Dany - cuarta parte - rita y gerardo

Dany es una joven, sumisa que vive con su ama Martina, se organiza una reunión en donde participan Rita y Gerardo

DANY – CUARTA PARTE

Para mejor comprensión, recomiendo que lean los relatos anteriores.

RITA Y GERARDO

Los días que siguieron fueron tranquilos para Dany, Martina mientras estaba en la casa, la tenía siempre a su lado y en su ausencia, Dany mantenía algunas conversaciones con Camila, casi amistosas, lo que constituyó el inicio de un vínculo entre ambas.

Camila le relataba las situaciones que había vivido junto a Martina, algunas eran agradables y otras no tanto, Dany vivía en la incertidumbre, a raíz de las confidencias de Camila, a las que no sabía si darle credibilidad o no.

El fin de semana, Martina había salido a comprar la ropa que necesitaba para Dany, al regresar, subió a su habitación, llamó a la niña para entregarle la indumentaria que debería  usar en lo sucesivo, en presencia de su ama.

Dany subió ansiosa para ver la ropa que le había comprado su ama, se trataba de ropa interior, medias en varios tipos, porta ligas, zapatos de taco aguja, botas de cuero, camisones transparentes, delantales para usar en la casa, collar de cuero, rosa, con argolla para enganchar correa y un tapado para las ocasiones en que debiera salir de la casa.

El collar, Martina se lo colocó de inmediato, prohibiéndole que se lo quitara, bajo ninguna causa. Le ordenó también que a partir de ese momento debía colocarse la ropa que había comprado, porque ella quería verla así y exhibirla ante quien a ella se le pudiera antojar.

Así Dany se fue acostumbrando a estar dentro de la casa en ropa interior, medias con portaligas, zapatos o botas con tacos altos y delantal corto tipo colegiala.

  • De la misma forma que a Camila le exijo el vestuario que utiliza, a ti te exigiré el que acabo de comprarte – le dijo Martina – y mis órdenes no se discuten.

  • Si Señora – contestó Dany.

En esos días Martina, recibe el llamado de su amiga Rita, pareja de Gerardo, quien le pregunta por la nueva chica que estaba disciplinando.

  • Como corren las noticias – contestó Martina – con que rapidez, jajaja.

  • Me contó Felipe que había conocido a tu nueva niña, estoy ansiosa por verla yo también, cuando me invitas a tu casa o quieres venir tu a la mía? – le contestó Rita.

  • Nos podemos ver a mitad de semana, el miércoles por ejemplo, les queda bien? Supongo que vendrás con Gerardo? – preguntó Martina.

  • Seguro, Gerardo es parte mía. Por que no invitas también a Felipe, así nos reunimos los más íntimos – sugirió Rita a su amiga.

  • Con todo gusto lo haré, él también estará encantado de verlos y de poder tener alguna “charla” con Gerardo, jajaja.

  • Ok, nos estamos viendo prontito amiga.


Rita y Martina se habían conocido algunos años atrás, trabajando juntas en la Universidad. En aquel entonces Rita tendría algo más de 25 años, era una mujer muy bella, de cuerpo armonioso, cabello rojizo, mediana estatura y tímida de carácter. Desde que se conocieron se hicieron amigas, compartiendo el horario de las comidas y algunas salidas nocturnas.

Al regreso de aquellas salidas, Rita invitaba a Martina a pasar la noche en su casa. Ella vivía en una zona de grandes mansiones, en compañía de su hermano y su padre, ya que la madre se había marchado con otro hombre mucho mas rico que su esposo, desentendiéndose de ella.

El hermano de Rita, dos años mayor que ella, vivía junto a su computadora encerrado en su dormitorio, se comunicaba con ella por internet a pesar de estar separados solo por una pared. Su morbo era enviarle videos eróticos y porno de todo tipo a su hermana, por lo que Rita lo consideraba un gran pajero.

Una noche, mientras ella dormía, se le apareció en su habitación desnudo y con la pija dura, con la clara intención de violarla. Tan fuerte fueron sus gritos por el ataque de su hermano, que su padre, que dormía en la otra ala de la casa los escuchó y acudió en forma inmediata en su ayuda. Esa noche se refugió en el dormitorio de su padre, durmiendo junta a él en la cama matrimonial.

