Darrell Ace

Darrell Ace, un joven actor porno, por fin se va a quitar las ganas que le tiene a su compañero de piso.

-

Yeah

, do

you

like

it

?

+

Mmmm

..

Ahá

.

-

Yeah

,

you

are a

good

boy

. Come

on

,

kiss

me.

  • Y... ¡CORTEN!

Estupendo chicos

, una escena increíble. Id a ducharos y descansad, el próximo día tocará más.

Así, con ese breve reconocimiento y el sonido de la claqueta, es como acababa la jornada laboral de

Darrell

. Los ayudantes le llevaron corriendo una toalla y un albornoz para acompañarle a su camerino, donde una jarra de 7UP le estaba esperando. Se fue directo a la ducha y se enjabonó bien para eliminar cualquier señal que pudiera evidenciar cuál era su principal profesión. El agua caliente le resbalaba por los hombros, cayendo por la espalda y deslizándose por sus bien marcados y definidos glúteos, aquellos a los que hoy no habían dado tregua. Los

tenía

rojos por

los

azotes recibidos y los magreos que habían sufrido. Sus rodillas y codos también estaban rojos y algo irritados por las posiciones en las que había tenido que estar. Pero la parte que más resentida tenía era, sin duda, el esfínter. Definitivamente la profesión de actor porno no era fácil.

Una de las estrellas más famosas de esa rama del cine había llegado a España con la compañía "

Menatplay

", una mundialmente conocida página de porno, y había hecho llamar a muchos de los actores que estaban empezando en el mundo del porno español y a algún que otro más curtido.

Darrell

era uno de esos con algo más de experiencia.

Había empezado con tan solo 19 años y a sus 22 era muy cotizado en el panorama nacional, su cara de niño mezclada con esa mirada y esa sonrisa pícara a la par que inocente, daba mucho juego a las escenas que rodaba, haciendo que su fama y su caché subiesen rápidamente.

Pero ni en sus más ambiciosos sueños habría imaginado la posibilidad de trabajar con una estrella de tal calibre como

Paddy

O'Brian

. El actor era tremendamente atractivo, eso no se podía negar. De aspecto abrumador. Era rudo, musculoso y velludo, pero era su atributo masculino lo que le había conferido su éxito.

Pero a

Darrell

eso no le impresionaba, de

hecho

ni si quiera era fan de la estrella, todo lo contrario. En

cambio,

era su compañero de piso quien adoraba al irlandés.

Para

Darrel

hacía falta algo más que un buen físico y un buen miembro para impresionarle. Disfrutaba del sexo, no era solo una afición, era su vida entera. Sus inicios siempre fueron algo turbios; había pasado de ser un completo desconocido a compartir escena con algunos de los mejores del panorama, como Lucio Saint, en cuestión de un mes o dos. Todos especulaban y lo cierto es que no distaban mucho de dar en el blanco.

Ambicioso como ninguno,

Darrell

no era de los que se dejaba

amedrantar

ante cualquier contratiempo. Había luchado con uñas y dientes hasta la extenuación para llegar hasta donde había llegado. Discutiendo con sus padres cuando les reveló cuál era su aspiración. Haciendo caso omiso a los comentarios de sus amigos y conocidos, los cuáles daban consejos e impresiones en un vano intento de hacer ver que sabían del tema, intentando que descartara esa idea. Pero todo había dado sus frutos.

Después de salir de la ducha fue directo al hotel donde le habían alojado para el film, nada más llegar se quitó la ropa y se tiró en la cama, necesitaba dormir.

(BEEEP-BEEEP-BEEEP)

  • ¡Maldita

alarma! -

No se había acordado de desactivarla.

Un haz de luz se colaba entre las finas cortinas de la habitación, bañando la cama e iluminando el panorama.

Amaneciendo como siempre, desnudo. Pareciera que las sábanas querían colaborar en la sensualidad de la escena.

Tumbado boca abajo como estaba, estiró la mano para apagar la alarma mientras se desperezaba. La tela solamente le tapaba una parte del culo, la nalga izquierda para ser exactos, enrollándose el resto por esa misma pierna. Mientras se estiraba rodó por la cama, quedando

bocarriba

.

Darrell

presentaba un cuerpo "per

sucar

pa

", como decía su compañero de piso. Delgado pero marcado. Con el vello justo en las piernas y en la línea que va desde el ombligo hasta su miembro, coronado por una ligera capa de vello que le daba sensualidad donde este parecía empezar a despertar adquiriendo cada vez más tamaño y grosor.

