Daños colaterales.10. Consecuencia y final

A veces los daños colaterales son bendiciones. No todos ganan pero, las cosas tienen que suceder para que la vida siga su curso. (al lector: no me excuso pero, lo advertí el relato es una historia cualquiera me apetecia escribir algo así, disfrutenlo)

El día que regresó mi mujer a casa, fue frío como un témpano de hielo a pesar de hacer treinta y siete grados en la calle.

Ella entró en casa dando un portazo y sin mirarme cogió a Niam en brazos, y se fue a deshacer la maleta.

Se metió al baño a organizar sus cosas, poner lavadoras y cosas así, sin dirigirme la palabra. Sé que se hacia la fuerte pero, yo no iba a ceder. Había tomado tantas decisiones esos días sin ella.

Antes de irse a la cama se dio una ducha y se puso el pijama, me miró desde el pasillo con los brazos en jarra y los ojos hinchados de haberse hartado de llorar.

-        Oliver Vega ¡Esto es lo último que me esperaba de ti!

Las lágrimas le resbalaban por las mejillas hasta perderse en su cuello. A pesar, de estar rompiéndome el alma llorando así no pensaba dar pasos atrás a mis decisiones. Ella no podía sobornarme lloriqueando de coraje por no haberse salido con la suya, por no tenerme de rodillas disculpándome, como una niña pequeña. Me imagino que creía que todo venía por no haberle podido tirar del pelo pero, eso era un gesto insignificante, solo fue la mecha de la dinamita que se había ido cosechando en mi matrimonio durante mucho tiempo : Siempre se complacía a Vicky, créanme.

Al los dos días de estar metida en la cama, llorando, sin comer, y con el mismo pijama. Ya me tenía bastante desquiciado.

-        ¿Vas a dejar esa actitud Victoria? Estoy empezando a estar muy harto… ¿Crees que así vas a conseguir algo? ¿Crees que te va a funcionar? No voy a ceder nunca más a tus caprichos. Espero que te calmes para poder hablar contigo. El Oliver complaciente se acabó, así que cuando quieras, hablamos.- me giré para salir por la puerta pero, entonces ella habló:

-        ¿Y tiene que ver esto con esos cambios en tu personalidad Oliver?- de nuevo la miré, sentada en la cama, sentenciándome con su mirada sujetando en su dedo índice un tanga de su hermana.- ¿Es qué sois tan estúpidos tu amante y tú que echáis su ropa al cesto?

Bloqueado, esa es la palabra. Podía decirle que su hermana había pasado un día a ducharse, que el tanga era de ella y que había montado en cólera por nada y hubiera sido verdad si después de que Alba echase ese tanga a la ropa sucia no hubiésemos follado.

Podría haber sido otra mi amante y no sentir que rompía una relación de hermanas al reconocer quien había sido mi amante.

Me senté al filo de la cama y la miré impasible.

-        Ya te he dicho que tenía que hablar contigo, no voy a decirte mentiras, ni excusas…pero, si te pasas tres días llorando no puedo hablar.

Conseguí que viniese al salón, abrí una botella de vino para ella pero, no probó ni un sorbo de la copa que le serví y yo me abrí una cerveza, nos sentamos en nuestro sofá y empecé a exponerle mis sentimientos:

-        No te voy a negar que si no hubieses encontrado ese tanga, la conversación habría empezado de otro modo pero, ya que han ocurrido así las cosas no te voy a negar que he estado con otra mujer. – Vicky empezó a llorar de nuevo desconsolada- Por favor escúchame, no te pongas así.

No puedo decir que lo lamento, porque no es así. Tampoco esperaba a nadie, jamás había pensado en ser infiel, y mucho menos a ti, a mi mujer, a la mujer que un día me llenó tanto de cosas tan especiales que me hizo olvidar al resto y querer estar con ella toda la vida, por eso me casé contigo.

