[David/Diana] (Parte 5) Descubriéndome.

Javi, esta pasando de ser un problema a una obsesión. Necesito cerrar nuestra promesa con él, pero las cosas no salen como ninguno de los dos esperamos. Y descubro una faceta de mi, que no pensaba que existiría.

Los días pasaban y yo seguía sin encontrar un día para cerrar mi promesa con Javi. Incluso notaba como él también buscaba alguna que otra situación para propiciar algo. Se le notaba con ganas de repetir. Y aunque yo no lo hubiera admitido, también tenía ganas de hacer algo. Desde el primer día en que probé el miembro de Javi, estaba empezando a sentir cierta "adicción". Casi siempre aparecía en alguna de mis fantasías.

Por otro lado estaba Carla, la cual me tiraba para el lado contrario. Procuraba alejarme de mis amigos, para que pasara más tiempo con ella. Lo que significaba casi siempre hacer vida de mujer. Algo a lo que poco a poco iba acostumbrándome, gracias a ella.

Y por fin, llegó lo que me pareció el mejor día para terminar mi promesa. Los chicos habían preparado un día en las piscinas de la ciudad. Seguramente encontraría alguna oportunidad para estar a solas con Javi. O eso creía yo. Pero aun contoneándome con un bonito bikini para provocar  a Javi, no tuvimos ocasión de estar a solas.

Al día siguiente, me empecé a dar cuenta de que aquello se me estaba empezando a ir de las manos. Necesitaba terminar con aquello y dejar de sentirme culpable por haber hecho cosas con Alejandro y Miguel, y todavía nada con Javi. Por lo que reuní a los chicos y les propuse salir de fiesta. Aquello no podía salir mal.

Sobre las once de la noche, todos nos reunimos cerca de mi casa y de allí iríamos hacia la zona de discotecas de la ciudad. Todos venían de manera informal, excepto Alejandro que llevaba una camisa. Yo por el contrario escogí un vestido azul oscuro de tirantes que llegaba hasta la mitad de mis muslos. Unas medias negras, hasta justo por encima del final del vestido, que adornaban mis piernas y unos tacones, también negros, las estilizaban. Por debajo vestía un conjunto de sujetador y tanga de color verde oscuro. Mi pelo estaba recogido en una trenza que caía por uno de mis hombros de forma sexy.

Los chicos empezaron a silbarme y piropearme al verme. Yo me sonroje y me hice la tímida, lo que provocó que se excitaran. Mientras nos digiramos hacia una discoteca que conocíamos, no podía evitar pensar en si mi personalidad masculina estuviera desapareciendo para dejar paso a una personalidad femenina. Ya que no entendía como a veces me comportaba como una chica de verdad.

Con aquellas dudas en mi mente, alcanzamos la discoteca y nos metimos. Había mucha gente pero no llegaba a ser algo agobiante. Tras unas horas de baile y alguna que otra bebida, aproveche un momento en el que Javi se había ido al baño para hablar con el resto.

-Chicos, me gustaría que os marcharais.- Les pedí.

-¿Porque?- Preguntaron casi al unísono.

-Con vosotros, ya cumplí mi parte del trato. Solo me falta Javi, y quiero dejarlo todo cerrado cuanto antes.- Les expliqué rápidamente aun con la música.

-Que suerte tiene el cabrón.- Se quejó Alejandro.

-No te quejaste cuando te toco a ti.- Le recriminé fulminadlo con la mirada.

Al final, ambos accedieron a marcharse, dejándome solo allí, a la espera de Javi. No mucho después apareció él y me miró sorprendido al ver que no estaba ni Miguel ni Alejandro.

-¿Donde están?- Preguntó.

-Querían marcharse y yo me he quedado a esperarte.- Le mentí.

-Vaya... Gracias.- Dijo el algo sorprendido. -¿Nos vamos?- Me preguntó sin saber qué hacer.

-Javi...- Le llamé con un ronroneo. -¿Qué te parece si aprovechamos y zanjamos mi promesa?- Le pregunté con un tono picante mientras lo miraba a los ojos.

-Bi... bien...- Contestó él, tragando saliva. -¿Donde?- Quiso saber.

-Que te parece... umm... ¿El callejón de aquí a la vuelta?- Poco a poco me iba a cercando a él. Moviéndome de forma sexy, casi al ritmo de la música para no desentonar. -Está bien para un apañito.- Le sugerí, a lo que él asintió con ganas.