Rita se durmió sollozando por el susto que había tenido, en la seguridad que estaba a salvo de su hermano, sin embargo a mitad de la noche despertó sobresaltada. Se encontraba con las piernas abiertas, con su padre penetrándola fuertemente, jadeando, respirándole en su cara, lastimando sus mejillas con la barbilla. Intentó separarlo moviendo su cuerpo, pero el peso del hombre era superior a sus fuerzas y ese movimiento que pretendió hacer su padre lo tomó como de calentura y por eso profundizó al máximo sus movimientos hasta acabar dentro de la vagina de su hija.

Rita, resignada, sintió una oleada de semen tibio que la inundaba y a su padre que se desplomaba sobre su cuerpo atormentado. Al cabo de unos instantes, se levantó, hizo un movimiento con su pelvis para sacar la verga que seguía dentro de Rita y se retiró hacia el baño. Cuando ya se había distanciado dos o tres pasos, se dio vuelta para mirarla y llevando el dedo índice sobre sus labios, le hizo el clásico gesto de silencio con una mano y con la otra, enseñándole la palma abierta el gesto de esperar.

Rita quedó inmóvil, las lágrimas le rodaban por las mejillas, no estaba llorando, solo muy triste, había perdido su virginidad en manos de su propio padre. Al regresar el padre del baño, la culpó a ella por lo que había sucedido, haciéndole creer que su belleza corporal y su forma de vestir, era lo que había enloquecido a su hermano y a él después.

Esto le ocurrió a los diez y siete años,  desde esa noche en adelante su padre la hacía dormir con él y esa situación se prolongó en el tiempo, hasta que su padre llevó a una novia a vivir con ellos, dándole a Rita la oportunidad de volver a dormir en su dormitorio.

Todo esto Rita se lo confió a Martina y desde ahí en adelante se forjó una amistad indestructible entre las dos mujeres. Martina se fue acercando a Rita hasta que la hizo suya, en el propio dormitorio donde años antes había querido ser violada por su hermano y en la misma casa en que su padre la sometió durante años. La relación lésbica entre las dos amigas, se prolongaría en el tiempo, hasta que Rita decidió iniciar una nueva vida cuando conoció a Gerardo.

Gerardo era un estudiante próximo a terminar su carrera de psicología, fue en su fiesta de graduación cuando la relación entre ambos comenzó, en esa oportunidad descubrieron que ambos tenían algo dentro de su personalidad, que se complementaba con lo que tenía la otra parte.

Esa noche Gerardo y Rita, durante toda la velada, permanecieron juntos, conversando sobre sus respectivas vidas y más que nada, sobre sus proyectos y ambiciones. Gerardo le confesó a Rita que jamás había tenido sexo con una mujer, si con hombres y Rita a su vez le relató todo lo vivido en su adolescencia y la relación que mantuvo con Martina.

  • Hacemos una buena dupla – dijo Rita – podríamos vivir juntos sin acosarnos, porque tenemos intereses diferentes.

  • Por supuesto, solo tenemos que organizarnos para vivir.

  • Es muy sencillo, yo pondré las reglas y tu las obedecerás, yo seré quien decida – replicó Rita expectante.

  • Acepto ser conducido por ti, Rita, desde este preciso momento, te pertenezco – selló el pacto Gerardo.

Así se inició una convivencia en donde gradualmente Rita fue llevando a Gerardo al terreno de la dominación, que fue lo que hizo que la unión sea duradera.


Una noche estando en el balneario junto al río, observaron mientras estacionaban su auto, como un hombre llevaba a una joven tomada del brazo de una manera violenta. Rita y Gerardo siguieron con la mirada lo que estaba sucediendo, no sabiendo si llamar a la policía o intervenir ellos mismos en defensa de la mujer.

Observaron que el hombre se detuvo recostándose contra una camioneta estacionada, miró hacia su alrededor para verificar que nadie los pudiera estar viendo y colocando una de sus manos sobre la cabeza de la joven, la hizo agachar para que le haga una mamada. Rita y Gerardo, en ese preciso momento se encontraban a corta distancia mirando en silencio lo que tenían ante sus ojos. Valiéndose de una cámara de fotos, con el zoom pudieron verificar con nitidez lo que suponían estaba pasando. Es más, filmaron todo lo sucedido, lo que les provocaba una mezcla de excitación y un sentimiento que no podrían explicar. Decidieron mantenerse en silencio y así pudieron ver el momento en que el hombre acababa, porque con sus manos apretaba la cabeza de la joven contra su vientre. Luego de esto, la chica se incorporó, se limpió la boca con un pañuelo que le dio el hombre y se separaron.

