DANY, parte segunda - CAMILA

Dany acepta ir a vivir con su ama Martina, bajo las reglas que su ama le fija, conoce en esa casa a Camila, dando su vida un giro que termina siendo satisfactorio

DANY – SEGUNDA PARTE

CAMILA

Al finalizar el día, Martina luego de despedir a sus alumnos, ya a solas con Dany volvió a preguntarle si estaba segura de la decisión que había tomado, ya que debía entregarle su vida entera a ella, separándose de su mundo para vivir en el de su ama. La niña confirmó su decisión, por lo cual Martina comenzó con los preparativos para ir a su casa con su nueva sumisa.

  • Lo primero que voy a hacer contigo es prepararte para el viaje a casa – le dijo Martina – siéntate aquí.

Martina colocó dos gasas tapando los ojos de Dany, las que a su vez ocultó colocándole anteojos oscuros a la niña, de forma tal que no pudiese ver el camino hacia la casa de su ama, ni tampoco el aspecto exterior de la misma, el barrio, nada podría ver la que a partir de ese momento se convertía en su esclava.

Fue guiada por su ama, hasta ascender al automóvil, acomodada en el asiento trasero, inmovilizada con el cinturón de seguridad. Dany sentía que el coche avanzaba, sin siquiera saber que rumbo tomaba, de todos modos estaba tranquila, porque su ama era quien guiaba.

Cuando el auto detuvo la marcha y posteriormente su motor, supo que había llegado, que estaba en su nueva casa. Su ama la ayudó primero quitándole el cinturón de seguridad y luego retirándole los anteojos y gasas que cubrían sus ojos. Lo que vino después no lo esperaba la pequeña Dany.

  • Pasa perra y cierra la puerta despacio, no tolero los golpes ni ruidos molestos – Martina la había mirado de arriba hasta abajo y desde abajo nuevamente hasta arriba. Lo había hecho con desdén, sin demostrar la alegría que era para ella tener una niña de tal belleza en su casa, sometida a sus caprichos mas extravagantes, por eso luego de observarla con seriedad, se dio vuelta y le soltó esa frase que de alguna forma oscureció la mirada de la muchacha.

  • Si Señora – fue todo lo que se escuchó, luego casi ni percibió el cierre de la puerta, la niña la seguía cual un perrito faldero. Martina se dirigió a su cuarto, muy atenta a los movimientos de la Dany, que seguía atrás suyo, ingresó en el cuarto y de espalda a la joven, dijo:

  • Pero hasta donde me vas a seguir, no te das cuenta que este es mi cuarto, como te atreves a ingresar aquí sin siquiera pedirle permiso a tu ama? – muy a propósito Martina disparó esta frase buscando ver la reacción de la niña. Esta había enmudecido y al no sentir nada de parte de la muchacha, Martina se dio vuelta bruscamente y la vio que retrocedía sobre sus pasos.

  • Perdón Señora – alcanzó a decir Dany

  • No te perdono nada perra, no tienes permiso para emitir palabra, deja ese bolso que cargas en el piso y ponte enfrente mío.

  • Si Señora – hizo caso y se paró temblorosa frente a su ama Martina.

  • Debes aprender a ser una niña educada, cuando no te comportes así, serás castigada. Ahora mismo te voy a imponer el castigo por tu falta, arrodíllate.

  • Si Señora – Dany bajó la vista y se arrodilló de frente a su ama, sintió que Martina le apoyaba una mano en su cabeza, presionando hacia abajo. Ella miró hacia el piso, notando que Martina se quitaba el calzado que llevaba puesto, dejando al descubierto sus cuidados pies, con uñas pintadas y decoradas con corazones pequeños.

  • Besa mis pies, perra, tómate las manos por detrás de tu cintura y te bajas a besar mis pies, primero uno y luego el otro hasta que te diga basta.

Como pudo Dany se entrelazó las manos en su espalda y haciendo equilibrio dobló su cuerpo hasta alcanzar los pies de Martina, a los que besó hasta que su ama los retiró imprevistamente, para trasladarse a su cama y recostarse en ella, dándole otra orden.

