Daniela (2)

La continuacion de mi anterior relato: Daniela.

Esta es la segunda entrega de mi historia en la cual fui infiel por primera vez a mi esposo mientras este se encontraba de viaje.

Después de haber estado en la mañana del sábado con Ricardo me fui para mi trabajo, el día transcurrió sin novedades, tuve una tarde tranquila pues como era sábado hay muy poca gente trabajando. Aún seguía con la inquietud de los momentos vividos en mi casa, por un lado me remordía la conciencia y por otro cuando recordaba todo lo sucedido me excitaba nuevamente.

Aquella noche teníamos programada una parrillada en la casa de un colega, casi al caer la noche me fui para mi casa a arreglarme y poder asistir, sentía nerviosismo porque sabía que Ricardo estaría allí y no sabia que actitud tomar con él delante de mis colegas. Lo medité profundamente y decidí que actuaría naturalmente como si no hubiese pasado nada, aunque me moría de nervios por lo que me había dicho esa mañana: " que quedaba algo pendiente".

Tomé una ducha y me vestí lo más informal posible, mis tangas blancas, una falda tipo gitana casi hasta los tobillos color azul con flores amarillas, una blusa amarilla pegada al cuerpo y un sostén de encaje blanco, unas chinelas y mi carterita con mis artículos personales, no me maquillé ni nada, quien me haya visto no daría un céntimo por mi pues parecía salida del mercado de pulgas.

Llegué a la casa de mi colega cuando ya habían llegado varios invitados entre ellos Ricardo, que estaba de parrillero, saludé a todos y también a Ricardo quien me saludo como si nada, mucho mejor para mi, había pasado la primera prueba, la noche fue transcurriendo y vinos aquí y vinos allá se me fueron subiendo los alcoholes, para distenderme y que se me pase un poco el mareo salí a bailar con un amigo, cuando nos dimos cuenta casi todos estaban bailando y el espacio quedo un poco chico, al final todo era un juego, choques, topeteos, empujones leves, en esa estábamos cuando sentí que alguien me empuja de atrás pero muy pegado a mi trasero y con sus manos en mi cintura, me giro un poco para reprocharle el acto y me encuentro con Ricardo en mi espalda que sin mirarme me apretaba mas hacia él, le doy un codazo para que no me haga pasar una vergüenza pero aún así el sigue pegado a mi, no niego que la situación me gustaba pero era muy incomodo, le tomo sus manos y con un movimiento suave las separo de mi cintura, me pude liberar de él pero esa situación me dejó nerviosa porque aunque no quiera reconocerlo, me gustaba.

Eran como las 02:00 a.m. y Ricardo ya no se me había acercado más, disimuladamente salí de la casa y me dirigí hacia mi auto para escaparme de ahí, mi carro estaba en un lugar un poco oscuro, cuando llegué a querer abrir la puerta, alguien se abalanza sobre mi por detrás y me tapa la boca para que no grite, me pegué el susto de mi vida porque pensé que querían robarme, era Ricardo que estaba afuera, no se si esperando por mi, no lo se, me jaló hacia el otro lado de mi carro y la mano que tapaba mi boca la cambio por la suya, me besó con deseo, me apretaba contra él y sentía su pene en total erección que se aprisionaba contra mi estomago, estábamos en la calle y tenía miedo que alguien pueda salir a buscarme y me encuentre en esa situación, aún así yo respondía a sus besos que me tenían encendida, abrí la puerta de atrás del carro y lo jalé conmigo hacia adentro, nos acomodamos en el asiento trasero quedando yo montada en él, metió su mano por debajo de mi falda y me aprisionaba las nalgas, ese hombre me volvía loca, me quito mi tanguita que ya estaba mojada, acariciaba mi vagina desde el clítoris hasta mi ano, metía un dedo, dos, ya no aguantaba, quería sentirlo dentro, ya no me importaba lo que hubiese pasado, necesitaba sentir su gran pene dentro mío, la baje los pantalones lo mas aprisa que pude, estaba como poseída, quería sentir su garrote entre mis manos, en mi boca, en mi concha.

Ahí estaban sus 20 cm de placer, me la metía a la boca y la chupé como golosa, apenas me cabía dentro, me acomodé y yo misma la guié hacia le entrada de mi cueva, me senté sobre ella con todo mi pesó, me sentí en la gloria, lo cabalgué con fuerza, con furia, con deseos, quería gritar pero me reprimía, estuve unos 5 minutos cabalgándolo cuando me corrí con una serie de orgasmo que sin importarme nada me hicieron gritar de placer, quedé quieta por un momento pegada a su pecho con todo su miembro dentro de mi, me sacó de encima de él y me dijo que volveríamos un momento más a la fiesta, yo quería que nos hayamos ido a mi casa lo mas antes posible, pero el insistió aduciendo que tenía que entregar una botella de wiskhy, le pedí que no nos quedáramos mas de 10 minutos por favor, prácticamente era una súplica, el sonríe y se baja del carro y se fue hacia la casa, busqué mi tanga para ponerme porque mis jugos resbalaban por mis piernas y no la encontré, la busqué por todos lados y nada, llamé por el celular a Ricardo para preguntarle a él y el muy descarado me dijo que la tenía en su bolsillo, que entre así a la fiesta y que si no volvía ala fiesta el se iría a su casa, lo maldije en 7 idiomas pero que más podía hacer quería estar con él. Me sentía rara, nunca había estado entre otras personas y sin ropa interior, por suerte mi falda no era transparente, la situación me excitaba, en cada paso que daba sentía que mis fluidos salían de mi vagina y escurrían por mis piernas, bailé un poco y me dirigí hacia la cocina en busca de un refresco o cerveza, estaba abriendo la nevera cuando se me acerca Ricardo y me susurra al oído que me deseaba y me agarra las nalgas apretándolas, le volví a pedir que nos fuéramos por favor, accedió y me pidió que lo esperar en mi auto porque el suyo se lo estaba dejando a un amigo, salí yo primera y el después de unos 10 minutos, le pedí que conduzca él porque yo estaba un poco mareada, no se si por el alcohol o por el deseo.