Con disimuló salimos de la discoteca y sin que nadie nos viera nos metimos en un callejón cercano. Estaba prácticamente oscuro para los que miraran de fuera, pero dentro del mismo había la suficiente luz para poder ver sin problemas. Pillándolo por sorpresa lo pegué a la pared más cercana y empecé a acariciar el bulto de su entrepierna, mientras nuestros labios casi se rozaban.

-¿Donde quieres correrte?- Le pregunté mientras amagaba un posible beso en los labios, que hacía que Javi los buscara sin encontrarlo, provocando que se excitara aun mas.

-En tu tetas.- Me pidió rozando mis labios.

-Pues prepárate.- Le avisé, antes de agacharme y sacar su miembro.

Este, a diferencia del de Alejandro o el de Miguel, sí que lo recordaba. Había sido el primero que me lo había metido en la boca y casi siempre que me masturbaba su forma, su grosor y su dureza aparecían en mi mente encendiéndome y mojándome como en aquel momento. Sin dudarlo comencé a devorarlo, mientras con una mano me ayudaba masturbándolo y con la otra la metía bajo mi vestido y me tocaba sobre el tanga, completamente mojado.

A ratos subía la mirada y lo encontraba mirándome y disfrutando, cosa que me excitaba aun mas. Antes de darme cuenta, tenía dos dedos metidos dentro de mí y el pene de Javi desaparecía casi por completo en mi boca, sacándole pequeños gemidos por el placer.

-Dios... Diana... Eres increíble...- Me felicitó Javi poniéndome una mano en la cabeza.

Al igual que en la primera vez que le hice una mamada, se me hizo raro que me felicitara por aquello, pero ahora no me importaba y me gustaba que lo hiciera.

-Vaya, vaya... ¿Pero que tenemos aquí?- Una voz hizo que me detuviera por completo y me levantara asustado.

-Una parejita un poco calientes, parece, jejeje...- Rio una voz distinta.

-De... dejadnos en paz...- Pedí con voz temblorosa poniéndome al lado de Javi, pegada a la pared.

Ante nosotros se encontraban tres jóvenes de uno o dos años mayores que nosotros. Se les veía deportistas y sus miradas bailaban por todo mi cuerpo, haciendo caso omiso de Javi que aun estaba desnudo de cintura para abajo y paralizado de miedo. El del centro era ligeramente más grande que el resto. Otro era rubio y un poco más bajito, mientras que el tercero tenía el pelo castaño, igual que el primero.

-Vamos pequeña...- Volvió a hablar la primera voz. -Con las ganas con las que te comías el rabo de ese pringado, seguro que te apetecen alguno más.- Sugirió con burla, mientras sus amigos se reían.

-Mira, yo la tengo más grande que ese.- Dijo el único que todavía no había hablado, dando un paso al frente y sacando su miembro de sus pantalones.

Inconscientemente mi mirada se clavó en su pene. Era más ancho que el de Javi, pero seguramente igual de largos. Aun y todo, el chico fue capaz de verme mirándolo. Pero no solo él, sino sus amigos también.

-Lo ves. Estas desenado agacharte y comerle la polla.- Dijo el que llevaba la voz cantante. -No te avergüences. Tu solo déjate llevar.- Y entonces dio un paso hacia delante para acercarse a mí, pero para sorpresa de todos, Javi se interpuso aun con la ropa por los suelos.

-Dejadla en paz.- Dijo con voz temblorosa.

-Vaya, si ahora es un héroe.- Se rio el más grande de ellos. -Quita de en medio.- Le obligó empujándolo a un lado y tirándolo al suelo.

-No te muevas.- Le obligó el rubio. -O te vas y nos dejas en paz o te violaremos igual que a ella.- Lo amenazó.

Aquel comentario hizo que yo pegara un bote y Javi me miró con terror en sus ojos. Le suplique que no se marchara, pero entonces se levantó y vistiéndose salió corriendo del callejón. En ese momento sabía que estaba perdido. Y los chicos al saber que me tenían para ellos se giraron hacia, todos con sus miembros al aire.

-Ahora se una buena puta y cómemela.- Me ordenó el "jefecillo".

-No...- Me negué. Pero un tortazo me desequilibro tirándome al suelo.

-Vamos puta. Abre la boca.- Me volvió a ordenar, mientras me cogía de la trenza para poner mi cara a la altura de su miembro.