Darrell

miró y sonrió, era prácticamente incansable.

Empezó a pellizcarse el pezón derecho mientras que con su diestra acariciaba lentamente su estómago bajando en línea recta sorteando el ombligo y dibujando un zigzag en su vello abdominal, hasta llegar al pubis, dónde separó los dedos medio y anular, sorteando así, a su pícaro amigo para empezar a agarrarlo y a menearlo suavemente.

Empezó a humedecer sus labios mientras ladeaba la cabeza hacia

la izquierda, inclinándola

ligeramente

hacia atrás y encogiendo los hombros hacia adelante. Subiendo las rodillas mientras separaba las piernas, dejando por la sábana un camino trazado por sus pies, empezó a acariciar sus testículos, deslizando un travieso dedo hasta su entrada.

(BEEEP-BEEEP-BEEEP)

La segunda alarma, no lo podía creer.

Cogió el móvil y quito la alarma para luego activar el internet, como hacía siempre después de rodar una escena, perdiendo todas las ganas de dedicarse un momento a

si

mismo.

Las notificaciones empezaron a llegar a decenas entre redes sociales y

WhatsApp's

y eso era algo a lo que todavía no se había acostumbrado. Un número increíble de personas le empezó a seguir nada más publicarse su primera escena, seguido de peticiones de amistad o de seguimientos de anónimos, así como la gente que le había vuelto a hablar después de saber de su éxito.  Sin prestarles mucha atención, se dirigió a

Whatsapp

y empezó a contestar a la familia y amigos y revisó los horarios de la tienda donde trabajaba entre semana. Al acabar fue a la conversación de su compañero de piso.

-

Enano, ¿vienes esta noche a cenar o te quedas en el centro y ya empalmas con el curro? Es para saber si hago cena para dos o solamente para

.

  • ¡

Sulley

! Voy a casa, iba a quedarme

aquí,

pero me apetece descansar bien y comer algo decente. Cuenta conmigo para la cena.

Las ventajas de que su compañero de piso fuese cocinero eran que, siempre que

Darrell

volvía de una escena, le preparaba algún plato de los que le gustaban, y siempre había

tuppers

de sopa o potajes listos para descongelar y calentar si no sabía que hacerse.

Cada uno aportaba lo suyo al hogar:

Sulley

cocinaba para ambos y a cambio

Darrell

le animaba siempre que llegaba mosqueado o cansado del restaurante en el que curraba, escuchándole y procurando que descansara y se cuidase. No es que hubiesen pactado esa forma de simbiosis, si no que era algo que les había salido esporádico y que cada uno hacía con gusto por el otro.

-

¡Perfecto! Entonces pensaré que hago e iré a comprar.

  • A las siete llegaré más o menos, voy a recoger las cosas.

  • Hasta luego.

Con la promesa de comida casera y su cama

Darrell

, metió las cuatro cosas básicas que llevaba cuando se tenía que trasladar para rodar las escenas, se puso la gorra y dejó la llave de la habitación en la recepción, despidiéndose del recepcionista con un travieso adiós y un guiño de ojos.

Se dirigió directo a la estación. Si se daba prisa y llegaba antes de que se fuera el tren, llegaría antes de las 19h a casa.

Se despertó con el sonido de la voz que indicaba su parada, cogió la maleta y salió del tren. Empezó a caminar para coger el bus, en realidad era solamente una parada, pero la pereza era increíble.

-

¡Enano!

  • escuchó una voz familiar -

¡Estoy aquí!

+

Sulley

, ¿qué haces aquí?

  • preguntó, antes de darle un abrazo y dos besos.

  • T

enía que ir a comprar un par de cosas para la cena y he decidido esperar a ver si venías con este tren. Venga, vamos andando a casa que ya te he visto con las intenciones.

+

Joder, como eres

jajajaja

. Anda, dame un cigarro y vamos que tengo ganas de llegar.

Una vez se hubo duchado y hubieron cenado, se tiraron a ver una película en el sofá. Como siempre,

Sulley

se tumbaba a lo largo y

Darrell

se tumbaba entre sus piernas. Se apoyaba en él, y como siempre,

Sulley

se dormía.