Rita y Gerardo se miraron y decidieron ir tras esa joven, algo se había despertado en ellos.

La muchacha vestía una solera negra, corta, con breteles finos, zapatos de tacones medianos, tenía una linda figura y su cabello era negro teñido, llegaba casi hasta su cintura. Caminaba hacia la zona céntrica de la ciudad, para lo cual debería atravesar un paraje boscoso, de cierta peligrosidad y de una extensión considerable.

Al alcanzarla, Rita bajó el vidrio del auto para llamarla.

  • Hola, te sientes bien?

  • Sssi, estoy bien, gracias – y apuró su paso, temiendo que se tratase de algún aprovechado.

  • Nosotros vamos para el centro, podemos llevarte, si quieres, es peligroso caminar por acá – dijo Rita, advirtiendo a la joven lo que tendría que atravesar.

La joven detuvo su andar, miró a Rita y Gerardo, les pareció fiables, por lo que se encaminó hacia el auto.

  • Si no es molestia, les voy a agradecer que me lleven – y subió al auto y se fueron los tres para el centro de la ciudad.

El viaje fue en completo silencio, ninguno emitió palabra alguna, hasta que la joven le pidió a Gerardo que se detuviera, porque allí debía bajarse. Rita volvió a preguntarle si se encontraba bien y si quería hablar un poco con ellos.

  • Nos gustaría charlar contigo, estamos de paseo por acá y hoy observamos que no la pasaste bien con tu acompañante en la playa de estacionamiento.

  • Ustedes vieron lo que sucedió? – preguntó la joven.

  • Absolutamente todo, no sabíamos si intervenir o no, lo tenemos todo registrado en nuestra cámara fotográfica.

  • En serio? – preguntó la joven – pero estaba oscuro, no es posible que se haya podido ver mucho sin luz.

  • Te equivocas, esta cámara filma perfectamente en la oscuridad, te asombrarías de la nitidez que se alcanza.

  • Y porque filmaron, puedo saber?

  • Por curiosidad – respondió Rita – solo déjame tu número de móvil y te enviaré una copia por si te interesa ver lo que registramos nosotros.

  • Ok – dijo la joven y le pasó el número a Rita – mi nombre es Cintia, buenas noches y gracias por traerme.

  • El mío es Rita, mi pareja se llama Gerardo, ya tendrás noticias nuestras.

Al entrar Cintia al edificio en donde vivía, mientras esperaba el ascensor, recibió un mensaje en su móvil, era de Rita que le enviaba una copia de lo sucedido esa noche en la playa de estacionamiento. Lo visto en el teléfono móvil, hizo que le entrara prisa por llegar a su casa para volver a verlo con la nitidez de su computadora. Ya en su dormitorio, mientras miraba lo filmado por Rita y Gerardo, se le erizaba la piel, dado lo explícito que era todo y lo bien que se veía su imagen y la del hombre que la sometió. Instintivamente tomó el móvil para comunicarse con Rita, intuía que había algo más atrás de esto. Y claro que lo había.

  • Hola Rita, acabo de recibir tu mensaje, tenemos que hablar – dijo Cintia con la voz quebrada.

  • Estamos en la puerta de tu departamento, baja y charlamos o nos invitas a tomar algo? – contestó Rita.

  • Suban y charlamos, es el séptimo piso, letra C.

  • Estaremos en un momento.

Gerardo no emitía sonido alguno, la que llevaba la voz cantante era Rita, él la acompañaba.

El departamento de Cintia era pequeño, pero confortable, tenía un solo dormitorio, con un livíng con excelente vista al centro de la ciudad. Al sonar el timbre supo que estaban sus invitados, el asunto se iba a aclarar en forma rápida, pensó.

  • Pasen, quiero saber que está pasando – dijo Cintia ni bien los vió.

  • Nos podemos sentar? – preguntó Rita en forma irónica – o quieres que hablemos parados?

  • No, por supuesto, tomen asiento, solo que estoy ansiosa, esto que filmaron me expone muchísimo, pienso en mi familia y me da mucho miedo – explicó Cintia.

Eso era justo lo que Rita quería escuchar, era como decirle que estaba entregada, en sus manos, solo tenía que dar la estocada mortal.

