Daniela y sus compañeros

Después de haber cortado con mi amante, me consolé en los brazos de mis compañeros de clases.

Daniela y sus compañeros

Parte I

La relación que mantuve con Mario, que fue una de las más bonitas, se terminó cuando se pasó una temporada trabajando al lado de mi marido en un proyecto de renovación de banquetas de mi ciudad.

Se fue haciendo más posesivo, más celoso; ¡pa’ mis pulgas, ni mi esposo me celaba tanto como él!... Que mis vestidos eran demasiado cortos, que los pantalones muy ajustados, que sonreía mucho, que coqueteaba demasiado, que no me quitaban la mirada de encima, que no lo respetaba, etc. Así que lo mandé a la verga, antes de que él a mí; y por infinitum , ja, ja, ja

Mario ( " Daniela, casada y puta " ), ha sido de los hombres que más me han hecho vibrar durante el coito, pero ser su amante era pagar un precio muy caro. Me tenía prohibido salir con mis amigos (Luis, Juan Emilio, Edgar, etc.) Nuestras discusiones eran continuas y desgastantes; y no es que no me gustara que me padroteara, pues soy bien puta, pero de ahí a que te cambien por completo la personalidad, o que te ensimismes o te encules demasiado, hay un mar de diferencia, yo no soy de esas; pues según la opinión de mi esposo, no soy hembra de un solo hombre, y Mario lo sabía… Y sin embrago le permití todo, más que a mi marido, pero todo llega a su fin… Incluso mi esposo se dio cuenta, ya no eran aquellas tardes de pasión y entrega, ahora solo discusiones y alegatos. Llegaba a casa de malas e incluso mi esposo dio un bajón y poco me buscaba, pues ya no traía mi cosita repleta de almíbar como a él tanto le gusta

El fin de mi relación con Mario se dio de una forma que nunca pensé; y sé que él me está leyendo porque consulta también esta pagina y sabrá que no miento. Aunque ya tenía pensando cortar con él, él mismo propició todo; ¿verdad inútil?... Me has escrito infinidades de emails, los cuales no te pienso contestar, y me parece poco caballeroso de tu parte que intentes chantajearme con lo que TÚ sabes; por si no te diste cuenta, nuestra relación SIEMPRE fue permitida por él; y no se vale que intentes acercarte a quién ya sabes con tal de dañarme, a quien nada tiene que ver con mi temperamento. Fui tu PUTA, fuiste mi PADROTE, te quise de verdad, y cuando me propusiste dejarlo a él para irme contigo, de veras que tocaste lo más hondo de mí porque sentí que me querías, pero no podía aceptar, es más fuerte ese lazo que todo lo que me prometiste. Me duelen todas tus tonterías que has hecho y tal vez estés arrepentido, pero YA NO. Acuérdate lo que una vez me dijiste: "Vacas que no den leche, a chingar a su madre"

Después de que salimos de un restaurante, después de comer, me dijo:

Ya que te encanta tanto la verga, te tengo preparada una sorpresa… -

¿De que se trata?... -, pregunté inocentemente.

Fuimos a su departamento amueblado y decorado completamente a mi gusto. Habíamos estado discutiendo en su carro porque me había puesto una mini bastante corta, donde casi se apreciaban mis redondas nalgas, y durante la hora que duró la comida, los hombres no dejaban de verme; eso lo puso furioso pero no me dijo nada ahí adentro. Al salir, casi me llevó a rastras a su auto, donde nos dijimos de todo. Al final me pidió una oportunidad y me planteó lo de hacer un trío con él y con un amigo, o que si yo quería, podía irme a solas con el amigo. No me entusiasmó mucho la idea, pues no dejaba de sonreír perversamente cada vez que me decía que ahora si me darían la cogida de mi vida y con tremendo palote… Ya todo lo tenía preparado

Cuando llegamos a su departamento, me abrió la puerta del coche y me atrapó en sus brazos, estuvimos cachondeando un rato, ahí en el estacionamiento, cuidándonos de que nadie nos viera. Me tenía agarrada de las nalgas y con sus manos bajo de mi pantaleta agasajándose con mi redondo culo, mientras me besaba y me murmuraba que mi tremendo culo no sería más que para él, que debía de comportarme con su amigo, quién solo dispondría de mi vagina y nada más; que no debería ni de besarlo porque las putas no besan a sus clientes… Yo a todo le decía que si hasta que sentí la punta de algo que me abría las nalgas. De inmediato volteé solo para encontrarme con la cara redonda y sudorosa de don Javier, quien con la punta de la escoba me picaba el culo.

Una carcajada brotó de sus labios lo que me puso más encabronada, esa risa no lo puedo olvidar

¿Esta es la puta que me dijo que sería para mí, don Mario?... -, dijo luciendo sus cariados dientes y su tufo desagradable

¿Qué te parece?... -, dijo mi amante.

Pues de estás pulgas no saltan en mi petate, así que si usted no dispone de otra cosa, la paloma me puede acompañar a mi cuarto-, dijo ese señor.

¡Mi amante estaba entregándome a una persona que nunca fue de mi agrado y que solo lo hacía para humillarme!...

¿Pero que se están creyendo?... -, dije iracunda.

¿Querías macho, no?... Pues ahí lo tienes, para que no digas que no te complazco-, dijo Mario riéndose –

¿Qué te pasa, estás loco o qué?... –

No estoy loco y vas a hacer lo que te diga, cabrona-, dijo jalándome para el interior del edificio.