Al subir al auto me recosté en el asiento y el se me acercó y me besó, metió su mano por debajo de mi blusa y mi sostén, me apretaba los pechos, con la otra mano me desprendió el sostén y me pidió que me lo quite, le obedecí y empezó a chuparme los pezones que ya estaba duros, hizo el intento de quitarme la blusa, me iba a dejar desnuda y ni siquiera habíamos partido del lugar, no me negué porque mi auto tiene los vidrios ahumados, de afuera no se ve nada adentro, me quité la blusa y la falda, estando completamente desnuda arrancó y partimos hacia mi casa, con una mano conducía y la otra me acariciaba mi conchita, me apretaba el clítoris, me metía sus dedos, me ordenó que yo lo haga y quería que tenga un orgasmo antes de llegar a la casa, me masturbaba suavemente, tenía como 15 minutos hasta llegar, estar en esa situación, desnuda, por la calles de la ciudad, los carros pasaban por nuestro lado y yo estaba masturbándome, no habían transcurrido ni 5 minutos y me corrí. Ricardo se había desprendido el pantalón y estaba con su pene afuera, él también se estaba masturbando junto conmigo.

Llegamos a la casa, eran las 3 de la mañana, a esa hora no había un alma y como mi casa es en un barrio periférico, bastante seguro porque tenemos guardia, él tenia que bajarse a abrir la puerta del garaje pero me pidió que lo haga yo, así, desnuda como estaba!!!!!,

Discutimos 5 minutos por lo que me pedía, al final me chantajeó diciendo que el se bajaba, pero desnudo y si no le importaba si lo veían, al final accedí con la condición que pague la luz del auto, miré para todos lados para ver si no había alguien y me bajé lo más aprisa que pude, con mis nervios no podía acertar con la llave al agujero de la cerradura , hasta que al final lo hice, abrí el portón del garaje y me olvide de mis perros que salieron a recibirme, me olfateaban el culo, hasta me lo lamieron, entró el carro y cerré el portón rápidamente, estábamos por entrar a la casa y me agarra por atrás, me gira y me pide que se la chupe, estábamos en el jardín y yo de rodillas chupándole el objeto de mi locura, su miembro de 20 cm., me levanta, me cuelgo de su cuello y en parados me la mete de un solo empujón, ni siquiera habíamos entrado a la casa y ya me estaba cogiendo, me hacia hacer cosas que nunca pensé que haría, me sentía su puta, me volví a correr en esa posición y nos entramos a la casa.

Nos acomodamos en el sofá de la sala y me colocó en cuatro apoyada en el espaldar, me la volvió a meter, era una locura, en esa posición no le fue difícil acariciar mi culito, sabía lo que me esperaba, tenia temor, tenia deseos que lo haga, sabia que me iba a doler pero no me importaba, me metió un dedo y jugaba con él dilatando mis músculos, luego sentí que me metió dos, mientras seguía taladrándome por la concha, advirtiendo que estaba a punto de correrme me la saca y me la mete en culo, pegué el respingo acompañado con un grito de dolor, sentía como si me hubiese cortado, el grosor de su pene no se parecía en nada sus dos dedos, se quedó quieto mientras las lágrimas brotaban de mis ojos, me dijo que me relajara, que si luchaba contra aquello, más me dolería, me tranquilice y le pedí que lo haga despacio, empujó otro paquito y así despacio hasta que sentí que ya no entraba mas, llevé mi mano hacia atrás para palpar que tanto había entrado y me horroricé al comprobar que faltaba todavía la mitad, le rogué que hasta ahí nomás, el me besaba la espalda, la nuca, sus besos y caricias me hacían olvidar por momentos el dolor, estuvo quieto un buen rato, hasta que mi cuerpo se adaptó al tamaño de su miembro, habían transcurrido como media hora creo yo, empezó a moverse despacio, era un mete y saca leve, suave, con lo humedad de mi vagina se humedecía el pene para que entre con mas suavidad, sin quitármela nos dimos la vuelta y él quedó sentado en el sillón y yo sobre él dándole la espalda, empecé a subir y bajar, con una mano me acariciaba el clítoris, agarré ritmo y lo hice mas rápido, el sonido de nuestros sexos en fricción era impresionante, me volví a correr sin tocarme la concha, me volvió a dar la vuelta diciendo que en esa posición no lo haría nunca, me colocó en cuatro y me sodomizó con fuerza, esta vez sentí que sus testículos golpeaban contra mis nalgas, su cuerpo se tensó y sentí el primer chorro de esperma que me llenó los intestinos al mismo tiempo que yo me corría por enésima vez, en cada chorro me apretaba mas contra él y sentía que la penetración se hacía más profunda, terminó fundido sobre mi espalda.

Se desprendió de mi y nos fuimos a acostar a la cama, estaba por amanecer, quería recuperar un poco de fuerzas sabiendo que cuando saliera el sol sería un día de domingo que lo tenia solo para disfrutar del sexo con alguien que me había enseñado a gozar, que me había desvirgado el único lugar que no le había dado ni a mi esposo, pero es que él se lo había ganado y sería solo para él.