada me entendió, (no vuelvas)

Seguimos hablando y bueno la pista de baile se puede hablar pero no es el mejor sitio, salimos al photocall donde aún había gente que se estaba haciendo las fotos de broma nos juntamos con ellos para hacer un poco el tonto y después , en un par de ellas nos pusimos con la cámara de Cristina nosotros solos, en una me puse a cuatro patas y ella montándome con un sombrero de vaquero, otra me ahorcaba con un collar hawaiano, la última que salió fue en la que los dos mordíamos una rosa pegados como si fuera un tango. Y en el momento cuando ya salto el flash y nos quitamos la rosa de la boca la cogí por la nuca y la bese.

CAPITULO 3: Bailes horizontales y verticales.

No sé si en ese momento pasaba alguien por allí, sé que la muy cabrona con el mando de la cámara aun en la mano empezó a hacer fotos a ese momento.

Intente un segundo beso, bueno mejor dicho morreo como el anterior, pero me dijo que no era el sitio.

Justo en ese momento pasaron sus abuelos, también los abuelos del novio y afortunadamente no nos dijeron nada. En cuanto se fueron pensé que podía hacer para continuar con el momento, pero se me adelanto. Salimos a los jardines donde no hacia ni una hora la otra prima me había dejado con una sensación de fracaso y se había ido con otro amigo del novio.

Pero ahí estaba yo, ahora con una sensación de triunfo y con el mismo camino que recorrer pero con otra persona. Una cosa era segura los baños del sitio de una boda no eran el mejor sitio para liarse con prima más guapa del novio, solo podía haber un sitio peor y era en la pista de baile.

Volvimos a la pista a que recogiera el bolso que tenia de mano, primero entro ella y después entre yo un rato después. La vi coger el bolso y hablar con la novia, y momentos después las dos me miraron, yo estaba en la barra pidiendo dos copas de champagne, sabía que se podía porque antes el padre de la novia fue a brindar con el padre del novio, y al brindis se refirieron con un “por fin los hemos casado”.

Después de que Cristina viniera y le diera la copa me pregunto por qué brindábamos, a lo que le conteste que porque la noche siguiera tan bien como hasta ahora.

Me miro dándome la razón y de un trago nos bebimos la copa, me dijo que saliéramos fuera y así lo hicimos.

Salimos a los jardines caminando, más que nada para quitarnos el calor de la sala y porque supongo que un pequeño paseo para descubrir ese pequeño jardín y sus recovecos nos vendría bien. Y sobre todo para empezar a hablar.

Cristina había venido desde Barcelona a la boda porque estaba estudiando un master, le quedaban ya pocos meses para volver, y lo más seguro empezar a trabajar en la empresa de los tíos.

Continuamos hablando y ya casi habíamos llegado hasta el final de los jardines cuando se descalzo, en una mano llevaba los zapatos de tacón y la otra me la cogió mientras caminábamos por entre unos árboles que separaban el jardín de la piscina, no fue un sonido claro pero de fondo escuchamos un ruido leve pero rítmico.

Era en la caseta del socorrista, aunque difícilmente pudimos acercarnos por detrás sin que nos escucharan ni desde la caseta ni desde el camino que acabábamos era posible que nos vieran, nos pusimos detrás de un seto y fue entonces cuando lo vimos.

La pequeña prima,  la cual puedo decir después de verla en ese instante que sus tetas no eran para tanto, al menos no tan grandes como yo pensaba, aunque he de decir que con el ímpetu con el que la estaban follando y ver sus pezones tiesos no por el frio sino por los pellizcos que le habían dado o quizás eran los restos de mordiscos, se veían grandes y tiesos. La pequeña estaba siendo follada por el amigo borracho del novio, el cual la estaba empotrando desde atrás, sacando su pequeña polla de ese coño jovencito.  No sé qué me dio más pena, si verles a los dos borrachos follando o verles follando en la caseta del socorrista. Aunque es verdad que el momento me encantaba, no es que sea un voyeaur pero la escena me molaba, sus pelvis chocaban  haciendo el ruido rítmicamente que habíamos escuchado, para ser la primera vez que follaban, o al menos eso pensábamos estaban bien sincronizados.

Y es que a lo mejor ese que estaba detrás de ella  agarrándola de la cintura y golpeando sus glúteos podía haber sido yo, si el universo me hubiera hecho a mi fumador también, pero no, ese no era yo.

