DE ANDREA A andy

Categorías: Dom m/g Cons Inc Mast Oral Anal Perv Injury Cry Personajes: TÍA CAROLINA; RUFO (mi primo); TÍO; ANDREA/andy (yo)

Solía quedarme a dormir en la casa de uno de mis primos tres años mayor que yo. En esa época yo tenía 11 años y el 14;  solíamos dormir en la misma cama dado que solo tenía una en su pieza y que dicha pieza lindaba con la de sus padres es decir con mis tíos.

Les comento que mi TÍA (que llamaremos CAROLINA) en esos momentos contaría con unos 40 años, era una mujer muy bonita y sensual le encantaba mucho arreglarse y siempre estaba en poses provocativas.

Por la proximidad de ambas piezas en más de una oportunidad mi primo y yo escuchábamos los jadeos de las relaciones sexuales que mantenían mis tíos. Una noche por invitación de mi primo (que llamaremos RUFO) nos acercamos a hurtadillas hasta el borde de la puerta que separaba ambas piezas y a través de una hendija observamos lo que ocurría adentro.

Mayúscula fue mi sorpresa al ver a mi TÍA CAROLINA desnuda y espléndida arrodillada en el suelo y con su cabeza metida entre las piernas de mi TÍO metiéndose dentro de su boca la pija de él que se veía grande y gruesa y estaba toda mojada por la saliva de mi TÍA. Ella la chupaba y se la metía dentro de la boca demostrando un gran placer, hasta que unos minutos más vemos como por la comisura de su boca le chorrea un líquido blanco que luego supe era la guasca de mi TÍO al acabarle dentro de la boca.

Sin hacer ruido ambos nos metimos de nuevo en la cama sin decir palabra, y nos dormimos.

Al día siguiente yo no podía mirar de frente a mi TÍA me daba vergüenza y recordaba lo que la había visto hacer con el TÍO. Por la tarde mientras jugábamos con RUFO en un cuartito del fondo donde se guardaban herramientas y muebles viejos, el me dijo que a él también se le ponía dura la pija como a su padre, y diciendo eso se bajó los pantalones y me mostró su pija que por supuesto estaba muy lejos de ser igual a la que le había visto al TÍO en la noche. Él se acercó a mí y me dijo que se la tocara; yo, con mucho temor, no atiné a hacer nada, pero ante su insistencia, puse mi mano arriba de su pijita.

Solo estuve un instante tocándole la pija pero noté que era algo agradable, suave, tibia y la dureza que tenía era algo nuevo para mí. Inmediatamente retiré mi mano y me fui corriendo a la cocina donde estaba mi TÍA CAROLINA.

Ella me preguntó qué me pasaba, debe haber notado algo en mi expresión porque enseguida lo llamó a RUFO y lo increpó preguntándole si me había hecho algo, qué había pasado, a lo que él y yo dijimos que nada.

Esa misma noche yo no podía conciliar el sueño, estaba realmente perturbada con lo vivido la noche anterior y con mi primo. Después de un par de horas sentí nuevamente los jadeos de mi TÍA esta vez más fuertes provenientes de la pieza de ellos, y creyendo dormido a RUFO me levante a hurtadillas y me acerque a la puerta de ellos a espiarlos.

Grande fue mi sorpresa al ver que mi TÍA CAROLINA estaba subida en la cama, desnuda, sobre mi TÍO, que se encontraba acostado, y ella con la pija de él metida entre las piernas, subiendo y bajando a un ritmo vertiginoso y de frente a la puerta mirando hacia delante por donde yo estaba espiando.  ¡Me vio! Rápidamente me di vuelta y tropecé con algo que había en el suelo haciendo ruido y corriendo me metí en la cama.

Inmediatamente vino mi TÍA a nuestra pieza y se acercó a mí, me tocó la cara, y me preguntó despacito si me pasaba algo, le dije que no que nada, ella me dijo que no debía espiar la pieza de ellos, que estaba muy mal, le dije que sí y muerta de vergüenza me di vuelta a dormir.  Ella me dio un beso en la cabeza y se fue.

Al día siguiente antes de que mamá me viniera a buscar estábamos jugando con RUFO a los autitos y le pedí si no me dejaba tocarle de nuevo la pija. Él por supuesto me dijo que sí, y fuimos a su pieza, se sentó en la cama y se bajó la ropa dejando su pijita al aire ya dura.  Se la agarré por unos cuantos minutos con ambas manos y se la comencé a acariciar: era tan rico, se sentía tan lindo la suavidad y tersura de su piel… y él me dijo que le gustaba que se la tocara, que se sentía muy rico y preguntándome si me gustaba a mí, le dije que sí.

