De a tres
Una chica descubriendo tres amantes deliciosos...
DE A TRES
Silvina llegó a la casa en donde trabajaba temprano como lo hacía todos los días desde hacía unos cinco años.
La diferencia es que no había nadie, estaría sola unos cuantos días, los dueños de casa se habían marchado por unas vacaciones atrasadas y bueno tenía toda la casa para ella, así es que no tenía apuro alguno.
Claro que la señora había sido muy clara, prioridad uno: los perros. Por favor Silvina había recomendado la mujer, tu sabes lo que son para mi esos hermosos. Le había dicho en forma risueña pero firme. Ella lo sabía, sabía que la señora se desvivía por aquellos animalitos.
A ella no le eran indiferentes los perritos, o cualquier tipo de animal, es mas en cierta forma le agradaban, le caían bien y ella a los animales también. Así que no tendría problemas en encargarse de ellos.
Despacio se quito su ropa y fue vistiéndose para atender la casa. Se miro al espejo y acarició su cola. Pensó que estaba en forma. Era una joven de veintiséis años, de largo cabello rubio, boca muy sensual, pechitos no muy grandes, atractivos para el formato de una mano, cálidos, se los sobo un poco de manera agraciada, caliente.
El pubis depilado, rosado, con un clítoris mas bien grande y seductor, recordó al pasar la mano que hacía ya un tiempo que no tenía una buena verga dentro y un escalofrío le recorrió la espalda.
Se movió nerviosa tocándose suave, alrededor, se mojo rápidamente, la humedad de su vagina la enloqueció y la calentó sobre manera, cuando escucho un profundo respirar, se giró, sobresaltada, y allí estaba Thor, el rottweiler enorme, babeaba, su lengua rojota y enorme casi llegándole al suelo, era un animal gigante y grueso.
Silvina sacó de su bolso una crema para el cuerpo y comenzó a pasársela, volviéndose cada vez mas cachonda, cuando llegó a su conchita mojada la acarició, la froto dulcemente. Sintió el jadeo del perrote. Lo miró otra vez, mientras acariciaba su cola y perdía un dedito dentro de su profundo túnel, cada vez más caliente.
__¡Extrañas a tu mami!¡Quieres que te de lo que te da tu mami!!__ dijo con voz ronroneante y sin saber demasiado lo que hacía.
El perrote se acercó husmeando, su cabezota se movía de un lado a otro, oteando, mientras un hilo de baba le colgaba del hocico, algo bastante asqueroso, pensó, pero su calentura era mas fuerte.
Se sentó en la cama abriéndose de piernas, en tanto seguía desparramando la crema por sus brazos, sus muslos internos y externos rozando su cola y volviendo a meter sus dedos en la conchita abierta y jugosa.
Thor el perrote gigante se acercó lento, pesado, pero decidido. El hocico olfateó y enseguida la legua rasposa fue pasada por los muslos interiores, luego llegó a la fuente de los jugos, el grito que pegó Silvina no hizo mella en el acto del perro, que seguía lamiendo muy dentro ahora de la almeja jugosa.
__¡Ohhh eres tremendo, ahhh, Thor, una maravilla, tu estas entrenado, ahhh, esto lo haces siempre!!!__ gemía Silvina muy ardiente y lujuriosa. La lengua del perro se interna y casi que besa el botoncito que le produce a ella tanto placer. Ella gime y abre mas sus piernas. Acaricia la cabezota del perro que sigue invadiendo su intimidad. Goza. Se siente una perra. Acaricia sus pechitos. Los soba de forma histérica, pellizcando sus pezoncitos paraditos y duros. Tiene un orgasmo tras otro. Grita y se contorsiona en la cama casi acostándose. Sus piernas cuelgan y no siente llegar al labrador negro que de un salto sube a la cama.
__¡Tino, tu también!!!__ dice Silvina. Seguro el olor que emano lo ha tentado piensa la chica, sintiéndose una putita calentona.
Tino el labrador negro le da lametazos en la cara, su lengua es larga, ella suda cada vez mas. Chorrea su cotorra porque el rottweiler no deja de lamer y pasar su babosa lengua. En tanto ahora el labrador negro le da lamidas en las tetas, los pezones de la chica se alzan brutalmente. Gime y lloriquea la chica abrazada completamente por el calor del placer de aquellas dos lenguas caninas.
Thor el gigantesco perrazo se para apoyando sus patas fuertes sobre la cama, en medio de las piernas abiertas. Roza con su miembro la vagina húmeda de Silvina. Empieza a moverse y acierta en la entrada mientras el labrador no deja de lamer los pechos de la joven.