Sollozando y con lagrimas cayendo por mis mejillas abrí la boca lentamente. Pero entonces aprovechando el menor resquicio entre mis labios, el chico metió su pene alcanzando mi garganta y produciéndome arcadas. Sin esperar a nada ni a nadie, empezó a follarme la boca sin compasión.

-Siempre igual Dani.- Se quejó el rubio. Pero ni perezoso este se agachó a mi lado y empezó a amasar mis pechos con demasiada fuerza provocándome mas dolor.

-Veamos cuanto le gusta esto...- Decía el tercero levantando mi vestido y apartando mi tanga. -Joder... Esta chorreando la muy puta.- Se rio mientras acariciaba mi vagina.

Aquel comentario hizo que los otros se detuvieran y me miraran para comprobarlo.

-¿Que te había dicho, Luisito?- Se rio Dani, mientras apartaba la mano de su compañero.

-¿Quien será el primero?- Preguntó el rubio.

-Me toca a mí, Jorge.- Se adelantó Luis.

-Sí, pero una puta como esta no pienso dejarla pasar. Lo siento Luis, la próxima vez será.- Le dijo con tono calmado Dani.

-Oye, pero...- Trató de quejarse Luis, pero una fulminante mirada del primero le hizo resignarse.

-Bien, bien... Ven aquí...- Dijo para si, mientras se tumbaba en el suelo y me obligaba a tumbarme sobre él.

Yo casi ni me movía. Estaba aterrado. Aquellos tíos iban a violarme sin miramientos y lo peor de todo es que aun tras el maltrato sufrido, mi vagina se había encharcado como en mis mejores fantasías.

Sin decir nada, Dani, puso mi culo en pompa y con la ayuda de sus amigos, me quitaron el tanga rasgándolo y dejándolo a un lado. Por el camino, también rompieron mis medias, las cuales aun se mantenían en su sitio. Sin ningún tipo de delicadeza, Dani acercó su miembro a mi vagina y empujo con violencia, rompiendo mi himen.

-Joder... Esta puta es virgen. Que apretado tiene el coño.- Bufo de placer con todo su miembro dentro de mí.

Yo por el contrario proferí el mayor gritó que nunca había hecho, pero este quedo ahogado cuando sentí como algo me invadía la garganta. El rubio estaba de pie delante de mí y tenía su miembro clavado en mi boca.

-Eres un cabrón Dani.- Se quejó Luis. -Pues me llevó su culo.- Dijo enfadado mientras escupía en mi ano y lo estimulaba levemente para después embestirme con fuerza.

Mi primera vez. Siendo violada. Y encima por mis tres agujeros. No podía moverme, no solo por el shock de todo lo que estaba ocurriendo. No solo por el dolor que estaba sintiendo. Sino porque sentía como mi cuerpo vibraba y se estremecía de placer con cada embestida proveniente de cualquier lado. Cada movimiento me excitaba y poco a poco sabía que iba a tener un orgasmo en aquella situación.

El joven de pelo rubio tenía mi trenza agarrada mientras introducía su miembro dentro de mi garganta. Mis gritos, tanto de dolor como de placer, quedaban ahogados.

-Me voy a correr puta... trágatelo todo...- Me ordenó el rubio. Y tras dos fuertes penetraciones sentí como una cantidad importante de semen chocaba contra mi garganta directamente.

Cuando termino sacó su miembro lleno de mi saliva y no pude evitar ponerme a toser, con la sensación de que iba a vomitar. Por su parte Luis y Dani, seguían embistiéndome, pero yo ya no tenía fuerzas para gritar.

-Me corro...- Avisó Dani sin detenerse un segundo.

-Yo también...- Dijo Luis continuando con sus embestidas.

-No... dentro no...- Le pedí a Dani, con lágrimas en los ojos.

Pero entonces en un corto sprint, ambos eyacularon dentro de mí, cada uno en un agujero. Mi cuerpo se retorció por el placer y un grito acompaño al brutal orgasmo que me recorrió entero al sentir el semen de ambos chicos chocar contra mis paredes internar y llenarme por completo.

Sin ninguna piedad de mi, ambos chicos me tiraron al suelo donde quedé aturdido y sin fuerzas, mientras sentía como de mi vagina y de mi ano se escurría todo el semen.

-Ahora me toca a mi.- Dijo el rubio poniéndose detrás de mi. Me colocó a cuatro patas y me penetró con fuerza por la vagina.

-No si al final seré yo el ultimo en follármela, joder.- Se quejó Luis. -Por lo menos límpiamela, zorra.- Me insultó colocándose delante de mí, y cogiéndome de la trenza para ponerme frente a su miembro llenó de su semen.

