Daniel -Vicky-, de casta le viene a la puta
Tres chulos que van a follarse a la madre de Dani descubren que el hijo es igual de cachonda que ella.
Hola chicos, soy Daniel alias "Vicky". He recibido tantos e-mail para que siga contando mi vida, y algunos tan calientes, que voy a hacerlo. Con especial cariño para Mario, que me escribió y luego vino nada menos que desde Colombia para comprobar si yo era tan caliente y putita como decía. He pasado unos meses fantásticos con Mario, y sobre todo con sus 32 cms. de "eso" que ya os imagináis. Es todo un macho y me ha hecho sentirme hembra, hembra, hembra. En diciembre, ya falta poco, iré a Colombia, para reunirnos de nuevo. Me dice que sus amigos están ansiosos de comprobar si soy tan mujer y tan puta como les dice, y se me ponen los pezones tiesos y el culito caliente de sólo pensar en satisfacerles todos sus deseos.
Bueno, si queréis leer la parte ya publicada de mi vida hacedlo en orden y seguro que os vais a poner a mil. Son los relatos 13855 (6 oct. 03), 13859 (5 oct. 03), 13931 (9 oct. 03), 13991 (11 oct. 03), 14016 (12 oct. 03), 14359 (24 oct.03), 14384 (25 oct.03), 14514 y 20734. Me excita pensar que os haréis muchas pajas con mis cosas y bueno, ya sabéis, mi boca y mi culito están disponibles siempre, no tienen exclusivas de nadie.
Hoy quiero contaros una experiencia ya muy lejana, pero que siempre que me acuerdo de ella me pone cachondísima. Fue cuando acababa de cumplir 17 años y en casa vivíamos solo mi madre, mis dos hermanas pequeñas y yo. Mi padre había muerto dos años antes y mi madre, además de todavía joven, acababa de cumplir los 40, era una tía espectacular, con un cuerpazo de diosa y como decían de ella los vecinos "más puta que las gallinas". Rara era la noche que no se traía algún "ligue" a casa y como mi habitación estaba al lado de la suya, oía cómo la follaban y yo me la meneaba y me corría. A veces eran dos o tres tíos al mismo tiempo los que la follaban y eso me ponía aún más caliente.
Algunas veces yo, sin hacer ningún ruido, abría un poco la puerta de su dormitorio y miraba como la follaban en la boca, en el coño y por el culo. Era como yo, se dejaba hacer de todo y lo mismo que a mí le gustaban que le "calentasen" un poco, le mordían los pechos, le daban correazos en las nalgas y más de un bofetón, y ella tragaba semen como loca.
Una noche llegó ya tarde con tres tíos macarras, de esos jóvenes de gimnasio, con las cabezas rapadas, vaqueros y chupas de cuero. Venían salidísimos de haberla sobado a gusto por todas partes, ella iba ya medio desnuda y fueron directamente a su habitación. Desde la puerta entreabierta de mi habitación les vi pasar quitándole las pocas ropas que le quedaban, la minifalda, el sostén, las bragas y los zapatos, la metían mano en el coño y en el culo, la estrujaban las tetas y ella se movía excitadísima y les cogía las pollas. En un momento estaban todos desnudos en la cama. Uno de los tíos se tumbó boca arriba, con un pollón enorme tieso como un palo y mi madre se puso de rodillas sobre él y se ensartó toda la polla en el coño. El tío la cogió de las tetas y la hizo agacharse sobre él, entonces otro se puso detrás y la ensartó la polla en el culo. El tercero se puso de rodillas, con la cabeza del primero entre sus piernas y la metió la polla en la boca. La verdad es que yo me sentía loco de excitación y de envidia viéndola gemir follada por tres tíos al mismo tiempo, y mientras miraba por la puerta entreabierta me acariciaba mi cuerpo desnudo deseando que lo hicieran aquellos macarras.
