Daniela. Forzada por Yanira (corregido)
Yanira no perdona a Daniela y la tiene en el punto de mira, al ver su habilidad follando con Iván, decide probarla ella personalmente.
Veneco y Ramón se marcharon por la mañana, su salida del campamento fue un alivio para Daniela porque ahora sabía que no la llevaban con ellos. A media mañana la sacaron de la jaula y Yanira dijo que fuese a lavarse y volviese vestida de inmediato, así lo hizo, fue al arroyo y limpió hasta la última gota de los fluidos que el perro había dejado en su sexo, después se puso el pantalón y la blusa y fue a la cocina.
Yanira estaba todo el tiempo dándole tareas y chillándola sin parar y Daniela cumplía lo mejor que podía y aguantaba las broncas una tras otra. Cuando se estaban preparando para distribuir la comida, Paola apareció por la explanada, Daniela paró un momento para saludarla y un fuerte golpe la sacó de su pausa, Yanira le había sacudido un varazo en la espalda que le hizo ver las estrellas, chilló del dolor y esquivó como pudo un segundo golpe que iba dirigido a su trasero, hizo amago de lanzarse sobre ella pero Iván observaba atento sus movimientos, así que se limitó a pedir disculpas a la cocinera y siguió trabajando sin descanso, a cada momento tenía que separar la blusa de su espalda porque el roce le resultaba insoportable.
Llegó la noche y Daniela sabía que era su hora de ganarse al jefe, así que cuando sacaron los tres colchones a la hoguera, fue rápidamente y ocupó el suyo sin aguardar a sus compañeras, se desnudó, se sentó y esperó mirando en dirección a la cabaña de Iván. Los hombres se repartieron de forma casi proporcional, aunque como de costumbre, la cola de Yanira era la más solicitada.
Iván se aproximó a Daniela y le dijo “ Demuéstrame lo que vales ”.
Ella, sentada en el colchón, abrió las piernas mostrándole su sexo, en el arroyo había rasurado el vello que le había salido los últimos días y ahora su vulva aparecía rosada y resplandeciente, acarició el clítoris y separó los labios con los dedos ofreciéndole su sexo abierto, después pasó uno de ellos a lo largo del surco de su concha y se pellizcó con fuerza los pezones.
El jefe miraba con ojos como platos a semejante bombón tocándose frente a él, sacó la verga y comenzó a sacudirla, estaba deseando follarse a esa hembra y morder sus enormes tetas.
Daniela sabía que Iván iba a lanzarse en cualquier momento y comenzó a acariciar su sexo para lubricarlo lo antes posible, esa noche no podía fallar, tenía que dar al jefe lo mejor de su repertorio o su vida podía ser un suplicio. Vio como Iván se arrodillaba entre sus piernas y la empujaba para que se tumbase en el colchón, al hacerlo, sintió un fuerte escozor en la espalda, el varazo de la gorda la estaba pasando factura.
Sin pensarlo, cogió a Iván y le volteó tumbándole boca arriba en el colchón, sin darle tiempo a protestar, se puso en cuclillas sobre él, cogió su miembro y se lo metió de un golpe en la vagina, al instante comenzó a cabalgarle enterrando la verga en su sexo una y otra vez, cuando subía, esperaba a que el glande estuviera al borde su vulva, entonces se movía circularmente como si estuviese agitando una varilla con ella, de pronto se dejaba caer y la verga entraba profundamente en su útero, volvía a subir y esta vez el movimiento de sus caderas era adelante y atrás frotando el glande en sus labios externos, a continuación bajaba de nuevo y su coño se tragaba la polla en toda su longitud.
Repetía los movimientos con la verga penetrándola y veía como Iván jadeaba y lanzaba las manos para agarrar con fuerza sus tetas, entonces se inclinó un poco y las aproximó a sus labios, él comenzó a estrujarlas y morderlas mientras ella seguía subiendo y bajando al tiempo que sacudía sus caderas con una precisión asombrosa. Podía ver como el jefe cerraba los ojos y aceleraba la respiración y tenía claro que estaba disfrutando con la follada que le estaba dando, ahora solo faltaba hacerle terminar.
