Dando placer a uno de mis activos

Tengo varios activos "fijos" con los que quedo cuando me llaman. Disfruto dándoles placer y haciendo lo que ellos quieren

"Quedamos hoy, a las 19:30, donde siempre, que hoy tengo sitio"

Es el WhatsApp que más me gusta leer. Uno de mis machos, de los que soy putita fija, me lo ha escrito esta mañana. Le respondo con un OK y salgo un poco antes del trabajo para ir a lavarme bien a casa y estar listo para él.

Me recoge a la salida del metro, conozco su coche y me monto. Ahí está él. Es un tío feo, gordo, de modales rudos. Seguramente una tía lo encontraría poco atractivo, pero a mí lo que me interesa es su polla y lo que me hace con ella e, incluso, me excita más darme a un tío así, a un tío normal, que me use, rebajarme y ser su puta.

Nos saludamos brevemente y arranca el coche.

  • Cuánto tiempo sin llamarme, pensé que te habías olvidado -le digo por iniciar una conversación.

  • No, no, qué va... No he podido quedar hasta ahora. La mujer y los niños, ya sabes. Pero llevo un mes sin follar por la cuarentena, tengo los huevos que me explotan -me contesta.

Es una noticia que me alegra... Así va a estar más cachondo y, además, va a soltar buenos trallazos de semen. Perfecto.

  • Verás que sitio tengo, verás qué morbo -me dice. Le pregunto intrigado, pero me contesta que es una sorpresa y que ya lo veré.

Conduce un rato por la zona del polígono hasta que llegamos a un viejo edificio. Tiene rótulos de la Cruz Roja y adivino que se trata de un viejo puesto. Me explica que con la crisis lo han dejado de utilizar, que tiene la llave por ser voluntario, que aunque esté cerrado aún está limpio y tiene luz y agua, porque se sigue utilizando para fiestas y eventos que necesitan refuerzos.

  • Lo mejor es que tiene camas y que está apartado... Puedes gritar como una puta que no te escucha nadie -me apunta con una sonrisa de cabroncete. La cosa pinta muy bien.

Retira el candado que cierra la puerta y entramos. Sube los fusibles y me lleva a la planta superior. Allí hay, como ha dicho, una serie de literas con colchones. Es el sitio perfecto para follar.

Le conozco y sé lo que le gusta hacer, así que en cuanto se da la vuelta y me pregunta que qué me parece el sitio, yo ya estoy acercándome a él para besarnos. Lo hacemos como dos cerdos, con mucha lengua, mucha saliva y palpándonos... Él coge mi culo, yo sobo su polla por encima del pantalón.

  • Qué ganas tenía de ti, maricón -me dice con voz de vicioso.

  • Y yo de tu polla -le digo mientras me arrodillo.

Sé que no le van los rodeos porque no suele tener mucho tiempo, así que abro su pantalón y le bajo los pantalones y calzoncillos hasta las rodillas. Ahí está su polla. Corta, poco gruesa... No es un pollón, pero sabe usarla que es lo que me importa. No espero más, ya he dicho que sé lo que le gusta y cómo le gusta, así que me acerco a ella, aspiro el olor a rabo que tanto me gusta y sin esperar más, me la meto del tirón hasta el fondo de la garganta, de golpe.

  • Así, así, hasta el fondo -me dice mientras con ambas manos sujeta mi cabeza y mueve su cintura hacia adelante, para darme más polla en la boca. La tengo hasta la garganta y aún así yo mismo hago más fuerza para meterme todavía más. Tengo la cabeza totalmente pegada a su vientre, mi boca cubre cada milímetro de su rabo y mi lengua, que he sacado para no ahogarme, roza sus huevos. Imposible comérmela más adentro porque no hay más rabo.

Le escucho gemir cuando me separo un poco, apenas cuatro dedos para respirar y vuelvo a metérmela entera, hasta el fondo. Toca ser puta y darle placer... Y ponerle más cachondo. Me separo, miro hacia arriba con cara de puta y le pido "Fóllame la boca, por favor, fóllamela y dame tu leche". Gime y me dice que está deseando, que se moría de ganas de quedar conmigo porque nadie se la chupa igual. Ese es mi premio, que mi macho me desee y ser el que más gusto le da.

