Dana.
Mi nombre es Erika, soy estudiante foránea y mi vida cambio cuando me mude a vivir con mis roomies. Nunca pensé que todo esto fuera a pasar.
Nota del Autor 1: Saludos a todos y antes de empezar quiero aclarar unos puntos. No soy escritor profesional, tengo algunos escritos pero esta es mi primera historia erótica. Para mí esto es un hobby y me disculpo de antemano por los errores que puedan contener en cuanto a ortografía y redacción. Este relato es completamente ficción y está hecho con el fin de hacerlos pasar un buen rato. Agradecería sus críticas constructivas.
Nota del Autor 2: Esta primera parte y la segunda (que ya está escrita) contiene poco o nulo contenido sexual. Me gusta que los personajes se desarrollen y estoy tratando de sentar las bases de lo que vendrá más delante.
Nota del Autor 3: Si ya sé que lata, pero debo decirlo. Lo catalogue en grandes series porque es una mezcla de muchos géneros, si estoy en un error favor de avisarme.
Nota del Autor 4: ¿Otra nota? Ya es la última, lo prometo. Que lo disfruten.
Atte: Tenedor.
Capítulo 1.
Aun no puedo creer lo que vi, aun no puedo creer lo que paso y lo que sigue pasando, es tan horrible, es tan aberrante, es tan indecente… es tan excitante.
Pero primero lo primero, antes de contar lo que vi, debo poner en orden mis ideas y dejar un claro el contexto de lo que está pasando, no empiezas a leer el señor de los anillos a mitad del segundo libro. Así que aclarando esto comenzamos.
Me llamo Erika, tengo 18 años y lo que ocurrió no me paso a mi precisamente, más bien yo solo fui testigo de hechos que ya se habían gestado con anterioridad pero que descubrí (de manera intencionada) lo que ocurre en el lugar donde actualmente vivo. Vengo de un una pequeña ciudad llamada Santa Isabel, no es un pueblo porque está muy urbanizado y hay prácticamente todos los lujos y comodidades que una ciudad puede ofrecer. Aun así mucha de la gente de ahí se dedica a la agricultura, ganadería y demás actividades agrícolas. Mi papá Eduardo es dueño de varias hectáreas donde cosecha manzanos y es la principal fuente de ingreso de la familia. Mi madre Tere es maestra en una secundaria local y durante las épocas vacacionales le ayuda a mi padre con las huertas, también a mi hermano menor Sebastián y a mí nos toca muchas veces ayudar.
Cuando me gradué del bachillerato, tuve la difícil decisión de ver qué carrera elegir. Después de pensarlo varios días decidí estudiar administración de empresas con el propósito de ayudar a tiempo completo el negocio familiar, conozco muchos casos donde los hijos prefieren estudiar otra cosa ajeno a su familia y es comprensible, pero si voy a estudiar algo y al terminar no encontrar trabajo prefiero tener asegurada esta parte. Lo platique con mis padres y ellos estuvieron encantados que decidiera dedicar mi vida a continuar con el legado familiar y si dios quiere llegar a convertirla en una gran distribuidora de manzanas, soñar no cuesta. Pero había un ligero problema, las universidades que hay en Santa Isabel no cuentan con esta carrera, podía tomar una carrera en línea pero no creo que fuera lo más recomendable, en fin. Para no hacer el cuento largo, tenía que irme a vivir a la capital a unas dos horas de distancia. Somos una familia clase media y no nos sobra precisamente el dinero para ese gasto extra.
Pasaron unos días en los que pase buscando lugares de alquiler, pero los costos de la renta mas todos los servicios que tenía que pagar eran inalcanzables para mi presupuesto, al final la opción más viable era buscar roomies donde alojarme.
-Mira Erika- dijo mi madre -¿Te acuerdas de mi amiga Glenda? La que traía siempre ese arroz con leche buenísimo en las comidas.
-¿Glenda? Si creo que si má, porque preguntas.