Después del tiempo que había pasado desde que se fueron ese podía haber sido su tercer o cuarto polvo pero por las marcas de agua que iban de la piscina, la ropa que había en la puerta  y por el pelo mojado de ella, lo más seguro que se hubieran metido en el agua a darse un chapuzón. Con lo que no contaba era con que Cristina estuviera tan caliente.

La mano que me tenía agarrada la mano se separó y fue a mi nuca, pensé que me iba a besar, pero lo que estaba era acercando mi cabeza y girándola para decirme algo al oído.

Mis ojos se abrieron como platos, los pelos de los brazos se pusieron de punta y mi cabeza empezó a procesar lo que acababa de decir. “cógele la ropa y vamos a colgarla en la silla del socorrista”

Supongo que se refería a la ropa del chico, porque la de ella ya iba a ella a por ella, no sé cómo salió de entre los arboles sin manchar el vestido, pero mientras con una mano sujetaba su falda con la otra estaba llevándose la ropa interior de Laura.

Yo me acerque detrás de ella y le cogí los pantalones, pero en último momento los deje y solo cogí la camisa y la corbata.

Cuando nos fuimos la parejita aún estaba dándole al tema, los ruidos rítmicos bajaban de intensidad los jadeos de Laura cada vez que la penetraban, y de leves habían pasado a ser más altos, supongo que ya les quedaba poco tiempo para llegar al clímax y después ver que les habían robado la ropa. Bueno no robado, solo cambiado de lugar.

Nos fuimos de la escena tórrida habiéndoles gastado una pequeña broma, y sin duda aguantándonos la risa, aunque yo me había aguantado también otras cosas.

Llegamos a la entrada del parador, el primer autobús se había ido, los padres de Cristina ya se habían ido, pero estaban seguros que ella cogería el siguiente al hotel de la ciudad donde se habían alojado los tres. Cuando llegamos a la pista de baile aún quedaban unos pocos de los mayores, por no decir que estaban durmiendo en los sofás.

Los pocos amigos que aún quedaban no bailaban, solo hablaban entre ellos, los novios iban pasando de una charla a otra, Cristina se acercó a su ahora prima política y no sé cómo lo hizo pero todos los amigos se pusieron de acuerdo para apagar las luces de la pista y esconderse, no pasaron ni dos minutos cuando vimos a dos personas que venían entre los matorrales uno sin camisa y la otra aunque no se veía sin ropa interior. Y eso que les dejamos la ropa bien cerca

Cuando se acercaban a la disco,  el ventanal se ilumino de todos los flashes que saltaron, por un momento la pista volvió a iluminarse. No sé si del susto o seria el alcohol Laura se tropezó y se calló al suelo el vestido se le bajo y puede que en alguna foto aparecieran sus perfectos pechos al aire.

Las novias de los chicos, sus primas incluso la novia pensaron que pobrecilla. Pero seguro que los chicos pensaban cosas diferentes. Por un momento me fije no en los pechos de Laura, que ya había visto sino en la cara de Cristina. Era de satisfacción, de superioridad, no sabía porque pero sin duda había algún motivo oculto.

Mientras el resto de personas salía a hablar con la pareja dejándoles un poco de espacio para que se repusieran del susto, Cristina atravesó la pista hasta la puerta que daba acceso al hotel y me llamo, con el dedo fue un gesto sutil, y cargado de erotismo, una luz violeta de fondo hacia que su vestido resaltara y el movimiento de su pelo al darse la vuelta y seguir la luz me cautivo.

Me escabullí de entre los que quedaban el único que se quedó mirándome como me iba fue el novio, su único gesto fue con la mano izquierda juntar los dedos pulgar e índice mientras el índice de la mano derecha entraba y salía una y otra vez.

Ya no lo vi pero me imaginaba que había una sonrisa en su cara mientras seguía a prima.

Me iba sin despedirme de los novios, aún quedaba más o menos una hora hasta que se fueran a la habitación y el la cogiera en brazos para pasar juntos a la habitación, bueno quizás eso fuera muy romántico para mi colega.

Cristina me esperaba  ya en la recepción, supuse que había dejado algo en recepción, un abrigo, las llaves del coche, aunque no creo que ninguno estaba en condiciones de conducir. Pero no era así, estaba hablando con el pobre recepcionista del turno de noche.

-          Como que no tienen ninguna? –Pregunto Cristina sorprendida.

-          No señorita, solo tenemos tres suite y están ocupadas.- contesto el joven recepcionista intentando no penetrar con su mirada al escote de mi acompañante, aunque sus ojos lo intentaban.

-          Pues una habitación, la que sea,  pero con cama grande.

Me miro y me dijo que necesitaba un poco de calma después de esa noche. Y cogiéndome la mano me recalco lo de después de esa noche.

