DANY, parte primera

Dany es una chica latina, quiere salir de donde está, conoce a Martina y su vida toma un rumbo no previsto

DANY  Y  MARTINA

Dany es una niña que vive en un país de América del sur, en un barrio de casas humildes, de gente alegre, de hermosos cuerpos independientemente de las edades que puedan tener. Nuestra chica vive con su madre y hermanos menores, estudia y busca trabajo, quiere salir de ese sitio en donde vive, sueña con ir a vivir sola, rentar un departamento en la ciudad capital, esa es su meta, esa es su obsesión, es obstinada y logrará seguramente todo lo que en su vida se proponga.

Dany tiene un carácter jovial, alegre, muy optimista, está empeñada en lograr su objetivo, esa es su única preocupación actual. Bueno, hay algo mas que la preocupa, tiene 18 años y aún su cuerpito espigado sigue virgen, nadie ha podido superar la barrera que ella mismo ha impuesto para entregar su virginidad.

Nuestra chica es una bella morocha latinoamericana, de ojos negros, cabello abundante, denso, labios carnosos, nariz respingada. Hermosos senos, redondos, turgentes, cintura diminuta, cadera generosa coronada con una cola dura, redonda que se apoya en dos piernas torneadas, de piel morena, ardiente.

En su ir y venir a la universidad, en donde estudia psicología, conoce a quien sería una persona que marcaría su vida, que la dobla en edad y conocimientos de la vida, transformándose poco a poco en su fuente de inspiración, su nombre es Martina.

Martina a muy poca distancia de la universidad en donde Dany cursa sus estudios, tenía un taller literario en donde orientaba y educaba a jóvenes estudiantes, entre ellos nuestra Dany.

A Martina le sorprendía la capacidad y el talento que mostraba esta chica, pero además estaba deslumbrada por la belleza natural, por su apostura, no podía dejar de mirarla y admirarla, su estilo de cruzar las piernas al sentarse, veía en ella a una niña muy sexy, eso la perdía, le era muy difícil no espiar sus remeras ajustadas, sujetando esos pechos firmes que ella quisiera poder acariciar, besar, morder. Dany ignoraba el deseo que despertaba en Martina, su profesora de letras, quien seducida por la belleza de la joven, decidió invitar a Dany a quedarse fuera del horario para charlar de sus condiciones, pretexto que cabía perfectamente en su derrotero por acercarse mas y mas hasta la niña.

Dany se sintió alagada al escuchar de Martina, las siguientes palabras:

  • Dany estoy leyendo con mucha atención todo lo que has escrito, noto que has progresado mucho, pero debes hacerlo mas y para eso quisiera que te quedaras fuera del horario, para intensificar tu aprendizaje - Martina, mientras esto le decía a la joven, se derretía por dentro, esperando ansiosamente una respuesta afirmativa de parte de su alumna.

  • Señora Martina, es que yo viajo en transporte público, que por la noche no circula.

- Escucha Dany, tienes muchas condiciones y yo voy a hacer algo por ti, pero necesito el consentimiento de tu madre, si tu accedes quedarte después de hora yo me comprometo a alcanzarte hasta tu casa en mi auto - Martina se jugaba una carta grande, ya que era zona peligrosa lo que tendría que atravesar para llegar hasta el vecindario de la joven. Esta circunstancia de la inseguridad, Dany se lo hizo saber a su profesora, que igualmente mantuvo su propuesta.

Así fue que la niña puso en aviso a su madre que los días que tuviera taller literario llegaría más tarde, lo haría en companía de su profesora Martina, quien se había ofrecido a trasladarla hasta su casa. Por supuesto que la madre aceptó y así empezaron las clases especiales de Martina a la pequeña Dany.

En su primer clase después de hora, Martina se encontraba totalmente excitada pensando en el bocadito que enfrente suyo tenía, ya la totalidad de los estudiantes se habían retirado, quedando a solas profesora y alumna.