Pero aquel día era diferente, a pesar de llevar tiempo juntos y sentir ambos atracción el uno por el otro, nunca habían hecho nada. Días antes

Darrell

estaba en su habitación, intentando dormir, cuando empezó a escuchar jadeos ahogados que venían del salón. Al entreabrir la puerta, el panorama que vio fue espectacular. Su compañero tenía una película porno puesta en la tele, con el volumen bajo. Estaba tumbado en el

sofá

, recostando la espalda sobre el asiento, con los pies apoyados en la mesita. No contento con masturbarse se introducía un

dildo

en el culo, olvidando así evitar hacer demasiado ruido con sus jadeos. Antes de hacer nada,

Darrell

cerró la puerta y se fue a la cama. Esa noche no dudó en dar rienda suelta a sus fantasías.

Hacía rato ya que notaba la excitación de su compañero clavada en su espalda y la suya empezaba a hacerse notar. Apartó suavemente el brazo de

Sulley

, que le rodeaba por el torso y se giró hacia él. Seguía dormido, llevando sólo unos

boxers

grises que marcaban su erección.

Darrell

se incorporó y se quitó la camiseta, quedando sólo en unos

sleeps

rojos. Y observó a su compañero, alto y de tez blanca su compañero tenía lo que se podía decir un cuerpo grande. No estaba

gordo

pero tampoco

tenia

la musculatura definida. Una mata de pelos le cubría las piernas, el pecho y el abdomen, deslizándose hacia sus atributos.

Darrell

no iba a negar que eso le resultaba excitante.


Me arrodillé en el suelo, quedando delante de su miembro, acercando poco a poco la cara para olerlo, restregando la nariz, seguí el contorno. Cuando llegué a la punta, saqué la lengua humedecida y la chupé con delicadeza por encima de la tela. Alcé la vista deseando que no se hubiese despertado, para seguir con ese pequeño juego, pero al mismo tiempo ansiando encontrarme con sus ojos abiertos, mirándome habidos de deseo, de lujuria, incitándome a seguir.

Poco a poco empecé a bajar su prenda interior, descubriendo así su atributo. Efectivamente estaba todo, a excepción de sus huevos, recubierto de vello púbico. Agarré el miembro y lo

chupé

en toda su longitud, deleitándome en la punta. Empecé a introducírmela en la boca, chupando y lamiendo cuando unas manos me agarraron la cabeza instándole a tragármela entera. No hice intento de apartarme si no que obedecí la orden. A pesar de no ser grande me llenaba la boca y parte de la garganta. Al principio con ligeros movimientos

Sulley

empezó a follarme la boca, aumentando gradualmente sus embestidas y provocándome arcadas. Sus gemidos eran disimulados, contenidos, pero no su ansia. Seguí con la mamada hasta que noté que empezaba a relajar las embestidas para no correrse y así alargar más la situación.

Me levanté y me bajé los

sleeps

quedando frente él, mostrando mi nada envidiable amigo. Él entendió y se sentó al borde del

sofá

, cogiendo mi rabo y mirándolo casi sin devoción. Con la mano derecha acunó mis huevos y me miró como si pidiese permiso para llevárselo a la boca, asentí y no dudó en ello. Chupaba con desesperación y ansia, pajeándome al mismo tiempo. Lamía el tronco de mi rabo, chupeteaba y mordisqueaba el prepucio, masajeaba mis huevos. No hacía falta empujar su boca, él mismo se la comía entera y se mantenía en esa posición. Pero yo, ávido de placer y de verle sometido le apretaba la cabeza hasta que le veía rojo, con una lágrima escapándosele por el rabillo del ojo. Cuando le dejé libre se sacó mi tranca de la boca y sonrió mientras un hilillo de saliva unía mi polla con su boca, dejando constancia de lo que había pasado. Tenía intención de cogerle otra vez la cabeza cuando él mismo volvió a la faena, con más dedicación si es que eso era posible. A medida que transcurría el tiempo mis gemidos iban en aumento, mezclándose con sus ruidos al chupármela, al pajearme con su saliva, sus respiraciones prolongadas...

Pero no quería que la cosa acabase así. Le hice levantar y darse la vuelta, apoyando los brazos en el respaldo del sofá. Como buen entendido subió las rodillas al sofá, separó las piernas y arquero su espalda dejándome una hermosa visión.

Me puse de cuclillas y cogí sus nalgas, las masajeé, las magreé, les pegué cachetes y las mordí antes de separarlas para descubrir su esfínter. Me acerqué y sin más preámbulos empecé a trabajar aquella zona con mi lengua, lamiendo el contorno, introduciéndola una y otra y otra vez. Sus suspiros eras

constantes,

así como el sonido que producía al arañar el sofá. Una mano se posó en mi cabeza hundiéndola en su culo, eso me volvió loco.

