Daniela cambió mi vida... y yo sin saberlo

En mi juventud tenía que apagar todo el deseo que llevo dentro con prostitutas... un día di, sin saberlo, con alguien muy especial que me hizo ver la vida de otra manera.

Un saludo a tod@s que estáis en este lugar, que tanto he seguido en todos estos últimos tiempos. Por primera vez me he decidido a contar alguna experiencia mía, así que voy a presentarme y a contaros algo de mí. Mi nombre es Jesús, soy de Madrid y ahora tengo 47 años. Soy guapo, de cuerpo delgado y más bien atlético… simpático, gracioso,… es decir… soy una persona normal, atractiva y sociable…  físicamente atraigo al deseo.

Desde muy pequeño he tenido deseo sexual. Cuando hice la comunión, me daba vergüenza confesarme por masturbarme o por jugar con mis amigas. Después de aquello he tenido infinidad de relaciones, fantasías, me he masturbado… creo… cada día desde los 7 años al menos una vez. Siempre he tenido facilidad para relacionarme con las mujeres, me encantan, sobre todo conquistarla poco a poco, seducirlas,…y hacerlas disfrutar y poder disfrutar de ellas.

Soy heterosexual, nunca he sentido atracción por los hombres y eso que desde pequeño he estado siempre en gimnasio, viendo hombres desnudos, duchas,… pero nunca me ha despertado deseo alguno. En cambio desde hace ya bastantes años, desde que lo descubrí por casualidad… siento muchísimo deseo por los transexuales. Y el destino siempre me los ha puesto delante… y me encanta.

La primera vez que estuve con uno fue volviendo de la universidad en Madrid, con 18 años… pasaba por la Casa de Campo y alguna vez hacía una parada para desahogarme. En una ocasión vi a un mujer linda, de piernas largas, piel blanca, mirada muy sexual que estaba separada del resto. Como había mucho tráfico, me decidí ir a por ella, me saludo y se subió al coche.

En la oscuridad de la noche se veía lo poco que dejaban ver las farolas de la calle, pero pude ves esas piernas largas, de piel suave y blanca que terminaban en unos zapatos de tacón donde se podía ver su tobillo y los dedos de sus pies… otra de mi grandes pasiones.

Al sentarse se le subió un poco la minifalda, apreciando sus muslos que llegan hasta las caderas. Encima solo llevaba un top, sin sujetador, que dejada entrever sus pequeñas tetitas y unos pezones pequeños pero duros. Su cara era linda, con rasgos marcados, una boca enorme que sonreía… y me pedía el dinero, mientras me preguntaba cómo me llamaba a la vez que me susurraba su nombre

-Me llamo Daniela cariño.

La pagué, echó el asiento para atrás y me dijo que me pusiera encima.

Desabrochándome los botones y bajando el pantalón, agarró mi polla con la mano, mientras la acariciaba, se metía la otra en la boca para poner saliva y me miraba diciéndome que estaba muy cachonda. No sé si ella fingía pero a mí me estaba poniendo muy cachondo sentir su mano acariciando mi polla con su mano llena de saliva.

Tenía una preciosidad tumbada, con las piernas abiertas, acariciando mi polla mojada con su saliva, que acercaba a su coño (eso pensaba yo) y lo frotaba una y otra vez después de haberse apartado un tanguita de hilo.

-Fóllame, por favor, necesito que me follen.

Me decía mirándome a los ojos, mordiéndose el labio. Había algo que me parecía diferente en ella, pero ni se me pasaba por la cabeza lo que podía ser.

Cuando empecé a meterla la polla notaba su culito apretado, mientras ella gemía y daba pequeños gritos que me excitaban muchísimo.

-La has metido en tu culo, ¿no? – la dije.

-No, es mi coñito, ¿no lo notas mojadito?

La verdad es que en aquel momento la creí, o más bien, me daba igual. Estaba disfrutando de su agujerito, fuera cual fuera. La tenía cogida por la cintura, golpeando cada vez más fuerte mi polla contra ella. Sus gritos me volvían loco, mirarla me excitaba y sentir sus manos acariciando mi cara me hizo que no pudiera más.

-¡Voy a correrme, no puedo más!

-¡No la saques, córrete dentro , quiero sentirte!

En ese momento me di cuenta que no me había puesto condón… la verdad es que a esas edades no se piensa mucho. Pero me excitó como nunca sentir su culo y correrme dentro de él dando las últimas sacudidas contra su cuerpo. Mientras ella entre sus gritos metió un “me corro” que hizo que estallara dentro de ella a la vez que movía sus caderas contra mí.

Nos quedamos un rato así, con el corazón palpitando y mi polla dentro de ella y seguía dura… notaba como estaba húmedo de mi leche. La miré a los ojos y estaba ella respirando agitadamente, con los ojos cerrados, sus piernas rodeando mi cuerpo y sus manos agarrando mi cara. Sus ojos se abrieron cuando la saqué, sentí como le salió la leche, me fue a mi asiento, saqué un cigarro, la ofrecí uno a ella, que declinó.

Me recosté sobre mi asiento con la ventana bajada, cogiendo un poco de aire fresco. Se acercó a mí, me besó la mejilla mientras me dijo que la había encantado y su mano se dirigía a mi polla. La agarró fuerte, lo que hizo que se pusiera todavía más dura y bajó su boca hasta ella, se puso a chuparla, a escupirla, a pasarla por su cara mientras me mastubaba. No tardé mucho en volver a correrme mientras me miraba a los ojos… ojos en los que veía una lujuria y una pasión que no había visto antes… se sacaba mi leche de su boca con su lengua y sus dedos para volver a metérsela… mientras seguía mirándome a los ojos, hasta que se la tragó toda, se incorporó y se sentó como pudo sobre mis piernas.

Me miró, acercó sus labios a mis boca y me besó, metiendo su lengua… sentía el sabor de su boca y de mi leche, podía sentir contra mi pecho como latía su corazón… y como mi polla volvía a sentirse viva.

-No olvides lo que ha pasado hoy… -me susurró al oído. Espero volver a verte.

Abrió la puerta, se bajó de mis piernas, saliendo por la puerta. Ahí puedo volver a ver sus largas y preciosas piernas… se agachó un poco metiendo su cabeza dentro del coche para darme un último beso y comenzó a alejarse moviéndose como una sirena, Ahí me quedé inmóvil mirando como desaparecía en la oscuridad para siempre… nunca más supe de ella, pero aún puedo recordar cada segundo que estuvo conmigo.