Martina, era una mujer igualmente bella que nuestra joven, pero su belleza era la de una mujer de ascendencia europea, de piel blanca, cabello castaño claro, lacio, sobre los hombros, rostro agradable y cuerpo muy cuidado, deseado por hombres y mujeres, por la armonía de sus curvas y por la elegancia de su vestimenta. Era una mujer extremadamente simpática, extrovertida, dispuesta a vivir la vida como se presente y con un solo mandamiento que cumplía fielmente y que repetía en su interior a cada instante: mi único deber en esta vida es ser feliz, estoy decidida a ello y lo voy a cumplir.

O sea que cada vez que se veía ante un trance, se planteaba su mandamiento y arremetía con lo que hubiere por delante. Su edad, estaba por debajo de los 40, no se había casado a pesar de haber tenido dos parejas de larga duración y a esta altura de su vida, se sentía una mujer plena, feliz y de mente abierta. Reconocía mirándose al espejo que podía estar a gusto tanto con hombre como con una mujer, de acuerdo con su mandamiento de ser feliz y nada más que ello.

  • Y de tu vida no se nada, tienes novio, alguien que te guste, anda cuenta, salgamos un poco de la rutina – Martina se había sentado al lado de Dany, estaba dispuesta a penetrar en el mundo de la niña y para eso disparó esa pregunta.

  • No, no tengo novio, a decir verdad, ni siquiera estoy segura que me guste algún chico

  • Como es eso chiquilla, me quieres decir que no te gustan los chicos o que todavía no encuentras al chico que te guste? – Martina no quería dejar de averiguar como pensaba la joven, mientras esto le preguntaba se acomodaba a su lado rozando sutilmente con su pierna la de Dany.

Dany sintió que la sangre se le iba a las mejillas, enrojecidas de golpe al escuchar esa pregunta. No supo que contestar, alguien por primera vez en su vida, había penetrado en lo mas profundo de su intimidad.

  • Mira chiquilla, me permites que te llame así?

  • Si, claro, no me molesta, llámeme como Usted prefiera – contestó Dany.

  • Ok chiquilla, lo primero que quiero decirte es que no me trates de Usted, al menos cuando estemos solas. Lo segundo es una pregunta: te molesta que hablemos de esto temas que nada tienen que ver con el estudio?

  • No, para nada, además me gusta charlar con alguien más grande, que pueda orientarme o enseñarme algunas cosas que quisiera comprender y con mi familia o amigos no puedo charlar.

  • Muy bien, lo que hablemos aquí, será como secreto de confesión, te parece que así sea? – Martina llevaba la conversación hacia su terreno, al mismo tiempo al no sentir rechazo por el roce de su pierna, disimuladamente pasó el brazo por encima de la silla que ocupaba Dany, estando a milímetros de apoyar ese mismo brazo sobre el hombre de la chica.

  • Para mi es importante que nos conozcamos bien, podemos ser buenas amigas, me encantaría ayudarte en lo que pueda, pero para eso debemos ser muy francas entre nosotras, estás de acuerdo chiquilla?

  • Prometo ser franca y honesta en toda la conversación que mantenga contigo Martina.

  • Bien, entonces vuelvo al principio, te pregunté si te gustaban los chicos o tienes otro tipo de preferencias?

  • Sabes Martina, no puedo contestar esa pregunta, porque no se bien que es lo que me gusta. Por momento me gustaría estar con un chico y después pienso en forma contraria.

  • Recuerda que debes decirme la verdad: hiciste el amor alguna vez con alguien?

  • No hasta ahora, soy virgen, todas mis amigas ya no lo son, pero yo si – las mejillas enrojecieron nuevamente, parecía que tenía dos manzanas a cada lado de su pequeña nariz.

  • Supongo que oportunidades tuviste, eres muy bonita

  • Pero nunca me decidí por ningún chico, tuve miedo, aunque mas que miedo lo que ocurrió es que jamás tuve deseos de estar con un chico.

A esta altura de la conversación Martina estaba que volaba de la calentura, lo que tenía al lado era un bocadito y ella estaba dispuesta a degustarlo, por eso se animó a apoyar su brazo sobre el hombro de Dany, muy suavemente, observando cuidadosamente la reacción de la joven.

Al sentir el peso del brazo de Martina sobre su humanidad, Dany dio vuelta su rostro para mirar a su profesora y encontró que ella la estaba mirando fijamente, con la boca entreabierta, los párpados se movían nerviosamente, hasta que vio la lengua de su profesora que se paseaba sobre los labios humedeciéndolos.