Aumente el movimiento de mi

lengua,

así como las palmadas y los magreos. Sus suspiros aumentaban, mi polla palpitaba.

Necesitaba follarle, necesitaba

metérsela

.

Separé mi cara de ese glorioso agujero y me chupé un dedo para poder introducirlo en su culo. La resistencia fue mínima así que empecé a hacerlo girar antes de introducir un segundo dedo. Sus suspiros empezaron a parecerse a ligeros gemidos, movía el culo en círculos mientras le metía y sacaba los dedos.

Entre suspiro y suspiro me empezó a rogar que se la metiera y obviamente no le quería decepcionar. Saque mis dedos y, para su sorpresa, rebusque entre los cojines del sofá un preservativo que escondí después del día que le vi con el portátil.

Hacía tiempo que tenía claro que iba a follármelo.

Me puse el preservativo y empecé a golpear sus nalgas y su esfínter con mi polla, y el empezó a mover el culo de lado a lado incitándome a

metérsela

pero no iba a ceder tan

rápido

. Cogí su nalga izquierda con mi misma mano mientras con la derecha me agarraba la polla y se la

restregaba

por su agujero. Hundía una y otra vez la punta de mi polla en su culo, le daba golpes con ella en sus nalgas, le arañaba la espalda una y otra vez.

  • ¡Métemela ya joder!

  • me gritó.

Sonriendo le separé un poco

las piernas

, cogí mi polla la dirigí hacia su agujero y le

miré

una última vez para ver cómo agachaba la cabeza.

Se la metí de golpe.

Su espalda se arqueo, echo atrás la cabeza y gimió alto. Aproveché para agarrarme del pelo y hacerle echarse para atrás, giró la cabeza, me besó y empezó a mover su culo adelante y atrás.

Acompasé mis movimientos a los suyos para que cada vez que nos juntáramos mi rabo entrará hasta el fondo. Quería que me sintiera dentro, que me sintiera entero.

Le

empujé

hacia adelante con brusquedad y le agarré la cintura acelerando las embestidas. Mete y saca, mete y saca, mete y saca.

El cabrón no paraba de gemir. Echaba atrás la cabeza y arañaba el sofá, suspiraba, arqueaba la espalda, y apretaba el culo cada vez que me sentía bien dentro.

Yo por mi parte gruñía y le arañaba la espalda mientras le ensartaba una y otra vez. Cada vez más rápido, cada vez con más ansias.

Salí de él y me senté en el sofá, él se sentó encima mío, mirándome, apoyando sus manos en mis hombros mientras yo le cogía la cintura. Esta vez el empezó a marcar el ritmo que no distaba mucho del que yo había llevado hacía un rato, saltaba encima mío una y otra vez, moviendo las caderas en círculos.

Le

atraje

hacia mí para besarle cuando se levantó sacando mi polla de su culo para ensartársela de golpe nuevamente haciendo que le mordiese el labio y le arañase la espalda.

Cada vez

acelerábamos

más los movimientos y

aumentábamos

el sonido de nuestros gemidos y gruñidos.

No podía seguir aguantando más, necesitaba correrme, el cuerpo me lo pedía, me lo rogaba. Saqué mi polla de su culo empujándole al suelo y me quité el preservativo. Le agarré del pelo y le hundí, con un movimiento de cintura, toda mi tranca en la garganta. Sus ojos se abrieron de golpe.

  • ¡Ya viene! - Le avisé.

Sus manos se aferraron a mi cintura

juntándonos

más. Y entonces exploté. Ahí me encontraba yo, de pie, con las piernas ligeramente abiertas y la cabeza hacia atrás. Gruñendo. Con un tío mayor que yo arrodillado ante

mi

, tragándose toda mi corrida, dejándome la marca de sus dedos en mi cintura de la fuerza con la que apretaba mi cuerpo contra si mientras yo le agarraba del pelo.

Una vez hube acabado le liberé del agarre de mis manos y me peiné el flequillo mientras él se sentaba. Mi polla aún erecta, y roja, tenía restos de semen. El desde su posición pasó un dedo por ella recogiéndolo y llevándose a la boca mientras me veía humedecerme los labios. Sonriendo me senté en el suelo a su lado y le besé compartiendo el sabor de mi simiente. El no paraba de suspirar mientras echaba la cabeza atrás. Apoyé mi cabeza en su hombro y le abracé el vientre mientras él me pasaba un brazo por los hombros.