En ese instante entró sin avisar mi Tía CAROLINA a decir que había venido mi mamá a buscarme, y nos sorprendió en esa situación. Me puse colorada y no sabía qué hacer ni que decir. Ella lo retó a RUFO y le dijo que se suba los pantalones y nada más. A mí no me dijo absolutamente nada. Yo tenía terror de que le dijera a mamá lo que habíamos estado haciendo, pero no ella no dijo nada y nos fuimos a mi casa.

Pasaron unas semanas en las que no nos vimos con mis tíos ni con mi primo, pero al cabo de un tiempo vino mi primo a dormir a casa porque sus padres tenían que salir de viaje por unos días.

En la noche en mi pieza había dos camas así que cada uno de nosotros dormíamos en una, pero antes de acostarnos cerramos la puerta y RUFO me pidió que si quería de nuevo acariciarle la pija, si me gustaba. Le dije que sí.  Él la sacó afuera de su calzoncillo, y yo me arrodillé recordando cómo había visto a mi TÍA CAROLINA esa noche, y se la acaricié con ambas manos. Él me dijo que había visto muchas veces más a su mamá chuparle la pija a su padre, y que debería ser rico hacerlo, que si yo quería hacerlo. Yo, primero con temor y un poco de asco, me acerqué y sentí el aroma de su pija, y como sin querer o tal vez por un impulso natural, le pasé la lengua a su cabecita hinchada. Tenía un gusto salado pero agradable, así que seguí pasándole la lengua por todas las partes hasta que en un momento y recordando cómo la había visto a mi TÍA CAROLINA... ¡abrí la boca metiéndola dentro e inmediatamente supe que debía jugar con mi lengua y succionar esa hermosa pija!

Las tres noches que el durmió en casa le chupe la pija, y al acostarme me encantaba el sabor que me quedaba en la boca después a hacerlo. Luego durante el día, jugábamos pero sin hacer ninguna alusión de lo que pasaba por la noche.

A las pocas semanas de nuevo volví a ir a la casa de RUFO a quedarme a dormir por un fin de semana. En esa oportunidad yo ya estaba ansiosa de que llegara ese momento en los que nuestros juegos se transformaban en algo sexual.

Era verano y por ende nos acostamos solo en ropa interior, así que yo podía ver el bulto que día a día se le hacía más grande a RUFO. Incluso lo tenía casi siempre duro. Ya en la cama esperamos hasta que comenzamos a escuchar los tan conocidos gemidos, y RUFO me dijo:

-¡Vamos a ver cómo cogen!- yo le dije que no, que tenía miedo de que nos vieran. Él me insistió y fuimos. Esta vez ella estaba tirada en la cama entre la piernas del TÍO, chupándole la pija, y con la otra mano le acariciaba las bolas, peludas y grandes, que tenía colgando. Por miedo, yo me fui a la cama, y enseguida vino RUFO. Se bajó los calzoncillos y se puso en la misma posición en que estaba su padre y me dijo:

-¡Vení! ¡Tiráte y chupámela como lo hace mi mama!- yo me acomode así entre sus piernas y comencé a chuparle la pija. A los pocos minutos, por primera vez, siento en mi boca un líquido que, si bien era poquito, era salado y tibio, y me agradó al paladar.

Él me miró y me dijo:

-¿Viste? Me sale a mí también la lechita como a mi viejo ¿Te gusta?-

-S-sí… es rica- le contesté y la saboree en mi paladar.

Seguimos jugando en la cama así desnudos por un rato y sin querer nos quedamos dormidos abrazados hasta la mañana en que vino la TÍA CAROLINA a despertarnos y nos vio así a ambos desnudos y se dio cuenta de que habíamos estado haciendo y descubrió olor a semen en mi cara.

