Dani, desvirgado por una mami francesa...

Ahora le toca el turno a los chicos. Dani detalla como le desvirgaron. Nueva entrega de la serie del Probador, Seguimos en Intercambios

Una vez los cuatro juntos, fuimos a cenar a una pizzeria, La cena se me hizo eterna, tales eran mis ganes de tenir sexo con aquellos chicos que me pasé todo el rato embobada mirándolos: Fran estaba supersexy, aquella camisa blanquita ajustada hacía ressaltar su barbita de tres días, cuidada eso si, y Dani, con sus ojos claros y aquel arito en la oreja junto a la camiseta de tirantes, le daban un aire cani que me estaba volviendo loca. Cuando mi mirada se cruzaba con la de Tina, podia ver que ella estaba igual que yo: seguro que lo tenia igual de mojado.

Los chicos se empeñaron en tomar algo en una terraza pero justo en esos momentos el chaparrón del verano hizo su aparición, por suerte, y Dani propuso ir a su casa a hacer la copa. Seguro que algo más tenía en mente.

Al llegar a casa, los chicos nos sorprendieron. Nos pidieron que nos quitáramos lo que llevábamos y nos pusiéramos, sólo, esos conjuntos de ropa interior que aún no habíamos estrenado. Cuando salimos las dos con nuestros modelitos, ellos nos hicieron el típico silbidito sexy y vi como Fran echaba mano rápidamente a su paquete. No sabía si se había puesto cachondo por verme a mí o a Tina pero me dio igual.

Vaya, vaya, niñas… dijo Dani qué buenorras estáis, ¿verdad Fran?

A mí ya me la han puesto dura, chico. Respondió Dani.

No os entusiasméis todavía guarretes, dijimos las dos riendo. Esta tarde hemos estado compartiendo experiencias Alex y yo, dijo Tina. eEn verdad que estamos cachondas pero ahora queremos escuchar las vuestras, si queréis comeros algo. Empieza tú mismo, Dani. Dinos como has llegado a convertirte en bisexual.

Dani, se reía. Yo pensaba que le iba a costar, pero enseguida empezó:

“Os voy a contar como me desvirgué. Fue un poco por sorpresa y espero acordarme de todo. Siendo bien jovencito, mis hormonas estaban bastante alborotadas y todo el tiempo que no dedicaba al balonmano lo dedicaba a pajearme. Como un mono. Paja por la mañana, en clase, a mediodía, a media tarde, por la noche y antes de dormir. No os miento. Mi amigo Lolo era mi compañero de clase, de equipo y de andanzas sexuales. Él iba loco por mi hermana, dos años mayor que yo y que iba a la Universidad. Un sábado que teníamos partido, le invité por la noche a dormir en mi casa. Mis padres habían ido al pueblo a ver a no sé qué familiar y estábamos solos en casa. Llegó mi hermana de la Uni se duchó, se arregló y se fue de marcha con las colegas. Lolo, se fue al cesto de la ropa sucia, rebuscó hasta encontrar las braguitas de Susi y después nos hicimos una paja mirándolas, tocándolas en la parte que habían estado en contacto con su coñito y Lolo hasta se las llevó a la nariz. No pasó nada más. A la mañana siguiente, nos levantamos, desayunamos y antes de marcharnos, abrí la puerta de la habitación de Susi para decirle que me iba. También Lolo que venía detrás de mí, la vio, tumbada en la cama, en pelotas, con todo el culo en pompa y con signos de estar un poco borracha. Cuando entramos en el ascensor, miré a Lolo y el me soltó: que buena está tu hermana, tío y acto seguido, los dos nos sacamos la polla del pantalón de chándal y empezamos a cascárnosla, sin darnos cuenta de que al llegar a la planta baja, las puertas automáticas se abrieron y nos encontramos, de frente, a la vecina del sexto. La señora Isabel, era una señora relativamente joven y viuda. Su marido murió en un accidente de coche y ella seguía sola, aunque las malas lenguas hablaban. Era francesa y hablaba con el deje típico francés. Nos miró, mientras nos la guardábamos, y se sonrió. Pero no nos dijo nada “

Vaya rollazo Dani. Aparte de tu vena incestuosa con tu hermana, no nos has aportada nada interesante , le reprochó Tina

“Ya entonces, yo tenía fama de manitas y la gente de la escalera me llamaba para que le hiciera chapucillas en casa. Así me sacaba un dinerillo. Por eso, no me sorprendió cuando al sábado siguiente, cuando llegué del partido, mi madre me dijo que la francesa le había consultado si podría bajar a arreglarle un enchufe que hacía mal contacto. Después de comer, sin ducharme ni nada, cogí mi maletín de herramientas y bajé hasta el piso de la señora Isabel. Me recibió con una bata de seda color crudo. Qué sofisticada pensé, recordando las batas de mi madre.

