David, mi padre y el amor de mi vida (2)

Esta no es exactamente una continuación con David, pero es una experiencia que gracias a un desconocido literalmente ilumino mi nueva vida y me ayudo a avanzar en mi relación con mi padre.

Tristeza No 1.

Por la memoria vagamos descalzos

seguimos el garabato de la lluvia

hasta la tristeza que es el hogar destino

la tristeza almacena los desastres del alma

o sea lo mejorcito de nosotros mismos

digamos esperanzas sacrificios amores

a la tristeza no hay quien la despoje

es transparente como un rayo de luna

fiel a determinadas alegrías.

Mario Benedetti.

La verdad es que solo las pocas personas que tuvieron contacto conmigo durante el periodo posterior al abandono de mi padre saben lo destrozado que estaba, pasé horas sino es que días, acostado en el piso de mi cuarto esperando a que tal vez el poco frío a mi alrededor pudiera apaciguar el dolor que me quemaba por dentro, nunca funcionó.

Después de algunos días de auto victimización y varios regaños, no sólo de los que me rodeaban sino incluso de mi mismo, me levante, comí todo lo dulce que encontré, subí al carro y me dirigí a la carretera. Maneje por horas en completo silencio hasta que el sol me abandonó, el aire se sentía bien, mis sentidos no me traicionaban aún y manejaba sin problemas, nunca me fije en la velocidad ni mucho menos en la dirección, simplemente no deje de manejar.

Estaba tan absorto en sentir el viento que me di cuenta de que una patrulla me seguía hasta que las luces azules y rojas me cegaron por un instante, seguí conduciendo hasta encontrar un lugar donde detenerme, una vez ahí me quede dentro del carro esperando a que el federal de caminos se acercará al carro.

Llevo 15 minutos diciéndote que te detengas

No lo escuche señor – preferí no mirarlo.

¿Tienes idea de a qué velocidad ibas?

No – esta vez no lo pude evitar y lo mire directo a los ojos, era lindo, muy lindo, probablemente el último federal de caminos que es joven, delgado y con ojos tranquilos pero con destello.

Si sigues a esa velocidad el menor de tus problemas será una multa.

No entiendo a qué se refiere señor

Me refiero a que o superas tus problemas o te matas pero lo haces en otro lado porque en esta carretera puedes lastimar a personas inocentes con tu imprudencia.

Sentí la dureza de sus palabras como una bofetada en la cara que tanta falta me hacía, me tomo un poco de tiempo recuperarme del golpe de honestidad, pero en cuanto regrese del limbo de mi conciencia, me decidí y salí del carro, me acerqué a él, me pare en puntas (era más alto que yo) y le di un beso pequeño, corto pero sincero, y es que la verdad temía que me fuera a soltar un golpe en cualquier momento, así que regrese a sentir el piso bajo mis pies y aguarde

Ninguno los dos dijo algo por varios minutos, yo comenzaba a sentirme algo nervioso hasta que noté que había una sonrisa dibujada en su rostro, entonces respire aliviado y agradecí seguir entero. Él se acercó a mi, intentó abrazarme pero por simple reflejo di unos pasos hacía atrás, sin embargo, a él no pareció importarle y tomándome de la barbilla me dio un segundo beso, esta vez más largo, pausado, al principio tan solo con una ligera caricia de labios pero después dio paso a un roce de lenguas discreto, muy discreto pero lindo.

En cuanto nos separamos el intentó abrazarme, pero otra vez retrocedí sin explicación, él me sonrió y yo me relajé, nos besamos nuevamente pero con más confianza, solo que esta vez el aprovecho que mis brazos estaban alrededor de su nuca y me rodeó con los suyos en mi cintura, en cuanto sentí el abrazo intenté separarme de él sin muy bueno resultados, me sujetó con fuerza sin parar de besarme, y yo experimenté varias emociones, sorpresa, molestia, confusión, hasta que por fin me rendí, lo deje abrazarme y besarme, me relaje y me dedique a sentirlo, sentí todo su cuerpo y ese hermoso beso que aún no terminaba.

Sin embargo, todo lo que sube debe de bajar, y así me sucedió, de repente, sin previo aviso, comencé a llorar calladamente, él se separó de mí al sentir mis lágrimas, me miró y se dirigió a mi carro, yo pensé que me abandonaría ahí mismo sin cruzar palabra, tal como mi padre lo había hecho, pero no fue así, él cerró mi carro, tomó mi mano y me dirigió hacía su patrulla.