No sé ni como le hice, se las refresqué y me salí corriendo. Llegué a casa triste, enojada, y con la plena decisión de jamás volverlo a ver. Por supuesto que mi esposo no se enteró, pues nuestro plan seguía siendo que yo era la esposa infiel, aprovechando cualquier descuido para andar de golfa. Así que me negué a responderle por teléfono y cómo afortunadamente el proyecto ya estaba terminado; él se fue y colorín colorado

Esta relación también se llevó al traste mi amistad con mis amigos y amantes, pues prácticamente los había olvidado, y negado a verlos. Le comenté a mi mamá que me gustaría continuar con mis estudios y así como ella, mi esposo también me apoyó. Cuando le comenté a mi amiga Vero mi intención de regresar a las aulas, me quedó viendo de hito en hito

¿No te parece que ya se te pasó el tiempo?... Ya no es lo mismo de antes, los muchachos no te respetarán… -, ilusa, si de eso pedía mi limosna.

Por supuesto que también la mandé a la verga, sé que en el fondo me envidiaba por tener el cuerpo que me cargo, pero de eso no tengo yo la culpa. Ella fue de mi misma generación y logró terminar la carrera, yo a los 18, abandoné mis estudios.

Cuando volvía a la dirección escolar para plantearle al director la necesidad que tenía, me quedó viendo sin dar crédito a lo que oía:

Danielita, esta casa escolar está a su disposición, y yo también… -, dijo sin dejar de verme en forma lasciva y sugerente.

Gracias profesor, créame que no me daré por mal agradecida… -, dije coqueta.

Solo hace falta que usted haga un examen… Digo, para evaluar como anda de actualizada… -

¡Ay profesor!... ¿Cree usted que es necesario?… -

Humm… Déjeme ver que puedo arreglar con el subdirector Martínez… -

¿Sigue aquí?... –

Y aquí se morirá, igual que yo… -

Está bien… -

Daniela, usted me volverá loco a todo el plantel-, dijo asomando la vista para ver mis ricos muslos que escasamente ocultaba mi minifalda

¡Ay profesor, no es para tanto!... –

¿Qué no?... Tiene usted unas piernotas, unas… Bueno, usted lo sabe bien, solo le pido que mantenga la distancia con sus compañeros para que no se suscite ninguna falta de respeto hacía su persona… No sabe la clase de bichos que tenemos aquí-

Lo tendré en cuenta maestro… -, dije levantándome para salir.

¡Ah, y de vez en cuando, visíteme!... Mujeres como usted, siempre le alegran el corazón a pobre viejos como yo-

Vendré a verlo, lo prometo-, mi contoneo de nalgas no pudo ser más sensual, pues sabía que su mirada esta fija ahí, sí, ahí donde tanto me gusta tener una verga.

No hacía mucho que había dejado ese plantel, y me parecía todo muy cambiado. Ese olor característico que desprenden las aulas, y en cada rincón, un recuerdo… Evoqué a Mariana, a Gabriela, a Paty, a Fernanda… "La quinta de Beethoven", nos decían porque éramos las más sonadas, las putonas más calientes y más entronas. Las que vestíamos más a la moda, más sexys; y por qué no decirlo, las más sabrosas. Les perdí la pista y no supe más de ellas

Fui al baño, donde acostumbrábamos a escribir en las puertas de los sanitarios "Fulanita es bien puta", "Sutanita se la mama a Perenganito". De modo que no pasaba mucho tiempo cuando te descubrías en algún letrerito… El espejo que otrora era de pared a pared, en su lugar estaban espejos individuales. La cancha de voleibol ahora con pasto sintético, ya no era natural como antes. Y el estacionamiento… ese lugar donde mamé kilómetros y kilómetros de verga, ahora con una caseta de vigilancia.

Y no se me puede olvidar cómo al principio era reticente a acompañar a mi galán en turno a su coche. Me daba pavor que se sacara la verga ante mis atónitos ojos y me presentara su macana bien parada esperando mi boquita, al principio solo los pajeaba pero sin mirarles su cosa, lo hacía con los ojos cerrados. Fue Gabriela la que me enseñó como hacerlo, cuando se la mamó a su novio; y eso de que me "enseñó", no fue más que perder el miedo. Yo no era ninguna tonta, falta de valor sí, pero eso de que no supiera como mamar una verga, nadie te lo cree, sobre todo cuando tienes una cara de puta y con cada rozón que te dan, te enciendes. Por sugerencia de Marta, siempre traía mi paquete de kleenex , «para que te limpies la boca después de que te hayas tomado tu lechita» , me decía.

La primera vez que me dijeron "puta", casi me infarto. No sentí miedo, ni coraje; era extrañeza, saber que eres parte de las mujeres más calientes y más ponedoras… Creo que esto da lugar a que les platique cómo fue la primera vez que probé una verga, pero eso será en otra ocasión. Pues este relato tiene otra intención y que conozcan más de mí, de esta putona que a muchos hace felices, ¿o no?...

Después que me familiaricé con mis nuevos compañeros, acostumbrábamos a reunirnos en la cafetería de la escuela, donde el calor era menos intenso y podías echar más desmadre. Mis compañeras de grupo estaban en examen, el cual yo ya había terminado, así que sin pensarlo fui a la cafetería y pedí un refresco. Me senté y al hacerlo no tuve cuidado de tal forma que mi falda -de por si corta como era mi costumbre- se me subió más de la cuenta, mostrando mis ricas piernas.