  • Esto se arregla muy fácilmente, te vienes a cenar una noche a casa y ahí puedes tener el asunto terminado – contestó rápido Rita.

  • No podemos arreglar acá lo que haya que arreglar? – intentó Cintia contra-atacando.

  • Si ese es tu deseo, yo no tengo inconveniente. Pero será con la presencia de Gerardo. En mi casa, Gerardo no estaría presente mientras nosotras discutimos este asunto, me entiendes?

  • No, no te entiendo, no se que pretendes Rita?

  • Te diré que pretendo: te pretendo a ti, soy lesbiana, no te lo voy a ocultar.

  • Pero y Gerardo? No es tu marido acaso? – preguntó Cintia.

  • El es mi pareja, es el hombre que quiero y él me quiere a mi, pero eso no cambia las cosas: te deseo a ti, es una realidad.

  • Yo no soy lesbiana, Rita, no podría complacerte en nada.

  • Tu déjame a mi, yo sola se hacer las cosas, debes relajarte y la pasarás bien, es una promesa. Solo dime si acá o en mi casa.

  • Está bien, que sea en tu casa, dime como hago para llegar.

  • Mañana a las 22 te pasará a buscar Gerardo, yo te estaré esperando.

Luego de despedirse, Rita y Gerardo se marcharon satisfechos, lograron el propósito que buscaron. Mañana Cintia sería de Rita, Gerardo no estaría presente, él estaría en otro ambiente de la casa, controlando las cámaras de video que se encuentran instaladas en diversos sectores de la casa. Obtendrían un video muy jugoso y podrían someter a Cintia, en un primer paso y después a su galán, aquel que la sometió en la playa de estacionamiento, ese sería el segundo paso y esta presa sería para el disfrute de Gerardo. La pareja se complementaba perfectamente.

Cintia llegó a casa de Rita y Gerardo, éste dejó solas a las mujeres para dedicarse a lo que mejor sabía hacer, que era filmar y editar posteriormente el producto de todas las cámaras instaladas.

Ni bien las mujeres estuvieron solas, Rita miró fijamente a Cintia y le ordenó que se desnudase en ese mismo momento y lugar, estaban en la sala de estar, contigua a la cocina.

  • Pero por quien me tomaste? – protestó Cintia.

  • Por la puta que eres, no lo voy a repetir dos veces, solo obedece perra y te irás pronto de mi casa.

Cintia se sintió sorprendida por el tono y las palabras que utilizó Rita para pedirle que se desnude, no supo que debía hacer en ese momento: si desnudarse o retirarse de la casa. Pensó un momento, bajó la cabeza y se quitó la remera, dejando al descubierto sus melones, de tamaño mediano y rosados pezones, en ese momento estaban duros, continuó por sus jeans, bajó la cremallera, desprendió el botón, sacudió sus piernas para dejarlo caer al piso, quedando solo con su tanga negra, mirando a Rita con ojos interrogantes.

  • Quítate todo puta y no me mires a los ojos, la vista al piso, en señal de sumisión o no te diste cuenta que te tengo en un puño? Eres mi perra.

  • Solo por esta noche, Rita, no más que eso, disfruta, porque no me verás en tu puta vida – le soltó como contestación Cintia.

  • Mientras dure la noche, tendrás que pedir permiso para hablar, me tratarás de Señora o Ama y ni se te ocurra tutearme – le contestó molesta Rita y luego mas calmada le agregó – trata de no empeorar tu situación – a modo de advertencia, lo que de alguna manera tranquilizó a Cintia.

  • Si Señora – Cintia decidió seguirle el juego, pensando que solo sería una noche.

Rita avanzó hasta donde Cintia estaba, llevó una mano hasta el sexo de la muchacha, notando que estaba mojada. Era una buena señal, pensó. Llevó esa misma mano hasta su naríz, para descubrir el bello aroma del flujo de su sometida. Luego acarició una de sus mejillas, pasando la otra mano por la cintura de la joven, atrayéndola hacia ella. Posó sus labios sobre los de Cintia y con su lengua buscó entrar en su boca, no lo logró de entrada, fue necesario aplicar caricias y masajes en el cuello, en la nuca, en la orejas, chupar y morder esos rosados y hermosos pezones, descubriendo como temblaba Cintia, debió apretarla mas junto a ella o caería al piso, la trasladó hasta un sillón y allí la acomodó.

