Daños colaterales.6.Confusiones y confesiones
Cuando pasa la tormenta llega la calma pero ¿Es más peligrosa la tormenta o lo que viene después?
Al fin era sábado de nuevo. Había conseguido centrarme durante toda la semana en el trabajo, en el deporte y en “tocarme las pelotas” mientras bebía cerveza, según lo previsto. Ni Vicky, ni Alba. Nada de mujeres. Bueno, solo alguna pero, en los videos que me pongo para machacármela.
Fer me llamó sobre la una para invitarme a una barbacoa en la piscina. La idea prometía iban a ir algunos del curro, también sus vecinos.
Me levanté resacoso y medio zombi me fui al baño. Era tal la erección con la que me desperté esa mañana que llegué a preguntarme <<¿A quién ha visto esta, que no he visto yo?>>
Me adecenté un poco, me puse los vaqueros cortos de bolsillos, una camiseta de mi equipo de futbol y las gafas de sol para tapar las huellas del alcohol en mis ojos.
De camino a casa de Fer, volví a recordar a Alba, ya hacía justo una semana que se había marchado y no tenía noticias de ella pero, una vez en su casa mi mente se concentró en otros asuntos en seguida.
Era un fiestón, había como veinte chicas con cuerpos esculturales alrededor de la piscina, unos pocos de tíos del curro, buena música, barra de cocteles, barriles de birra,…
Empecé a saludar a la gente y pronto me encontré con Ginés, lo saludé de mala gana pues es de esos que dan la mano floja, cosa que odio en otro tío.
Elogié a Fernando por su buen gusto a la hora de invitar a mujeres, había un elenco interesante de chicas, cosa de la que mi amigo presumía.
Una chica pelirroja que estaba en una tumbona, me miraba y sonreía. Alcé mi cerveza en señal de brindis a la simpática chica y ella se incorporó.
Fernando que se había percatado me invitó a saludarla.
- Vamos, figura, es mi vecina, la abogada, ve a saludarla. Toda la comunidad babea cuando la ve pasar para la piscina y tú ahí como un pasmarote.
- Será que estoy casado, por si se te ha olvidado.
- Venga, mamonazo, ve a alegrarte un poco la vista y a que te alimenten el EGO. A ver si solo te va a funcionar la polla con las hermanas Orozco.
- Déjate de coñas que llevo una semana muy tranquilito.
- ¿No tenías a la cuñadita en casa?
- Pues ya no. No tengo ganas de hablar de eso…
- Pues mejor. La tentación mejor en la calle. Y ve a ver a la pelirroja, que no te quita ojo.
- Iré a saludarla pero, solo para que me dejes en paz.
- Ya, ya claro. El par de tetas que tiene no tienen nada que ver ¡Serás mamón!
Fernando es muy bruto pero, siempre me sube la moral y me rio mucho con él.
Me presenté a la simpática vecina, Alejandra era su nombre.
Estuvimos comentando cosas vanas del trabajo y así para romper el hielo, descubriendo cuan superpija era mi nueva amiga.
Lo cierto es que estaba muy potente. Buenas tetas y vientre plano, un ostentoso bikini negro con adornos dorados enmarcaba su figura simbolizando clase y lujo.
Mis ojos vulgares se desviaban a sus tetas mientras seguía la conversación, apreciando su generoso y apetecible volumen.
El coqueteo era inminente y mutuo. Comprendí que mi amigo tenía razón, sentir que le resultaba atractivo a ese bombonazo me subía el EGO a las nubes.
Me quité la ropa quedando con mi bañador negro ajustado, dejando que ella también observase la mercancía, y me lancé a la piscina de cabeza con maestría para salir empapado y seguir la conversación, a ser posible, calentando un poco más a Alejandra.
¿En qué me convertía eso? ¿En un calientacoños? Creo que ese término no existe pero, es justo lo que yo hacía. Calentar a una tía solo para sentirme deseado, sabiendo que no íbamos a llegar más allá.
- Es increíble. Pensaba que todos los bomberos teníais que estar en forma pero, veo que unos os cuidáis más que otros.- dijo mirándome de arriba abajo por encima de las gafas de sol.
- Todos hacemos ejercicio.
- No compares, jijiji- dijo mirando a Paco y su tripita-Algunos recuerdan al David de Miguel Ángel y otros más a las obras de Botero, jijiji
- ¡Vaya ¡ Tendré que mirar en Google quien ese Botero.
- Tranquilo chiquito, tu eres indiscutiblemente de los de Miguel Ángel, jijiji
Fui a por unas bebidas y me senté con ella en su tumbona, incluso me pidió el teléfono y me pasó por Washap unos cuadros de Botero para que viese como eran.
A pesar de ser un poco pija, era simpática y prefería reírme un rato charlando con ella que irme al grupo de los de curro y tener cerca a Ginés.