- Pasa Dani. No te esperaba tan pronto. Tengo un enchufe en mi habitación que no sé que le pasa pero no funciona.

Pasé a la habitación y me puse a trabajar. Hacía calor allí y ya digo que no me había podido duchar en casa. La señora Isabel se sentó a mi lado en el borde de la cama.

- Ummm, Dani. No te he dejado tiempo ni para ducharte, ¿verdad?

- Perdone señora Isabel, no me he duchado. Quería solucionarle esto, antes que nada.

- No importa chico. Me gusta tu olor, Me recuerda a mi hombre. Me he puesto burra, ¿sabes lo que quiero decir?

-Claro señora Isabel. Se ha puesto usted cachonda.

Y acto seguido se desabrochó la bata, dejándome ver dos tetitas, no muy grandes, pero bastante bien puestas para su edad y abriendo ligeramente las piernas pude observar el redondelito húmedo de sus braguitas.

- Chúpame los pezones, Dani y yo dejando el destornillador, me amorré a aquellos botones duros y negritos.

- Qué gusto bebé. Me estás poniendo muy cachonda.

-¿Le gusta señora Isabel?, ¿Lo hago bien?

-No me llames señora Dani, me estoy comportando como una cualquiera. Llámame guarra o zorra o puta.

Yo, aparte de chupetearle las tetas a aquella guarra, ya le había metido la mano por dentro de las bragas y jugaba con su coñito, pero aquellas palabras me envalentonaron.

-Señora Isabel, quiero que me chupe la polla, le pedí.

-Claro que sí cariño, tu putita hará todo lo que mandes.

Me sacó la camiseta, dejándome desnudo de cintura para arriba, y sacando bien la lengua, para que yo la viera bien, empezó a chupar mi pecho, mis pezones y, sorpresa, olisquear mis sobacos sudados pasando por ellos la lengua. No sé qué pasó, pero estaba muy excitado. Después me quitó los tenis, hizo más o menos lo mismo: olfateó mis calcetos, me los sacó y chupeteó mis pies. Yo, estaba jadeando. ¿os lo podéis creer? Me tenía a mil. Acto seguido dirigió su mano hacia la goma de mis calzoncillos…

- Dani, por Dios, que pedazo de polla tienes cariño. Es dos veces la de mi Juan. No me pareció tan grande y gorda el otro día en el ascensor. No sé si me va a caber toda, bebé, Vas hacer muy feliz hoy a tu “mami”, cuando la empales. Desde luego, con esta tranca que dios te ha dado, no te van a faltar nunca hembras, te lo aseguro, ni machos tampoco., (premonitorio).

- Joder, puta, métetela ya en la boca…

-Claro bebé, dámela en la boca. Quiero que le des un buen biberón con tu lechita caliente a tu mami.

No sé como decirlo. No sé si era por ser francesa o por la diferencia de edad. Aquel trato de mami-bebé me gustaba. Puede que fueran cursi sus palabras, pero yo estaba a punto de correrme. Pensé: Dani, no tienes que hacerte tantas pajas que luego con una tía de verdad te conviertes en un eyaculador precoz. Y así fue: cuando la señora Isabel acercó su boca húmeda a mi picha, por encima del calzoncillo, ¡me corrí sin tan siquiera tocarme!

- Muy bien cariño, eso le ha gustado a mami, dijo Isabel sacándome los empapados calzoncillos, pasando la lengua por mi peludo pubis, (entonces aún no me rasuraba, jeje) y levantándome las piernas, bajó con su lengua hasta introducirla en mi ojete y después de un ratito hurgando, se levantó.

-¡Bebé!, por Dios, ¡qué potencia tiene este crio!. Tienes la polla más dura que antes de correrte. Se me encharca el coño, sólo de pensar en tenerla dentro de mí.

No se me había bajado la calentura. Ni en mi más húmedo sueño, podía imaginarme lo que me estaba sucediendo. Me sentía muy poderoso, así que le dije a la señora Isabel.

- Vamos puta, Ábrete de piernas que quiero follarte ya .

Y ella con su dulce voz afrancesada me dijo:

- Claro cariño. Pero antes de ensartarme con semejante falo, tu putita quiere que su macho le de un poquito de placer.  Anda Bebé, sácame las braguitas y cómele el chochito a tu mami.

Y eso hice. La saqué las empapadas braguitas, la tumbé en la cama y me amorré a su felpudo. Que bien olía aquel chocho y sabía aún mejor. Empecé a pasarle la lengua por toda la raja y darle mordiscos en el clítoris. Con sus manos, masajeaba mi pelo y de tanto en tanto, apretaba mi cara contra su cuca.

-¡Por Dios Bebé, me estoy viniendo, estás haciendo que tu guarrilla se corra en tu boca!. Dani, cariño, me voy a correr, me corro ya, síiii. Bébete los calditos de mami, cariño.