-Me la acabo de encontrar en el supermercado – dijo aun desempacando las compras de la despensa. – Teníamos unos dos años que no nos veíamos desde que Paco su marido fue trasladado, dice que están unos días aquí porque vinieron a ver a sus familiares. Bueno pues nos quedamos charlando un rato, poniéndonos al día y ¿Adivina qué? Dana su hija, ¿Recuerdas a Dana? Pues resulta que ella está viviendo en la capital porque está estudiando derecho, y como Glenda y Paco tienen una casa ahí, Dana renta los otros dos cuartos sobrantes a otras estudiantes, justamente me dijo que una de las inquilinas se acaba de ir y hay un cuarto disponible. Le hable de ti y está encantada de que te hospedes, solo pagaríamos la renta y un extra por pago de servicios y nos saldría más barato. ¿Cómo ves?
A mí se me ilumino el rostro, tenía días estresada por no poder encontrar alojamiento, si bien mis padres solo podían ayudarme a pagar el alquiler y poco más, el resto de los gastos tendría que pagarlos yo misma, así que tendría que buscar un trabajo de medio tiempo y equilibrar trabajo y escuela para poder vivir. En resumen, vivir en la casa con Dana y la otra roomie reducía enormemente el gasto.
-¡Que buena noticia mamá!- de verdad estaba emocionada - ¿Cómo es la casa? ¿Está lejos de la universidad? ¿Qué me tengo que llevar?
-Cálmate Erika, no se mucho pero Glenda me dio el número de su hija, llámale y pregúntale todo eso. Ve las opciones y si te gusta le confirmo a Glenda que te alojaras ahí.
Dicho y hecho, mi mamá me dio el número de Dana. La recuerdo levemente, casi nunca llego a venir a la casa en las comidas, pero si recuerdo que ella era unos dos años mayor que yo y siempre se veía algo seria y recatada. Pero podría deberse a que cuando la llegue a ver pues era porque se encontraba rodeada en su mayoría por adultos y desconocidos. Guarde el número de celular y corrí a mi habitación deprisa, ya dentro no me pude decidir si enviarle un whatsapp o marcarle directamente. Me decante por lo primero, de esta forma no la interrumpiría en lo que fuera que se encontrara haciendo y que contestara cuando pudiera. Envié el primer mensaje.
-Buen día Dana, no sé si me recuerdes soy Erika Castillo, mi mama Tere es amiga de tu mamá. Te escribo porque tu mama le dijo a la mía que hay una habitación disponible en tu casa y la voy a rentar. Pero quiero saber algunas cosas. ¿Podrías contestarme unas preguntas?
Espere unos segundos viendo el teléfono esperando que estuviera conectada, las dos palomitas grises aparecieron, al menos ya le llego el mensaje ahora es solo cosa que lo vea. Espere un minuto, luego dos, cinco, diez. Cuando ya había desistido y me iba a ir a comer sonó mi teléfono. Era ella.
-Hola, si claro que me acuerdo. ¿Cómo has estado? Mi madre aun no me ha comentado nada pero si ya hablaron con ella no hay problema, ¿qué dudas tienes?
Le hice toda clase de preguntas, para destacar las más importantes les diré: La casa consta de dos plantas, la planta baja tiene una cochera enrejada para dos autos, una sala comedor grande una cocina y el patio de servicio. Una escalera pegada del lado izquierdo de la sala sube a la segunda planta donde hay tres habitaciones y dos baño completos, dos de las habitaciones son chicas y la tercera es un poco más grande con su propio baño privado (la habitación de Dana por supuesto), el segundo baño esta al final del pasillo. La otra inquilina se llama Gaby y ya tiene alrededor de un año viviendo ahí. La tercera inquilina se llamaba Fer y se fue hace aproximadamente un mes por razones que no me quiso decir. La casa se encuentra un poco lejos del campus pero el transporte público pasa muy cerca y me deja a unas cuadras, así que está perfecto. La habitación y la casa en general esta amueblada. Eso me ayuda muchísimo a la hora que me tenga que mudar y no llevar tantas cosas, la habitación tiene un closet, una cajonera, una cama con colchón, un escritorio y silla. Lo básico pues. Después de mensajarme un rato con Dana, me comento que había unas normas de convivencia a seguir, pero que me las diría cuando llegara allá.