Estos días he estado pensando en ti, en nosotros y no me gusta mi vida. No creas que te culpo de nada, he sido yo el que ha hecho cosas que no le gustaban durante mucho tiempo, hasta que eso ha pasado a ser una forma de vida, ocupando todo mi tiempo. Tú no me has obligado a dejar de ser yo mismo, has sido tan “tú misma” que en vez de abandonarme debería haberte tomado de ejemplo y mantenerme firme con mi personalidad, como has hecho tú.

Estaba dispuesto a decirte todo esto, y convencido de que eres lo suficientemente noble y coherente para solucionarlo.

Yo no he buscado nada pero, se me cruzó alguien que no quise dejar pasar, más bien me crucé yo en su vida. No puedo decirte que ha sido por despecho, por buscar lo que no me dan en casa, no ha sido solo un calentón, eso hubiera sido más fácil. Tampoco estoy enamorado, no te puedo mentir a ti que me conoces bien pero, tiene muchas cualidades que me embargan. Aunque reconozco, que si no hubiese tantas cosas que nos distancian igual las cosas serían diferentes pero, no quiero entrar ahí.

Esa es toda la verdad, y ahora que ya sabes todo esto, acepto cualquier reacción que puedas tener y siendo sensatos, por mucho que nos duela porque, aunque no lo creas a mí también me duele, lo mejor será pensar en dejarlo, no sé qué opinas tú…Yo no quiero que nos hagamos más daño.

Vicky se mordió el labio para contener el llanto puso los ojos en blanco pestañeando y se armó de fuerza para hablarme sin llorar.

  • Estoy embarazada de doce semanas.

Vicky entró en el hospital de la mano de su madre, sudando y despeinada por las contracciones. Yo esperaba en los asientos de la entrada nervioso y me levanté al verlas llegar. Rosa me miró con desprecio:

-        No te acerques a mi hija.  No sé quién te ha dicho que iba a nacer mi nieto, no pintas nada aquí. – Sentenció

Me limité a callar avergonzado. Hacía seis meses que no veía a nadie y no había tenido huevos para preguntar por mi hijo, que hasta ese momento no supe que sería varón, en todo ese tiempo.

Había pedido un traslado al pueblo más recóndito que se me ocurrió, y allí me escondí, no por evitar enfrentarme a la situación, sino para dejar en paz a esa buena familia a la que tanto daño había hecho pero, ahora el padre iba a ser yo.

Me negaba a ser figurante, yo iba a ser el padre de mi hijo, mal que le pesare al resto del mundo, por encima de todas las cosas, ese niño era tan hijo mío como de Victoria y no iba a renunciar a él. Mi hijo tenía a su padre.

Después de mis confesiones aquella noche a Vicky, ni si quiera había intentado solucionarlo entre nosotros a pesar de que íbamos a ser padres.

Solo le dejé claro a Victoria que yo iba a comportarme siempre, lógicamente, como el padre de mi hijo. Ella me pidió que la dejase tranquila un tiempo y decidí que poner tierra de por medio, era la mejor opción.

En todo ese tiempo, Alba y yo no habíamos vuelto a vernos ni a hablar pero, aquella tarde me mandó un mensaje al washap.

Creo que entre nosotros sobraban las palabras, ambos sabíamos lo que había pasado pero, también sabíamos que se lo había contado a mi mujer el mismo día que ella me dijo que iba a ser padre.

El dolor que sentí por Vicky, fue inmenso pero, nunca me arrepentí de lo que pasó entre su hermana y yo.

El sufrimiento que había causado a Vicky, sabía de más que nadie lo iba a estar viviendo más de cerca que su hermana Alba.

También sé que Alba se tuvo que sentir despreciable y quería decirle que ella no tenía la culpa de que las cosas hubieran sucedido así pero,  no me atreví a llamarla, ni a hablarle por washap…Sé que fui un cobarde por eso, lo hice por evitar la conversación y porque sentía que eso formaba parte de dejar a esa familia en paz pues, si Alba y yo volvíamos a acercarnos lo más probable es que de nuevo terminásemos liados, y eso solo nos haría sentir más culpable.