Muy quitada de la pena abrí mis muslos para sentir algo de frescura en mi rajita apenas cubierta por una tanga transparente, mientras mis senos sin brasier dejaban ver mis pezones punteando bajo la tenue tela de mi blusa. Sin darme cuenta llegó uno de mis compañeros con el cual yo no había intercambiado más que saludos, de hecho yo no hacia mucha relación con los chicos y ellos tampoco conmigo pues sabían que yo era casada y mayor que ellos, sus ideas me parecían infantiles y esto provocaba que no me interesaran. Tenía compañeras desde luego, pero también muy jovencillas, eso no quiere decir que yo me considerara una anciana pero a mis 24 años yo les llevaba la delantera ya que todos ellos estaban entre los 18 y 19 años de edad. Desde luego no me veía diferente a las chicas, trataba de verme jovencita también y lo lograba, me vestía muy como ellas y hablaba igual, así que para cualquiera que nos viera juntas no notaba la diferencia.

Víctor se sentó enfrente de mí y presentí que me observaba, así que lo sorprendí mirándome cínicamente las piernas abiertas y mis tetas abultadas, de inmediato las cerré y algo curioso es que me ruboricé al ser sorprendida en esta forma de sentarme, desde luego que él había visto más de lo común. Terminó su café y salió sin darme importancia ni siquiera me saludó y eso me molestó, no entendí porque, pues la mayoría de los muchachos trataban de llamar mi atención. Al ponerse de pie lo observé, era de piel bronceada y se veía muy bien, en especial el bulto que se le marcaba entre las piernas con su pantalón vaquero. Era alto y delgado, su pelo negro y sin peinar enmarcaba su cara de manera atractiva, nunca me había percatado de él y me llamó la atención sobre todo porque ni el menor caso me hizo.

Lo seguí con la mirada y me gustó su andar, se veía bastante bien. Pensé para mis adentros, que tal vez me había gustado porque yo andaba caliente; pues debido a mi periodo menstrual estuve en abstinencia ese fin de semana, el caso es que Víctor me gustó.

Al poco rato llegaron mis compañeras y la algarabía inundó la cafetería, eran muy escandalosas como todas las chicas jóvenes; bromeaban y reían estrepitosamente como queriendo hacerse notar. Llegaron también los chicos y la cosa se puso mas divertida; entre ellos estaba Víctor y Martín otro chico que también se me hacia bastante guapito, pero al igual que Víctor también muy joven. Ellos se agregaron a nosotras, ya todos juntos nos pusimos de acuerdo para festejar el examen aprobado del día anterior, así que acordamos ir a la casa de Martín ya que sus papás no estaban en la cuidad.

Nos dirigimos allá, no sin antes comprar cervezas, dos botellas de tequila y dos botellas de ron, en total llegamos a la casa de Martín catorce compañeros entre chicas y chicos. Como yo llevaba mi automóvil me retrasé un poco en lo que lo estacionaba, pero Víctor haciéndose el tonto me esperó; este detalle me agradó y me hizo pensar que yo le gustaba. Ya juntos en el elevador que nos llevaba al departamento de Martín, el muy atrevido me besó en la boca...

¡Oye, ¿qué te pasa?!... -, le dije apartándolo de mí.

¡Es que estas preciosa Dany y no lo pude evitar!... La verdad me gustas tremendamente-, me dijo sonriendo...

¿Estás loco?... Tu sabes que soy casada-

Si lo sé, pero yo no soy celoso y menos con una ricura como tu… -, al tiempo que me decía esto se reía y me agradó por su atrevimiento pero ya no le dije nada.

Ya en el depa empezamos a beber, Víctor ya no se acercó, pero me veía insistentemente, los tragos siguieron y luego bailamos todos; yo lo hice con algunos de los chicos y la verdad es que se turnaban pues sin quererlo creo que era la mas guapa y atractiva; solo Víctor y Martín no bailaron conmigo y sentados un sofá en una esquina me veían danzar muy a mi estilo; pero no dejaba de observar mi alrededor y me percaté que algo comentaban entre ellos acerca de mí mientras seguían bebiendo. La tarde transcurrió y seguimos divirtiéndonos, la alegría de los chicos me contagió pero al mismo tiempo las bebidas empezaron a hacer sus efectos, y por ser tan jóvenes algunos se retiraron ya de la casa… Solo quedamos ocho: Sandra, Lupita y yo, y por los chicos Martín y Víctor por su lado, y Beto, Adrián y Paco con nosotras charlando.

Nunca creí que compartieras con nosotros, y es que te ves tan… tan… -, me dijo Sandy en algún momento en que se acercó a mí.

¿Vieja?... -, dije yo sonriéndome.

No, tan especial… Como de otro nivel social, más elevada, ¿me entiendes?... –

¿Y por qué no?, me gusta esta onda… -

¡Qué bueno!, pero cuídate de estos cabrones, son unos degenerados-

Lo tendré en cuenta-

Al poco rato Beto y Sandra que eran novios se retiraron también, cada vez éramos menos y esto me inquietaba, pero permanecí con ellos, ya algo ebrios les dio por cantar y sacando Martín una guitarra, él fue el primero en participar. Su voz era cálida y muy linda y al cantar me veía y yo me di cuenta que me cantaba a mí, al verlo así se me hizo guapo; después, cantó también Víctor y al igual que su compañero, me las dedicaba… No es que lo dijeran, pero las letras de sus canciones y sus miradas me lo insinuaban. Eran ya cerca de las ocho de la noche y Paco se despidió también, yo estaba algo tomada y halagada por las canciones que me estaban enviando los dos chicos me sentí excitada y empecé a sonreírles coqueta...

Lupita se empezó a besar con Adrián, y se apartaron de nosotros, dejándome solamente con Víctor y Martín, los dos chicos me miraban con lujuria. Víctor se fue a poner música y Martín me hizo bailar con él, me abrazo y sentí su aliento cerca de mi cuello, enseguida vino Víctor y bailé también con él… Yo estaba inquieta, me estaba excitando mucho, pero no me quería exhibir, todos ellos sabían que yo estaba casada, sin embargo me estaba mojando demasiado. Lupe y Adrián seguían fajándose y besándose de lo lindo sin vernos y pude ver como él le metía la mano entre las piernas. Al verlos me calenté más y tomando a Víctor y Martín de las manos los jalé para bailar con los dos al mismo tiempo.