Pasaron los días y llego el momento de la mudanza. Mi mamá hizo todo el trato con Glenda y pagamos el primer alquiler junto con el depósito y pago de servicios (que no era mucho ya que estos se dividían entre el número de roomies). Era mediado de Junio. Aunque yo entraba a clases hasta agosto quise irme lo más pronto posible, quería conocer la ciudad un poco, aprenderme las rutas de transporte, conocer a mis compañeras y empezar a ver posibles empleos de medio tiempo. Adaptarme al cambio y ponerme cómoda antes de iniciar la escuela. Mi papá, mi hermano y yo nos fuimos en la troca cargada de maletas, algunos muebles chicos para mi cuarto y otras cosas que me podían ser útiles.
El camino fue tranquilo pero yo estaba nerviosa, o ansiosa, no se la diferencia entre ambas, pero quería llegar rápido y a la vez no quería llegar, una sensación extraña, el saber que tu vida la dejas atrás y empezar casi de cero en un lugar en el que solo has ido unas cuantas veces. Después de dos horas y cacho llegamos a la casa. La reja del portón negra y la casa pintada de rosa. Nos estacionamos y bajamos del auto. Mi papá toco el timbre y esperamos a que saliera alguien. Después de unos segundos un ruido nos indicó que alguien se acercaba y salió Dana.
Era tal como la recordaba pero diferente a la vez, Piel blanca, cabello castaño oscuro, largo hasta media espalda, 1.70 de estatura, nariz respingona y un cuerpo de infarto, curvas donde debería tenerlas y un par de tetas que la verdad me dio envidia. Sin embargo iba vestida de lo más normal, jeans, converse, una playera de manga larga. Dana tenía 20 años, dos años más que yo y se le notaban, a su lado yo me seguía viendo como una escuincla mientras ella ya era una mujer muy bonita, que digo bonita, muy buena y lo estoy diciendo yo que no soy lesbiana ¡imaginenese!.
-Buenas tardes- dijo mi papá – Soy Eduardo y ella es mi hija Erika, venimos a instalarla.
-Hola, buenas tardes señor Castillo, claro pasen, les enseño la casa y el cuarto – Dijo Dana.
Entramos a la casa y estaba como Dana me la había descrito, fuimos directo hasta la habitación, estaba vacía salvo los muebles que ella me había dicho, el colchón no tenía sabanas pero eso ya lo sabía y venia preparada. Después de una hora en la que baje todas mis cosas y mi papa y Sebas me ayudaron a instalarme llego el momento de la despedida. Fue triste la verdad, pocas veces había visto a mi papa derramar una lágrima, estaba triste porque su niñita ya no viviría con él pero se enorgullecía del camino que había tomado. Sebas también me abrazo en su despedida pero él era más parco, es de las personas que le cuesta expresar sus sentimientos y ahorita que está entrando en la adolescencia mas. Aun así agradecí ese gesto.
Empezó a oscurecer, me encontraba en mi nueva habitación aun terminando de acomodar cosas, coloqué mi laptop en el escritorio, doble ropa, coloque las sabanas del colchón, guarde mi carpeta con documentos y papeles importantes en uno de los cajones etc. Eran cerca de las 9 de la noche cuando al fin termine. Pensé en acostarme y mirar un poco el celular pero creí que sería maleducado ser la nueva en la casa y no convivir, así que decidí bajar al comedor. Nunca he sido muy sociable pero tampoco soy una ermitaña. Al llegar a la cocina me topé con Dana que se preparaba de cenar un sándwich.
-Hola, ¿terminaste de desempacar? –Me preguntó con una sonrisa.
-Sí, todo está listo.
-Aún recuerdo la primera vez que me vine a vivir sola a esta casa. Todavía no estaba muy amueblada y me daba miedo bajar a la cocina en la noche jajaja. – Rió con una simpática risilla – En la tele de la sala hay netflix por si no puedes dormir. Siempre es más difícil la primera noche. ¿Tienes hambre?
-Si claro, me comería una hamburguesa ahora mismo.
-Pues luego te llevo a unas que están deli, pero hoy nomas tengo sándwich- dijo dándome el suyo.
No no, como crees que te quito el tuyo, yo me lo hago no hay problema.
Ya comételo, si estoy haciendo uno no me cuesta nada hacer otro, aquí tengo todo listo.