  • Ahora te vas a ir a la cocina y le dirás a Camila que me prepare la cena, yo voy a descansar hasta que me avisen que todo está en orden.

Así fue, Dany se trasladó a la cocina y conoció a Camila, una joven al servicio de su ama que le provocó una sensación de celos al verla, se trataba de una muchacha de unos veinticinco años, del interior del país por la tonada que tenía al hablar, de cuerpo exuberante. Lo primero que imaginó es que su ama seguramente habría tenido algún encuentro sexual con esa joven y no se equivocaba con su intuición.

Martina bajó a cenar, vestía una pollera negra ajustada, por encima de sus rodillas, cinturón marcando su cintura, camisa de seda desprendidos sus botones superiores, un collar de piedras, aros haciendo juego y sandalias de tacos altos, era una mujer hermosa por donde se la mirase.

Dany quedó deslumbrada mirando a su ama y absorbiendo la fragancia del perfume frutal que llevaba puesto, se había parado junto a la mesa en donde Martina tenía servida la cena. Esta tomó asiento y comenzó a cenar como si estuviese sola, lo cual desconcertó a Dany más de lo que ya estaba.

Martina se sentía dueña de la situación, la observaba a Dany sin que ésta pudiera apreciarlo. Para sacarse a la niña de su lado, Martina le indicó a Camila que le enseñara a Dany cual sería su cuarto, lo que la mucama obedeció de inmediato. La niña se retiró siguiendo a la mucama sin pronunciar palabra.

  • Te voy a indicar cual será tu cuarto, es el que está al lado de la Señora – le dijo la joven mucama y cocinera cuando hubieron salido del comedor.

  • Está bien, ya traigo mis cosas para acá – contestó Dany para luego preguntarle – hace mucho que trabajas para la Señora Martina? – mientras se desarrollaba este diálogo, Dany observaba el cuerpo de Camila y se la imaginaba entre los brazos de su ama. Se preguntaba además si también ella tendría rango de sumisa o sería solamente su empleada y ocasional amante.

  • Dos años y un poco mas, porque lo preguntas?

  • Solo por curiosidad.

  • A la Señora no le gustan las preguntas, cuídate niña, me dijo que te tendríamos viviendo junto a nosotras, ella es de aplicar castigos a quien la moleste o incomode.

Dany quedó en su habitación acomodando las pocas pertenencias traidas, pensando en la frase de Camila: cuídate niña.

No se animaba a salir del cuarto y no sabía tampoco que lugar ocupar dentro del mismo, si acostarse a esperar a que su ama la llamase, si esperar sentada, estaba inquieta y así se quedó hasta que Camila le vino a avisar que bajara a cenar.

Cuando bajo al comedor, notó que su ama permanecía sentada a la mesa, al lado de ella había un cubierto colocado que Dany supuso que sería el suyo. Se aproximó a la mesa, corrió la silla y pidiendo permiso se acomodó como para sentarse, mirando al rostro de su ama como para poder entender si estaba obrando bien.

Martina levantó la vista para mirar y con un movimiento de cabeza asintió la intención de Dany, por lo que comenzó su cena acompañada en completo silencio.

Mientras su cena transcurría, Martina le comentó:

  • Estás dándote cuenta que tu vida ha de cambiar?

  • Si Señora.

  • Todo lo que te toque vivir de ahora en adelante será para mi único placer y satisfacción, podré hacer de ti lo que quiera, entregarte a quien quiera, a una o mas personas, te puedo llegar a convertir en una puta, la mas puta de todas y en todo me obedecerás, porque yo soy tu dueña, tienes bien claro eso, pequeña perra?

  • Si Señora.

Concluida la cena Martina se retiró a su habitación a descansar, con un gesto hizo que Dany la acompañase. Así lo hizo y una vez en el dormitorio, Martina le ordenó a Dany que la desvistiera y le abriera la cama, lo que sería una de sus deberes cotidianos. Martina se acomodó en su cama indicándole que se acostase en el piso, en un rincón determinado, cual una perra, de costado mirando hacia la cama.