Se arrodilló en el piso, abrió las piernas de Cintia y siguió con sus manos sobre sus tetas, amansándolas y retorciendo los pezones, acomodó su cabeza como para besar los muslos, lamiendo toda la zona hasta llegar a donde se juntan las piernas, abriendo delicadamente los labios vaginales, para deslizar su lengua, que ya no descansó, la pasó por los costados, de arriba abajo, hasta besar el ano, lamiendo y lamiendo, buscando el clítoris, separándose para disfrutar mirando como se contorneaba el cuerpo de Cintia, en una estado de máxima calentura, gimiendo y gritando, diciendo obscenidades, señal de lo bien que la estaba pasando. No dejó Rita lugar del cuerpo sin besar, una y otra vez, lo que produjo que Cintia tuviera un orgasmo tras otro, quedando en un estado de máxima euforia.

  • mmmm más por favor, maaaaaaaaaaas, no me dejes, no, nooooo, si, si, ayyyyy – Cintia tuvo un orgasmo muy fuerte, que la dejó extenuada, mas que nada ella era ahora la que quería seguir, no quería que Rita interrumpiese su lamida, sus besos, sus mordiscos sobre los pezones, quería mas y mas.

  • Quiero mas, no me dejes, dame mas, por favor Ama.

Rita siguió disfrutando de Cintia por dos horas mas, sin descanso, sin interrupciones, ella no se había quitado la ropa, en cambio Cintia que estaba totalmente desnuda, se encontraba toda sudada, por lo mucho que había gritado, gemido, gozado. En más de una ocasión, había abrazado y besado a Rita, se había arrodillado a sus pies, le había implorado que no le deje, que quería ser su perra, había dicho de todo tipo de cosas para ganarse la voluntad de Rita. Y mucho más.

Y todo eso estaba bien filmado por Gerardo.

El goce y el placer de Rita estaba no solo en la relación sexual, sino en el sentimiento de poder, de dominación, sentir que podía doblegar al otro con la sola palabra, de por si eso la excitaba muchísimo.


Pero ahora le tocaba el turno a Gerardo. Tenía planes para él.

Después de que se marchara Cintia, Rita y Gerardo se dirigieron hasta el balneario para ubicar al hombre que había sometido a Cintia. Se trataba de un empleado de la seguridad, que había sorprendido a la muchacha, menor de edad, bebiendo bebidas alcohólicas, por esta causa la amenazó con llamar a la policía de turismo, lo que asustó a Cintia, quien le propuso arreglar la situación de otra forma. El hombre, abusando de su puesto y de su mayoría de edad, la arrastró hasta un apartado en la playa de estacionamiento y creyendo que nadie los veía se hizo mamar la verga en pago a su buena voluntad.

Cuando Rita y Gerardo estuvieron parados frente a este hombre, con la excusa de que necesitaban una custodia para trasladar valores hasta una entidad bancaria, trabaron conversación que culminó con el pedido del número de móvil, para poder llamarlo a la brevedad.

Al poco tiempo de despedirse, el guardia recibía en su móvil el video de la mamada, en donde se lo veía sometiendo a Cintia. Emilio, ese era su nombre, no dudó en llamar en forma inmediata a quien le había enviado el video, descubriendo que las personas que lo querían contratar como custodio, eran los que le habían enviado el video.

  • Que significa esto, me puede explicar? – vociferó Emilio, que se había alejado de su lugar de trabajo para hablar en forma enérgica.

  • Escucha idiota, debes mejorar tu modo de hablar o te cortaré la llamada. Comienza por pedir disculpas, educadamente – contestó Rita con voz calma.

  • Disculpe, ya está, ahora dígame que pretende con ese video que me mandó.

  • Pretendo mandarte a la cárcel por estúpido, no sabes cual es la pena por someter a una menor de edad? Sabes acaso, lo mucho que disfrutan los presos cuando ingresa un violador?

  • Usted me está queriendo extorsionar, dígame que quiere o le corto – gritó Emilio enfurecido.

No esperaba el guardia de seguridad, que fuera Rita la que le cortara la comunicación, tampoco se imaginó que no atendería sus llamadas, ni en ese momento, ni los tres días que le siguieron. Recién atendió su llamada al cuarto día, luego de tener contabilizadas mas de cien llamadas del guardia en su móvil.