Si no es molestia, de acuerdo. Por cierto, y la otra chica, Gaby. ¿Dónde está?
Seguramente con su novio. Aunque ya no ha de tardar.
Como si la hubiéramos invocado, la puerta principal se abrió.
-Hola hola, miren quien llegó, la nueva –Dijo Gaby, con tono alegre, entro a la casa y fue directamente a la cocina con nosotras, quise saludarla pero ella me gano la jugada, me dio un fuerte abrazo como si fuéramos amigas de toda la vida. Gaby es de mi mista altura, 1.62 más o menos, pero a diferencia mía su cabello es castaño claro y lo lleva en una melena con flequillo, de cuerpo es delgada pero tiene buen trasero, unas bonitas pecas le llenan su cara.
- Hola, soy Erika – Solo pude decir tras su efusivo abrazo.
-Gaby, encantada, y este de aquí es Juan Pablo- dijo presentando a su novio quien había entrado a la casa detrás de ella.
-Puedes decirme Juanpa- Dijo él saludándome con un beso en la mejilla.
Juan Pablo, perdón Juanpa es un friki totalmente, eso lo descubrí después en posteriores conversaciones, pero es un buen chico, agradable y aunque no es un adonis, no es feo, tiene su encanto. Y esta locamente enamorado de Gaby.
-Hola mucho gusto Juanpa.
-Bueno ya que están todos aquí – dijo Dana. – Voy a explicarle las reglas de la casa a Erika, y no les vendría mal a ustedes dos también refrescarles la memoria.
-¿Y yo por qué?- Dijo Juanpa - si ni vivo aquí.
-Pero pasas más tiempo aquí que en tu casa y ya las has roto más de una vez aun así – Dijo Dana con una sonrisa. Pero esa mirada que hizo fue suficiente para calmar a Juanpa.
-Entonces – Dijo Dana – Las reglas en realidad son muy básicas, pero es lo mejor para una buena convivencia y no tener que estarnos matando entre nosotras.
La primera regla es respeto.
Segunda, los problemas los resolvemos hablando.
Tercera, El alquiler se paga puntualmente los días primero de cada mes, en caso de no contar con el dinero se puede hacer una prórroga de hasta dos días para completar pero no más. Si no se cumple con el plazo serán desalojadas.
Cuarta, cada una se hace cargo de limpiar su habitación, pero las áreas comunes es trabajo de todos, excepto el baño del pasillo, esa es tarea solo de ustedes dos ya que yo uso el mío privado y de ese me encargo yo. Somos señoritas, no tenemos por qué vivir en un chiquero.
Quinta, si utilizas la cocina tienes que limpiar después tanto el área como tus trates.
Sexta, cada quien se encarga de comprar sus víveres pero no somos egoístas y si alguien necesita algo de la otra persona debe al menos pedir el permiso de consumirlo.
Séptima, si quieren hacer una fiesta primero deben avisarme a mí y yo sabré si doy el permiso o no.
Octava y última, ni amigos ni novios pueden quedarse a dormir, y menos aún tener sexo. Si quieren acostarse con alguien al menos que sean lo suficientemente hombres para pagar el motel.
Dijo esto último mirando a Juanpa.
-¡Hey! eso fue solo una vez – dijo haciéndose el inocente levantando las manos.
-Pues debut y despedida – Dijo Dana – Así que a darse cariñitos a otro lado.
-Eso lo dices nomas porque no tienes novio – Dijo Gaby – Pero el día que te encules de alguien te lo vas a coger hasta arriba de la mesa y hasta las reglas se te van a olvidar jajaja.
Me dio gracia el comentario de Gaby y me reí, no lo dijo con el afán de insultar, solo era un comentario, Juanpa también se rió y aunque Dana no lo hizo, si hizo una pequeña sonrisa.
-Pues brindemos por la nueva – Dijo Dana, sacando del refrigerador cuatro latas de refresco y dándonos una a cada uno.
-¡Salud! - dijimos los cuatro chocando las latas.