Al momento de estar ahí llegó al cuarto Camila, ésta llevaba puesto el mismo atuendo que tenía desde que ella había llegado a la casa, un delantal negro, de falda corta y una bincha blanca que tomaba su cabello negro, mostrando su frente amplia y su bello rostro, sus zapatos eran de tacos altos, los que realzaban aún mas su hermosa figura.

Camila al ingresar al cuarto, miró hacia el rincón en donde estaba Dany con una mueca burlona en su rostro y dándole la espalda siguió hacia la cama en donde estaba acostada Martina, deteniéndose a su lado hasta que escuchó:

  • Haz lo tuyo y enséñale como se debe tratar a una Señora a la perra que he traído a esta casa.

  • Si Señora – contestó Camila.

Martina se encontraba acostaba de espalda en su amplia cama, sus piernas abiertas y completamente relajada. Camila, se quitó sus zapatos y se trepó a la cama, colocándose entre las piernas de Martina, en posición de perrita, apoyada con sus manos y rodillas sobre la cama, se le podía ver perfectamente la tanguita que tenía, de color negra, metida en la zanja de su culo, que se salía por fuera del vestido por lo corto de la falda. Comenzó besando los pies de su ama, chupando los dedos, de uno en uno, lamiendo la planta de los pies y arrancando risitas nerviosas en Martina, siguió lamiendo y chupando las piernas, primero una y luego la otra y haciendo caricias con sus manos en todo el cuerpo.

Martina se retorcía en la cama, producto de las descargas eléctricas que le provocaba la lengua diestra de Camila, siendo su punto culminante cuando alcanzó la chocha de Martina, para detenerse en el clítoris, en los labios de la concha, levantando bien las piernas de la ama, pasaba la lengua desde el clítoris hasta el ano, recorría toda la zanja de ese hermoso culito y volvía a la zona del clítoris, mientras con sus manos amasaba las tetas de Martina, pellizcando los pezones, metiendo dedos en la boca de la ama, hasta que la escuchó gritar y gemir como una fiera caliente y ahí supo que su tarea había ejecutado con éxito.

Martina le acariciaba el cabello, dándole palmaditas en la nuca, como si realmente fuese una perrita, Camila supo que había hecho un buen trabajo y fue luego del orgasmo de su ama que miró de reojo a la pequeña Dany que miraba mitad caliente y mitad incrédula lo que había sucedido en ese cuarto.

  • Ya, ya, está bien perra, puedes irte, después tendrás un premio extra, tuviste muy buen comportamiento – Martina despachaba así a su mucama luego que le practicara una soberana chupada de cuerpo entero, con lo cual pudo alcanzar ricos orgasmos.

  • Si Señora – respondió Camila y se retiró del cuarto, arreglándose su ropa, mirando socarronamente a Dany que permanecía inmóvil tirada en un rincón de la habitación.

  • Y tu puta, has observado como se trata a una Señora? – le decía Martina a Dany, desde la cama, quien no podía salir de su estupor.

  • Si Señora

  • Mas tarde tendrás tu oportunidad de demostrar que tan buena eres con tu ama, comenzarás por tareas menores, hasta que conozcas mi cuerpo a la perfección.

  • Si Señora – Dany se encontraba preocupada e insegura porque nunca había tenido sexo en forma activa, solo una vez y como pasiva con su propia ama.

Martina se incorporó le ordenó a Dany que la acompañase al baño, para atenderla en todo lo que ella necesitara, ayudándola con su baño de inmersión. Dany se encargó, esponja en mano, de higienizar a su ama, recorriendo todo su cuerpo, para luego secarla, colocarle talco, vestirla con ropa de cama y llevarla a su cuarto para acostarla como la reina que era. Mientras duró toda esa faena, Dany observaba las partes mas sensibles de su ama, donde tenía cosquillas y donde no.

  • Muy bien pequeña perra, ahora te darás un baño y volverás a mi cuarto que yo te diré que hacer.