Con voz de pocos amigos nos ordenó que nos levantáramos y nos vistiéramos y fuéramos a desayunar. Los dos teníamos miedo de lo que pudiera decirnos.-

Al entrar en la cocina ella estaba sentada en la mesa y nos hizo sentar a nosotros uno al lado del otro, y nos preguntó:

-¿Qué estuvieron haciendo anoche entre ustedes dos?- Ninguno de los dos respondía, no sabíamos qué decir. Volvió a preguntar, amenazándonos con que se lo iba a contar a su marido (mi TÍO) y nosotros sabíamos que él era un hombre bastante rudo, por lo que RUFO le dijo a la madre que habíamos estado jugando entre nosotros. Ella pido que le explicara bien que habíamos hecho, que si habíamos estado jugando con nuestros partes (como dijo ella) a lo que RUFO le dijo que sí, que a la que le gustaba jugar con su pitito era a mi. Mi TÍA le preguntó qué hacíamos y RUFO le contó que yo se la tocaba y se la chupaba, y aclaró:

-... A ella le gusta hacerlo,- Mi TÍA me miró a mí y me preguntó:

-Decime ANDREA: ¿A vos te gusta hacerlo o RUFO te obliga?- Yo no respondía por temor.

RUFO volvió a decir que a mí me gustaba hacerlo, que le dijera la verdad, ella me volvió a increpar:

-¡Decime!: ¿Lo hacés porque te gusta o te obliga RUFO?- entonces, con mucha vergüenza, le dije que sí, que me gustaba hacerlo.

Ella se acercó a mí, cariñosamente me agarró de la cabeza... y me dió un beso en la mejilla, y me dijo:

-Bueno, ANDREA, no tenés que tener miedo ni vergüenza.- y le preguntó a RUFO:

-Decime: ¿siempre fue así… que a ella le gusta hacerlo con tu pitito, no la obligás?-

-¡No, mamá! A ella le gusta.-

-Bueno.- dijo mi TÍA -... ahora vamos a desayunar y de esto no se habla más con nadie ¿entienden?- Y dijimos que sí.

A partir de ese momento yo comencé a notar que mi TÍA CAROLINA era más amable y estaba más atenta a mis cosas y a mis juegos, incluso durante la tarde ella al arreglarse en su pieza me llamó para preguntarme si se veía bonita con ese conjunto de pantalones y blusa, y al salir nos dijo:

-Bueno chicos: yo voy a salir por un rato, así que ustedes pueden jugar a lo que quieran, quedan solitos pero pórtense bien!- y me dio un beso a mi y me dijo:

-Sos muy linda ANDREA,... y vos RUFO cuidá a tu prima.- y se marchó.

Apenas se marchó mi TÍA, RUFO me dijo:

-¡Vení ANDREA! ¡Vamos a la pieza a jugar!- y yo le dije que su mamá se enojaría, y él contestó:

-¡No boba! ¿No viste que mamá nos dijo que jugáramos a lo que queríamos?- y continuó- Ella ya sabe que me chupás la pija… y le pareció bien, pavota!-

-B-bueno... como vos quieras.- le dije-

En la pieza se desnudó... y ya tenía la pija dura y parada contra su vientre:

-¡Vení ANDREA! ¡Chúpamela!- yo me arrodille y comencé a chuparla.

Al poco rato, comenzó a salirle un juguito suave que era rico, como el de la noche anterior. Al seguir chupando, de golpe largo varios chorros de líquido blanco, igual que hacía mi TÍO en la boca de mi TÍA.

Yo atiné a cerrar la boca, ya llena de leche, y corrí al baño a escupir. Una vez que lo hice volví a la pieza. RUFO estaba el desnudo, recostado en la cama. Con una sonrisa me dijo:

-¿Viste ANDREA? ¡Ya soy hombre! ¡Me sale leche de la pija, como a mi viejo! ¡Voy a poder coger a las chicas ahora!-

Yo no sabía si estar contenta o triste con lo que me decía. Era como que me sentía desplazada al sentirlo que me hablaba de las chicas. Yo pensé que él ya no iba a querer hacerlo mas conmigo.-

Al volver la TÍA nos preguntó cómo la habíamos pasado a lo que RUFO le dijo que muy bien, que ya era un hombre y CAROLINA le dijo:

-¡Te felicito RUFO! - y preguntó, mirándome a mi- ¿ANDREA te ayudo a darte cuenta?-

-Sí..-le dijo RUFO… y yo me morí de vergüenza ante la sonrisa de mi TÍA.

-¿Te la chupó bien… como te dije que debías mandarle?- continuó preguntando.

-Sí, ma. Hasta le acabé en la boca… pero la boba no se tragó la leche ¡La escupió en el baño!-me acusó.

