Dani, segunda parte.

Lee la primera parte antes, sino te parecerá corto.

Él me hizo girarme poniéndome boca arriba. Sentí el aceite en mi pecho, sus manos lo extendían con delicadeza pero mis senos estaban a punto de estallar. Parecían más grandes que nunca. Estaba hechizada sin saber qué hacer. Él dejó los pezones para el final. Cuando sus dedos resbalosos comenzaron a acariciar mi areola y hacer cosquillas en los pequeños botones, sentí escalofríos.

Su boca tomó el relevo de sus manos, pensé que iba a llegar al clímax. Jamás me habían puesto en un estado semejante de frenesí. Lamía dulce, mordisqueaba un poco y se besaba entre una y otra cosa. Su lengua los lamió y luego se inclinó y me besó en los labios por primera vez. Un fuerte beso apasionado.

Estaba en el cielo y supe que necesitaba tenerle dentro. Podía sentir la humedad escapándose entre mis labios vaginales y corriendo por mis muslos. La sábana estaba mojada. Se dejó caer al pie de la cama y comenzó a masajearme los pies.

Pensé: ¿qué está haciendo ahora, cuando ya estoy a punto va a mis pies…?'

Se acercó a mi pantorrilla y pero cuando llegó a mis rodillas, bajó la cabeza, se metió el dedo gordo de mi pie en la boca y comenzó a chupar mientras masajeaba ligeramente la parte posterior de mi rodilla. Yo quería gritar, hazme tuya, pero no lo hice. Luego siguió hasta mi muslo.

Sentí los dedos de su mano derecha en mi nalga izquierda mientras los dedos de su mano se deslizaban a lo largo de mi rajita, extendiendo mis jugos. Trabajó en mi muslo siempre terminando sus recorridos penetrando con el dorso de los dedos, abriendo mi gruta más y más. Sentía su dedo resbaladizo y me quería morir de gusto.

Mis deseos sexuales habían crecido rápidamente más intensos que nunca. Quería agarrar su mano y guiarla a mi entrepierna. Cambió a mi pierna derecha, repitiendo el procedimiento. Cuando terminó, me miró a los ojos sonriendo.

Dije; "Tócame", mientras levantaba las caderas. Lo sentí entre los labios. Yo quería correr más, pero el se demoraba haciéndome subir y bajar como en una montaña rusa. Cuando sus dedos se quedaron en mi sexo abierto, sentí que el orgasmo me venía. Él vio mis convulsiones y se puso a rozar con fuerza mi clítoris hasta que terminé exhausta. Abrí los ojos y lo vi mirándome sonriendo.

Él dijo "Me ha encantado ver tu orgasmo". Solo le devolví la sonrisa y dije; ha sido maravilloso

Él dijo; "No me diste la oportunidad de entretenerme todo lo que yo quería. Has sido demasiado rápida".

Separó mis muslos y se arrastró hacia arriba para que su cara quedara justo entre mis piernas. Mi vergüenza volvió y puse la mano tapándome. Él la retiró y me dijo lo hermoso que era. Su dedo acariciaba ligeramente arriba y abajo entre mis labios mojados. Dijo que le encantaba ver hincharse mientras la sangre fluía dentro de ellos y observar las pequeñas gotas de lubricante a medida que mi deseo sexual crecía.

Mojó su dedo en un charco de néctar que caía sobre mi ano y se metió un dedo en la boca. Sentí su dedo deslizarse desde mi ano hasta mis labios y me volví a excitar. Llevó su dedo a mi boca. Tímidamente abrí y chupé su dedo probando mis propios jugos.

Me abrió los labios. Tocó mi clítoris expuesto y acercó su boca. Sentí su lengua bailando sobre mi botón hinchado.

Siguió lamiendo y puse mis manos en su cabeza. Apreté su rostro con fuerza contra mí aplastando mi clítoris contra su lengua me cogían del culo moviéndome como una muñeca sexual. Lo único que pude hacer fue gritar mientras mis contracciones volvían a aparecer por tercera vez. Me dejó relajarme mientras me besaba el coño y los muslos. Me alegré de haberme afeitado.

Sentí que dirigía mi mano hacia su pene duro. Temblaba de placer y miedo delirante. Estaba húmedo y resbaladizo. Y sobre todo grande.

"No haré nada que no quieras hacer pero te necesito ". Los pensamientos volaron por mi cabeza, embarazo, enfermedad, dolor, salvándome y la pasión presente. Me había dado tanto placer sin recibir nada a cambio. Abrí mis piernas.

Se colocó de manera tal que la punta de su pene tocaba los húmedos labios. Lo sostuve en la posición correcta y sentí mis labios recibirle cuando la cabeza entró lentamente. Jugó un rato, metiendo solo la cabeza, cada con más facilidad. No puedo expresar aquella sensación maravillosa. Sin darme cuenta en cada viaje estaba más y más adentro. Dijo que no podía durar mucho más. Se movía más rápido. Los dos estábamos sudando y mis pechos se deslizaban contra su pecho.

Entonces lo sentí. La cabeza de su pene estaba contra mi cuello uterino. Podía sentir el dolor mientras bombeaba más y más fuerte. Entonces sentí su gemido mientras lanzaba su primera carga de esperma dentro de mí. Podía sentir el semen húmedo dentro. Entonces él se derrumbó sobre mí jadeando.

Su pene duro comenzó a ablandarse, pero aún podía sentirlo dentro.

Logré llegar a casa y lavarme antes de que llegara mi mamá. Hasta este momento, nunca le he contado a nadie cómo perdí mi virginidad.

Veía a Dani de vez en cuando en el portal. Normalmente nos miramos y sonreímos. Solo una vez hablamos de aquella tarde

"Eres una mujer hermosa. No puedo decirte cuánto pienso sobre aquél día, nunca te olvidaré". Lo miré con deseo en mis ojos y puse mi brazo alrededor de su cintura y dije:

"Gracias Dani, yo tampoco lo olvidaré".