  • No te cansas de ser tan idiota, verdad? – comenzó Rita la conversación.

  • Señora, quiero que me diga que necesita Usted de mi, dígame porque me mandó ese video – Emilio hablaba calmadamente, supuso Rita que estaría tras el efecto de algún tranquilizante.

  • Como cambiaste la forma de hablar idiota, se puede saber a que se debe?

  • Le quiero pedir que no me insulte, yo le estoy hablando educadamente.

  • Es que no te estoy insultando, solo digo que eres un idiota, tu crees que me equivoco?

  • Señora, no quiero tratar mas con Usted, quisiera que me diga que necesita de mi y terminar con este asunto.

  • Yo de ti no quiero nada, me das asco, estúpido violador de menores. De todos modos, anota la dirección de mi casa y en 15 minutos te quiero aquí.

  • Muy bien señora.

A media hora de la llamada se presentó Emilio en casa de Rita, fue atendido por Gerardo, quien luego de hacerlo pasar, lo invitó a sentarse en el mismo sillón que días atrás había ocupado Cintia.

  • Todo se paga en esta vida – dijo Gerardo, como introducción.

  • Yo no tengo dinero, van por mal camino si piensan que puedo reparar esto con efectivo.

  • No se trata de efectivo, sino de que seas un poco afectivo conmigo, con eso la deuda, podrá considerarse saldada.

  • Que me está diciendo, no me diga que Usted es . . . – dijo Emilio con una sonrisa burlona – no me diga que se trata de que yo . . .

Gerardo se puso serio, miró fijamente a los ojos de Emilio, éste dejó de lado la sonrisa y también se puso serio, hasta que escuchó:

  • Quítate los pantalones y no te muevas de donde estás sentado – ordenó Gerardo.

Emilio no era la primera vez que se encontraba en esos trances, mas de un gay o travesti habían recurrido a él, para un poco de cariño a cambio de dinero o para entrar a la disco sin abonar la entrada y jamás se había negado, esta no iba a ser la primera vez, máxime estando ese video de por medio.

  • Ok, te voy a obedecer, pero quiero que primero me entregues el video.

  • No te di autorización para que me tutees, tampoco estás acá para poner condiciones, solo te traje aquí para disfrutar tu cuerpo a mi manera y sin dar explicaciones. O me obedeces o te retiras. Decide ya.

Emilio se quitó los pantalones y Gerardo se aproximó a él, relamiéndose por el bocadillo que tenía enfrente.

  • Abre las piernas perro y relájate, te voy a hacer pasar un momento agradable.

Emilio era un hombre de un cuerpo formidable, alto, robusto, sin un gramo de más, lampiño y para completar el cuadro tenía una dotación generosa.

Gerardo se arrodilló entre las piernas de Emilio, se apoyó en ellas, las acarició en todo su contorno, acercando su cara al paquete que el guardia ofrecía y que comenzaba a cobrar vida. Tenía buen olor, se lo veía un hombre sano y saludable, sopesó el tamaño de sus huevos y el de su verga, no tardó en llevar su boca para disfrutar esa pija que en minutos estuvo dura.

Lo hizo acomodar mejor al hombre y comenzó el arriba y abajo, adentro y afuera, lamiendo los huevos, metiendo la verga hasta su garganta, jugando con el prepucio, lamiendo toda la cabeza y culminando con el entre-saca hasta que sintió que se venía la leche y fue en gran cantidad. Con la primer oleada vino un poquitín, con el segundo espasmo vino una buena cantidad, que le provocó alguna arcada y luego fueron saliendo los últimos chorros de leche caliente, espesa y de buen sabor.

Gerardo tragó todo y no se conformó con eso, quería más.

  • Te quiero todo desnudo, perro, si te gustó esto, te va a gustar mas lo que viene ahora – mientras le decía esto, él también se despojaba de su ropa, lo que de alguna manera inquietaba al guardia.

  • Está bien -  dijo Emilio – pero después me quiero ir.

  • Solo cuando yo esté satisfecho te vas a ir – dijo Gerardo, pensando en los movimientos que tendría que hacer con Emilio, para lograr filmaciones que puedan comprometerlo bastante, como para tenerlo doblegado a sus pies.

