Dar una lección
Esta es una historia real. Limitada por la realidad, por eso no contiene sexo, sería más bien para aficionados al spanking. Si gusta escribiré una versión ficticia con algo más de picardía.
Dar una lección
Esta es una historia real. Limitada por la realidad, por eso no contiene sexo, sería más bien para aficionados al spanking. Si gusta escribiré una versión ficticia con algo más de picardía
Yo trabajo los domingos, lo cual es una jodienda, porque el sábado me toca preparar la mercancía en un almacén.
Estaba yo trabajando cuando recibí la llamada de un viejo amigo. Como dentro del almacén la cobertura no es buena, levante la persiana para hablar y ,de paso, fumarme un porrito que tenía preparado.
Al alzarse la persiana se abrió ante mi un panorama encantador, una muchacha adolescente, morena de pelo y piel, permanecía agachada entre dos coches, con el pantalón y el tanga por las rodillas, generando un copioso río de orín de su rajita. Totalmente abierta de piernas vaciaba la vegiga y alzaba la cabeza en un gesto de intima satisfacción, pero la cara le cambio cuando me vio a mí, sonriendo, recorriéndola con la mirada, mientras le contestaba a mi amigo:
Perdona Juan, me puedes repetir, me he distraído.
De repente otra muchacha se planto en la acera gritándome:
No mires, no mires ¡!- grito
Mientras cruzaba su cuerpo adolescente delante de mí y agitaba los brazos como si me avisase de un naufragio. Recorrí su cuerpo, era alta para su edad, unos quince años, pelo largo y castaño, una cara ligeramente ovalada y unos labios finos, delgada, con unos pechitos incipientes y un culito firme que se pegaba a un pantalón de color fucsia chillón.
No mires tio guarro
Aquello empezó a enfadarme, estoy acostumbrado a tener pandillas de jóvenes borrachos o bebiendo mientras cargo la mercancía, porque mi almacen esta junto a una zona de copas muy concurrida por adolescentes y en general aplico la política del vive y deja vivir. Sin embargo esa chica había decidido mear justo enfrente de mi local.
Yo no le he pedido que mee en mi puerta
Eres un cerdo, cabron, pervertido¡¡¡
Como ese último adjetivo siempre lo he considerado un orgullo, me fije detenidamente en la cara de la joven.
No era fea, tenía la necesaria armonía en su rostro ovalado y unos ojos marrones que encajaban una nariz finita y respingona, pero estaba claramente borracha, tanto por la dilatación de sus ojos como por el aliento que tenía.
Claro preciosa, pero veo culos mejores en cualquier playa nudista
En ese momento paso una pareja de vecinos jóvenes por el lado exterior de la acera y mientras el hombre realizaba una exploración valorativa de las incipientes curvas de la meona su mujer mostraba su desprecio en un mohín.
Nuevamente la rescatadora se lanzo delante de ellos gritando
No miréis, no miréis ¡!
Deje de prestarle atención mientras me centraba en valorar a la borracha meona que ahora me miraba roja como un tomate mientras se sujetaba a un coche con una mano y se subía pantalón y tanga con otra a toda velocidad.
Yo seguía hablando con mi amigo, pero no perdía detalle de la muchacha, que a decir verdad me parecía un clon de su amiga. También tenía el rostro ovalado y el pelo moreno, los ojos no pude vérselos porque me rehuía la mirada.
Si pude observar como por las prisas un grupo de gotitas aun salían de su coñito y mojaban el tanga negro con dibujos rosas.
La amiga volvió a encararse conmigo:
Eres un cerdo tio, te he dicho que no mires
Y en ese momento cometió el error. Me dio un sopapo en plena cara.
No me dolio mucho, pero ya no recordaba la última vez que alguien había osado levantarme la mano.
Perdona Juan, Ahora te llamo y colgue
Le agarre inmediatamente del brazo y se lo retorcí obligándole a inclinarse sobre mis rodillas. Coloque mi antebrazo sobre su espalda mientras cerraba mi mano sobre su cabeza, el otro brazo empezó a descargar una tormenta sobre el trasero de la chica.
Gritaba, lloraba, me insultaba y pataleaba, pero no podía romper mi presa. Un golpe sucedía a otro y para evitar que se zafara le largue dos golpes directos a la parte interior de la rodillas lo que provoco que se desplomara sobre mi pierna.
Su amiga, la meona, empezó a golpearme con los puños la espalda
Sueltala, animal
La verdad es que era un vano intento, soy bastante grande y pesaba más que las dos juntas.
Agarre de un tirón el pelo de la que tenía atrapada y me gire para agarrar a la meona, las empuje contra uno de los coches. Reclinadas sobre el coche les di sendos golpes en las rodillas y les presiones el cuello con mi antebrazo, aplastándoles la cara contra contra la chapa.
Entonces me lance de nuevo a repartir azotes entre los dos culos, descargaba el brazo con firmeza mientras ellas se agitaban e intentaban escapar. La gritona , mucho más práctica comenzó a clavarme las uñas en el antebrazo, lo que me estaba provocando un dolor intenso.
Le agarre el pantalón y tire con violencia hacia abajo, el botón de cierre cedió saliendo disparado a chocar contra el coche, el pantalón se bajo mostrando un culo blanquito, redondo aunque con poca forma y enmarcado por un tanga rojo que hacia juego con el rubor que ya mostraban sus nalgas.
Realmente ya estaba excitado, aunque todavía no era consciente, concentre mis golpes en el culo de la gritona que iba pasando por todos los estados que llevan del rubor hacia el dolor.
La meona se quedo quietita, con el cuello atrapado bajo mi antebrazo, temerosa sin duda de que le prestara las mismas atenciones que a su amiga.
Más tranquilo después del ejercicio, y notando la erección que avanzaba en mi bragueta, les solté el cuello y las dos salieron corriendo. Se parapetaron detrás de un coche a final de la calle, desde donde la gritona, que todavía se agarraba los pantalones con las manos , me lanzaba retahílas de insultos y amenazas:
Cabrón, asesino, hijo de , mi primo te va a matar, etc
Tenía toda la cara roja y era obvio que se sentía humillada y furiosa por eso mismo, pero su compañera la meona me resultaba todavía más interesante.
No decía nada y recogía la mirada con una turbada timidez, creo que era la primera vez en su vida que le daban una azotaina en condiciones.
Tengo la impresión que descubrió una nueva sensación. No sabré nunca si llegue a ocupar un lugar en sus fantasías.
Stat rosa prístina nomine, nomina nuda tenemus