Aunque tampoco quería que hubiese comentarios entre los compañeros y era cada vez más obvio que había “mamoneo” con la pelirroja. Con las risitas, Alejandra, me ponía la mano más de una vez en el brazo, elogiando mi musculatura e incluso le puse crema en la espalda. Bien pensado no era nada malo y la peña estaba muy pedo para fijarse en mí, así que decidí tontear un poco más.
Entonces la vi dar la vuelta a la piscina dirigiéndose a mí, estaba impresionante con su minúsculo bikini rojo. El pelo mojado y su inconfundible sonrisa, no esperaba que estuviera en la fiesta pero, ahí estaba, dirigiéndose hacia nosotros.
- Hola Oli- nos interrumpió
- Buenas Paula, no te esperaba por aquí.
- ¡Vaya yo a ti tampoco! Como con Vicky nunca vienes,…- dejó caer asegurándose de que Alejandra entendiera que yo no estaba soltero.
- Bueno Paula, ya sabes que Vicky no es mucho de estas fiestas. –Intenté presentarle a mi amiga pero, Alejandra se disculpó, disfrazando su retirada de excusa para no meterse en líos.
- ¿Y Alba, no ha venido contigo?
- Sí, si hubieras dejado de mirar a la pelirroja, la habrías visto hace más de una hora. Está ahí detrás con Ginés.
Al mirar para donde estaba Alba, ella se adelantó a comerse la boca con Ginés.
- Ah, ya la veo. Tampoco está sola, ni creo que se haya dado cuenta que estoy aquí. Bueno, no creo que se haya coscado de que hay nadie más aquí por lo que parece. Se ve que se divierte.
- Sí eso parece pero, hay cosas que no son lo que parecen. Tú ya lo deberías saber.
- Sí, hay cosas que no son lo que parecen y gilipolleces muy evidentes.
- ¿Qué quieres decir Oli?
- Deberías advertir a tu amiga que no se cuelgue del primer capullo que vea, que ya no tiene quince años para que liarse con cualquiera no le traiga consecuencias. Deberías aconsejarle que debe tener más ojo a la hora de elegir.
- Sí, debería aconsejarle que no se enamore de gilipollas, que no se dan cuenta de lo que tienen delante pero, mi amiga es terca como una mula y se enamora de quien más problemas le puede traer, no creo que nunca aprenda.
- Pues yo no la voy a dejar que siga…
- No te metas- dijo frenándome del brazo para que no fuese a partirle la cara a ese novato.
- Oye, ¿sabes las cosas que él le ha contado que hace con su folloamiga a los compañeros del curro? No puedo dejar que se dé el lote ahí con él, delante de ellos poniéndose en evidencia. Ya he aguantado demasiado sin decirle nada.
- Oliver- me gritó- Déjala con él, mientras está con Ginés se olvida de…Del otro.
- ¿Del otro?
- Guárdame el secreto Oli. Alba está colada por un tío, que está casado. Sé que Ginés la usa pero, ella también juega al mismo juego. Aunque se ponga en evidencia, es mejor que esté con él que pensando o buscando a ese tío del que lleva colada tanto tiempo.
- ¿Un tío casado?- en ese momento Víctor se me vino a la mente ¿Cómo había sido tan imbécil de no darme cuenta que le gustaba Víctor? Si me había contado como disfrutó con él y le brillaban los ojos- Creo que ya sé por dónde van los tiros.
- No tienes ni idea de…
- Sí, sí Paula. El otro día estuvimos hablando de aquel bautizo, imagino que tú lo sabrás y… ¡Qué idiota soy! ¡Qué idiota es ella! Pudiendo tener a cualquier tío y se cuelga de uno casado…Y encima de la familia…
- Sí Oli, eres un idiota y ella también.
Dejé que la fiesta continuara, sin molestarla pero, fue inevitable cruzarnos.
Alba iba bastante pedo, nos paramos en la puerta del baño y nos miramos fijamente.
Ella se apoyó en la pared para sostenerse sin tambaleos, con el pelo húmedo y un biquini de leopardo que le sentaba genial.
Encendió un cigarro ante mi sorpresa…
- No sabía que fumabas
- Hay muchas cosas que no sabes, cuñado- balbuceó
- Ya lo veo. ¿Has bebido más de la cuenta no crees?
- Seguramente.
- ¿Tú amigo no te dice entre magreo y magreo que pares un poco con la priva?
- No, Ginés es muy tolerante con eso…
- Claro, Ginés es tolerante ¿No quedamos en que le ibas a dar una lección?
- Y se la he dado. El otro día por la noche no le hice ni caso…
- Si tú crees que con eso es suficiente…
- Oye no te metas en mis historias.