Era una melodía tropical que me permitió mover mis encantos y hacérselos notar a ellos, empecé a bailar muy sensual como a veces lo hacia en casa estando sola. Al poco rato tuve que ir al baño y sin pensarlo mucho me quité la tanga solamente ya que ese día no me puse brasier, y así regresé. Note que mis pezones se trasparentaban de mi blusa y esperé que ellos lo notaran, al mismo tiempo algo me decía que ya me fuera a casa pero yo no deseaba hacerlo. Lupe y Adrián provocaron todo lo que siguió, decidieron marcharse ya y yo les dije que me iba también, así junto con Martín y Víctor bajamos al estacionamiento.

Lupe y Adrián subieron al auto de él y yo a punto de subir al mío fui detenida por Martín:

Espérate Daniela, Víctor y yo te queremos pedir algo, pero espérate a que ellos se vayan… -, miré a Víctor y me hizo una seña mientras Martín me tenia tomada del brazo.

Hice que abría mi auto mientras Adrián y Lupe se retiraban, apenas se habían perdido cuando Martín me abrazó y me besó en la boca, al mismo tiempo Víctor se me acercó por detrás y subiéndome la faldita metió sus manos y me agarró las nalgas que yo traía desnudas, amparados en la semipenumbra del estacionamiento. Martín aprovechó para subirme la blusa y sacándome las tetas me las chupó, por su parte Víctor se agachó detrás de mí y empezó a separarme las pompas metiendo su lengua entre el canal que me las divide hasta que sentí su lengua en mi culito y de allí a mi panochita mojada

Jadeé desesperada pues estaba caliente, sin embargo intenté apartarme pero entre los dos me sujetaron y ya no pude, en parte por lo rico que sentía y en parte por su fuerza al tenerme así atrapada:

¡No, por favor déjenme!... –

No te preocupes mamita, ¡te daremos rico los dos!... -, me dijo cínicamente Martín.

Pero… Lupe y Adrián, ¡ellos se pudieron dar cuenta!... –

Ya te dije que no te preocupes, por Adrián no hay pedo y a Lupe ya nos la hemos cogido los tres… -, yo me quedé sorprendida al escuchar esto.

Entonces me dijo Víctor hablándome por atrás.

Y estamos de acuerdo, hoy te toca a ti con nosotros… -

¿Qué les pasa?... ¿Cómo crees que lo haré?... Soy casada... –

Pues ahora te chingas… A las buenas o a las malas pero hoy nos das las nalgas... Ven, vamos a la casa allí estaremos mejor... –

Además, ni que fueras virgen, ya estarás bien bombeada por tu marido y se te nota que te gusta la verga… -, dijo su amigo.

No te hagas pendeja, si eres bien puta… -, volvió a decir Víctor.

Prácticamente me arrastraron hacia el elevador, y al entrar a la casa me sorprendieron abrazándome los dos de inmediato, entonces me dijo Víctor:

Ahora nos vas a bailar pero como una puta, como si fueras una putona de tabledance y te vas encuerando o te parto tu madre a chingadazos por puta… -

No mames güey no la amenaces, es mejor que ella lo haga como quiera… -, dijo Martín como defendiéndome.

Yo estaba muy desconcertada, nunca pensé que mis compañeros fueran así de perversos, pero al mismo tiempo muy caliente, aún contra mi voluntad. Vino así Martín y me dio otro trago, me lo tomé de un jalón y entonces lo hice. Me acerqué a la mesa de centro de la sala y subiéndome empecé a bailar al ritmo de la música que había puesto ya Víctor; con ritmo moví mis nalgas como había visto en las películas, creo que estaba más bebida de lo que yo misma creí, pues al estar bailando me calenté mas y empecé a imaginarme como una puta de antro en verdad

Los dos chicos me veían y se sonreían. Bailé arremangando mi minifalda, dando suaves vueltas en torno a la sala, mientras les dejaba a la vista el tremendo culo que me cargo. Traté de seguir el ritmo de la melodía, pero terminé dejándome llevar por mis propios deseos; y ante la cara de lujuria que ponían esos dos, me gustó moverme así de sexy, y estaba a punto de encuerarme cuando sonó el timbre del departamento. De un salto y me senté en el sofá, pensé que serian los padres de Martín. Este fue a abrir y de sorpresa en sorpresa. Llegó Adrián que al verme sonrió y aproximándose a mí se sentó a mi lado, me abrazó y me besó metiéndome su lengua:

Órale Daniela sigue bailando, pero muévete así cómo una puta que se ve que te gusta mamacita… -, me dijo Martín.

Me subí de nuevo y seguí siendo la más puta allí con mis tres compañeros, bailaba y me movía, me quité la blusa y deje mis tetas al aire moviéndolas rico.

No mames, qué pinches nalgotas… Está rebuena está cabrona… ¡Pinche vieja, ve nomás!... –

Si cabrón, ve nomás que ricas tetas, y que rico se mueve, esta hija de la verga … -, agregó Víctor.

Ha de coger rico no como la pinche Lupe que es muy pendeja… -, dijo Adrián.

Ya encuérate Dany, y enséñanos todo… -, gritó otra vez Martín.