El tío que la follaba por el culo miró hacia la puerta de la habitación. Descuidado por la excitación, yo la había abierto más de lo prudente y el macarra me vio. Avisó a los otros. "¡Eh! ¿Quién es ese que está ahí?". Todos, incluida mi madre, se volvieron a mirarme. El que me había descubierto sacó la polla del culo de mi madre y de un salto vino hacia mi, me cogió del brazo y me hizo entrar a empellones en la habitación. "Es Daniel, mi hijo", avisó mi madre para que no me hiciera daño. El que la follaba en la boca se echó a reir: "Joder, pues el niño parece tan puta como la madre". Por un lado yo estaba asustado, por otro me excitaba ver cómo miraban mi cuerpo desnudo los tres macarras.
El que me había cogido del brazo bajó la otra mano hasta mis nalgas y me sobó con ganas, metiéndome los dedos por la raja del culo. "Esta noche estamos de suerte, me parece que tenemos dos putas iguales de calientes", dijo. Me cogió la cabeza y la llevó hacia su polla, me hizo abrir la boca y me la metió hasta la garganta. "Venga, maricón, chupa bien mi rabo, que sabe al culo de la puta de tu madre". Luego me llevó a la cama y me hizo ponerme de rodillas, con la cabeza de mi madre entre los muslos y la ordenó: "Venga, zorra, a ver si queda algo de hombre en la maricona de tu hijo, chúpasela". Obediente, mi madre se metió mi polla en su boca y empezó a mamármela, mientras los tres macarras se reían y nos manoseaban. El macarra del pollón enorme se puso detrás de mi y empezó a abrirme el culo con saliva. Enseguida puso el rabo entre mis nalgas y me penetró con fuerza. Mis gemidos de dolor excitaron aún más a mi madre, que me chupaba ya con ansiedad, se notaba que quería que me corriese en su boca.
Los cinco estábamos ya follando juntos. Me hicieron sacar la polla de la boca de mi madre y la hicieron ponerse a cuatro patas como una perra en celo. El del pollón se puso debajo y la penetró el coño. Otro empezó a follarla en la boca. El tercero me ordenó penetrarla por el culo y se puso detrás de mi para penetrarme a su vez. Mientras lo hacía me cogió los pechos y los estrujó como si los estuviera ordeñando. Yo estallé de placer, inundando de semen el culo de mi madre, mientras el macarra se vaciaba en mi culo y los otros dos tíos descargaban su semen en la boca y el coño de mi madre, que gritaba enloquecida, mientras los espasmos agitaban su vientre.
La orgía duró varias horas. Los tres tíos se hartaron de correrse, tanto en el culo, el coño y la boca de mi madre, como en mi culo y en mi boca. Desde luego mi culo les gustaba más que nada e incluso uno de ellos quiso meterme el puño. No lo consiguió, aunque más adelante me lo harían muchos tíos. Nos llevaron al cuarto de baño, nos hicieron ponernos de rodillas en la bañera y nos mearon los tres en la boca. A mi madre le daba asco e intentaba cerrar la boca, yo la mantenía abierta y dejaba que los chorros bajaran por mi garganta. "Mirad, el niño es aún más puta que la madre", dijo uno de ellos mientras su orina entraba por mi garganta y bajaba a mi vientre.
Cuando los tres macarras se fueron de casa, mi madre y yo nos quedamos dormidos en su cama, exhaustos, sucios de semen y orina. Cerca de mediodía me desperté excitado. Mi madre estaba chupándome la polla, mientras ella misma se masturbaba el clítoris. Me dejé hacer y me corrí en su boca, y ella apuró hasta la última gota de mi semen. "Te voy a comprar braguitas, medias, sujetadores y botas de tacones, cielo. Siempre pensé que eras mariquita, pero es que eres tan mujer y tan cachonda como yo. Va a ser fantástico, vamos a hacer de putas las dos juntas y nos van a follar por todas partes, ya verás". Luego volvimos a quedarnos dormidos, desnudos, sucios y abrazados. Nos despertó el timbre de casa a última hora de la tarde. Sobresaltados, porque mis hermanas estaban en Alicante con unos familiares, fuimos a ver quién llamaba.
Miramos por la mirilla. En el descansillo estaban los tres macarras de la última noche, pero bien acompañados. Nada menos que otros cinco tíos les acompañaban. Mi madre y yo, desnudos, nos miramos y sonreímos: "Esta noche vamos a hacer horas extras", dijo risueña mi madre. Desnudos como estábamos, abrimos la puerta y nos ofrecimos a la vista de los ocho macarras.