Me agarra la cabeza y me empieza a follar la boca sin compasión. Soy una puta, un objeto, mi boca solo es para que tenga placer. Me agarra fuerte y yo apriento mis labios hasta hacerme daño, porque empieza a bombear en mi boca sin compasión, metiendo su polla hasta que me provoca naúseas, pero sigo sin apartarme, mis ojos lloran, mi nariz moquea, aguanto naúseas, mientras pienso "Así, así, fóllame la boca, soy un puto maricón" y gimo de placer.

Tengo que separarme de vez en cuando, dejando largos hilos de saliva entre mi boca y su polla. Aprovecho para decirle cerdadas que sé que le excitan más.

  • Joder, qué polla tienes, qué gusto que me folles la boca -le digo sin dejar de mirarle a los ojos.

  • Qué puta eres, marica -me contesta totalmente excitado, lo justo para volver a cogerme de la cabeza y empezar a follarme la boca de nuevo.

Y así sigo, de rodillas, dejando que me use, hasta que sus gemidos aumentan y sé lo que viene. Me separo de él y mirándole a los ojos saco la lengua todo lo que puedo. Pone una mano en mi nuca, para que no me mueva, aunque no es necesario, no solo no me voy a mover si no que me muero de ganas... Se masturba a unos centímetros de mi boca, yo sigo con la lengua fuera. Gime y grita:

  • ¿Quieres mi leche, puta? ¿La quieres en la boca? ¿Te la vas a tragar toda? -me pregunta porque, aunque lo sabe, quiere escucharme.

  • Sí, sí, por favor, dame la leche, por favor, me la quiero tragar toda, dámela en la boca.

  • Tómala toda, puta, tómalaaaaa -Su grito de gusto hace que vuelva a sacar la lengua.

Por fin, noto sus chorros de leche, calientes, espesísimos, llenos de grumos. La mayoría van a mi boca, donde los recibo sin tragar, algunos salen muy fuerte y aterrizan por mi cara. No trago nada, mantengo mi boca abierta, recibiendo chorros y chorros de lefa. Mi boca se llena y noto su agrio sabor. El tiene espasmos de placer mientras se da los últimos meneos a su rabo... Una gota queda en su punta, la acerca a mi lengua y la limpia ahí.

Me mira mientras le muestro bien la boca, completamente llena de su leche, sé que le gusta verla y espero ansioso su orden.

  • Joder, qué corrida, ¿te la quieres tragar ya? -me pregunta mientras sostiene mi cabeza con una mano, agarrando mis mejillas y ahuecando para mirar dentro.

Yo no puedo hablar y asiento con la cabeza y gimo para decir que sí, que por favor me deje tragar toda su leche. Estoy deseando que me vea tragarla. Por fin se inclina un poco hacia mí y deja caer un escupitinajo en mi boca, que se mezcla con su caliente leche.

  • Ahora, puta, traga -me ordena. No dejo de mirarle a los ojos y obedezco, tragando ruidosamente, forzando el movimiento para que lo note. Me relamo y con los dedos recojo lo que ha quedado por mi cara, para llevármelo a la boca.

  • Dios, qué buena está tu lefa... Gracias, por dármela. Qué ganas tenía de tragarme tu corrida -le digo. Y no le miento, me moría por su leche.

Va a por dos botellas de agua, me ofrece una, pero no la pruebo... No quiero perder el sabor de su leche en la boca. Me ordena que me desnude y que me suba a la litera de arriba. Así lo hago, mientras subo me soba el culo

  • Qué culo tienes, Dios... -me dice, y yo aprovecho para forzar mi postura y ponerme más en pompa y que lo pueda ver bien. Me quedo a cuatro patas y veo que mi culo queda prácticamente a la altura de su cara. La litera es perfecta, no tiene ni que agacharse. Me separa las piernas y mete su cabeza entre mis nalgas. Noto su nariz aspirando el olor de mi ano y pronto noto su lengua ahí.

Me retuerzo de gusto cuando la mete bien dentro de mi ojete. Lame, me folla con la lengua, la vuelve a sacar para hacer círculos alrededor de mi ano, y la vuelve a meter mientras yo aprovecho y me masturbo. Qué placer me está dando, me estremezco y gimo. Separa su boca y escupe en mi agujero, y noto como un dedo suyo empuja la saliva dentro.

