David, de calladito a todo un semental
El chico callado y más tranquilo de la reunión había sido un salvaje en la cama y se animó a hacérmelo saber por fin en una de nuestras tantas reuniones
Una de mis mejores amigas me había invitado a una reunión en su casa, yo conocía a sus amigos hace ya algunos años y nos divertíamos sanamente así que fui para allá sin imaginar lo que me esperaba. Éramos chicos y chicas, a mí no me atraía ninguno así que seguí conversando y riendo con todos. Hasta que uno de ellos, David, uno de los menos atractivos me llamó a la cocina para decirme algo, yo fui y en eso me dijo que yo le gustaba mucho y que quería que le de un beso… Confieso que había tomado algo, pero no era para tanto… le dije que mejor volviéramos a la sala con todos, pero él me envolvió con sus brazos y me mandó un beso que me sorprendió de lo bueno que estaba. Me quedé confundida, él era linda persona y un gran chico, pero estaba segura de que no me atraía físicamente, y si era así ¿por qué no me había desagradado el beso? El se dio cuenta y me volvió a besar, yo seguía incrédula pero tampoco lo detenía. Había algo en esos besos y la forma en que me tenía envuelta en sus brazos que hizo que me dejara llevar. Debo contar que David es un chico alto, contextura normal con pecho algo ancho, tez morena y algo tranquilo o tímido. Por lo cual yo no entendía qué estaba pasando.
Cuando me di cuenta me había llevado a las escaleras del edificio y con su manera de envolverme en sus brazos, había hecho que me olvide de muchas cosas y ya lo besaba apasionadamente también yo. él me cargó y pude sentir su verga dura frotándose con mi pelvis. Los besos se habían vuelto cada vez más descontrolados. Me tocaba las nalgas a su antojo, me las apretaba mientras me decía lo mucho que siempre le había gustado. Yo ya no pensaba, solo me dejaba llevar por el deseo. Me pidió ir a otro lado los dos solos, pero yo no podía pues en esos tiempos vivía con mis papás y les dije que llegaría temprano sí o sí.
Entonces me bajó y me puso contra la pared agarrándome de la baranda y me restregó su dureza en mi trasero, me lo golpeó una y otra vez con su polla que quería a gritos salir del pantalón. Yo me sostenía muy fuerte de ese tubo mientras sentía sus embestidas e imaginaba lo que sería tenerlo piel con piel y dentro de mí, lo deseaba mucho, pero tenía que volver a casa y en cualquier momento alguien podía abrir la puerta de las escaleras y encontrarnos así. Intentamos parar para volver a la fiesta, pero yo tenía mucha curiosidad de ver su pija así que le pedí que me la mostrara. El dudó unos segundos y luego la sacó toda. Wow… tan bonita y tan guardada. Jamás habría imaginado que ese chico tímido era tan hábil con las manos y tenía una polla tan provocativa. Le di un suave besito en todo su glande super mojado y le dije que continuaríamos otro día, pero en ese rato debíamos volver a la fiesta antes que alguien sospechara algo.
Días después estábamos afuera del hotel en el que habíamos quedado. Ni bien entramos él me hizo recordar por qué estaba ahí. Me abrazó con tanta pasión que hizo que me calentara en segundos. Me empezó a besar y quitar toda la ropa hasta quedar desnudos. Su polla era divina, entre rosada y oscura, muy brillante, llena de venas salientes, con una cabeza toda grande y deliciosa que yo chupaba sin parar. David encontró otro de mis puntos débiles, mis pezones y se aprovechó de eso para llevarme al orgasmo fácilmente. Me tenía ahí desnuda, abierta, excitada, mojada. Se puso sobre mí y empezó su ritmo frenético. Yo recibía tremenda pija en mi coño mojado. Tenía un ritmo salvaje. Después de darme duro esperaba unos segundos y me la hundía aún más, como un movimiento secreto inesperado, un ¿pensaste que eso era todo? ¡Toma! Y me la hundía más profundo con un solo golpe. Yo gemía como loca, intenté taparme la boca, pero él me decía que le encantaban mis gemidos, que no me callara, hasta que me dijo que iba a correrse y quería hacerlo en mi boca. Se paró frente a mí, yo tenía esa belleza frente a mi cara y no tardé un segundo en devorarla, hmmmm estaba super caliente y tiesa, cuando en eso sentí la descarga, un chorro de leche me empezó a llenar la boca, yo seguí chupándole la polla mientras me pasaba su tibio semen.
Para mi sorpresa David seguía con la polla parada, entonces me puso en 4 al borde de la cama, él parado en el suelo me sujetó de los cabellos mientras empezó a embestirme con su polla que perforaba mi coño sin piedad. En eso me ordenó que me abriera las nalgas, yo estaba apoyada con mis brazos en la cama haciendo resistencia a sus embestidas, si hacía lo que me pedía me iba a caer sobre el colchón, le dije “si hago eso me voy a caer” y me respondió con un caliente “cáete entonces”. Debo confesar que el descubrir su lado dominante me hizo arrechar aún más y lo obedecí, con mis manos separé mis nalgas para darle un mayor espectáculo y vista de mi culito mientras me follaba el coño. Quedé con mi cara apoyada en la cama recibiendo todas sus embestidas mientras me nalgueaba y decía cosas muy calientes. Yo me dejaba hacer. Ese hombre me estaba tomando a su antojo y mi chucha lo estaba disfrutando sin duda. En eso se quedó bien pegado a mí, me hizo erguirme, y con la polla aún bien metida y dura me manoseó las tetas y masturbó frotándome el pubis. Yo me retorcía de placer, y él me daba lengüetazos por la cara y la espalda que solo lograban que me moje más. Sabía perfectamente qué hacer para tenerme así a su merced. Me estaba dando tamaño placer. El encontró el ritmo perfecto, me encajó hasta el fondo la verga y continuó su bamboleo al unísono con unos dedos frotando mi entradita que chorreaba mucho jugo y los otros dedos apretando mis pezones de tal manera que le dije que me vendría, que no parara… él continuó su ritmo de mete y saca delicioso mientras su mano se movía más rápido en mi rajita y veía cómo no soltaba para nada mis pezones erectos, hasta que no pude más y estallé con un gemido muy fuerte y él aprovechando mi corrida me hundió la verga con más fuerza, más profundo. Me estremecí y mojé toda. A los instantes me dijo que se iba a venir también y quería dármela en las tetas. Yo me volteé, y él disparó una leche espesa que cayó sobre mis tetas húmedas. Esparcí su semen sobre ellas, cubrí mis areolas y pezones. Le quedaron unas gotas en el glande hinchado y me lo llevé a la boca, lo chupé todo, y escuché sus gemidos de placer. Se lo dejé bien limpio. Se lo merecía. Ese hombre me había dado un placer que jamás imaginé y sobre todo viniendo de él, alguien con quien nunca imaginé más que los besos en la mejilla de siempre como a cualquier amigo. Desde aquella vez nos hemos vuelto a encontrar en reuniones con el mismo grupo y hemos sabido tener nuestra reunión privada después de despedirnos de todos ;)