Una vez adentro yo seguía sin controlar mis lágrimas, él se mantenía tranquilo, tan sólo me abrazaba y me dejaba llorar hasta que recuperará una respiración normal, entonces se acerco a mi boca y comenzó a besarme como si mi llanto no existiera, y la verdad es que al poco así fue, mis lágrimas se fueron secando poco a poco, dejando lugar a esos maravillosos besos que un completo extraño me brindaba, me relaje y me dedique a disfrutar de sus suaves labios y su lengua que movía con perfección.

Cuando por fin nos separamos lo sentí un poco nervioso, lo cierto es que había pocos carros pasando pero todavía había algunos, yo lo tranquilicé con mi mano en su entrepierna y mi boca en su cuello, al poco el estaba completamente erecto y relajado, así que me decidí y abrí su pantalón con un poco de dificultad, me incliné y baje el cierre con los dientes, deje salir su hermosa verga y sin pensarlo dos veces la introduje en mi boca hasta que mi nariz toco su vello.

Me quedé unos instantes quieto, sintiendo su largo, su textura, su sabor, hasta que él un poco desesperado comenzó a acariciar mi pelo en señal de que quería que continuara, decidí no hacerlo esperar más y recorrí su verga con mi boca, primero tan sólo con mi lengua, después con toda mi boca pero muy lentamente, después un poco más rápido hasta llegar a un ritmo frenético, para por último sacarla por completo y darle besitos en todo su largo, repetí el mismo procedimiento varias veces, de modo que lo llevaba a una gran excitación pero sin dejarlo terminar, él entendió mi juego fácilmente, por lo que en cuanto iba más rápido detenía mi cabeza impidiendo que lo sacará.

Así iniciamos un lindo juego, yo intentando escaparme y el sujetándome para que no me detuviera, no se cuánto tiempo pasamos así pero era claro que sólo podía haber un ganador, y ese era él, no me moví rápido y el alcanzo a sujetarme justo cuando mi boca estaba en la cabeza de su verga, dejó escapar un gemido y yo comencé a succionar más fuerte, de modo que el primer disparó cayó justo donde yo lo quería, en mi lengua, comencé a tragar gustoso ya que su leche era bastante dulce, muy diferente a la de mi padre, más espesa pero muy rica, él intentaba separarme pensando que me desagradaría tomármela, sin embargo, yo no me detuve hasta que la última gota estuvo en mi boca, él me miró complacido y se relajó en el asiento, yo me levanté y esperé a que el dictara el siguiente paso.

¿Listo para ir a casa?

No – lo miré un poco decepcionado, no pensé que todo fuera a terminar así.

Entonces te doy dos opciones – me abrió la puerta del carro y continuo – o manejas a tu casa o me sigues – yo bajé de inmediato.

Ya en mi carro en realidad no pensé mucho, arranqué cuando el arrancó, giré tal como el giró, maneje a su misma velocidad y hacía su misma dirección, iba concentrado en una sola cosa, esas luces, azules y rojas, era todo lo que veía, azul y rojo. Salí de mi trance cuando un señor de unos 40 años, gordo y bigoton, me pidió $100.00 pesos, no me había dado cuenta pero en seguir a mi adorado federal entre a un autohotel con su respectivo costo, pagué y estacioné en la habitación continúa a la de la patrulla, esperé unos momentos hasta que apareció mi federal, me hizo señas para que lo siguiera por lo que cerré la cochera y lo obedecí.

En la habitación me inundo un sentimiento de incomodidad, no sabía ni siquiera su nombre y ya estaba en una habitación de hotel, que incoherencia. Me quedé parado, completamente incomodo, él se acercó a mí y yo retrocedí nuevamente.

Ya hemos bailado esto antes.

Me quedé callado, era cierto, dejé que se acercará, dejé que me besara, pero al poco tiempo comencé a responder, lo bese tranquilo, sin apuro, sabía que teníamos toda la noche para disfrutar uno del otro. Él me tomó de la mano y me dirigió hasta quedar parados a lado de la cama, lo deje desvestirme por completo, sin ninguna objeción, pero cuando intenté devolver la acción y desvestirlo, él no me lo permitió, fue entonces que me di cuenta de que a partir de ese momento él tenía el control.

Me quedé desnudo y él vestido, me repasaba detenidamente, primero con la mirada, después me acarició con la yema de sus dedos, y con un pequeño empujón caí en la cama, repasó mi cuerpo con su lengua, yo empezaba a desesperar, se detuvo en mis pezones y yo ya estaba en la locura, el seguía vestido y no se le veían intenciones de soltar mis pezones, así que me moví un poco, el se detuvo un instante y comenzó a besarme en la boca, continúo en mi cuello y me susurro al oído: quieto.