Se ve que  el joven estaba buscando una que cumpliera con las expectativas mientras nosotros nos desesperábamos en ese momento.

Después de darle el DNI de ambos y que ella pagara (no me dejo ni sacar la tarjeta) subimos en el ascensor. No sé cuál de los dos estaba más caliente, pero los puntos por sacarse  el minúsculo tanga en el ascensor y metérmelo  en el bolsillo  creen que la daban a ella como ganadora.

Entramos en la habitación, y antes de que pudiera si quiera cerrar la puerta ya nos estábamos besando.

Me dejo en el pasillo mientras como me imaginaba tomaba el mando de la situación, se subió a la cama, y de frente a mí, llevo sus manos a la parte de la espalda de su vestido, podría haberme pedido que se lo desabrochara, pero le fue más que sencillo quitárselo ella misma.

Si con el vestido era una preciosidad sin el aún más. Y es que si hubiera una escala para medir lo sexy que estaba la hubiera roto por completo.  Llevaba un conjunto negro precioso, o al menos lo que quedaba sus medias terminadas en un liguero y el sujetador de encaje me volvió loco en un instante. Y claro ver ese pequeño coño totalmente expuesto, brillante y con una pequeña tira de pelos encima de los labios me puso muy muy caliente.

-          Que haces aun vestido? - Me dijo mientras ponía los brazos en la cintura y quedándose en esa pose, como si me pidiera explicaciones por algo que hubiera hecho mal.

-          Creo que el tonto. – y se empezó a reír, y yo a quitarme el traje.

Me desnude tan rápido y con tan poco sex-appeal que casi me bajaba la excitación, pero fue mirarla a la cara, esa cara de picara de deseo,  que mi excitación fue en aumento y cuando me quede en los bóxer me subí a la cama.

Y allí estábamos los dos, en la cama pero separados por  un brazo de distancia. Los ojos de cada uno iban barriendo el cuerpo del otro, al final los dos nos paramos en los ojos del otro, al final fue ella la que se acercó, paso sus brazos por mi cuello y nos besamos como se besa la primera vez, con cuidado de recordar el momento, con ganas de saborear los labios del contrario. Sin duda ha sido el beso más largo que he dado y el que tengo en la memoria cada vez que quiero recordar sus labios. Ni sus manos ni las mías se movieron hasta que nuestros labios se despegaron.

Después de eso fui bajando por su cuerpo, primero me concentre en su cuello, si alguna vez había soñado con ser un vampiro por la inmortalidad más que nada, esa noche lo hubiera sido por morder ese cuello blanco y alimentarme de ella.

Pero en vez de quedarme en el cuello y succionar, baje un poco más abajo, su sujetador de palabra de honor me ocultaba unos de sus encantos, así que sin poder remediarlo sin desabrocharlo y sin consultar se lo deje en la cintura, me miro rara, supongo que no esperaba tanta brusquedad pero estaba tan caliente y sus pechos me pedían a gritos amasarlos, besarlos,  chuparlos y morderlos que no me contuve.

Los acaricie suavemente mientras me hacía un mapa mental de cómo eran, los fui besando hasta llegar a la aureola, la cual empecé a lamer en círculos que pusieron a tono a Cristina. Y por fin cuando sus pequeños pezones empezaron a hincharse los fui mordiendo para que se pusieran duros y grandes.

Me despegue de ella para poder ver totalmente como estaban los pechos. Y después volví a comérmelos mientras me ponía de rodillas para el siguiente plato el cual ya estaba esperándome sin nada que me impidiera empezar a devorarlo.

Con los besos y caricias que había recibido Cristina su excitación iba en aumento y  ello se notaba en los labios que estaban a la altura de mis ojos, y no precisamente los que tenían carmín. Estos tenían un pequeño bigote encima de ellos pero eso aun los hacían más excitantes. No lo dude y los fui abriendo con mi lengua, metiéndome entre sus pliegues sin buscar nada, solo para que mi saliva fuera entrando y mi lengua probando su sabor.

Primero fueron lengüetadas con la punta y después fueran con toda la lengua. Con mis manos abrí un poco para ver como su coño se mojaba más y más. Después de unas pocas maniobras Cristina se tuvo que tumbar y fue cuando  pude ir a buscar su centro de placer y pasar de degustar a comer. Y es que empecé a comerle el coño que no tenía piedad, después de lo bruto que estaba no iba a separarme de ella hasta que se corriera, pues sabía que ella también estaba caliente, puede que más que yo.