Me quité la falda y así totalmente desnuda seguí mostrándome a ellos, les sonreía y me estaba gustando como se veían los tres, calientes por mí; entonces Víctor me bajo y tirándome en el sofá me abrió las piernas y empezó a mamarme la pucha. Yo me estremecí y cerrando los ojos empecé a disfrutar de los lengüetazos que le daba a mi cosita; me abrí más y su lengua me entró en la raja, supongo que Víctor estaba muy caliente, pues se sacó la verga, de buen tamaño por cierto y me la hundió de un golpe; yo gemí al sentir su garrote turgente en mi cuevita, abarcándola toda… Me entraba y salía muy rápido, me atrapó por las piernas y me la metió hasta el fondo, yo gemí presa de la calentura...

¡Que rica está!... Esta si es puta no como la pendeja de Lupe, aprieta muy rico y su puchota es un horno… -, les decía Víctor muy sofocado a los otros dos chicos sin dejar de bombearme, mientras ellos lo veían con envidia al estarme penetrando.

Yo estaba desnuda solo traía puestas mis zapatillas, entonces intervino Martín...

Ya güey, aquí ya no, se van a manchar los sillones y luego hay que lavarlos… Tráela a la recámara allí estaremos mejor… -, con desgano de mi parte y de él, me sacó su fierro y me levantó llevándome a la habitación de Martín.

Seguidos por los otros dos, me tiro en la cama y me la metió de nuevo, yo gemía y disfrutaba, estaba yo desatada y me gustaba como me estaba cogiendo. Entonces Martín lo empujó...

No mames pendejo, vamos a sortearla a ver quien se la chinga primero y tú ya te la estas cogiendo y la vas a dejar bien batida y luego tendremos que removerle el atole… -

A ver un disparejo, el que salga se la coge como quiera… -, dijo Adrián.

Yo los miraba echada de espaldas en la cama, abierta de piernas y esperando con ansia quien sería el que me cogería primero...

Vamos a cogérnosla como a Lupe, primero de uno en uno y luego le damos los tres, ¿ok?... -, propuso Víctor.

Los otros dos aceptaron de inmediato, sacaron monedas y lanzándolas dejaron al azar quien disfrutaría primero de mí. El ganador fue Adrián...

No manches Adrián, a Lupe también te la chingaste primero, ya déjanos algo, ¿no?… -, dijo Víctor.

¿Que quieres, pendejo?, así es la suerte y ahora me voy a comer este bomboncito que se ve delicioso… -, contestó mirando hacía la cama donde yo estaba...

Se desnudó y acercándose a mí me empezó a besar y a acariciar todo el cuerpo, yo me retorcía y me estremecía e instintivamente me abrí de piernas y me dispuse a gozar de estos tres chicos que se veían ansiosos por penetrarme. Las manos de Adrián recorrieron todos mis rincones, me besó en la boca, me dio vuelta y me amasó mis nalgotas con gusto, luego me puso de rodillas y así de perrito me la metió… Su trozo de verga era como la de Víctor, de muy buen tamaño pero no fuera de lo común, me entraba y salía jalándome de la cadera; yo gemía y disfrutaba. Me estremecía de saberme cogida y observada, y portándome como la perra que soy.

Pensé en mi marido y el gusto que le daría verme así con tres machos juntos y disfrutándome; me imaginé lo caliente que se pondría cuando se lo contara. Mientras, el chico seguía penetrándome y yo empecé a venirme, no tardé mucho en sentir mi primer orgasmo, entonces Adrián le dijo a Martín:

Llégale güey, que te mame la verga mientras me la sigo cogiendo, ya luego cobraras tu comisión… -, yo no entendí esto último, ni me imaginé de que se trataba ese "cobro".

Entonces ya desnudo, Martín se trepo a la cama y apuntándome su tranca a la boca me dijo:

Anda puta, chúpame el palo… -, yo no podía creerlo, estaba enorme, su cabeza gorda y circuncindada se mostraba hinchada y roja ante mí, se me antojo de inmediato, no podía creer su grosor y largo, era de no menos de 22cms.

Al metérmela en la boca me sentí ahogar, su gorda cabeza me asfixiaba al tocar hasta mi garganta, sin embargo, me las arreglé para darle mis mejores lengüetazos y succiones a esa deliciosa salchicha; le sabía a ostras y olía intenso. Mientras Adrián seguía cogiéndome, yo chupaba y mamaba la verga de Martín, entonces el que me estaba bombeando la panocha, me la metió con más fuerza y empezó a eyacular en mis entrañas, sentí su leche y sus contracciones de su verga al inundarme de su semen; me la sacó poco después para dejarle el lugar a Víctor que lo apuraba:

Espérate güey, me toca a mí-, le dijo Martín a Víctor.

¡No chingues, la vas a dejar bien aguada con tu pinche vergota!... No seas ojete deja que me la coja yo y después sigues tú, güey… -, le dijo Víctor como suplicándole a su amigo que le cediera el lugar...

Si pinche Martín, ¡no mames!... Déjalo a él, luego la preparas el culo como ya sabes, abres brecha y todos cogiendo contentos… -, y así escurrida sin limpiarme la leche de su amigo, Víctor me la enterró de un golpe también.

Se aferró a mis ancas, jineteándome como a una yegua, clavándomela y sacándola en forma salvaje pero muy rica, batiéndome la leche de su amigo, mientras yo le mamaba la verga al otro, haciéndome disfrutar al máximo entre ambos. Uno, abriéndome la boca al máximo y el otro bombeándome y haciéndome contraer la raja que destilaba mis jugos y la leche del anterior; penetrándome al fondo deslizándose su verga deliciosamente llegándome una y otra vez al fondo de mi vagina que se apretaba convulsivamente haciéndolo gozar de mi estrecho conducto.