Cuando notó que Iván iba a correrse, se dejó caer apretando su vulva contra la pelvis de él, inmediatamente comenzó a mover las caderas con rapidez consiguiendo que el miembro duro del jefe se ajustase a las paredes de su vagina, rodeó el cuello de Iván con los brazos y aplastó las tetas contra su pecho. Estaban completamente acoplados y ella no dejaba de estimularle para que se corriese en su interior, de pronto notó como un líquido caliente inundaba su sexo y contrajo su vagina repetidas veces para exprimirle hasta la última gota de semen.
Iván se levantó resoplando y Daniela comprobó que algunos hombres de la fila de Yanira se cambiaban a la suya, su lección magistral con el jefe iba a suponer un castigo, esa noche la iban a follar más hombres de los habituales. Miró a Paola y vio como ésta, con un tío entre sus piernas follándola desesperadamente, la miraba sorprendida por lo que acababa de hacer con Iván. Se giró después en dirección a Yanira y percibió el odio en su mirada, había hecho dos cosas imperdonables, se había follado al jefe y le había quitado hombres de su cola, seguro que eso acarrearía algún castigo en el futuro.
Cuando aún miraba a la cocinera, el primer guerrillero se acercó y se tumbó en el colchón pidiendo que le hiciese lo mismo que al jefe. Daniela se puso a horcajadas sobre él y metió la verga en su sexo, a continuación comenzó a montarle como había hecho antes con Iván. Una vez mas estaba siendo violada pero ahora tenía la sensación de que era ella quien controlaba la situación, veía como aquel desgraciado la miraba alucinado por la agilidad con la que movía sus caderas, cuando menos lo esperaba, otro guerrillero se puso de pie frente a ella y la obligó a mamar su verga.
Daniela no podía creer que esto le sucediese a ella, había participado muchas veces en tríos con otros hombres, pero era jóvenes musculados con los que disfrutaba follando, sin embargo, ahora se encontraba tirada sobre un colchón follándose a un hombre que le doblaba la edad y chupándosela a un desconocido.
Subía y bajaba con la polla clavada en su sexo y el hombre gemía y se agarraba a sus tetas con desesperación, sus pezones estaban doloridos de los pellizcos que le daba pero no había lugar para quejarse, su prioridad era chupar la verga que tenía en la boca para que se corriese cuanto antes, sabía que después de estos había otros esperando su turno.
Por suerte, ninguno pidió hacerlo por el culo, la polla de Veneco se lo había dejado muy dolorido y sentía pánico a ser penetrada nuevamente por ahí.
Acabada la “hora feliz”, doce hombres habían pasado por el colchón de Daniela, estaba exhausta y su boca ya no daba para más, en su vida había tragado tanto semen. Iba a dirigirse a la jaula, cuando Paola le dijo que no, ya podía dormir con Yanira y con ella en la cocina. La cocinera la miró con desprecio y dijo que por ella la tendría toda la vida encerrada, pero Iván había decidido dejarla salir.
La mañana siguiente transcurrió sin novedad, ayudó a Yanira en la cocina y ésta escupió en su comida como cada día. Por la tarde iba a sentarse a descansar cuando la cocinera la cogió del brazo y le dijo que ahora iba a tener que demostrarle a ella lo bien que follaba, quería saber por qué el jefe había quedado tan satisfecho la noche anterior. Daniela no entendió lo que quería, pero cuando vio a Yanira bajarse los pantalones y las bragas sentándose después al borde de la mesa, tuvo claro lo que le esperaba, éste era el castigo por haberle quitado a los hombres de su cola.
Yanira separó las piernas ofreciéndole su sexo desnudo y Daniela pudo ver su vulva de labios gruesos cubierta de pelos, sintió asco y a punto estuvo de mandarla a paseo, pero una vez más, Iván contemplaba la escena y se vio obligada a claudicar.
Mientras se arrodillaba entre las piernas de Yanira, se acordó de la primera vez que tuvo sexo con una mujer, fue en el internado cuando era una adolescente. Una noche, dos compañeras la invitaron a su habitación y tomaron algunas copas de vodka, ella no había bebido nunca y se cogió un buen pedo sin darse cuenta, entre copa y copa sus amigas comenzaron a besarse, ella las miró extrañada, pero cuando una se aproximó y la beso en la boca, no fue capaz de negarse y entreabrió los labios, sintió un escalofrió y notó como su sexo se humedecía al instante, así que respondió al beso permitiendo que la lengua invadiese su boca.
