Danza de lobos 2da parte
Fernanda y su humillación
2da Parte **
Ahí me tenía, desnuda en el piso… - Salió rápidamente de la habitación, se dirigió a la despensa de la cocina; Fernanda me miró detenidamente sin entender, mientras mi mirada estaba perdida recordando su rabia.
Entro en la habitación con una taza que contenía algo, lo esparció en el piso, y mi cara fue de angustia. ¡Era arroz! - Perra! ¡Acá, de rodillas! - Mi cuerpo temblaba y comencé a mirarlo con miedo. Obedecí de inmediato. Fernanda me miraba asustada, y mientras la miraba intentaba calmarla.
Se dirigió hacia Fernanda, la deseaba… mientras ella le sonreía coqueta; la colocó en cuatro y empezó a jugar con sus nalgas, las abría y cerraba con sus manos. Se dio media vuelta y buscaba algo en mi maleta, - sabía lo que buscaba y dónde lo encontraría.
Tomo la solución para enemas, y me miró suspicazmente. Me reí, necesitaba ver esto, mientras mis pensamientos los aturdía el dolor en las rodillas por la presión del arroz, - Fernanda, ¡para tu culo! Le indicó.
Fernanda me miró espantada, mientras Amo comenzaba a aplicar la solución, - la nena debía estar limpia- comenzó a contraer sus caderas, su respiración comenzaba a agitarse, ahí estaba, toda dulce y bella, pero la angustia comenzaba a verse en su cara. Pasaban los minutos... y mientras tanto, Amo sacaba sus guantes negros de látex. Fernanda le suplicaba esperando poder deshacerse de aquel líquido que la hacía retorcerse, con el permiso de Amo, fue corriendo al baño, me miró desafiante, y me dijo – acompáñala! - No podía creerlo, pero tampoco podía cuestionarlo, él sabía lo que hacía.
Fernanda Sentada en la taza del baño y yo frente a ella, me compadecí. Ambas estábamos desnudas en aquel pequeño cuarto de baño, y la tez de esa pequeña no daba abasto de lo ruborizada que estaba. Comencé a acariciar su cabello y a intentar tranquilizarla, intentaba abrazarla mientras ella tiraba toda la solución por el baño y se encargaba de dejar limpio ese culito. – Tranquila Pequeñita, no sientas pena, todo pasará pronto, tomé su cara y la besé.
Apenas terminó, me encargué de lavarla, pasé jabón por todo su cuerpo y por supuesto su culo, la sequé con la toalla más suave que encontré, recorriendo todo su cuerpo que ella tenía.
Fuera del baño esperaba Amo, la tomó del brazo y la llevó de vuelta a la cama. Me Indicó que me arrodillara nuevamente sobre el arroz – Lo miré suplicante, pero mis suplicas no tuvieron efecto alguno.
La puso en la cama en cuatro con su culo bien parado, y aplicó mucho lubricante, el rubor de Fernanda volvió a su cara. Comenzó a jugar con el culo de ella, introduciendo sus dedos suavemente, primero dos, y luego cuatro. – Qué habilidad tiene esa niña! Pensé.
Metió su otra mano al bolso, y saco una zanahoria, la colocó dentro de un condón y comenzó a introducirla, mis ojos se abrían del asombro, jamás pensé ver un espectáculo como ese en vivo y frente a mí. ¡Jugaba, y Fernanda comenzaba a gemir, - Tan pequeña y tan poderosa! No paraba de admirarla; estaba tan caliente que babeaba por su chorito y su boca.
Mis lágrimas comenzaron a caer, el dolor ya no lo soportaba y viendo dicho espectáculo también comenzaba a babear. – Amo dejó la zanahoria puesta a Fernanda en el Culo, - No te muevas, ordenó.
Se dirigió hacia mí, y me acarició con esa ternura tan característica de él. – Es tan suave, tan cálida… me ayudó a ponerme de pie, y me besó introduciendo su lengua hasta el fondo dejándome prácticamente sin aire. Me tomó de la mano, y me ordeno recostarme al lado de Fernanda, y contemplar su cara desde más cerca…
Quitó la zanahoria, y comenzaba a jugar con sus dedos… - Esa pequeña, tan bella, tan frágil y tan dulce.
Le dio vuelta de manera brusca, y la dejó completamente abierta de manos y piernas mirando hacia arriba, la atravesó en la cama, y la dejo con la cabeza colgando boca abajo. – sacó rápidamente sus pantalones y calzoncillos, tomándola de sus coletas metió su pico hasta la garganta de Fernanda, lo metía y lo sacaba, mientras jugaba y pellizcaba con fuerza sus tetas.
No me resistí, y mientras Amo jugaba con su boca, yo debía jugar con su concha babosa, debía probarla. Abrí sus piernas bruscamente, y comencé a pasar mi lengua de arriba abajo, suavemente, mientras mi lengua buscaba su clítoris, era mi primera vez, pero sin duda no permitiría que fuera la última. Aquello era delicioso, chupaba y succionaba, como si fuese la teta que amamantaba, Quería correrse, pero aún no era el momento. En un movimiento rápido, tomé las bolas chinas, y las introduje mientras apretaba su culo para que sintiera la presión. Comencé a lamer su concha nuevamente, Amo seguía jugando con sus tetas, - la niña apenas respiraba-, volvió a meter su polla hasta el fondo, y cuando la sacó, Fernanda tuvo un orgasmo que terminó contrayendo todo su cuerpo que la dejo retorciéndose en la cama. Fernanda se había corrido sin la autorización de papi…