Puede que pasaran cinco o quince minutos hasta que por fin paso de sus gemidos a palabras sin sentido, y de esas palabras a gritos de excitación. Por fin logre que arqueara su espalda y me empapara con su corrida. Decir que había llegado al orgasmo era quedarse poco, no sé si sería el primero que le hacían solo comiéndole el coño, pero para mí era el primero que hacía, y me sentía orgulloso de la conseguirlo haciéndola gozar tanto.

Me levante y me puse a su lado mientras Cristina aún se intentaba recuperar de su orgasmo, tenía los ojos muy abiertos y aun respiraba bocanadas. Me acerque y le mordí la el lóbulo de la oreja y le bese el cuello para que empezara a reaccionar.

Se volvió hacia mí y me beso, saboreando ella misma sus propios jugos que hasta entonces solo había degustado yo.  Al principio fueron solo piquitos, besos de un milisegundo porque aún estaba recuperándose de los efectos del orgasmo, pero después se tumbó encima mía, y los besos ya fueron de lengua y minutos. Yo solo podía amasarle el culo y notar como su humedad se empezaba a escurrir por mi cintura.

Fue ella misma la que empezó a ir bajando por mi cuerpo, al igual que yo fui besando su cuello ella empezó así, pero al parecer ella tenía más de vampiresa que yo y sí que me hizo un buen muerdo para la posteridad.  Note sus dientes al igual que sus labios y por ello se ganó un azote en el culo. No se lo esperaba y separo sus labios de mí, se medió levanto apoyando sus manos en el colchón y con un  movimiento se cambió el pelo de lado, sus ojos y los míos se quedaron fijos un segundo y sin hablar nos dimos explicaciones con ellos. Ella diciendo que era una chica mala y que me marcaba porque era suyo, yo mostrando mi autoridad que si hacia algo mal iba a castigarla.

Después de esa breve pausa volvió a besarme y a bajar, cuando llegaron sus labios a mi nuez de adan ya note como sus labios vaginales tocaban con mi pene, ella también lo noto y subió y bajo para que nuestros sexos se rozaran. Cada vez que mi glande tocaba sus labios mi impaciencia aumentaba, tanto que ya no pude más.

Sabía que ella lo que quería era devolverme el favor, pero soy un chico muy educado que no hace falta devolverme un favor cuando los que yo hago es altruista del todo.

Así que la tome de la cintura la subí de nuevo para poder besarnos y sin que pudiera resistirse la coloque en la cama y yo me puse encima. Ahora mi pene no solo la estaba rozando sino que poco a poco iba abriendo sus labios. Solo fue el roce no se la metí, me separe un momento a coger el condón que ya tenía preparado. Mientras me lo iba poniendo Cristina fue colocándose mejor, la almohada fuera, las sabanas al suelo, la cama despejada solo nosotros en ella. Cuando volví a tumbarme ella se puso encima, estaba claro que como no le había dejado devolverme el favor iba a tomar el mando de la situación. Se sentó encima de mí, una pierna a cada lado de mi cintura y sus manos en mi pecho.

-          Sabes que te iba a devolver el favor? Me dijo mientras jugaba con los pelos de mi pecho entre sus dedos.

-          Puedes hacerlo después. Que no me voy a ir a ninguna parte.

-          Quería probarte, saber si tu polla sabe tan bien como tus besos.

-          Ya, pero es que me tienes tan caliente que no puede esperar a follarte.

-          Pues no me vas a follar, voy a ser yo quien te folle.

Y dicho eso se colocó mi glande a la entrada de su coño y fue bajando poco a poco hasta metérsela, primero paro cuando se metió el glande, y poco a poco y viendo que su lubricación era suficiente fue bajando poco a poco, ponía cara de gusto y de dolor, cuando se hubo acostumbrado a ella empezó a subir y bajar.

Por lo que me dijo desde que estaba en el master no había tenido sexo, de eso hacía ya casi un año. Supongo que volver a acostumbrarse a un trozo de carne que la penetrase se le hacía un poco costoso.

Sus gemidos y sus caras eran para grabarlas en la memoria, porque invitaban a excitarse aún más.

Cada vez que subía y bajaba notaba como su coño me apretaba la polla, no recordaba esa sensación. Puede que no fuera un experto en mujeres porque a fin de cuentas habían sido unas pocas de las cuales una fue durante diez año, la cual poco cambio durante esos años, pero la había desvirgado y aun así este coño superaba todo lo que sabía.

Me hice una nota mental, de cuánto tiempo desaprovechado y cuantas cosas me había perdido por haber tenido una única novia, para que al final me hiciera lo que me hizo.