-¡Estoy muy orgullosa de vos, hijito!-le dijo mi TÍA -¡Te portás como un hombre grande, tratando a una putita! En cuanto a esta… habrá que hacerla aprender a portarse como la putita que está siendo!- yo sabía que la “putita” era yo... y me puse a llorar.

Mientras yo lloraba, la TÍA dijo que debería haber cambios, para empezar, con mi nombre:

-”ANDREA” es muy importante para una putita, amor.- dijo, dirigiéndose a mí- entre nosotros, vas a ser solo “andy”, que, al ser más corto, es mejor para dar órdenes. ¿estamos… andy?-

-s-sí… alcancé a decir.-

Mi TÍA se acercó a mí y tomándome de la mano me llevó a su pieza y me dijo:

-¿La pasaste bien, “andy”? Contame ¿cómo te trató RUFO?- yo le dije que bien, y ahí entendí que TÍA CAROLINA había estado hablando antes de salir con RUFO de lo que nosotros hacíamos en privado.

Me preguntó si yo lo había hecho con otros chicos, a lo que le respondí que no, que nunca lo había hecho con nadie solo con RUFO.  Ahí me dijo que ella me había visto varias veces cuando yo la espiaba en su pieza a la noche cuando tenia relaciones con el TÍO, y me preguntó si lo que veía me gustaba. Yo le dije que me gustaba como ella jugaba con el TÍO, y me dijo:

-¿Te gustaría jugar como juego yo con el Tío?- Le dije que sí, que me gustaría mucho.

  • Entonces te voy a enseñar… pero vas a tener que ser muy obediente "andy" ¿vas a obedecerme-

-Sí TÍA, claro- le dije temerosa.

-¿Y vas a obedecer a RUFO cuando te mande hacer cosas?- insistió.

-S-sí TÍA. A él también voy a obedecerlo.- le dije, ya casi sollozando.

-¡Sos una dulzura "andy"! Jamás pensé que serias así de dulce, mi vida. Has nacido para ser putita.- me dijo- Bueno, la TÍA te va a enseñar muchas cositas que te van a gustar, pero eso debe quedar entre nosotras dos, no se lo debes contar a nadie, algunas cosas ni siquiera a RUFO ¿me entendés amorcito?-

-S-sí, TÍA.- le dije, sorprendida ante la expectativa de enterarme de cosas… que no le contara a RUFO.

A partir de ese momento me sentí distinta. Era como que había entrado en la dimensión de la vida de las mujeres, así me sentía yo, era algo extraño pero que me gustaba y me hacía sentir muy feliz.

Salí de la pieza de la TÍA y vi que RUFO ya no estaba en la casa.  La TÍA me dijo.

-Se habrá ido a la calle con sus amigos. pero quédate tranquila que ya va a volver. Los varones son así, "andy": cuando tienen ganas de una, solitos vienen a buscarnos. Vos a partir de ahora ya debes ir aprendiendo eso. Vení ayudame a acomodar la ropa del lavadero.-

Me fui con ella al lavadero; me agradaba mucho que mi TÍA me deja compartir esos momentos, y además ella me hablaba de todas las cosas sin hacer diferencia de que yo era su sobrina de apenas 11 años.

Me atreví a decirle que me gustaba mucho la ropa que ella usaba, mientras tenía en mis manos unas tangas negras y rosas con encaje de ella:

-S, ¿viste? Son hermosas... además me quedan preciosas. Al TÍO le enloquecen.  Cada tanto me rompe alguna..-

-¿Por qué TÍA te la rompe?- pregunté yo en mi inocencia.

-Amor…  es que a veces está muy excitado y me agarra con furia ¿entendés?-

-S-sí... creo que sí.- le dije.