Fue todo lo que me dijo, y realmente no había necesidad de más, siguió recorriéndome con su lengua, me dio vuelta y continúo por mi espalda, yo intentaba no retorcerme por las cosquillas, pero fue imposible, con una dulce risa me dijo

Así que cosquilludo el niño – no pude evitarlo y lo acompañe en su risa

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Me giró nuevamente por lo que terminé de frente a él, me besó un poco en la boca y se incorporó quedando de rodillas a la altura de mi verga, comenzó a masturbarme con una sola mano mientras que con la otra acariciaba mi pecho y de vez en cuando mi cara, le pedí que se detuviera cuando sentí que terminaba, no quería manchar su uniforme y aun era muy temprano.

Me pidió que me diera la vuelta otra vez, yo ya me sentía como trompo, pero lo olvidé en cuanto sentí su lengua dentro de mí, me retorcí del placer, intenté tranquilizarme pero no lo logre muy bien, al poco me encontraba gimiendo y al borde del orgasmo, él no me dejaba respirar, no separaba su boca de mi, no se cuánto tiempo duró en mí pero si sé que termine dos veces, ya un poco cansado se levantó y comenzó a desvestirse, no pude evitar girar para poder ver aquella increíble belleza, tenía un cuerpo increíble y una sonrisa cálida que lo complementaba.

Ya desnudo puso una almohada debajo de mí, subió mis piernas a sus hombros y acercándose a mi cara, susurro.

Eres un ángel nene – yo sonreí.

No pude evitar recordar a mi padre con esas palabras, mi corazón se achicó y una tristeza me inundo, supongo que él lo notó pero de inmediato me sonrió, esa sonrisa me iluminó el alma, saqué la imagen de mi padre de mi cabeza y pude responderle con seguridad

Entonces seré tu ángel.

Su verga entró sin problemas, prácticamente no me dolió, cerré los ojos para disfrutar su recorrido, pero el me despertó.

¿Estás bien? – supongo que estaba un poco preocupado.

No respondí, tan sólo lo jale en signo de que continuará, él así lo hizo, comenzó un vaivén que me transportó al paraíso, comencé a gemir sin poder evitarlo, el me correspondió con envestidas aún más fuertes, los dos gemimos más fuerte y de repente el se detuvo, yo me confundí un poco, pensé que algo malo había sucedido, sin embargo el comenzó nuevamente pero mucho más lento, después fue un poco más rápido y de repente se salía o simplemente se detenía, me di cuenta de que imitaba mi juego anterior, le sonreí y comencé a jalarlo para que no se pudiera salir, me impulsaba para que no pudiera detenerse, el advirtió que le correspondía en el juego y comenzó a provocarme aún más, la diferencia es que esta vez el ganador sólo podía ser yo, entre dos gemidos muy distintos terminó dentro de un condón al que nunca le puse atención hasta que me robo la gloria de su leche.

Nos quedamos acostados por un rato, incluso me quede dormido en sus brazos, sin embargo no fue mucho lo que dormí, él me despertó porque ya estaba amaneciendo y tenía que continuar con su trabajo, ya estaba completamente vestido con su uniforme por lo que no tarde en imitarlo porque no quise quedarme solo en la habitación, salimos sin decir una palabra del cuarto, me acompaño a mi carro y se despidió de mi con un beso.

No se por qué pero mi tristeza me inundo nuevamente, arranqué con desgano, estaba seguro de que nunca lo volvería a ver, tan pronto salí de la cochera la tristeza era la reina definitiva, comencé a manejar con su compañía, pero al poco descubrí que aquellas luces que había seguido con tanta determinación a comienzos de la noche me seguían de cerca, maneje despacio, quería que esas luces durarán lo más que se pudiera, sin embargo, pese a todos mis esfuerzos, llegue a casa, me orille y él se puso a lado de mí, bajé la ventanilla para poder escuchar su voz por última vez.

Tenía que asegurarme de que mi ángel llegará bien a casa

Gracias – le sonreí intentando disimular mi tristeza – ¿te volveré a ver algún día o tendré que manejar lo más rápido posible?

Yo no olvidó palabras, y tu me dijiste que serás mi ángel, te has comprometido nene, de mi no te deshaces – me sonrió por última vez y arrancó.

Lo miré alejarse lentamente, sus luces azules y rojas aún se distinguían a la distancia, entré a la cochera de la casa cuando por fin desaparecieron, sabía que a pesar de sus palabras no tenía manera de contactarlo, pero tampoco podía buscarlo, no me correspondía a mí. Baje mi mirada con mi reina tristeza, pero esta vez me traiciono, por fin sonreí al descubrir una pequeña tarjeta blanca, tenía el escudo nacional y el de los federales de caminos, un número de emergencia, y en letras pequeñas un número celular, sonreí divertido intentando adivinar en qué momento la había metido a mi carro, cerré la puerta de la cochera y una oscuridad absoluta me inundo, diablos, extraño tanto esas luces.