Me había empapado toda la cara la guarra aquella, pero yo tenía la tranca dura.

- Ven Bebé!. ¡Ven a follarte a mami!. Métemela hasta que me llegue a la matriz.

- Isabel, no he estado nunca con una mujer. Es mi primera vez y no sé…

-Bebé, mi amor, le vas a dar tu virginidad a esta putita. Que bien cariño. Súbete encima de mí. Lo haremos de forma tradicional. Me dijo, cogiéndome le cimbrel y  apuntando a su cueva. Empuja ahora, cariño. Y de mi pene entró en aquella vagina como un cuchillo ardiendo cortando la mantequilla.

- Bombéame, Bebé, haz feliz a tu mami, me decía ella mientras se inclinaba sobre mi pecho para morderme los pezones y chupar mis axilas, la muy guarra.

. Isabel, le dije, me voy a correr, no aguanto más.

-Claro, mi niño. Córrete dentro de mami. Descarga esas enormes pelotas tuyas de una vez. Llénale el coñito con tu leche a mami.

-Jodeeeeer tía, me estoy corriendo como un mono en tu chocho..

-Sigue Bebé, sigue, que mami se va a correr también, Sí, sí, ahhhh, ohhhh, Dos veces, dos veces se ha corrido tu mami putita, Y yo que pensaba que no me iba a caber. Dani eres el mejor macho que me ha follado.

Al salirme del coño de la señora Isabel, mi esperma resbaló por su rajita.

- Ven Bebé, recoge tu lechita y dásela a tu putita en la boca.

Y así fue, como probé mi propio semen. Le chupé todo el chumino y luego la morreé con ansias.

-¡Santo Dios Bebé!, me apartó la señora Isabel. Otra vez estás empalmado. Madre mía. No me imaginaba yo que tuvieras semejante potencia sexual. Parece que no te cansas nunca.

- No, dije yo. Puedo aguantar unas cuantas corridas más. Es lo que tiene ser buen pajillero.

- Ven aquí Bebé. Mami te va a hacer un regalito que seguro que no te hace ninguna de las hembras que te vayas a pasar por la piedra en el futuro. Tu mami va a darte su culito.

Se fue hacia el cajón de la cómoda y sacó un bote de vaselina. Se subió encima de la cama a cuatro patas y me dijo:

- Anda Cariño. Ensaliva bien el agujerito negro de tu putita y cuando esté bien lleno de babas me lo dices.

Comencé a chupar y le solté un buen salivazo en el agujero, pues no me apetecía mucho poner la boca en aquel sitio. Le avisé y ella se untó de vaselina los dedos y se los introdujo en el ano. Primero uno, luego dos y así hasta un tercero.

- Ahora Bebé, me dijo al rato, ahora puedes enterrar ese pollón dentro de mi culo. Poquito a poco, amor, no quiero que me revientes.

Me coloqué a su espalda. Apunté mi capullo al sonrosado agujero abierto. Al principio no entraba, pero aquello me excitaba tremendamente. Estaba sodomizando a una guarra el mismo día que me había estrenado en el mundo del sexo. Me tiré encima de ella, dejando caer todo mi peso y mi polla se hundió hasta golpear con mis huevos su culazo.

- BEBÉ, por Dios , grito la zorrrita . Me has partido el culo en dos. Me duele. Culéame ya, métela y sácala que me muero.

Y eso hice. Culearla, mientras ella se toqueteaba la chirla, hasta que no pude más y me vacié, llenando su ano con la poca leche que le quedaban a mis pelotas. Pero ella, aún ensartada por el culo, seguía dedeándose, hasta que al final:

- Bebé, me dijo con voz llorosa, me viene el orgasmo. Me voy a mear de gusto,

Y se puso a llorar. Y se meó.

Al sacarle la polla del culo, me dio un poco de asco, pues comenzó a soltar ventosidades. Luego aprendí que eso podía ser normal.

- Vístete Bebé. Mami no puede más hoy. Estoy muy cansada. He tenido tres orgasmos bestiales y me duele el culo, de la bestia que me has ensartado.

Eso hice. Me vestí. Cogí mis cosas y me fui para casa. ¿Se ha quedado satisfecha la francesa?, me preguntó mi madre. Creo que si mamá, creo que le he hecho un buen trabajo .

Me acosté con ella unas cuantas veces más. Me ponía mucho su trato Bebé-Mami. Al cabo de unos meses la señora Isabel se mudó. Unos dicen que volvió a Francia y otros que se marchó por la humillación de que la vieran embarazada. No sé.

Dani, gritó Tina…

Álex, ¿Qué le pasa a tus bragas?, me preguntó Fran.

Que tengo el coño encharcado, y necesito que, uno de los tres, empiece a comérmelo. Por favor, bebés.

Continuará…