-Ya vas a ir aprendiendo todo, linda.-

Quedé petrificada... Y ella lo notó:

-¿Qué te pasa "andy"?-

-N-nada… me dijiste “linda” TÍA.-

-Y, sí amor. Sos muy linda y cada día lo serás más.- Y continuó, como si nada:

-"andy", contame a que jugaron mientras yo me fui a la tarde.-

Yo no le contestaba. Me daba vergüenza y ella me dijo:

-No tengas vergüenza "andy". Yo me imagino por lo que me dijo RUFO, que ya era un hombre, y me lo dijo por algo. Ahora quiero que me cuentes vos…-

-S-sí TÍA. Es que estuvimos como el otro día y a RUFO le salió como al TÍO... del pito…-

-Y vos se la estuviste chupando ¿Te gusta hacerlo?-

-Sí, TÍA. Me gusta... y cuando se la estaba chupando me llenó la boca de ese líquido caliente. Yo corrí al baño a escupirlo…-

-¿Y qué sabor tenía, "andy"?-

-Era algo salado.. ¿Vos, TÍA, cómo hacés?-

-Mira "andy": a mi también me gusta mucho chuparla y que me llene la boca de leche tu TÍO. A mí me encanta tragármela, al mismo tiempo que la saboreo. Es muy placentero tragarse la leche del hombre que a una le gusta. Ya verás. Creo que te va a pasar lo mismo, "andy",-

-¿Tía, no hace mal tragar ese líquido?-

-No, amor, para nada. Es muy sano. Ya verás cuando lo tragues… que va a ser prontito.- dijo riéndose.

Por la noche cenamos con TÍA CAROLINA, RUFO y yo, porque el TÍO aún no había venido. Miramos televisión, y siendo tarde, la TÍA nos mandó a la cama. Al ir a saludarla, me dio un beso en la mejilla y me dijo, como en un susurro:

-Ya verás lo rico que es…-

Yo me quedé muda al escuchar eso, entendiendo que la TÍA ya sabía lo que íbamos a hacer.

Esa noche ni bien cerramos la puerta de la pieza mi primo RUFO se desnudó se tiró en la cama, manoseándose la pija, y me dijo:

-¡Vení, nena.. chupala!- ahí noté que él ya había tomado dominio sobre mí.  Él sabía que yo deseaba su pija y aprovechaba la situación, tal vez en complicidad con la TÍA CAROLINA.  Me acurruqué, obediente, entre sus piernas y me llevé a la boca su pija, dura y caliente.

Comencé a chupar y a cada momento me hacia mas adicta a chuparle la pija. Era realmente hermosa, y se sentía tan bien tenerla en la boca. Mientras lo chupaba, por mi cabeza pasaban las cosas habladas con TÍA CAROLINA: me sentía fascinada de estar haciendo lo que hacía, y feliz de hacerlo.

En una de esas sentí que se ponía más rígida la pija dentro de mi boca, y sentí contracciones en el tronco. Me empezó a llenar la boca de leche tibia. Yo pude tragar un poco... pero la falta de experiencia hizo que mucha de esa leche cayera por los bordes de mi boca aunque algo mandé al interior de mi estómago.

Una vez que había acabado me hizo desnudar toda, y me dijo que me pusiera boca abajo. Comenzó a acariciarme la cola, diciéndome que lindo y blanco culito tenía. Sus caricias eran hermosas, y me hacía sentir un cosquilleo en el estómago. Él se subió arriba mío, y sentí su dura pija frotándose entre los cachetes de las nalgas: se sentía duro y caliente.

-Mi mamá me dijo que no te la meta por la concha… - me dijo- que solo podía darte por el culito.-

-¿Darme? ¿Cómo darme?- pregunté asustada.

Él no me contestó. Solo siguió un rato presionando en el centro de mi ano, que me dolía y sentía un fuerte ardor. Yo le pedía que parara, pero él no me hacia caso y seguía presionando fuertemente contra mi ano con su pija, otra vez dura como un palo.

Miré al costado, y vi a mi TÍA que estaba cerca de la cama, observando sonriente como RUFO comenzaba a darme por el culito.

Me dió mucha vergüenza, y más en ese momento que sentía como RUFO me dilata y  penetraba dentro de mí.

Me puse a llorar del dolor… y vi que mi TÍA se iba de la pieza, dejándome empalada y llorosa, aprisionada bajo el cuerpo vigoroso de mi primo.

Después de unos minutos aflojó el dolor y sentí como RUFO deslizaba su pija adentro y afuera de mi ano causándole una hermosa sensación y nuevamente acabó, mojándome las nalgas con su leche pegajosa, que chorreaba por mis muslos. Cuando me la sacó de adentro del ano, fue un enchastre: se mojaron las sábanas.

Después él se dio vuelta hacia los pies y se acostó a dormir. Yo me quedé atónita, acurrucada, pensando en todo lo pasado y lo vivido en las últimas horas, mientras sentía latir mi recién penetrado ano.

Claro que lloré.