A partir de ahí todo fue muy rápido, una de sus amigas la quitó el camisón y la otra la braguita, instantes después una acariciaba sus pechos y la otra estaba metida entre sus piernas pasando la lengua por su vulva. Daniela era inexperta, ya que nunca antes había estado con hombres ni mujeres, pero la sensación de la lengua recorriendo sus labios vaginales y su clítoris, era algo que nunca podría olvidar, gemía sin parar mientras sus amigas se turnaban comiendo su sexo empapado, de repente una de ellas puso una pierna a cada lado de su cabeza y bajó hasta poner la vulva encima de su cara, dudo un instante, pero cuando la chica bajó aún más y apretó la concha contra su boca, ya no pudo resistirse, sacó la lengua y la pasó por el sexo rosado y húmedo de su amiga.
Desde esa noche, todos los fines de semana se reunían en la habitación de una de ellas y se daban placer entre las tres, Daniela recordaba como disfrutaba comiendo las conchas mojadas de sus amigas, pasar la lengua por sus vulvas y recoger el flujo que segregaban llegó a ser su máxima obsesión.
Solo de pensarlo se ponía muy caliente, pero ahora no eran sus amigas las que estaban encima de la mesa con las piernas abiertas, era Yanira quien la obligaba a chupar su sexo abultado y peludo. Muy a su pesar, metió la cabeza entre sus piernas y comenzó a pasar la lengua por la vulva que le ofrecía, al momento notó como el flujo inundaba su boca, la cocinera estaba gimiendo de forma descontrolada y apretaba su cabeza con las manos, sentía los temblores de Yanira y eso le resultaba sorprendente y excitante, había necesitado muy poco para conseguir que su mayor enemiga se corriera en su boca.
De forma decidida, penetró la vagina de la cocinera con dos dedos y ésta gritó de placer y subió los pies sobre los hombros de Daniela.
Ahora la tenía a su merced, empezó a follarla con rabia mientras pasaba hábilmente la lengua por su clítoris, Yanira la atenazó fuertemente con sus piernas pidiendo que no parase. Daniela golpeó la vulva con los dedos arrancando alaridos de “la gorda”, en pocos segundos ésta se corrió por segunda vez dejándose caer sobre la mesa. Daniela se incorporó y vio que todos los guerrilleros habían hecho un circulo a su alrededor, una terrible presentimiento pasó por su cabeza, esa noche muchos de ellos iban a querer follar de nuevo con ella.
A pesar del magnífico trabajo que había hecho a Yanira, ésta volvió a escupir en su cena. Paola se sentó junto a Daniela y dijo que no se preocupase, ahora la veía como una rival, pero cuando llegase otra chica al campamento se cebaría con la nueva y la dejaría ella tranquila.
Poco después se inició el ritual de todas las noches, sacaron los colchones y ellas tres ocuparon sus lugares respectivos, Daniela se desnudó y esperó la llegada del primer hombre. En esta ocasión no fue Iván, éste salió de su cabaña y se dirigió al colchón de Paola, la puso en cuatro y la sodomizó de golpe sin apenas lubricarla, Daniela podía ver el dolor reflejado en la cara de la muchacha, el jefe la tiraba del pelo y ésta tenía que doblar la cabeza hacia atrás mientras él golpeaba sus nalgas con la pelvis, la joven de cara aniñada aguantaba el tirón y jaleaba a su jefe diciéndole cuanto le gustaba mientras él penetraba su culo sin descanso.
Daniela miraba absorta a su compañera y casi amiga, a pesar del castigo que la estaban infligiendo, fingía disfrutar para tener contento a Iván. Cuando sintió la mano del primer guerrillero acariciando su pecho, volvió a la realidad, ahora le tocaba a ella dar placer a ese desconocido, abrió las piernas mostrando su vulva rasurada y pasó los dedos por los labios buscando lubricarlos, al instante sintió como la verga penetraba y se clavaba profundamente en su sexo, rápidamente comenzó a mover las caderas mientras decía a su violador lo mucho que le gustaba su verga, éste se animó al oírla y aceleró las embestidas follándola con decisión.