Ha pasado un mes desde que me mude aquí. Al principio costo un poco el cambio, pero ya me acostumbre. Aun son vacaciones y todavía me queda alrededor de tres semanas para entrar a la universidad. Gaby y Dana son muy alegres y amigables, Dana es un poco más recatada pero Gaby está loca, dice toda clase de barbaridades que nos matan de risa. Ambas me han ayudado mucho este último mes, Gaby me dio un paseo por las cercanías de la casa diciéndome dónde encontrar esto y aquello. Ella estudia contabilidad y su facultad está un poco más lejos que la mía pero utiliza la misma ruta que yo, así que me acompañó en el camión de ruta para saber dónde hacer la bajada y donde tomarlo de regreso, esto me ayudo enormemente ya que tuve que estar yendo y viendo con los tramites de la inscripción y los cursos inductores. A veces acompaño a Dana al mandado y compramos lo que haga falta. Los miércoles son noche de películas y casi siempre esta Juanpa con nosotras haciendo comentarios graciosos sobre lo malas que son esas películas.
Un sábado Gaby organizó una fiesta con amigos de su escuela, Dana aprovecho para invitar algunos más y entonces la casa se llenó de gente que no conocía y me sentía algo engentada. Aun no conozco más gente que mis romíes y Juanpa así que trate de estar cerca de ellas toda la noche. Un par de chicos se me acercaron y trataron de sacarme plática pero no me dieron buena espina, los había visto drogarse antes de entrar y aún tenían los ojos rojos. No soy una puritana pero la verdad tenían toda la facha de cholos y al parecer se habían colado, así que educadamente me despedí y fui a buscar a Gaby.
La encontré en la cocina, pero estaba algo ocupada besándose con Juanpa, él la tenía montada sobre él mientras la sostenía de su culo, no estaban follando, a menos que ahora se pueda follar con toda la ropa puesta y yo ni cuenta. Solo estaban besuqueándose, un beso apasionado, los ojos cerrados y las lenguas salían de sus bocas para encontrarse en el aire. Me avergoncé al verlos, así que me fui a buscar a Dana. Ellos ni enterados.
Dana estaba en la cochera, al no tener vehículo ninguna de las tres, el lugar se prestaba muy bien para hacer la fiesta, una mesa montable hacía las veces de cantina y las botellas de alcohol y refrescos estaban en ella.
-¿Disfrutando la fiesta? – Me pregunto Dana.
-Si un poco – Mentí.
-Ven deja te presento con unos amigos – Dijo Ella.
-No, deberás estoy bien.
-Vamos no te van a comer, son buena onda. Solo vamos a platicar, yo me quedo contigo.
-Bueno- Dije pero no muy convencida.
Fuimos a donde se encontraban dos chicos más o menos de la edad de Dana, eran guapos la verdad, pero en esos momentos yo no estaba buscando pareja. Al ver a Dana y a mí acercándonos sonrieron.
-Hola hermosa- dijo uno de ellos a Dana - Qué buena fiesta organizaron.
- Gracias Quique, miren ella es mi roomie Erika, ellos son Quique y Daniel, son compañeros míos de la facultad.
-Hola- dije tímidamente.
-Hola Erika, ¿De dónde eres? - Preguntó quique.
- De Santa Isabel, ¿Cómo supiste que no soy de aquí?
-Pues porque si estás viviendo aquí con Dana es porque no eres de la ciudad – Dijo. En ese momento encontré lógica la respuesta y me sentí una idiota por preguntar, aunque en la noche dándole vueltas a eso pude haberle dicho que me fui de con mis padres, o alguna otra pelotudez, pero ya para qué.
Bueno y ¿tienes novio? - Pregunto Daniel. Creo que desde ese momento me cayó mal, cuando conoces a alguien lo primero que le preguntas no es si tiene novio, eso solo demuestra lo urgido que estas.
No, y no me interesa ninguno en estos momentos.
Con lo guapa que estas – Término de decir Daniel, lo fulmine con la mirada pero no le conteste.
Hablando de novios, ¿Dana cuando me vas a dar el chance de que seas mi novia? – Pregunto Quique – Te conozco, me conoces, me gustas, te gusto, ya se sincera y sal conmigo por favor, sabes que te bajaría la luna si me lo pides.
-Cómo eres payaso, y no me gustas Quique, te tolero porque eres buena gente pero nomas- Dijo entre risas.