La verdad es que no sabía si ella era una experta o mi novia había hecho de mi un saco de patatas, supongo que algo de las dos. Mi ex no se movía como ella en la cama, y aunque al principio de la relación lo hacíamos donde nos daba el apretón al finalizar, como ella ya iba servida lo hacíamos lo más convencional posible, un misionero y la siguiente vez ella encima.

Pero Cristina era totalmente distinta, llevábamos algo menos de una hora en la cama y sin duda no nos podíamos estar quietos. Habíamos empezado con ella encima, cosa que me encanto al poder ver esos pechos balancearse con cada contoneo que daba, y poder apretarlos mientras notaba mi polla desaparecer en su coño.

Después cuando se cansó de subir y bajar me había pedido que trabajara yo un poco, y yo ante esa orden solo pude poner firme al soldadito y acatarla.

La coloque debajo de mí, la garre de los muslos para atraerla hacia mí y coloque sus piernas a ambos lados de la cintura para poder mover yo la cadera.

Muchas chicas piensan que lo importante es el tamaño, eso es obvio, pero además de acompañar al tamaño hacen falta también unos buenos riñones, o mejor dicho una buena cadera para hacerle el juego al aparato. En mi caso mi falta de pollon lo suplía con una buena cadera que me hacía durar lo que yo quisiese, claro dependiendo del ritmo que tuviéramos.

Y este polvo era un ritmo bajo, de sentir mucho y aguantar hasta que pudiéramos. Estaba claro que yo aguantaba y que a ella poco a poco empezaba a notarse como su excitación la estaba llevando a un punto sin retorno.  No llevaba mucho más tiempo del que ella había estado encima de mí, cuando note que sus gemidos ahora eran gritos, que sus manos antes agarradas a mis brazos para no moverse tanto en la cama ahora sujetaban las sabanas con fuerza, y como sus piernas me habían aprisionado y no me dejaban casi espacio para poder moverme.

Si estaba cerca de correrse quería acompañarla en ese instante. Así que me tumbe encima de ella, con mis brazos aun apoyados en la cama, pero con una postura más parecida al misionero.

Mis labios buscaban su cuello y los de ella se habían colado en mi oreja, me lamia el lóbulo y me metía la lengua por el conducto. Puede sonar un poco asqueroso pero en ese momento me puso a mil. Tanto que acelere el ritmo, ya no era aguantar ya era salir a explotar y si podía ser al mismo tiempo que ella mejor.

Cristina noto mi cambio de ritmo y no pudo tardar menos en sentir como su orgasmo se acercaba, me susurraba al oído que se iba a correr, que le venía, que estaba  en el cielo.

De sus UMH, SIIIII!!!!!! Paso a sus AAAAHHHHHH, AHHHH AAHHHHHH, AAAAAAAAAAAAAAAAHHHH

La explosión fue inmediata, su cuerpo se relajó de golpe, su pecho dejo de subir y bajar por su rápida respiración para quedar casi parado. Sus piernas dejaron de apretarme para quedar abiertas y femeninas con los músculos relajados. Sus ojos que hacia un momento casi se daban la vuelta en el momento del orgasmo me miraban con dulzura como la primera vez que recuerdas ver los regalos de papa Noel.

Al salirme de ella note como mi erección había dejado de estar plena, el condón antes tan estirado estaba más que arrugado, la cantidad de semen no es que fuera grande pero si mal no recordaba me había hecho una paja el día de antes, por lo que aun así la cantidad me pareció aún más que de costumbre.

Me senté en la cama para quitármelo y que no se me cayera en la cama y cuando le hice el nudo y lo deje en el suelo me incorpore al lado de Cristina.

La verdad es que fue ella la que rompió el hielo del momento, no fue para decirme que había sido un tigre ni que tenía que mejorar aspectos, solo me pregunto si quería algo del mini bar. Que había que reponer líquidos.

Nos tumbamos en la cama mientras ella bebía una botella de agua y yo una coca cola. Empezamos a hablar de cosas hasta que un segundo en vez de mirarla a la cara la mire a su coño aun sudoroso y se me empezó a poner tiesa la polla.

Al darse cuenta me pregunto si estaba dispuesto al segundo. No la respondí, solo me acerque a besarla para empezar el calentamiento de nuevo. Cuando nos separamos yo ya tenía la polla como un mástil y ella la tomo y me dijo, esta vez a pelo. Tomaba la píldora para regular el periodo y  los dos estamos más que sanos.

Esa mañana, acabamos con tres y por supuesto hubo más pero esa será otra historia.