El gigantesco perro va y viene dentro de la vagina, Silvina grita de gozo, se retuerce con la vergota metida en la conchita. Alcanza a sentir como crece la bola dentro de ella, chorrea la vagina en cataratas, ahora junto con los jugos de Thor, que jadea de forma terrible y se busca girar, ella se mueve, no quiere perder esa gran vergota metida a fondo en la cueva, se sienta sobre la cama y se arrastra sobre la cama hasta quedar en cuclillas, con el botón dentro, se aferró de la cola de Thor y empezó ir y venir sin dejar escapar, la tremenda verga que tenía clavada, mientras, sus orgasmos llegaban en torrente, aullaba y Tino el labrador negro observaba la escena y ahora seguía lamiendo las tetas exquisitas.
Entonces apareció el otro Labrador, color arena de elegante porte y bastante más grande que Tino, tenía un armazón muy ancho y delicioso carácter.
Olfateó a todos. Silvina vio que el capuchón de Roque como se llamaba, afloraba en punta, se acercó a ella y la chica estiró la mano. Enseguida salió a pleno la barra de aquel brioso animal. Largando jugos, ella se colocó de tal forma que con su lengua rozó la punta de aquella gruesa pija, al fin luego de unos movimientos tragó la verga entera. Saciando sus ansias. La boca le chorreaba por todos lados, se sintió la mas puta, la mas perra de todas. Pero gozaba y eso era lo único que le importaba. La bola de Thor salió y se acomodo de tal forma que podía chupar ahora las dos pijas, Tino aprovechó el culo en pompa y se montó sobre la ninfa metiendo su espectacular verga a fondo, aprovechando lo lubricada que se encontraba aquella almeja. Mete y mete el perro labrador se hundió con botón y todo, Silvina gritaba y tenía un orgasmo tras otro. Tino se quedó quieto, con su larga lengua rozando la cara de la chica, ella dejando las vergas que iban desinflándose de a poco, empezó rozar la lengua de Tino, que luego de unos instantes se giró quedando enganchado en la maravillosa vagina hambrienta de Silvina que lagrimeaba ya de tanto placer, Thor y Roque se habían quedado tirados a un costado lamiendo sus bolas, ella insaciable llamó a Roque que enseguida se acercó, luego de tumbarse, ella se metió las bolas en la boca, degustando, perversa, muy caliente, mientras se movía suavemente con la verga enterrada de Tino que jadeaba cada vez mas aceleradamente.
Tironeaba un poco, tratando de zafarse de su abotonamiento.
__¡Ay, ay despacio, papito, cariñito, ay, despacio, ya sale, ya sale!!__ gemía Silvina gozando de uno y otro orgasmo, volvió a tragar las bolas de Roque que también jadeaba con la lengua casi en el suelo. Luego este se alejo, poniéndose de pie.
Salió la bola de Tino y con ella un catarata de jugos salpico el piso y las piernas de la chica caliente.
Roque se acercó y lamió la conchita que chorreaba. Pasaba la lengua tragando todo los fluidos. Enseguida y sin dejar mover a Silvina la montó. Inquieto.
Trató de ensartar a la chica y finalmente lo hizo, ella pegó un gran grito y el machete delgado al principio, entró sin vacilar en el ojete, luego creció, ella sintió el dolor agudo, se quedó quieta unos momentos, sintiendo como se agrandaba la bola y la enorme verga de Roque que se movió unos instantes eternos, yendo y viniendo y largando jugos incansable. Al rato ella ya no sintió dolor, sintió su culo lleno de la barra de carne del animal que jadeaba en su oreja, no quería que saliera, el animal se giro y ella atrapando una pata lo retenía dentro de ella.
Ella bufaba con el botón dentro. Sentía que su vagina iba a estallar de orgasmos y humedades, pero su ano latía furiosamente de placer, mandando señales a todo su cuerpo, la bola del can, parecía que se agrandaba a cada instante. Le daba tanto placer que quería que aquel momento nunca acabara, un hilo de líquido corría por sus piernas, ya le dolía el cuerpo de tanto estar agachada a merced de aquellos machos tremendos que le habían dado la cogida de su vida. Pero no quería que se detuviera.
Roque lentamente se fue desinflando hasta que salió con bola y todo, llevando consigo, humedades, líquidos, semen, flujos, ella se metió la barra en la boca y la dejo limpia. Se dieron un respiro y luego siguieron jugando durante todo el día. Silvina siempre pensó que la dueña tenía bien enseñado a aquellos tremendos amantes.-