Gerardo lo tomaba de la mano y lo hacia girar, agachar, poner en distintas poses. Incluso le ofreció a Emilio su verga para que chupara, pero el guardia se negó y él no quiso insistir, ya habría tiempo para eso y mucho más. Gerardo se acomodó por detrás de Emilio, apuntando con su verga al culo del guardia, tanto como para que Rita sacara buenas tomas y así siguió hasta que la calentura lo venció y le pidió al guardia que lo penetrara por su culo, cosa que Emilio hizo de forma brusca, de mala manera, por lo que Gerardo decidió interrumpir y despedir al guardia, sin dar mayores explicaciones.

  • Quiero el video – dijo Emilio, una vez que estuvo vestido y listo para retirarse.

  • Lo tienes en tu móvil, tienes mi palabra que no lo he de usar, a menos que tu provoques alguna situación desagradable y en ese caso lo podrá usar mi pareja o la persona que nosotros designamos como nuestro ángel de la guardia.

  • Que es eso de ángel de la guardia? – preguntó Emilio.

  • Si a nosotros nos pasara “algo”, nuestro ángel de la guardia, pondría esto a disposición de quien sea.

Emilio se retiró más preocupado que cuando vino, sin imaginarse todo lo que tenía gravado Rita.


El día de la reunión en casa de Martina, los invitados se acomodaron en el living a la espera de conocer a la nueva sumisa.

  • Bueno, pero queremos ver a tu niña – le dijo Rita a Martina.

Martina le hizo un guiño a Camila y ésta se retiró a buscar a Dany, quien segundos después ingresó a la sala, saludando con una sonrisa a sus invitados, para luego colocarse a un costado de su ama, con la vista hacia abajo en señal de obediencia y sumisión.

Estaba Dany muy sexy y sugerente, calzada con botas bucaneras, medias negras caladas y mini delantal transparente, que dejaba ver su conjunto de tanga y corpiño negro y portaligas al tono.

Las miradas de los invitados se concentraron en la niña, que tenía un peinado con flequillo hacia un costado, que la hacía más niña de lo que era, los labios pintados con un rojo fuerte y los ojos con un maquillado intenso, todo eso debido a la mano experta de Camila.

  • Me permites observarla mas en detalle – dijo Rita, Dany miró a su ama y ésta le hizo un gesto autorizándola.

Dany se paró enfrente de Rita, ésta se incorporó para mirarla bien de cerca, apoyó una mano en la espalda y con la otra tocó sus tetas, para ver el tamaño y consistencia de las mismas. Luego metió la mano que tenía en la espalda por debajo del delantal para tocar la cola de la chica y palpar la dureza de sus nalgas.

  • mmmm está muy linda esta perrita – le comentó a Martina – supongo que ya la estarás disfrutando como te lo mereces, verdad amiga?

  • He estado un poco ocupada, pero nada me ha impedido que disfrute a mi niña, pienso hacer algo grande con ella, no creo equivocarme.

  • Yo he probado algo de ella y me ha satisfecho, jajaja – acotó Felipe.

  • Porque no nos vamos a tu estudio, para compartir este tesoro amiga? – Rita se salía de la vaina por tener algo de acción, sorprendía a Martina la calma de Dany.

Dany en sus charlas con Camila, aprendió algunos secretos de cómo pasarla mejor en esta vida de esclava. Uno de ellos, era relajarse y transformar el dolor y la humillación en placer. No tenía sentido oponerse a ninguna acción que quisieran emprender con ella, porque de todos modos harían lo que se hubieran propuesto. La única posibilidad era renunciar a ser esclava, utilizando la palabra de seguridad, para volver a la vida de lo cotidiano, de lo previsible. Pero esto no era lo que le gustaba a Dany, a ella le gustaba el sexo, le gustaba el lujo y la forma de vivir de Martina.

Accediendo al pedido de Rita, se trasladaron al estudio de Martina, flanqueados en esta oportunidad por Camila.

Rita al sentir la puerta cerrada comenzó a desnudar a Dany, ya que quería ver sus carnes firmes, sus curvas generosas. Le indicó que se acomodara en el sillón ginecológico, que ella la atendería como corresponde.

Martina volvió a acomodarse en su cómodo sillón de siempre, esta vez acompañada por Camila, colocando la cabeza de su esclava entre sus piernas, para que le lamiera la concha, mientras ella observaba plácida y relajadamente el quehacer de sus invitados, en especial los movimientos de su esclava Dany. A Martina le encantaba esto de recibir amigos, hacer que ellos tuvieran sexo, para pajearse sola o con ayuda de sus esclavas, hasta que pudiera soltar ricos orgasmos.