- Yo no me meto, Alba pero, déjame decirte que borracha y refregándote con Ginés te estás poniendo en evidencia.
- Muy bien, eso es lo que tú piensas y resulta que a mí me da igual lo que piense la gente que haya aquí. Esto es lo que me apetece y lo voy a seguir haciendo.
- Pues sigue pero, eso no va a solucionar nada. Haz lo que quieras pero, si te quieres olvidar de alguien que no te conviene es mejor que elijas a un tío menos capullo porque, eso solo te va a hacer ver al otro mucho mejor. No me quiero meter en tu vida pero, es que no puedo ver cómo te haces daño y quedarme tan tranquilo.
- ¿Es que no puedes dejar de hacer eso Oliver? ¿Es que no puedes dejar de ser perfecto aunque sea una puta vez? ¿Es que me tienes que estar viendo aquí borracha y desaliñada y tienes que seguir siendo un héroe conmigo y cuidándome? Déjame tirada una puta vez Oliver. – dijo rompiendo a llorar.
Yo me limite a marcharme de la fiesta, con el corazón en un puño, maldiciéndome a mí mismo mientras conducía golpeando el volante de rabia.
Alba tenía razón, tenía que olvidarme de ella. Ya lo había decidido una puta vez, y había vuelto atrás.
Busqué el primer bareto que estaba abierto cerca de casa para volver andando porque pensaba acabar con las existencias de birra de ese maldito bar.
Y bebí hasta que amablemente la camarera me dijo que tenían que cerrar.
Me fui a casa, no sé ni qué hora era pero, si que era de madrugada, iba bastante pedo y me costó llegar. Prendí la luz del salón y allí estaba ella en el sofá con Niam, con su camisoncito de panteras rosas, agarrándose ambas rodillas con cara de consecuencia.
- ¿Qué haces aquí? – Atiné a preguntar. Viendo como tenía la cara hinchada de haber llorado-
- Si quieres me voy…
- No, no te vayas…bueno, si es lo que tu quieres
- Yo me quiero quedar pero, no sé si…
- ¡Vamos Alba! Tu sabes que estás en tu casa, joder, que el otro día te hablé así pero, venga, estaba cabreado…Aquí puedes estar siempre,…
- Gracias, de verdad
- ¿Cómo es que has vuelto esta noche? Después de nuestra charla, es lo último que me imaginé.
- ¿Quieres la excusa o la verdad? Llevo una hora ensayando ambas.
- ¿Por cuál te has decidido tú? – dije sentándome a su lado. Se echó sobre mi hombro y me miró con cara de circunstancia.
- Me ha dicho Paula que ha hablado contigo.
- Sí, me ha contado…-dije con la voz tomada por el alcohol.- estás detrás de ese tío casado…
- Perdona si te he puesto en evidencia delante de tus compañeros.
- Todos estaban muy pedo, no creo que te hayan prestado atención.
- Lo vuelves a hacer. Me perdonas incondicionalmente. Eso no me ayuda. Me estoy volviendo loca. Nunca creí que te enterarías…creí que se me iba a olvidar antes.
- En estas cosas no manda uno, no te puedo juzgar. Yo mismo he llegado a sentir cosas por quien no debía,…ya te conté…
- Lo sé. Perdóname. He intentado mil veces convencerme que esto es algo imposible pero, no logro sacarte de mi cabeza.
- ¿A mí? ¿Y Víctor?
- ¿Víctor? ¿Crees que me gusta Víctor? ¿En serio? Llevo media vida colada por ti, Oliver, buscándote en otros desde que era una cría, frustrada por un imposible. Hasta que al final, he conseguido liarte…Perdona, de verdad,…Me he precipitado, no he debido decir que eres tú. No he debido soltarlo. Olvídalo ¡Porqué soy tan bocazas!
- ¿Qué has hecho tú? Yo he intentando olvidarme de ti pero, no puedo evitarlo. Estoy casado ¡Joder! Vicky es tu hermana.
- No. No digas eso por favor, tú no puedes sentir nada por mí, eso es imposible, no podemos…A ver yo soy una estúpida y me pasan estas cosas pero, tú…Tú no te puedes dejar embaucar, yo te he confundido con mis paranoias pero, aun estás a tiempo ¡Esto es una puta locura! Olvidemos el bailecito del otro día y todos los picoteos de estos días…y ya está. Aún estamos a tiempo.
- Alba, yo ya soy un puto loco. No creo que pueda ser capaz de olvidar nada.
La besé. Lo confieso. No me importó nada. Hasta ese momento yo no creí que existiera la más remota posibilidad de que ella sintiera algo por mí y cuando lo supe, era tarde para intentar evitar nada.
Jugué con su pelo mientras ella me sujetaba la cara. Ninguno de los dos podía parar.