  • Si Señora – Dany se dio una ducha rápida, mientras pensaba que seguramente volvería a tener sexo con su ama, lo que la ponía bien, porque ella le había hecho ver las estrellas de tanta calentura que le hizo dar, la tarde anterior.

Sin embargo se sorprendió al ingresar a la habitación de su ama, cuando encontró a Camila, dándole la espalda, vestida solo con su ropa interior, un conjunto de tanga y corpiño negro, medias oscuras, con portaligas, botas bucaneras con tacos altos, guantes negros hasta la mitad del brazo y su vincha blanca tomándole el cabello.

  • Ven acá perra, te acostarás a mis pies, hoy le prometí a Camila que tendría un premio extra por su comportamiento, ahora se lo quiero entregar.

  • Si Señora – respondió Dany, con voz temerosa.

  • El premio extra eres tu, puta, te entregaré a Camila, para que ella se divierta un rato contigo, yo observaré atentamente tu comportamiento.

Dany comenzó a sentir temor por su integridad física, ya que percibía  en Camila algo de sadismo y no se equivocaba.

  • Camila, es toda tuya, diviértete y hazme pasar un lindo momento a mi  – le dijo Martina a su mucama.

  • Si Señora, verá Usted como me voy a disfrutar con la perra ésta, seguramente será de su agrado.

Camila se había mantenido dándole la espalda a Dany, giró hacia donde estaba la niña y ésta se espantó al ver que la mucama tenía colocado en la cintura un arnés con un pene muy grande, que ella tomaba con sus manos y sacudía como diciéndole: te lo vas a tener que comer enterito.

Dany había quedado inmóvil donde se encontraba, ahora con la vista fija en el arnés de Camila.

-Acércate a Camila, puta – le gritó Martina, mientras se acariciaba su chocha – que quiero ver como te coge.

Dany avanzó hasta donde estaba Camila, quien le ordenó que se acostase en la cama, en ese momento, se puso a pensar en las pajas que en su casa se hacía, metiéndose zanahorias primero y pepinos después, lubricándose con aceite de cocina y como acababa en aquellas ocasiones. Si bien nunca había cogido con ningún chico, tuvo una amiga que le supo aconsejar que se fuera penetrando ella misma, con diversos objetos, para que el día que tuviera sexo con un chico, no sintiera dolor alguno y todo fuese goce y placer.

Camila se le acercó a Dany cuando ésta estuvo acostada, le abrió las piernas y le pasó la mano por la concha, notando que estaba muy seca. Se subió encima de la niña, colocando una pierna a cada lado del cuerpo de Dany, se sentó sobre su vientre y se acercó para darle una lamida en su cara.

Lamió las mejillas, los ojos, la nariz, los labios y buscó la lengua de Dany, la que de entrada no encontró. Camila se incorporó, con una de sus manos tomó a Dany del cabello y con la otra la abofeteó una y otra vez, cada vez con más fuerza hasta hacerla llorar. Luego volvió a acercarse para besarla y en esta oportunidad si encontró la lengua de Dany y el beso fue apasionado, bajó su boca a besar los pezones que endurecidos y en punta coronaban las tetas de la pequeña, los chupó y los mordió a gusto, volviendo a provocar la pérdida de una lágrima a causa del dolor provocado por Camila.

La mucama siguió con su tarea de dar placer y dolor al mismo tiempo, mirando de tanto en tanto a su ama Martina, que semi-acostada en su cama, se pajeaba con un vibrador apoyado en su clítoris, observando atentamente a su criada como sometía a la pequeña Dany.

Camila se incorporó sentada sobre el vientre de Dany, golpeando su estómago y tetas, con la verga que tenía colgando de su cintura.

  • Esta te vas a tragar putita, te voy a hacer llorar de verdad, abre bien tus piernas y relájate que te la quiero meter ya mismo – había en Camila una clara señal de sadismo, le brillaban los ojos, sonreía feliz por el dolor que le provocaría a la niña.

  • No Señora, no lo permita, me va a doler mucho, por favor – Dany imploraba a su ama para que tuviese compasión, pero no tendría éxito.