Un increíble deseo por saborearlo me invadió y a punto estuve a punto de hacerlo por propia voluntad, si no hubiera sido por los tremendos pellizcos que me propino Dani.

-Pedazo de tetas tiene la muy puta.- Decía sin detener sus dedos. -Venga límpianoslas o estaremos toda la noche así.- Me ordenó a lado de su amigo.

La visión de ambos penes llenos de semen y uno de ellos con mis fluidos me calentó tanto que terminé por ceder. Con lentitud, queriendo parecer que lo hacía por obligación, agarré ambos miembros manchando mis manos y empecé a masturbarlos lentamente, mientras Jorge no se detenía y se deleitaba con mi vagina.

-Ya veras, al final le acabara gustando, joder como la chupa.- Decía Luis mientras lamia su pene a la vez que masturbaba a Dani.

-No te olvides de mi, zorra.- Me dijo Dani acercando su pene a mi boca, obligándome a metérmelo en la boca. -Eso es... así...- Me felicitaba Dani, cosa que hacia me calentara a un mas. -Joder, me voy a correr otra vez.- Avisó Dani quitándome su pene y empezando a masturbase el mismo.

Momento que aproveche para meterme en la boca el miembro de Luis. Este cogido por la sorpresa de mis rápidos movimientos, empezó a estremecerse. Por su parte Jorge cada vez iba mas rápido.

-Yo también me corro...- Dijo Jorge sin detenerse.

-Y yo...- Dijo Luis, que al igual que Dani, empezó a masturbarse el mismo.

El primero en tener su segundo orgasmo fue Jorge, que me volvió a llenar todo el útero de forma increíble. Aquella sensación, que nunca antes había vivido, hizo que alcanzara el segundo orgasmo, lanzando un grito al aire. Instante en el que Dani y Luis empezaron a eyacular, llenando mi boca abierta, por el grito, mi cara, mi pelo y mis pechos de semen.

Caí rendido en el suelo. Incluso ellos parecían agotados, pero pude ver como Luis me miraba con ganas de mas. Y tenía claro, que no me iba a dejar hasta que el también se corriera dentro de mí.

-No te pienses que se ha terminado. -Me dijo Luis, confirmando lo que pensaba, tirándome de la trenza, obligándome a levantarme. -Todavía falto yo.- Se mofó de mi, tirándome contra la pared más cercana y poniéndome mi culo en pompa, busco la entrada de mi vagina, por la cual salía el semen de Jorge con los resto del de Dani, y me penetró fuertemente.

Sus amigos se limitaron a mirar como Luis me violaba sin llegar a participar, anquen yo no hiciese mucho por quitármelo de encima. La idea de saber que cuando Luis terminara, todo aquello también finalizaría hizo que mi mente se relajara para tratar de superar aquella situación. Mi cabeza era un caos, en la que el placer se mezclaba con el dolor y el miedo. Como respuesta y para aliviar cierta carga de mis ojos comenzaron a brotar lagrimas.

Aquella escena debió de excitar a Jorge y Dani, que se acercaron para mirar más de cerca mientras se masturbaban.

-Me corro...- Avisó Luis que aceleró ligeramente antes de terminar de llenar mi útero con su esperma. No fue una cantidad tan grande como la de Jorge o Dani, pero aun y todo pude sentir como todo mi útero estaba completamente lleno.

Cuando Luis se separó de mi, mis piernas temblaron y acabaron fallándome, dejándome de rodillas en el suelo. Situación que aprovecharon Jorge y Dani para acercarse a mi sin detener sus movimientos. Segundos después y con unos gemidos, que parecían bufidos de animal, eyacularon en mi cara, pelo y pechos.

Cansados tras la violación que me habían hecho, los tres amigos rieron entre si y tras vestirse se marcharon del callejón dejándome sola, de rodillas cerca de la pared. Poco a poco fui tomando consciencia de todo lo que había pasado y nuevas lagrimas recorrieron mi cara.

Con las manos limpie como pude los restos que tenia de semen en mi cara y las partes más visibles de mi cuerpo. Me volví a colocarme el tanga y adecentando ligeramente el vestido salí del callejón.