- ¿Sabías tú, que Dana ha rechazado a más personas de las que puedes imaginar?- Me dijo Quique – A mí me ha rechazado unas cuatro veces, cinco contando esta. Es la chica más popular de la facultad y nadie le ha conocido novio. ¿Tú crees?
-Bueno tal vez aun nadie está a la altura de Dana.
-O tal vez lo tiene muy escondidito por algún lado – dijo Daniel.
-O tal vez no me interesa salir con ninguno de ustedes – Dijo Dana.
-Yo creo que eres lesbiana y te gusta la panocha – Dijo Daniel con un tono sarcástico.
-¡A ver estúpido! No sé quién te dio el derecho de insultarme y más si estoy en mi casa– contesto Dana – Que te rechazara una vez no te da el derecho sobre decidir que me gusta o no, ¿Sabes que Daniel? Mejor vete.
Wey, ¡no mames! ¿Cómo que te le declaraste? No me jodas, sabes que Dana me gusta un chingo y que quiero que sea mi novia.
Pero si está bien buena, y si contigo no quiere nada tal vez conmigo sí.
-No quiero nada con ninguno de los dos ¿entendieron bien?
-Lo que pasa es que te falta un macho que te coja rico, por eso siempre estas enojada –Dijo Daniel.
-¡Lárgate ahora mismo!
-¿Y si no quiero?
-Entonces hare publica cierta foto que me mandase aquella vez por whatsapp donde se puede apreciar el tamaño de tu pitito, según tú con esa cosita querías impresionarme. Pero mijo, eso solo se puede medir con un microscopio.
Pude ver como el rostro de Daniel se puso completamente colorado. Quiso articular alguna replica pero solo balbuceos salían. Al final no pudo más que darse la vuelta y dirigirse a la salida. Cuando llego a la puerta se giró volteando a vernos. Y dijo:
-¿Que no vienes cabrón? – Dirigiéndose a Quique.
-Ni madres, el que la cagó fuiste tú- Dijo Quique. Daniel nos fulmino a todos de nuevo con la mirada y se fue.
- Siento que tuvieras que ver esto Erika – Dijo Quique - Por lo general es buen pedo pero no sé qué le paso.
-Será el sereno – Dijo Dana – Pero yo no vuelvo a tratar con él, que se joda.
En todo este tiempo que he estado viviendo aquí (que tampoco es mucho tiempo vamos) nunca había oído a Dana decir ni una grosería. Todas en la casa siempre decimos algunas, más Gaby que nosotras, pero es la primera vez que Dana lo hace, cosa que me sorprendió, debió estar muy enojada.
Pasado el trago amargo Dana, Quique y yo seguimos platicado el resto de la noche, Quique es muy agradable y gracioso por lo que no tuvimos más incidentes esa noche. En un momento que Dana se escabullo para ir al baño, Quique me pidió intercambiar números, estaba empeñado en conquistar a Dana y me quería de confidente, que le investigara que le gusta y ayudarlo en su misión. A mí se me hizo súper romántico el asunto así que acepte.
Cuando Dana regresaba del baño, la vi con una expresión de preocupación. Quique no la vio porque ella estaba a su espalda. Me diviso con la mirada y me hizo señas con una mano para que me acercara rápido. Me zafé de Quique diciéndole que también iba al baño y fui con Dana.
-¿Qué pasa? – pregunté algo asustada.
-No están Gaby ni Juanpa – Dijo Dana con la voz algo estresada.
-Qué raro, yo los vi en la cocina hace rato, estaban algo…
-¿Algo que?
-Cariñosos.
-No puede ser verdad. ¿Otra vez? Pero que no entiende esta- Dijo Dana subiendo el tono de voz, se le notaba enojada. La verdad no se a que se estaba refiriendo.
-Pero esta vez me la va a pagar, la voy a correr y no va a volver vivir aquí la maldita- Dana entro a la casa con prisa, yo la seguí de cerca aun sin entender por qué su enojo. Comenzamos a subir las escaleras con paso firme cuando de pronto empecé a escuchar un ruido, algo lento y cadencioso, eran voces, mezcladas con un ligero chirrido.