Alba 18:09 Vicky va a dar a luz en un rato, si todo sigue así, iremos para la clínica en breve.

Más que correr, volé con el coche hasta la clínica de Santa Magdalena, mi hijo venía al mundo y su padre iba a estar ahí.

Me senté en la sala de espera, quería verlo nacer pero, sabía que eso era mucho pedir. Estaba nervioso, pidiendo a Dios que todo saliera bien, cuando el perfume inconfundible de Alba inundó aquella minúscula sala.

La vi al alzar la mirada con su chaquetita roja y con los mismos ojos despampanantes de siempre. Me levanté nervioso, me abracé a ella y rompí a llorar.

-        Tú sabes que yo quiero a mi hijo ¿Lo sabes verdad? Yo he sido un mierda con Vicky pero, quiero a mi hijo. – le decía desconsolado. Solo a ella le podía decir esas cosas

-        Vamos cálmate, por favor. Claro que sé que quieres a tu hijo, sé que eres un buen hombre Oliver, y tu hijo te va a querer mucho a ti. – me agarró por las mejillas y me miró fijamente- Tú no me vas a decepcionar, yo confío en ti, todo lo que he escuchado estos meses en mi casa se que son mentiras y despechos, yo te conozco, sé que eres un gran hombre. Óyeme, ahora está todo muy revuelto pero, se que Enrique va a traer la calma a nuestras vidas, ya lo verás-

-        ¿Se va a llamar Enrique? Me gusta que se llame como tu padre, él debe estar muy contento.

-        Sí, Oliver, seguro que desde donde esté debe estar muy orgulloso de ser abuelo.

-        Alba, vuestro padre…

-        Si Oli, un infarto se lo llevó hace un mes- Me confesó con lágrimas en los ojos.

La abracé y lloré con ella. Lamentaba cuanta desgracia había caído sobre esa casa…Sentirla en mi regazo de nuevo era lo único que en ese momento me transmitía algo de paz.

El aroma y el tacto de Alba en mis dedos, era volver a pisar mi zona de confort después de seis meses buscando sentirme bien refugiado en las cañas, en el deporte, en el trabajo…sin éxito, el simple hecho de tener sus manos rodeándome el cuello me transportaba justo donde necesitaba.

-        No veas cuanto me ha costado aparcar. – entró diciendo Ginés a la sala.

Me retiré, alargando el momento sabiendo definitivamente que era la última vez que iba a poder abrazarla así.

Comprendí, que aunque mi vida se había parado seis meses, la de los demás había seguido su curso y decidí que si eso había sido así, es porque así había de ser.

Y en ese momento mi vida fue más vida porque había creado vida. Oí el llanto de mi hijo Enrique y pronto pude tenerlo en brazos.

Toda acción tiene una reacción. Todos en la vida hacemos sufrir y sufrimos, hacemos felices a los demás y ellos nos hacen a nosotros.

Fin

Epílogo

Esta es mi historia. No tiene final feliz, ni noches de sexo sin mesura como otras que encontrarán por aquí, es tan sosa y tan normal como la vida misma pero, me tenéis que creer cuando os digo que sufrí pero, no perdí.

Decidí no conformarme nunca más. Elegí ser el protagonista de mi vida y no permitir a nadie más que lo fuera, salvo a mi hijo Enrique, que ya tiene seis años.

Veo a Alba a menudo por si os lo preguntáis, en los cumpleaños de Enrique o cuando es Enrique el que quiere ver a sus primos los periodos que le toca conmigo. Alba tiene dos chicos preciosos con Ginés…No sé si es feliz con él, espero que sí, se lo merece.

Lo que si os puedo garantizar es que a mí me hizo ver la vida más bonita y siempre tendrá ese lugar especial en mi corazón, aunque ahora sea sumamente feliz con mi nueva pareja. Alejandra. No tenemos ningún compromiso pero, nos respetamos y disfrutamos mucho juntos.

Pelirroja, abogada, sexy… ¿Os suena de algo?