Voltéala Martín, quiero darle un aplastón rico… ¡Esta buenísima esta hija de la chingada, y me tiene loco desde siempre!... –

Martín aceptó y sacándome la verga de la boca con un sonido rico de plop , me dejé voltear. Me recosté sobre mi espalda y abrí mis muslos para que Víctor me la clavara y me cogiera como deseaba. Se acomodó y me la dejó ir hasta el fondo de nuevo, yo le subí las piernas a su cadera y me entregué como la puta-perra que soy… Deseaba que Víctor terminara ya y que me la metiera Martín, así que me di la tarea de contraer y apretar mi cuca, soltando y apretando su leño; no aguanto mucho pero me hizo sentir delicioso, y repentinamente me llenó de su leche también

Se dejó caer a mi lado, jadeando y sudando, yo lo abracé y lo besé, sin embargo estaba yo aún caliente, ardía por sentirme más cogida, en especial por la tremenda vergota de Martín. Víctor me descabalgó y por mi panocha enrojecida sentí escurrir mucha leche, estaba inundada, me sentía batida y seguía escurriéndome la leche de los dos muchachos; sin embargo yo estaba enardecida, quería más verga y mirando a Martín que ya iba hacía mí con su vaina desenfundada y con muchísimo deseo, le pedí que me esperara

Me levanté poniendo mi mano entre mi cuevita para no escurrir toda la habitación:

Ven, acompáñame déjame lavarme, estoy toda empapadísima!... -, le dije coqueta y putona.

Él me guió al baño y entramos juntos, me dirigí a la ducha y abrí la llave del agua caliente:

Entra conmigo papi, báñate conmigo ¿si?... -, le dije melosa y sonriente.

Estaba yo sudorosa y entrando al agua me mojé toda, Martín entró también a la ducha y me acarició; yo lo besé y le tomé la verga, la froté con mi mano masturbándolo despacio, luego me di vuelta y le froté mis abultadas nalgas a todo lo largo de su garrote que me rozaba el canal del culo. Él me enjuagó mi bizcochito con agua y metiendo sus dedos me hizo limpieza de la leche de sus amigos. Salimos de la regadera y mientras me secaba le pedí:

Papi, ¿me traes mi bolso?, está en la sala-

Atándose una toalla a la cintura fue por mi bolso, yo salí envuelta en una toalla también y me fui a la recámara, allí estaban los otros dos, desnudos recostados en la cama, con sus vergas caídas y al verme se alegraron... Llegó Martín con mi bolso, saqué mi maquillaje, me arreglé, me maquillé los labios, los ojos y sacando mi perfume rocié mi cuerpo de la rica fragancia, quería entregarme a Martín como la mejor puta... Poniéndome de pie me quité la toalla ante ellos, se quedaron con la boca abierta admirando mis abultadas mamas y la firmeza de mi trasero

Nena, ven y siéntate aquí… -, dijo Adrián, señalándome su palo en todo lo alto.

¿Qué no quedaste satisfecho al montarme como si yo fuera tu yegua?-

Nena, contigo no tengo llenadero, créeme-

Pues te vas a quedar quietecito, mientras me dejas verla, ¿ok?... -, dijo Martín que ya me sentía su vieja; y aquel no tuvo otra opción que quedarse sentado puñeteándose el fierro.

Mientras, cepillaba mi cabello los dejaba que me vieran desnuda completamente, como provocándoles para que me volvieran a coger. Desde luego que Martín estaba embobado, pues no daba crédito a la caliente hembra que se paseaba completamente desnuda ante sus ojos, dejándose admirar y contoneándome como una la vulgar putona que soy. Su verga no se le había bajado, al contrario se veía más dura y escurría un hilo de líquido seminal; ya peinada y con el cabello aun húmedo, me le aproxime y ofreciéndole mi boca lo besé con mi lengua:

¿Querías una puta mi rey?... ¡Aquí estoy, ven disfrútame!... -, así de ofrecida y muy cínicamente me subí a la cama.

Los otros dos se me aproximaron tocándome y besándome mientras Martín me veía en medio de sus amigos, me dejé acariciar y besar por ellos, cada uno se adueñó de mis tetotas y se empeñaron en mamármelas deseando extraer leche de ellas. Yo me estremecía y me movía sin dejar de ver a Martín con gran putería, mi mano bajo a mi cuca y me la empecé a frotar, me abrí de piernas mostrándole mi raja mojándose de nuevo. Me sentía extraña, más caliente que nunca, estaba aún mareada y calientísima, me sentía soñada ante esos muchachos menores que yo, pero con una vasta experiencia y vigor, que me hacía delirar. Con ambas manos empecé a frotar las reatas de los dos que estaban acostados conmigo, mientras Martín al pie de la cama me veía retorciéndome y frotando su garrote en una lenta chaqueta.

No perdía detalle de mí, entonces me levanté y poniéndome hincada ante él le abr mi boca para mamar su verga, mientras sus amigos me acariciaban los muslos y las nalgas que había parado. Adrián se metió por debajo y se dio a lengüetear mi raja, mientras Víctor se solazaba con mis nalgas besándolas y acariciándolas y atrevidamente me lamía el ano fruncido; yo le chupé la verga a Martín, y sacándomela luego de la boca, le dije muy putona y ofrecida:

Ven papacito, es tu turno y te deseo... Cógeme como tú quieras, te necesito; ¡pero hazlo ya, mi vida!... –

Al escuchar esto sus amigos se apartaron, y yo hincada, lo tomé de las manos y lo jalé a la cama, ambos hincados nos empezamos a besar. Me acariciaba mientras una de mis manos le frota la palanca, estaba yo bien abierta, mi raja se amplió al sentirlo y le dije entonces:

¡Martín, Martincito de mi vida!… Despacio cariño, estás enorme, me llenas por completo… ¡Papi, qué rico!... –

Esto solo lo alentó y empezó a bombearme con más brío, primero lento y suave, luego más y más fuerte hasta que ya no aguanté y me quejé, los demás estaban pendientes de cómo me comía esa verga y de mis gestos de incomodidad que hacía al tratar de tragármela toda… La macana de Martín entraba como un émbolo haciéndome gemir y pujar. Sus embestidas eran tremendas, a pesar de su delgadez física tenía mucha fuerza, sus bombeos me llegaban al fondo y me sentía perforada sin piedad pero gozaba con gusto y me le seguí entregando así como me tenía.

