David, mi padre y el amor de mi vida

Una relación padre-hijo aunque que crea un sentimiento que va más allá de la paternidad.

Es totalmente imposible escribir un simple relato acerca de una relación que se fue desenvolviendo durante muchos años, quisiera poder describir cada segundo que he pasado con mi padre de tal manera que pudiera transmitir los sentimientos, el tacto, sus ademanes, el carácter de ambos, etc. pero como estoy conciente de que eso esta alejado de mi realidad contaré el momento más decisivo en nuestra relación.

Primero que nada debo aclarar que yo fui una de esas pocas personas lo suficientemente desafortunadas para ser abandonadas en una casa hogar en México, para los que sepan por lo menos un poco del país tienen idea del infierno en el que viví en mi infancia, debido a que extrañamente soy de ojos color miel y pelo castaño todos los locos encargados de cuidar la casa hogar juraban que iba a ser fácil encontrarme un familia, sin embargo eso no sucedió ni de bebe ni de niño, pase 11 años rogando por un milagro, por una familia de cuento de hadas con un papá, una mamá y hasta un hermano, pero eso nunca sucedió, con el tiempo acepte mi realidad y deje de soñar con la persona que me salvaría, así que me convertí en un niño problema, echo y derecho.

Sin embargo un día sucedió lo impensable, David, un hombre joven de esos que tan sólo dejan dinero pero no adoptan entro a la casa hogar, y no sólo no se interesó en los bebes, ni en los niños bien portados sino que me miró, me dio su mano y camino conmigo hacía la puerta, ese día fue la última vez que pise ese horrible lugar.

Yo prácticamente había olvidado la palabra "adopción", creí que eso nunca sucedería, pero al poco tiempo descubrí esa extraña sensación a la que llaman felicidad, no fueron las cosas materiales que tanto me faltaron en mi infancia las que marcaron mi relación con David, sino las muestras de afecto, a ambos nos tomo mucho tiempo y esfuerzo llegar a simples frases como: necesito ayuda, tengo miedo, etc. Supongo que en parte fue el carácter tan fuerte de ambos que hizo el camino a la confianza y el amor tan tortuoso, ambos somos muy orgullosos, no somos buenos expresando cariño y esas cosas, pero después de un largo proceso a través de los años llegamos al punto en el que dormía en su cama, me abrazaba y daba besitos varias veces al día y cosas por el estilo.

A pesar de mi nueva vida casi perfecta, mi sexualidad era completamente gay y para mi colmo se enfoco en una sola persona: David, mi padre. Hice de todo para evitar esa realidad, no lo podía concebir, pero lo cierto era que lo adoraba, David era, es y será mi vida entera, mi amor platónico, la encarnación de perfección, mi todo. Mis fantasías me sobrepasaban, se convirtieron en lo único que pensaba, así que intente enfocarlas en alguien mas, y como lo de niño problema nunca se me quitó por completo, sucedió que un buen día mi amado padre me descubrió nada mas y nada menos que mamándosela a mi "amigo" Marcos, de alguna manera me arrastró hasta su oficina y una ves adentro hizo girar mi cabeza del golpe que me dio, ya me había golpeado antes por tonterías como fumar y cosas así, pero ese golpe fue diferente, fue con un sentimiento que sobrepasaba el coraje, los golpes continuaron con menos fuerza que el primero pero con la suficiente para que el mismo se desconociera, después de un rato de ir y venir me puso su brazo contra mi pecho y acercándose a pocos centímetros de mi cara dijo las palabras más mágicas del mundo:

  • Me destroza saber que otros han entrado en los labios que yo tanto deseo

Yo me quede congelado, no podía creer lo que había escuchado, llegue a pensar que estaba en una mas de mis tantas fantasías, sin embargo, no pude evitar levantar mi cara lo suficiente para posar mis labios en los de él, no me atreví a hacer más, no podía, y creo que el tampoco, ambos nos quedamos unos segundos como en pausa, en un extraño beso sin movimiento, el primero en moverse fue él, poco a poco introdujo su lengua dentro de mi boca, fue tan lento que no me asusto por lo que le devolví la caricia con el mismo cuidado que él, ambos teníamos miedo de romper la magia con un movimiento brusco, así que un simple beso se convirtió en casi una danza que lentamente fue tomando fuerza, energía, sentimiento. No tengo idea de cuánto duro ese primer beso pero cuando se separó de mi sentí que se me iba la vida, él comenzó a moverse inquieto, caminaba por toda la oficina, decía incoherencias sobre lo incorrecto del momento y cosas por el estilo, yo me aterre de pensar que me abandonaría así que dije lo primero que salió de mi corazón:

  • Llévame a tu cuarto – al ver que por la sorpresa de mis palabras él se detenía en medio de su pánico continúe – si tu me llevas a tu cuarto y tomas mi virginidad te juro que todo mi ser nunca tocará a otro hombre.

Esta vez el se enloqueció aún más, empezó a gritar acerca de lo loco que estaba, sin embargo nuevamente mi corazón me brindó la respuesta.

  • Seré tuyo.

Eso fue todo lo que dije, no necesite más, él se detuvo en seco, se acerco a mi, me rodeo con sus brazos y se acercó a mi oído.

  • Solo mío, todo mío, cada centímetro, incluyendo tu corazón.

Esta vez no tuve palabras, no tenía respuesta, toda mi persona ya le pertenecía desde el momento en que me adoptó, así que me limite a sonreír, el comprendió, me tomó en sus brazos y me cargo hasta su habitación.