Como respuesta a su pedido, Camila volvió a tomarla de los pelos para propinarle fuertes bofetadas en ambas mejillas.

  • Aiiiijjjj noooooo, por favor, no me golpees Camila, buahhhhh

Camila se tiró hacia atrás, tomó las piernas de Dany y la arrastró al borde de la cama, levantó las piernas sobre sus hombros y apuntó la verga de siliconas a la entrada de la concha de la muchacha, que lloraba e imploraba no ser penetrada.

Cuando notó que su arnés estaba bien encausado, empujó su cuerpo hacia adelante mirando como penetraba la cabeza de la verga en la concha de Dany.

  • Ajjjjjj nooooooooo ajjjjjj aiiiiiii no no no por favor Camila, me muero . . .

Camila como respuesta a su llanto y súplica, pegó un empujón más fuerte y el arnés entró hasta la mitad en la concha de Dany. Para sofocar la histeria de la niña no tuvo mejor idea que continuar golpeándola en su rostro y ahora en sus tetas, Dany saltaba y se retorcía de dolor por lo que le estaba haciendo Camila.  Martina se encontraba al borde de un orgasmo saltando y retorciéndose en la cama con su vibrador al máximo de revoluciones.

Alcanzado el orgasmo, Martina ordenó a Camila que se detuviese, para no escuchar el llanto y los gritos de Dany.

  • Ya calla chiquilla, no quiero escucharte más y tu Camila, toma la medida hasta donde le ha entrado el arnés a la perra y enséñamelo.

Camila cumplió lo requerido por su ama, le mostró hasta donde Dany se había tragado la verga, causando una exclamación de admiración.

  • Ahhh, pero que bien, mira la señorita todo lo que se ha comido – Martina le enseñaba a Dany el consolador de siliconas que le habían metido momentos antes, mostrándole todo lo que su chocha era capaz de soportar. Y la niña miraba azorada lo que le enseñaron.

  • Perdón Señora, por mi comportamiento – desde la cama y aún llorosa Dany trataba de disculparse.

  • No te perdono perra, porque no pediste permiso para hablar, hoy estoy muy cansada, anda sabiendo que esto no ha terminado aquí, te espera mucha actividad, así que prepárate. Ahora a dormir ambas.

  • Si Señora – Camila hizo un guiño a su ama y una mirada de burla a Dany, antes de retirarse a descansar.

Cuando Dany quiso incorporarse, sintió la mano de su ama sobre su brazo que le indicaba que no se retirase.

  • Tú dormirás conmigo esta noche, acomoda tu cabeza entre mis piernas y chupa mi concha hasta que logre dormirme, no dejes de hacerlo o te daré más latigazos.

  • Si Señora – contestó Dany, que siempre había soñado con chupar la concha de alguna chica, pero que nunca lo había podido hacer, a causa de su indecisión personal. Ahora se acomodó tal como le fue indicado, acercó su rostro a la entrepierna de su ama y apoyó sus labios sobre la vagina sacando tímidamente su lengua la que pasaba por toda la zona, degustando y tragando los fluidos que salían.

  • Busca mi clítoris, perra, concéntrate ahí, que quiero dormirme – Martina con su mano empujó la cabeza de la niña hasta el clítoris y con sus piernas la presionó para que no cambiara de posición.

Así pasó la noche Dany, respirando el aroma de la chocha de Martina, que no dejaba de presionar con sus piernas la cabeza de la niña. Al principio no era gran cosa lo que sentía, pero el estar continuamente lamiendo y succionando, se producía un flujo que a la niña le entraba en la boca, con un sabor algo salado, a cada momento mayor cantidad, mojando la cama y calentando a Dany en cuerpo y mente. Su lengua empezaba a moverse por toda la zona, explorando y descubriendo partes sensibles en su ama, que grabaría en su memoria, para lograr que su señora alcance más grandes y más ricos orgasmos.

Esta es la segunda parte de un relato que contínua.

Marcela ( marce459@live.com.ar )