Su vergota horadaba mis entrañas y me llagaba una y otra vez tan profundamente que yo me sentía ya ahogada de gusto, de un gran placer que iniciaba en mi vagina y me subí al mismo cerebro; entonces, tomándome de la cadera me hizo girar, quedando yo montada y fue mi turno de cogérmelo. Me alzaba y me dejaba caer, dándome riquísimos sentones sobre la estaca de chico con tremendo mástil. Me clavé toda y me moví en círculos como tanto me gusta, sintiendo su tranca completamente llenándome la panocha. Cuando ya no pude más, me vine abundantemente, grité deliciosamente, me estaba entregando a ese chico de manera deliciosa

Sus amigos solo nos veían coger, miraban como me tragaba con mi coño su verga una y otra vez hasta el fondo y luego movía mis nalgas para subir casi hasta la cabeza y luego me dejaba caer de nuevo envainándome su estaca, así, hasta que quedé vacía, agotada, estremecida… Me eché sobre el pecho de Martín y él me acariciaba las nalgas, me las apretaba y me las abría, pero nada de venirse, yo estaba extasiada, me quería venir de nuevo... Me moví más así como estaba montada en él, luego sacándome su fierro me moví y me le puse de perrito:

¡Penétrame mi vida, cógeme como una perra!... –

Martín se coloco tras de mí y me hundió su verga en la papaya mientras me embestía me apretaba las nalgas, me sujetaba por la cadera y a cada embestida me jalaba, provocando que su garrote me llegara hasta la matriz con sus metidas, yo daba grititos de gusto, estaba irreconocible. Me entregué a ese chico deliciosamente, quien me bombeaba y yo gemía hasta que de nuevo me derramé y al mismo tiempo él me inundo con su hirviente leche quejándose y metiéndomela más duro cada vez. A cada chorro de leche en mi vagina, él me empujaba fortísimo, me trabó una y otra vez, dejándome exhausta...

Entonces vino algo delicioso, sacándome la verga de mi vagina, me la apuntó al ano y así batida con su leche como me tenía, me la empujó haciéndome respingar del dolor que sentí; unas fuertes punzadas en mi ano me indicaron que estaba forzándome. Yo grité pues me dolió pero él me detuvo con fuerza por mis nalgas, me jaló y me entró más verga, pero no entraba toda aún, me la sacó y mi ano quedó abierto, me echó un poco más de saliva en el culo, me lubricó y me dio con más ganas. Me embistió de tal forma que su verga entró casi completa, yo me apreté el culo provocando con esto más dolor. Estábamos sudorosos y yo, adolorida, pero él no me dejaría escapar...

Esto es lo que querías ¿verdad Daniela?... ¡Eres una puta sabrosa!... Se nota que tu puto marido no te ha cogido por atrás, tienes el culo tan apretadito, pero ahora te reventaré tu madre hasta dejártelo bien abocardado… -

Me decía suciedades y me la metía, me hizo pujar para recibirlo completo, un poco más adentro una y otra vez me entraba hasta que llegué a tener toda su verga clavada en mí; no la soportaba pues era una verga de burro la que me estaban metiendo en el trasero. Me la metía y la sacaba con fuerza inaudita, me estaba destrozando el recto… Yo sentí que me rompía pero estaba disfrutando como nunca, cierto que no era yo virgen del culo, de haberlo sido de seguro que me manda al hospital, pero me estuvo gozando hasta que se le dio la gana

Sus amigos mientras tanto, me pusieron sus chiles frente a la cara, abrí la boca estúpidamente y uno y otro me la metían alternadamente en mi boquita, pero yo no sentí más que mi culo ardido e invadido por ese chico salvaje que me estaba culeando tan sabroso. Martín era un experto, me la metía y me la dejaba dentro un poco, luego me embestía rudamente y muy rápido y me la dejaba de nuevo toda metida. Yo sentí tronar mi culo a cada metida, sentía ganas de cagar, pero él me la metía más y más, sentía que me estaba batiendo la mierda en mi culo dolorido. Mis pedos anunciaron lo inminente, me estaba sacando ya la mierda pero no se detenía, parecía gozar al sacarme los pedos.

¡Así te quería tener, hija de tu reputa madre!... ¡Pedorreándome la verga, cabrona!... -, me decía Martín enterrándome la verga mientras me nalgueaba y mi culo sacaba más gases.

Una y otra vez hasta que por fin se derramo en mi interior… Chorros de leche me lavaron el intestino, mezclándose con mi excremento, hasta que ya no aguanté más y sentí morir; le supliqué, rápidamente a Martín que ya me la sacara. Este le pidió a Víctor papel sanitario y al sacarme su verga me tapó el culo para que no batiera de caca la habitación… Volé literalmente al baño y cagué como nunca, con ardor y adolorida, pujé y pujé hasta que me salió toda la mierda mezclada con semen y sangre de mi culo. Estaba dolorida como nunca, pero estaba más ganosa, quería que me repitiera la dosis

Me lavé muy bien el ano y pujé para que mi recto se limpiara bien... Ya limpia, regresé así desnuda como estaba a la recámara. Martín salió para lavarse la verga que estaba llena de mí y olía a mí; mientras Víctor y Adrián me veían con gran deseo expresado en sus vergas paradas de nuevo:

¡Chiquita, nos toca probar tus ricas nalguitas y ese culito tan apretado!... Ese pendejo siempre las desquinta por ser el dueño de la casa, es su comisión… -, dijo Víctor y ambos soltaron la risa.