Una vez adentro, me sentó en su cama, yo temía lo peor pero me tranquilice al ver que desamarraba mis tenis, levantó la mirada y me iluminó simplemente al decir.

  • Te juro que no te lastimaré, te daré lo mejor de mí para que este momento se quede por siempre en tu corazón.

Temí ser demasiado torpe al quitarle la ropa, y es que era tanto mi anhelo de tenerlo completamente desnudo ante mi que no podía esperar mucho tiempo, sin embargo, su experiencia dictó el camino, yo me limite a imitarlo, cada segundo fue mágico, en ningún momento nos dejamos de besar, yo me dejé llevar, deje que me acomodara en la cama, que llevara la iniciativa, deje que recorriera poco a poco mi cuello y cada centímetro de mi cuerpo, tan solo lo acompañaba con pequeños suspiros que no podía contener, el me recorría pero no se acercaba a mi pene. Al ver que se detenía me incorporé y por primera vez fui yo el que llevaba la iniciativa, lo recorrí lentamente, intentando recordar la textura de todo su cuerpo, el estaba en completo silencio así que con todo el nerviosismo me atreví a besar su prepucio, y el reacciono, abrí un poco mas mi boca y comencé a recorrer toda su verga, era grande, pero yo disfrutaba cada centímetro, él comenzaba a gemir, ni yo mismo podía creer lo que estaba haciendo, me esforzaba, quería que él lo disfrutara como si en ello se me fuera la vida, no meditaba mucho mis movimientos pero cada que el vibraba me llevaba al cielo y me hacía succionar, lamer, chupar e incluso metérmela por completo para volverla a sacar en un ritmo frenético que a mi me hizo perder la razón y a él darme toda su leche en mi boca.

Al sentir su leche entre en una especie de trance, me dedique a saborearla, no quería llegar a olvidar su sabor, no me di cuenta de cuando él me acomodo sobre varias almohadas, reaccione cuando sentí una descarga de placer, mi padre, mi amado David, había introducido mi verga en su boca, evite gritar mas de una vez al sentir su boca recorriendo mi verga, pero mis esfuerzos fueron en vano en cuanto su lengua se introdujo en mí, grite, grite de placer, sabía lo que eso significaba pero no tenía idea del placer que le acompañaba, me deje llevar y disfrute su lengua al máximo.

Desperté de mi éxtasis cuando el se alejo de mí, me inquiete como si lo estuviera perdiendo, pero al ver que sacaba de su mesa de noche un lubricante me tranquilice, había llegado el momento que tanto había esperado, temblaba de una mezcla de emoción y nerviosismo por lo que David se dedicó a besarme hasta que me tranquilice un poco, fue entonces cuando se alejo de mi boca y me dedico la mirada mas increíble, directo a mis ojos, acompañada de un te amo peque, su verga se abrió paso sin mayor resistencia de mi parte que la de mi esfínter. Cerré mis ojos, no dolía pero se sentía extraño, el se quedo quieto esperando a que me acostumbrará, no me tomo mucho tiempo porque al poco era yo el que le pedía con la mirada que continuará, y lo hizo, me penetro lentamente con un ligero gemido de ambos, al principio fue lento, suave, pero después fue cada vez más rápido, más fuerte, hasta convertirse en un ritmo frenético que provocó que terminará sin haberme tocado, David al sentir mi semen disminuyo las embestidas pero en cuanto vio que recuperaba mi erección comenzó nuevamente con una combinación entre fuerza y sutileza, ahogábamos mutuamente nuestros gemidos con besos, nuestra respiración se hizo una sola, una rápida, inalcanzable, nos gritábamos miles te amo acompañados de gemidos hasta que llegamos juntos a un orgasmo exquisito, inexplicable, simplemente nos unimos en un orgasmo.

La magia continúo en manos de miles de besos, estábamos abrazados dentro de las cobijas y a pesar de que él estaba sobre de mi no sentía su peso, sentía que flotábamos, y fue así como me quede dormido, flotando.

Quisiera que la mañana siguiente fuera una mentira pero no es así, desperté en su cama pero no con él, David estaba sentado en el borde de la cama, al despertar lo rodeo con mi brazo pero no obtuve la respuesta que esperaba, frenético se levanto de la cama y comenzó a gritar un sinfín de cosas que fueron destrozando mi corazón poco a poco, he ido bloqueando la mayoría de ellas, pero aún recuerdo la que más me dolió.

  • Todo, absolutamente todo relacionado contigo ha sido un grave error, no sabes cuánto me arrepiento.

En cuanto esas palabras llegaron a mi cerebro me levanté con las pocas fuerzas que tenía y me limite a un

  • Lo prometiste

Después de eso corrí al baño y me desplomé del dolor, no puedo describir tanto dolor, simplemente no puedo, me tiré en el baño, sentía su leche recorrer mis piernas y me hacía aún más daño. Después de no se cuanto tiempo de llorar David entro al baño, me cargo hacía la cama y me pidió perdón, pero yo no reaccione, mi llanto era incontrolable, puse todo mi dolor en una mirada, una mirada que el me devolvió con el mismo dolor pero acompañada de palabras:

  • Lo siento, no puedo hacerlo.

Salió de la casa en la mañana, ahora es la madrugada del día siguiente, yo no he parado de llorar, pero sin duda, escribir este relato, me ha ayudado.