De algo tenía que servir trabajar con tanta... (2)

La tarde de mi despedida la empecé y la acabé con una compañera... pero no fue la misma.

Después de mi experiencia con mi compañera de trabajo, la verdad es que no podía dejar de mirar a ninguna de ellas con unos ojos diferentes, con una calentura terrible y con unas ganas de repetir lo mismo y probar cosas nuevas no sólo con ella, sino con todas las que pudiera. Sólo de ver cada día sus culos meneándose arriba y abajo, sus pechos ocultos tras esos escotes... buf... qué mal que lo podía llegar a pasar algunos días, y por un lado o por otro yo sabía que no les resultaba indiferente ni mucho menos, lo único que las frenaba era... que trabajaba con ellas y no quería líos en el trabajo.

Llegó un momento en el que me harté y decidí dejar el trabajo, total, tenía varias ofertas de la competencia y mi hambre de sexo podía conmigo, así que... aproveché la situación... y de qué manera!!!!

Todo empezó la tarde en la que dejaba la empresa, mi jefe ya había venido a darme el finiquito y sólo quedaba aguantar 3 horitas para cerrar y largarme para casa de una vez, pero por supuesto no iba a desaprovechar esas 3 horas. Así que mientras estaba sentado en mi mesa, le dije a una de mis compañeras, Celia, la que sin lugar a dudas me ponía más caliente y me provocaba más de todas, una chica de 1,75, morena, pelo corto, ojos impresionantes, un cuerpo de infarto que solía lucir con unos escotes de vértigo y unos pantalones que dejaban adivinar un tanga pequeñísimo, si me podía acompañar al almacén, que quería hablar con ella. Con ella me unía una amistad muy especial, y siempre andábamos provocándonos con comentarios subidos de tono, roces buscados por los dos, etc, y siempre me había prometido a mí mismo que el día que dejara la empresa no iba a dejar escapar la oportunidad de convertir las insinuaciones en realidad. Cuando le dije esto, nuestra otra compañera, Paula, preguntó en tono de broma que para qué nos íbamos al almacén, así que al oído le dije "Voy a follármela a ella, y luego te tocará a ti" y le guiñé un ojo. Ella, obviamente no se esperaba esa respuesta y se quedó que no sabía qué cara poner. De camino al almacén observaba al pedazo de mujer que iba a hacer mía en unos minutos.

Al entrar, Celia me preguntó qué le había dicho a Paula que se había quedado con esa cara, así que me acerqué a ella, la acorralé contra la puerta, la cogí por la cintura y lentamente me acerqué a su oído y le dije "Que te iba a follar", y acto seguido empecé a besarla y a mordisquear su oreja, allí sabía que me la había jugado, porque o bien conseguía mi cometido o me llevaba una colleja histórica, pero como yo ya imaginaba, lo que pasó fue... lo segundo. Sí, me llevé una ostia que todavía me duele cuando lo recuerdo.

Ella se giró y yo intenté mi última baza, sabía que ella lo deseaba todavía pero aún así se hacía la dura, de modo que la cogí por detrás, la pegué a mi cuerpo y le hice sentir entre sus nalgas la dureza de mi erección, la abracé y le dije que la deseaba desde hacía tiempo y que quería tirármela allí mismo, empecé a besarla en su nuca, a abrazarla más fuerte y a dirigir mis manos a sus tetas, a acariciarlas, ella tiró sus brazos hacia atrás, cosa que yo entendí como un "sí", así que empecé a bajar mi mano derecha mientras mi izquierda se perdía por su escote y se apoderaba de su teta izquierda, y la derecha la pasé por debajo de su falda y empecé a acariciarle su coñito por encima del tanga, un tanga finísimo casi inexistente. Empezó a gemir levemente, así que aparté la tela y empecé a acariciarla directamente, estaba mojada a más no poder, con sus jugos inundando mis dedos que se perdían entre los escasísimos bellos de su vagina.

Al instante ella se apoderó de mi miembro, luchando por salir de su encierro, así que sin pensarlo dos veces la solté, nos miramos con deseo y empezamos a besarnos, en una lucha constante entre nuestras lenguas, la desnudé completamente en menos que canta un gallo, su ropa apenas era un montón tirado en una esquina del almacén, ella hizo lo mismo conmigo y tal y como tuvo la oportunidad, se apoderó de mi polla y tras mirarme lascivamente a los ojos la hizo desaparecer entre sus labios, empezó a chupar como nunca me la habían chupado, notaba como me aspiraba mi verga y tras de ella todo mi semen, me corrí en apenas cinco minutos de lo caliente que estaba, pero eso no hizo que perdiera ni un ápice de su tamaño, así que la apoyé en una mesa y me puse entre sus piernas y le devolví el favor, le empecé a besar los muslos, bordeando su chocho pero sin acabar de atacarlo, veía su clítoris como me pedía a gritos un poco de atención, pero quería hacerla disfrutar y hacerla gritar y gemir como nunca lo había hecho, y al oir un leve golpe entendí que no estábamos solos, que al otro lado de la puerta estaba Paula mirando y quién sabe qué más haciendo, lo que me hizo caer en que ese día habíamos cerrado más temprano de lo habitual ;), así que pensando en lo que me estaba comiendo y en lo que me iba a comer posteriormente, ataqué con fuerza y empecé a penetrarla con mi lengua, a pellizcar sus pezones, a enloquecerla a cada momento más, a follármela únicamente con mi lengua, a torturar a su por aquel entonces gigantesco clítoris, a mordisquear sus labios y a succionarlos, recorriendo con la lengua desde su ano hasta su clítoris, bebiendo su humedad empezó a decirme "Venga, fóllame, mmmmmm, por qué no abremos hecho esto antes, mmmmm, fóllame ya de una vez" , cuando estalló en una serie de orgasmos incontrolables, unos gemidos que me excitaron a más no poder y que me llevaron a empuñar mi polla y a metérsela de un solo tirón, empecé a penetrarla rápidamente, y a medida que se la metía más excitados estábamos los dos, y cuando ella me rodeó con sus piernas, la levanté y estando de pie empecé a meterla y sacarla a la velocidad de la luz, hasta que los dos nos corrimos, sudando, con la respiración acelerada a más no poder, la dejé en el suelo y ella misma se arrodilló y empezó a limpiar mi polla, bebiendo mi semen como si su vida dependiera de ello, cuando acabó volvía a tener la verga apuntando hacia el cielo, y en ese momento la puerta se abrió y entró Paula, entraba hipnotizada por mi polla y las tetas de Celia, se acercó a mí, me besó y empezó a pajearme, y mirándome a los ojos se fue hacia Celia y empezó a comerle la boca y a pasarse mi semen de una a otra...

Por supuesto, continuará...

Espero vuestras opiniones, preguntas, etc, etc, etc, y si queréis saber no dudéis en decírmelo en tucutu@latinmail.com

Saludos