-Aahh si así cógeme rico – Se escuchó una voz de mujer. Ahí me cayó el veinte por que Dana estaba tan enojada, una de sus reglas era no tener sexo en la casa, y por lo que estaba escuchando, al parecer Gaby se la había saltado. Llegamos a la primera habitación de la casa, la de Gaby y los ruidos eran todavía más fuertes. No había duda, estaba cogiendo.
-Sí papi, méteme toda tu vergota, me encanta. Aaahh aaahh si así que rico – gemía ella.
Dana sin temor de nada abrió la puerta de improviso, aquellas dos personas estaban desnudas completamente, ella estaba en cuatro sobre la cama mientras él se la metía desde atrás. No pude ver su pene porque en cuanto la puerta se abrió, él se cubrió rápidamente con la sabana. Se veían sudados, parecía que ya llevaban rato dándole sabroso pero hubo algo que me impactó. No eran Gaby ni Juanpa. La verdad no conozco sus nombres pero los había visto entre los invitados de la fiesta, amigos de Gaby supongo.
-¡Que carajos! ¿Y ustedes quiénes son? ¡No! Olvídenlo ni quiero saberlo, lárguense de mi casa.
La pareja como pudo y a la velocidad del rayo se levantaron de la cama, recogieron sus ropas y se salieron del cuarto aun vistiéndose. Al pobre chavo con el susto se le bajo toda la emoción.
-Y si no es Gaby ¿Dónde están?- Pregunté. En ese momento un ruido gutural salía del fondo del pasillo. La luz del baño del fondo estaba prendida y la puerta semi abierta. Nos acercamos por curiosidad y pude distinguir el cabello chino de Juanpa, estaba inclinado sobre la taza. Dana terminó de abrir la puerta y pudimos ver que Juanpa estaba sosteniendo a Gaby quien vomitaba sin parar. Juanpa nos vio y con una cara de pena nos dijo:
-Creo que tomó de más. No se siente muy bien.
-Te ayudo - dijo Dana mientras se arrodillaba para retirarle bien el cabello de su rostro. Se le veía más calmada, tal vez se le paso la furia al ver que quienes estaban cogiendo no eran ellos dos. Ninguna había roto las reglas.
Una hora después, Gaby se encontraba acostada en su cama, dormitaba. Juanpa ya se había ido pero no si antes ayudarme a cambiar las sabanas de su cama. A mí me daría mucho asco tenderme en mi cama sabiendo que alguien estaba cogiendo encima de ella momentos antes. El resto de los invitados poco a poco se habían marchado y ahora solo estábamos Dana y yo. Juntas comenzamos a limpiar un poco. Al menos tirar los vasos y las botellas a la basura, ya mañana barreríamos y trapearíamos el suelo. Mientras limpiábamos no pude dejar de fijarme en ella tan bonita, buena figura, agradable. Era perfecta y aun así recordé el pleito que hubo con Daniel.
-¿Te puedo preguntar algo? Si no quieres responder no lo hagas –Dije.
-Dime.
-Sé que no es de mi incumbencia pero… ¿Por qué no tiene novio?
Se quedó dubitativa unos segundo, imagino que pensaba si responderme o no. Al final comenzó a hablar.
-No es que no quiera, pero hay que recalcar una diferencia. Una cosa es tener un novio y la otra tener un amor. Novio es el título formal que le daríamos a una relación que está dentro de lo establecido por la sociedad. Y un amor es simplemente una persona a quien darías y harías todo por él y viceversa. Por eso no tengo novio.
-Y un amor ¿Lo tienes? – Pregunté. Volvió a hacer silencio. Después de un rato contestó.
-Si… es complicado… No quiero hablar mucho del tema porque lo extraño mucho y me duele, solo diré que hay una gran distancia entre nosotros ahora mismo.
-Entiendo- Solo pude decir eso.
Creo entender por qué Dana no sale con ninguno, está enamorada de alguien a quien dejo en la ciudad donde antes vivía y al estar ella aquí y él allá. No quiere comprometerse con nadie por si algún día vuelven a estar juntos. Pero creo que tampoco quiere llevar una relación a distancia por temor. Está en una encrucijada.
Terminamos de limpiar sin hablar, solo la música que aun sonaba reproductor nos acompañó el resto de la noche.