La niña ya desnuda, se sentó en el sillón ginecológico, colocando sus pies en las posaderas, lo que le hacía levantar y abrir sus hermosas piernas, a la vez que exponer su concha a la vista de quien se colocase enfrente de ella. La persona que ocupó esa posición fue Rita, quien sentada en una banqueta quedaba con su cabeza enfrentada a los genitales de la niña. Mucho no pudo mirar, ya que el deseo por chupar esa chocha hizo que se tirara hacia adelante y con su lengua recorriera la concha de Dany, se posicionara sobre el clítoris, chupando, mordiendo, lamiendo, con una mano tocando las tetas de la niña, con la otra metiendo un dedo en el culo, luego dos, luego en la concha, chupando y chupando, hasta que Dany empezó a soltar gemidos y le llegó el primer orgasmo y después otro y Rita enloquecía de placer y chupaba y chupaba a la niña con pasión y erotismo, tomando los jugos que ella le hacía expulsar por su conchita.

Martina repartía sus miradas entre lo que hacía Rita con su esclava Dany y lo que acontecía en el rincón del estudio en donde estaba la cama. Allí Felipe se estaba cogiendo a Gerardo, como si no hubiera mujeres en la sala.

La verga de Felipe, entraba y salía del culo de Gerardo, que estaba en cuatro al borde de la cama, abrazado a un osito de peluche. Esta escena que transcurría a la espalda de Dany, la niña la veía por un espejo colocado en una pared a su frente, sin poder dar crédito a lo que sucedía entre los hombres, quería darse vuelta pero la posición que ocupaba se lo impedía. Rita también espiaba como Felipe se cogía a su pareja, sin inmutarse, al conocer las preferencias sexuales de Gerardo.

Martina invitó a Rita a sumarse a los hombres que estaban en la cama, ya que había lugar para todos, de forma tal de poder disfrutar también a Dany. Las cuatro mujeres, se enredaron en la cama, dando y recibiendo, chupando y siendo chupadas, destacándose como la más asediada, Dany.

Rita, que era una mujer muy difícil de conformar, no tuvo mejor idea que colocarse un arnés con verga de 25 cm, para poder enterrársela a Dany.

  • mmmm despacio Señora, es muy grande esa verga ahhhhh aiiiii ajjjj – Dany estaba siendo clavada en su concha con el mismo aparato que había utilizado Camila con ella.

  • Calla puta y aguanta o sufre, me da igual – le contestaba Rita.

El quejido de Dany operó como un aliciente para Rita, porque su penetración fue cada vez mas profunda y más ruda, se detuvo cuando alcanzó un gran orgasmo, que fue producido por el llanto y sufrimiento que demostró estar padeciendo la muchacha.

Una vez que Rita se hubo sacado sus ganas con Dany, llamó a Camila para que tome el lugar de la niña, pero a Camila le clavó el consolador por el culo, de una manera despiadada, a punto tal que el ano de Camila cuando Rita le retiró la prótesis quedó abierto de una forma que se podía mirar hacia su interior.

Dany se sorprendió al ver como le enterraban el arnés a Camila, con que violencia, notando que no pronunció una sola palabra, ni un quejido, a pesar de que las lágrimas brotaban de su rostro muy fluidamente, mojando gran parte del colchón.

Por último Rita quiso probar de penetrar a su amiga Martina, pero ésta se negó, produciéndose un cambio de roles entre las amas. Martina se colocó el arnés y juntas fueron en busca de Gerardo, querían que opinara sobre como se sentía el arnés dentro del orto.

Camila fue la encargada de acomodarlo en el cilindro a Gerardo, atarlo y untarlo con gel. Hecho esto, se lo hizo saber a su ama, quien se acercó por detrás de Gerardo, apuntó la punta del arnés en el culo del caballero y presionó hasta que comenzó la penetración, en medio de quejidos y lamentos silenciosos, por parte de Gerardo.

Cuando el arnés penetró hasta la mitad, Martina tomó impulso y se lo mandó hasta el fondo de un solo envión, bombeando con fuerza hasta que quedó agotada y suavemente se lo fue quitando, mientras le aplicaba nalgadas con una y otra mano.

Esta es la cuarta parte de un relato que contínua.

Marcela ( marce459@live.com.ar )