Daniela notó como crecía el empuje del hombre, sentía como percutía con fuerza y su polla llegaba hasta el último rincón de su vagina. Podría parecer incongruente pero eso era lo que pretendía, a pesar de sentirse violada, le repetía al odio lo bien que follaba y lo mucho que le gustaba para excitarle y que se corriese cuanto antes, sabía que detrás había más hombres esperando y deseaba terminar con aquello rápidamente.
Cuando iban a dormir en la cabaña de la cocina, Daniela se tumbó junto a Paola, podía ver los gestos de dolor de la niña y la abrazó con fuerza, ésta se giró y le dio las gracias, el castigo del jefe había sido muy duro.
Por la mañana se levantaron y Paola y doce hombres salieron por el sendero, en el campamento quedaron Daniela y Yanira preparando la comida y el resto vigilando o descansado de la guardia nocturna. A eso de las doce aparecieron dos hombres corriendo, una partida de bandidos había atacado al grupo de Paola matando a tres y apresando a la muchacha. Iván comenzó a chillar y pidió a todos que cogieran las armas, se iban de inmediato para rescatar a la chica y matar a los culpables.
Daniela temió por la vida de su amiga y pidió al jefe que la dejase acompañarles, éste se rio por la ocurrencia y dijo que el lugar de las mujeres era la cocina, ella respondió que ellos solo eran cinco y no sabía a cuantos bandidos iban a enfrentarse, y le aseguró que sabia disparar muy bien, su padre le había enseñado cuando era pequeña. Iván lo pensó un momento y la dijo que cogiera un arma de su cabaña.
Salieron corriendo hasta llegar al lugar del asalto, allí se escondieron entre los matorrales y vieron que había seis bandidos, tres obligaban a los campesinos a recoger droga y los otro tres violaban por turno a Paola, dos la sujetaban de brazos y pies y otro estaba entre sus piernas follándola salvajemente mientras la pobre chica no dejaba de llorar pidiendo compasión.
Iván dio la orden de dividirse en dos grupos, uno tenía que reducir a los que vigilaban a los campesinos y él se iba con Daniela y un guerrillero para liberar a Paola. Tomaron posiciones y el jefe dijo que no podían fallar, cuando dio la orden de hacer fuego, Daniela disparó su fusil acertando en el pecho del que estaba entre las piernas de la chica, inmediatamente volvió a apuntar y el nuevo disparo impactó en el que la sujetaba por los brazos, el otro salió corriendo en dirección a una furgoneta que tenían entre los arbustos.
Iván y el guerrillero no podían creer lo que habían visto, Daniela había eliminado a dos de los bandidos sin titubear y ahora salía corriendo en busca del tercero.
Daniela se detuvo un instante junto a Paola y pregunto si estaba bien, cuando ésta respondió que sí, rápidamente continuó corriendo en busca del que escapaba, a ella se sumó el guerrillero, quien le pidió que le siguiese por un estrecho sendero, al llegar a un punto elevado la dijo que esperase, desde allí se divisaba una curva en la que en breves instantes tenía que aparecer la furgoneta. Daniela se tumbó en el suelo y apoyó el fusil, al hacerlo recordó las competiciones de tiro en que había participado siendo adolescente, en ellas había ganado muchos trofeos que eran el orgullo de su padre.
De repente apareció la furgoneta, cuando el guerrillero quiso apuntar, ya había sonado un disparo y conductor y vehículo se desplomaban por un pequeño terraplén. Daniela había dado en el objetivo con un certero disparo. Iván se aproximó y la miró asombrado, una sola mujer había acabado con tres de los bandidos, volvieron junto a los demás y vieron que en el tiroteo habían caído los otros tres bandidos, un guerrillero y dos campesinos, junto a uno de estos se encontraba una muchacha llorando de forma desconsolada. Daniela se aproximó y se la llevó mientras los demás enterraban los cadáveres con la ayuda de los campesinos, después los dejaron a todos en libertad menos a la muchacha.
Iván hizo una señal a Daniela para que se fuese con ella, al final la cosa no había ido tan mal, el grupo había perdido cuatro guerrilleros pero habían eliminado a todos los bandidos y se llevaban una chica nueva para el campamento, eso sin duda alegraría mucho a los hombres.