También a la pinche Lupe él la desquintó del culo, luego seguimos nosotros; así que ponte de nalgas… -, me ordenó Adrián.

Yo no pude hacer más que obedecer, de hecho lo deseaba, estaba con más ganas de que me culearan y me ofrecí a ellos así como lo querían, y al mismo tiempo pensaba en lo mucho que mi marido disfrutaría cuando le contara lo que me habían hecho esos chicos.

Primero fue Adrián, sentí su verga entrar en mi adolorido culo y me estremecí al sentirlo; mi ano estaba muy sensible y a pesar de estar bien abierta me dolió y grité. Empujó una y otra vez, mi culito parecía ya una funda suave de tejido que permitía sus entradas y salidas, yo por mi parte gemía y disfrutaba de ser enculada de nuevo. En lo más emocionada estaba yo cuando el muy idiota se vino adentro, su leche me lavó el recto y al sacar su macana, me escurrió su líquido blanquecino obligándome de nuevo a ir al baño. Para mi buena suerte ya no hubo excremento, me había lavado con su leche; regresé y Víctor me esperaba

Me coloque de rodillas sobre la cama dándole las nalgas y me la metió también, más rico que Adrián, pues este chico se tomó su tiempo. Me limaba delicioso, me la clavaba hasta el fondo y me la sacaba también muy lentamente, provocándome sensaciones deliciosas. Estaba apasionada de gusto dejando que me penetrara, disfrutándome delicioso, mientras él se movía entrando y saliendo y provocándome contracciones que lo apretaban con mi esfínter y a mí me enardecía más el culo:

¡Más chiquito, más mi vida!... ¡Así que rico siento, culéame así despacito, disfruta mi culo papá!... –

Me tenia súper enchufada cuando entró Martín ya aseado, se puso frente a mí y me empezó a besar, le di mi lengua y me apretó las tetas que se me bamboleaban por los empujones de Víctor que no dejaba de bombear mi culo...

¿Te gusta Dany, te gusta ser tratada así como la puta que eres?... –

¡Aghhh, si, me encanta!... Soy ya puta de los tres, seré su puta cuantas veces quieran… Denme más, cójanme mucho más; déjenme agotada y bien abierta del coño y del culo… Penétrenme, métanmela todos… -

¡Tú lo pediste, cabrona!... -

Al escuchar mis deseos Martín y Adrián que estaban viendo como Víctor me cogía, se acercaron y empezaron a acariciarme, uno en las tetas y el otro me puso su fierro en la boca; desde luego Martín tenía la verga muy sensible y no aguantó mucho mis mamadas, pues se vino en mi boca haciéndome tragar toda su leche; entonces Adrián dejó mis senos y me dio también su tranca la que empecé a chupar y mamar también mientras Víctor me sodomizaba deliciosamente, hasta eyacular en mi recto bañándome de su leche todo mi interior… Adrián me la sacó de la boca y se enfiló hacía mi papayita, y tomándome de perrito me la dejo ir toda… Me bombeó y me disfrutó haciéndome venir hasta que finalmente me chorreó abundantemente la cuca con su líquido.

Todos sudorosos y agotados descansamos un rato, enseguida me levanté de la cama donde fui disfrutada por los tres chicos, me fui a la sala y me puse mi ropa, fui al baño y me lavé la cara para luego maquillarme y marcharme a casa. Era ya cerca de la una de la mañana, yo estaba agotada pero plenamente satisfecha, así que me despedí de mis compañeros pero les pedí que guardaran la mayor discreción posible que yo me comprometía a que repitiéramos eso lo más pronto posible, ya que yo había quedado encantada con ellos.

No te preocupes de nada, mi reina, que de estas bocas nada saldrá… -, dijo Adrián.

El viernes mamacita, este viernes que vine no vendrán mis papás y podremos estar otra vez contigo… Vamos a darte "pira", hasta por debajo de la lengua… -, yo no sabia que era eso pero estuve de acuerdo con tal de volverme a entregar a esos chicos que me habían disfrutado tremendamente.

Con paso cansado me dirigí al estacionamiento acompañada por Martín, todavía nos besamos bastante antes de entrar a mi auto y salir rumbo a mi casa. Al llegar mi esposo me estaba esperando, bebía un trago y me preguntó que cómo me había ido; sin más me tomó de la cintura y me olió:

Cariño, hueles a puta, a leche de macho, mamita; se ve que te dieron sabroso, ¿verdad?... –

Papi, vengo bien cogida y llena de leche para ti, ¿quieres probar como me dejó mi novio?... -, le pregunté haciéndole creer que había estado con uno de mis novios, mientras me alzaba la falda y le mostraba mis nalgas abultadas y aún enrojecidas

Mi esposo me atrajo hacia él y bajándose me chupó la panocha hasta meterme la lengua, así extrajo todo el licor de mi papaya, mezclado con el semen de los machos que me habían cogido; me dio ricas mamadas a mi rajita enlechada por mis compañeros, para luego llevarme a la cama y tomarme también en una deliciosa cogida que me dejó más que agotada.

Daniela

danielabella771@hotmail.com