  • Te molesta que te abrace?

  • Nooo – contestó con vos temblorosa Dany, temblando su cuerpo por los nervios o porque se sentía en manos de una señora que podría con ella.

  • Entonces relájate chiquilla, por favor no tiembles de esa forma, que siento que tengo una beba entre mis brazos – a esta altura Martina recorría con sus labios y lengua sobresaliendo las mejillas de Dany hasta el cuello, besaba suavemente la oreja, acariciándola, recorriéndola con su lengua, aplicando pequeños mordiscos en su cuello, para finalmente posicionar su boca frente a la boca de su chica, apoyando los labios y despegándolos con la lengua.

Dany no respondía a las caricias y besos de Martina, solo se dejaba hacer, estaba inmóvil, la profesora aprovechó ese estado para tocar una y otra teta, apretándolas suavemente, bajando luego la mano por el costado de su cuerpo, por su cadera, para recorrer la pierna por sobre el pantalón.

Dany pasaba de temblar a un estado mas relajado, había cerrado los ojos, entregándose a lo que pudiese sucederle, sentía la lengua de Martina recorrer sus labios, la sintió dentro de su boca, buscando su lengua sin poder encontrarla, sin tener correspondencia de su parte. Martina tomó las manos de Dany y las apoyó en su cuerpo, para pegarse más al de la niña, pero tampoco obtuvo ningún tipo de respuesta ni reacción a su conducta. Por eso se separó, tomó las manos de la niña y le dijo:

  • Dime chiquilla, sientes lo que te estoy haciendo, quiero saber si estás bien, si te gusta lo que te hago y si quieres que siga.

  • No se que decirte, me siento bien, pero no me puedo mover.

Martina se separó de la joven, se incorporó y tomándola de una de sus manos le pidió que la siguiera, la llevó a sentar en un cómodo sillón del living, luego se retiró a bajar el tono de la iluminación, colocó música melódica a volumen medio y volvió junto a la muchacha. Se arrodilló frente a ella y suavemente, en silencio, comenzó a quitarle la ropa hasta dejarla totalmente desnuda, fue en ese momento que la hizo acostar, la cubrió con una manta y se retiró a subir el volumen del equipo de música.

Retornó frente a la niña, a medio vestir, se quitó lo que le quedaba de ropa y se metió bajo la manta abrazándola, colocó una de sus piernas entre las de la joven y un brazo por debajo de la cintura para tenerla muy junto a ella. Con su lengua fuera de la boca, recorrió los labios de Dany hasta separarlos y luego se la metió buscando nuevamente la lengua de la chica, que no consiguió besar y se separó nuevamente para decirle:

  • Pero dime pequeña, nunca has dado un beso de lengua?

  • mmmm – Dany no sabía que contestar, estaba aturdida, no entendía lo que le estaba pasando, no sabía si eso era bueno o era malo. Ni siquiera se animaba a abrir sus ojos, que mantenía cerrados por vergüenza o pudor.

  • Pues escucha chiquilla, tu vas a ser mía, a partir de ahora harás lo que te diga, no querrás que llegue a enojarme, verdad?

  • Noo – empezaba Dany a sentir que Martina no era una chiquilla como ella y se sentía como sometida por la decisión que mostraba su profesora.

  • Pues si no quieres que me enoje, saca tu lengua afuera para que pueda chuparla todo lo que quiera, me entiendes?

  • Si Martina, mmmm  -  Dany sentía que se mojaba en su entrepierna y Martina a su vez comenzó a entender que la niña era hija del rigor.

  • A partir de este momento no me puedes tutear mas y me tratarás de Señora, entendiste chiquilla?

  • Si Señora, así me siento mas cómoda.

  • No me importa como te sientes, limítate a obedecerme y hablar lo menos posible, estamos?

  • Si Señora

  • A ver tu lengua y ya no hables mas, ni siquiera me contestes si no te lo pido, te voy a enseñar modales, te haré mi sumisa, harás solo lo que yo te diga.

  • mmm

  • Que no contestes dije, saca tu lengua afuera perra – Martina veía que su dominio sobre la niña era un hecho, por lo cual su concha también estaba empapada, mojando la pierna de la niña y viceversa.