  • Dilata bien, que te la quiero meter de golpe -me avisa. Dios, sabe que normalmente me cuesta un poco, pero sé que precisamente le gusta eso, que me duela, romperme el culo al principio y que él no pare... Le gusta sentir que me viola. Y a mí me gusta que me use, aunque me duela o sean cosas que no me excitan, que para eso soy su puta.

Vuelve a escupir y mete otro dedo, uniéndolo al que ya tenía dentro. Me duele un poco porque está haciendo fuerza con ellos para separarme el ano. Aguanto, sé que el dolor de ahora me ahorrará más dolor después. Me tiene un rato así, con los dos dedos dentro y fuera, escupiendo, mojando y dilatando.

  • Ven, vente a la cama de abajo -me pide, dándome un azote en el culo. Bajo de la litera y le dejo que me maneje, me tumba boca arriba y veo su polla tiesa de nuevo. Coloca mis rodillas en sus hombros y se deja caer un poco.

Con su mano mueve su polla buscando mi agujero. Me pregunta "¿Ahí?", mientras la mueve. Muevo mi culo para ayudarle y le aviso cuando noto la punta de su rabo justo en mi ano.

  • Ahí, ahí es... Fóllame como tú sabes... -le suplico.

Sé que me va a doler, sé que lo que va a hacer no me va a dar placer físico, pero quiero hacerlo para que él tenga más gusto. Y lo hace.

Sin avisar, sin miramientos, sin preocuparse por mí, pensando solo en su placer, hace fuerza agarrándome de los hombros y me mete su polla hasta el fondo, del tirón, sin esperar. Me rompe el culo, me lo parte, su polla entra de golpe dilatando mi ano de manera brutal, entrando hasta el fondo de mi intestino. El dolor me mata. Ya está, ya soy suyo, soy su puta, me está usando. Grito de dolor y veo su sonrisa.

  • ¿Te duele, puta?

  • Sí, me duele, Dios...

  • ¿Te la saco?

  • No, no me la saques, fóllame, mi culo es tuyo.

El dolor es muy fuerte, pero es su polla la que lo causa y yo soy su puta sumisa. Empuja aún más y se me saltan las lágrimas, la saca un poco y es peor aún, me vuelve a partir el culo cuando la vuelve a meter entera de otro empujón.

  • Toma, puta, toma polla.

  • Rómpelo, rómpeme el culo, por favor - le digo entre sollozos.

Bombea tres o cuatro veces más gimiendo como una bestia. Me grita lo puta que soy, que soy un puto maricón, que me va a dejar roto el culo. Yo le pido más, le pido más polla, le digo que me la meta hasta el fondo, que me parta el culo.

No sé decir cuánto ha pasado desde que me ha empezado a follar cuando la saca entera. Gimiendo como un bestia, hace fuerza en mis piernas para que mi culo quede más elevado. Dirige su polla a mi agujero y se masturba ahí. Gime, grita mientras lanza sus chorros de esperma. Noto mi agujero llenarse de leche. Lo tengo dilatado y parte escurre dentro, lo noto entrando, noto sus chorros directos dentro de mí, mientras otros caen en mis nalgas. Lanza un último gemido y vuelve a poner su polla en el borde de mi agujero. Me la vuelve a meter hasta el fondo. La saca de nuevo, con la mano junta todo el semen que tengo en las nalgas, alrededor de mi agujero, y lo lleva a este. Y vuelve a meter su polla empujándolo dentro.

Se queda un rato con ella dentro, mientras recupera la respiración. Yo permanezco quieto, con el culo ardiendo, sientiendo oleadas de calor y dolor que me suben.

Por fin se aparta y la saca, provocándome un dolor horrible. Me dice que espere y me quedo a solas, con las piernas en alto por miedo a manchar el colchón, Vuelve con un rollo de papel y me lo da. Me limpio el culo y veo que mancho el papel de sangre.

  • Joder, me lo has roto, roto -le digo, mientras le enseño el papel.

  • ¿Y? ¿Qué pasa? - me dice con total desprecio.

  • Nada... Que voy a estar una semana con él jodido

  • Bueno, pues como siempre, me avisas cuando lo tengas bien y veo a ver cuándo te lo vuelvo a romper.

  • Claro...

Y volveré a hacerlo, y volveré a dejarle que me lo rompa, y volveré a recibir su leche en mi boca y culo, y volveré a sangrar por el culo porque es lo que a él le gusta. Y yo obedezco.