Nunca me había sentido tan rechazado y tan solo cuando al salir del callejón todo el mundo que me veía hacia caso omiso de mi estado. Todos los que me miraran, podían notar que me había pasado. Mi pelo pegajoso, una tira de mi vestido rota, una rotura en el vestido a la altura de la cadera que casi daba media vuelta, lo destrozadas que estaban mis medias... Pero aun y todo nadie se atrevió a acercarse a mí. Dolido por aquello, solo podía ir a un sitio.

Durante todo el camino, no pude librarme de aquellas miradas indiferentes, como si temieran ayudarme. Gracias a dios, mi meta estaba cerca y cuando toqué el timbre no dudaron en abrirme. Al llegar ante la puerta, una joven de pelo negro vestida con un fino y corto camisón de noche me esperaba.

-¿Pero que te ha pasado, Diana?- Me preguntó asustada acercándose a mí.

-Me... han... violado...- Admití entre sollozos, llenando mi cara de mas lagrimas.

-¿Quien? ¿Dónde? ¿Cuándo?- Quiso saber alarmada y preocupada.

-Tres chicos. En un callejón. Hace nada.- Le contesté simplemente.

-Ven, vamos dentro. Te ayudo a ducharte y nos vamos dormir. Mañana iremos al médico y a la policía.- Me dijo segura de si misma.

-Carla...- La llamé.

-Dime.

-Hay algo peor.- Ella me miró extrañada. -Se han corrido dentro de mí.

-No te preocupes. En el medico nos dirán que hacer.- Trató de tranquilizarme.

-Pero... es que... yo...- No sabía cómo decirlo. En mi interior, el miedo era grande, pero sentía que tenía que decírselo.

-¿Que pasa, Di? Me estas asustando.- Quiso saber, Carla.

-Yo... he... disfrutado.- Confesé. Carla me miró sorprendida y no supo que contestarme. -Carla, he tenido dos órganos. Me ha faltado poco para el tercero.- Empecé a contarle. -Yo no quería al principio. Pero a medida que sus pollas me hacían suya, empecé a perder la cabeza y no quería que se detuvieran. Sentir como se corrían en mi interior, sentir como me manchaban con su semen. Solo con recordarlo ya me estoy mojando.- Le confesé con nuevas lagrimas. -Soy una puta, Carla. Una puta que le gusta que la violen.- Finalicé completamente abatido.

Pero entonces un tortazo me dejo estupefacto. Miré a Carla y vi como ella también estaba llorando. Y entonces para mi sorpresa se acercó a mí y me besó. Fue un beso tierno y cálido, en el que nuestros labios se abrazaba y nuestras lenguas se unían en una sola.

-No digas eso Diana.- Me pidió Carla, tras un largo silencio. -No digas eso, por favor.- Me pidió de nuevo. -Yo... yo... te quiero. Para mí no eres una puta. Para mi eres Diana. Así que por favor no lo vuelvas a repetir.- Yo la miraba aluciando. -Había estado pensando, en decírtelo antes, pero visto lo ocurrido... ¿Diana, quieres irte a vivir conmigo a otra ciudad y empezar una nueva vida junto a mi?

La pregunta me pillo por sorpresa. Me quedé callado unos segundos, tratando de asimilar todo aquello y tratando de quitarme de la cabeza lo ocurrido en el callejón. Al final, con voz temblorosa respondí.

-Si...- Aquella respuesta sacó una sonrisa en Carla, que no dudo en volver a besarme.

-Vamos a dentro. A partir de mañana tenemos mucho que preparar.- Dijo sin poder reprimir una sonrisa.

Epilogo

Desde aquel día, Carla y yo somos pareja oficialmente, pero tal y como lo acordamos, ahora vivimos en otra ciudad por lo que nadie conoce mi pasado. Aquello era algo que me permitía poder vivir sin tapujos y empezar a comportarme como una mujer. Antes de darme cuenta, no utilizaba el masculino para hablar y hasta se me iba olvidando mi pasado como hombre, refiriéndome a mí en el pasado como mujer.

Siempre que íbamos paseando juntas por la calle, levantamos piropos entre los chicos. Pero nunca he vuelto a tener relaciones con uno. Ni Carla tampoco.

Esta es la primera parte de esta serie. En un futuro volveré a retomarla con nuevas situaciones para Diana, ahora acompañada por Carla. Espero que les haya gustado y no duden en comentar y valorar los relatos. Estoy abierto a cualquier sugerencia para el futuro, así que no dudéis en mandarme un mail. También quiero avisaros de que he creado una cuenta en ask.com y que os invito que me preguntéis lo que queráis sobre mi o mis series. http://ask.fm/FGGP