Martina chupó de la lengua de Dany con verdadera pasión y lujuria, la niña se apretaba a ella con mucha ternura, se notaba que le faltaba educación sexual y ella se la daría. Se besaron largamente para después bajar Martina con sus besos y caricias a las tetitas de Dany, sus pezones estaban duritos, en punta, ideales para ser mordidos suavemente, lo que arrancaba gemidos de placer en la muchacha que empezaba a soltarse y a gozar de la situación que le tocaba vivir.

Así siguió Martina bajando con su lengua por su estómago, vientre, la entrepierna y culminar el recorrido en la concha de Dany, quien estaba acomodada de espaldas en el sillón, con las piernas abiertas, levantadas por encima de la espalda de Martina, ésta se había zambullido de cabeza a chupar el clítoris, los labios vaginales, siguiendo hasta el ano, metiendo la lengua en punta sin que ésta pueda ingresar por la estrechez de ese agujero, volvía hasta el clítoris, subiendo y bajando, introduciendo muy suavemente un dedo en la concha de Dany, que ya no gemía, sino que gritaba de placer y locura por el orgasmo que se venía y que según mas tarde le diría a su profesora, fue el mas grande tenido en su vida.

Ahí Martina, pudo volver un poco en si, se acomodó junto a Dany y tapadas nuevamente con la manta retomaba la charla con su chica, que ahora sería su sumisa.

  • Mira chiquilla, quiero que me digas como la pasaste y si te gustaría que te volviera a suceder esto que has vivido conmigo?

  • Si Señora, me encantaría volver a vivir esto nuevamente. Nunca viví . . .

  • Escucha perra, no te quiero a mi lado para que me hables, nuestra relación va a ser distinta en lo sucesivo, tu serás mi sumisa y yo tu Señora, por lo que mientras estemos solas deberás obedecerme en todo lo que yo te ordene hacer. Te voy a educar de una forma que podrás sacar de tu cuerpo mucha energía para gozar a pleno de nuestras relaciones sexuales. Para ti comienza una nueva vida, has entendido.

  • Si Señora

  • Muy bien, ya con eso me has dicho todo. Por hoy es suficiente, te vas a vestir para que pueda llevarte a tu casa, ya voy a pensar en algo para tenerte en mi casa todo el tiempo que quiera.

Camino a casa de Dany, Martina conducía tranquilamente en su pequeño automóvil con una mano sobre el volante y con la otra acariciando las piernas de la joven. Esta se mantuvo enmudecida durante todo el trayecto, limitándose a escuchar lo que su ama Martina le decía:

  • Estoy pensando en nuestra relación, quiero que sea muy intensa y para eso va a ser necesario que te tenga muy cerca. Tú me has dicho que estás buscando trabajo, pues acabas de obtener uno y ni bien llegues a tu casa, le dirás a tu madre que tu profesora te ha ofrecido que trabajaras como asistente personal de ella, para lo cual deberás trasladarte a vivir a su casa, ya que este trabajo es de tiempo completo. Te mostrarás muy contenta ante tu madre, porque además tendrás resuelto el traslado de todos los días a la universidad, está comprendido lo que tienes que decir? – Martina sabía que si la madre de su chiquilla no ponía objeción a que se fuera a vivir con ella, se pasarían ambas una vida sexualmente muy rica, además veía en la pequeña la posibilidad de educarla de acuerdo a su conveniencia.

  • Si Señora – contestó Dany. A ella le brillaban los ojos de solo pensar que iba a poder estar viviendo junto a su ama, sintió como una contracción en su vientre que la obligó a cerrar fuertemente las piernas.

  • Si todo está bien, mañana antes de ir a la universidad pasarás por mi taller literario, trayendo contigo algo de ropa. Esa será la señal que me darás para que yo sepa que has aceptado vivir conmigo. Pasaremos el día como cualquier otro, solo que cuando salgamos iremos para mi casa, que será el lugar en donde vivirás mientras estés a mi lado. El fin de semana saldré a comprar lo que será tu vestuario mientras vivas conmigo.

Esta es la primera entrega del relato que escribo de Dany, una chica latina.

Marcela ( marce459@live.com.ar )