Damelo- Capitulo 3 y 4
"Te aseguro que será agradable y relajado. A continuación, vamos a trabajar con los plug anales que has comprado desde el más pequeño hasta el más grande. ¿De acuerdo? "
Capítulo Tres
Callie estaba en la cocina abriendo el vino, cuando oyó a Sam entrar y cerrar la puerta principal. Había estado discutiendo consigo misma desde que regresó de su casa, perdiendo siempre. Apenas podía recordar lo que le había dicho, estaba demasiado distraída mirándolo. Todo en él era atractivo, negro vello rizado en el pecho, donde las gotas de agua todavía se veían. Debajo se perfilaban duros músculos, así como en sus brazos y en lo que había podido ver de su abdomen.
No se podía negar el calor que desprendían esos ojos plateados cuando abrió la puerta y la había visto. O la forma en que la toalla hacía una tienda de campaña al levantarse su polla. Había sentido humedecerse su cálido y oscuro refugio mientras estuvo allí de pie. Y sin vello, la sensación era diez veces más estimulante, creando un profundo latido en su corazón.
Debatió la posibilidad de ocultar la bolsa de juguetes de las Delicias de Diana , pero dejarla allí era una gran pista sobre mis intenciones. Esperaría su reacción.
"Hola".
Levantó la vista para verle en la puerta, el pecho todavía desnudo, pantalones vaqueros colgando bajos en las caderas. Se le hizo la boca agua.
"Hola a ti también." Le sirvió una copa de vino. "Espero que te guste el Chardonnay, es lo que suelo comprar. "
"Está bien."
Al tomar la copa que le ofrecía y rozarse los dedos, a Callie le pareció ver chispas en el aire. Tomó un sorbo de su copa e intentó que no le temblaran las manos.
"Callie?"
"¿Sí?" Al mirarle, la sonrisa que vio en su rostro le provocó mariposas en el estómago.
Él cogió la copa de sus dedos, y dejó ambas sobre el mostrador. "No creo que pueda esperar un minuto más para darte un beso. Ven aquí."
La tomó en sus brazos, y sus labios bajaron sobre los de ella, a un ritmo suave, jugando sobre ellos. Había esperado algo duro y contundente, pero esto... esto era como una pluma rozando su piel, lo que le hizo temblar las rodillas. Luego succionó el labio inferior en su boca, deslizando su lengua sobre él, y una bola de fuego recorrió cada esquina de su boca.
Empujo su lengua, atrayéndola a su propio calor, mordisqueándole la punta, retorciendo la lengua a su alrededor.
Y mientras la sostenía firmemente, tomó plena posesión de su boca. Parecía como si estuviera follándole la boca con la lengua. Respirar se hizo imposible, pero ella no quería que se detuviera. Notó el grosor de su pene a través del vaquero al apretarse contra su vientre.
Dámelo , quería gritar ella . Ahora mismo .
Al levantar la cabeza, tenía la respiración tan entrecortada como la suya. "Eres muy caliente para venir en un paquete tan pequeño, mujer. "
"Si tú lo dices", suspiró ella.
Deslizó las manos por sus hombros, los brazos y las solapas de la ligera bata, aprovechando para separarlas. Inclinando la cabeza, pasó la lengua por la parte superior de sus pechos, acariciándolos suavemente, hasta que ella pensó que iba a morirse de necesidad. Al mirarle de nuevo, encontró una cálida sonrisa en su rostro.
"¿Quién hubiera creído que Callie Michaels iba a ser un pequeño paquete tan caliente y tentador?"
¿Tentadora? ¿Ella? Estaba acostumbrada a que los hombres criticaran el tamaño de sus pechos y la forma de su culo.
"G-gracias."
Deslizó sus manos hacia delante, para coger sus pezones entre los dedos índice y pulgar, para frotar con un movimiento perezoso, tirando a la vez suavemente de ellos.
"Así que dime, Callie, ¿por qué has elegido pasar tus cumpleaños conmigo y exactamente qué tienes en mente?"
Dios, esto iba a ser tan embarazoso. ¿Debería decírselo? ¿Esforzarse? ¿Ser tímida? ¿Atrevida?
Se mordió el labio inferior y tomó su copa, bebiendo la mitad.
"Hey, Callie." Sam le quitó la copa. "No te emborraches ahora que acabo de llegar", bromeó.
"O al menos, no hasta que respondas mi pregunta."
"¿Sam, me encuentras atractiva sexualmente?" ¿Oh, Dios, había dicho eso realmente?
Sam la miró, fríamente, no salió ningún sonido de su boca.
Ella se apartó de él. "No importa, está bien. Quizás todo esto es un gran error." Trató de pasar junto a él hacia la sala de estar, pero rápidamente fue interceptada.
"¿Un error? No lo creo. Simplemente me ha sorprendido la pregunta." La giró para hacerle frente, y pudo ver la lujuria brillando en los ojos plateados. "He querido follar contigo desde el primer día que te vi. He tenido más sueños húmedos en los últimos seis meses que los que tuve cuando estaba en secundaria. Únicamente he de mirarte, y se me pone dura”.
"Pero nunca..."
"No me ha parecido que te faltase compañía masculina. Pensé que si realmente estuvieras interesada levantarías una ceja o moverías tu lindo culito”.
Sus manos le sostenían los brazos, los ojos grises la sondeaban, mientras su deliciosa boca flotaba a unos centímetros de distancia. Entonces miró por encima del hombro y se quedó inmóvil.
"Q-¿Qué es eso?” “¿Qué te pasa? "
Volvió la cabeza y lo vio mirando la bolsa de las Delicias de Diana .
Una lenta sonrisa asomo a su rostro. "Bien, bien, bien. ¿Qué tenemos aquí?" En dos zancadas estaba sobre la bolsa, abriéndola y volcando su contenido sobre la mesa. "Callie, no creí que pudieras sorprenderme más, pero he de decir que lo has conseguido. "
Ella intentó alejarlo de sus manos. "Escucha, Yo..."
Él puso la bolsa fuera de su alcance, con los ojos llenos de malicia. "Muy bien, estupendo. ¿Por qué no me dices qué está pasando realmente aquí? Y no palabrería, ¿de acuerdo? "
Callie se dejó caer en el sofá y se quedó mirando las manos en su regazo. Podía sentir el calor sobre la cara. “Los compré para celebrar mi cumpleaños. He estado tratando de encontrar al hombre adecuado con quien hacer…cosas... durante meses. Para ayudarme a vivir mis fantasías. Estoy cansada de que los tíos piensen en mí como Miss Goody Two Shoes" [1] .
El sofá se hundió cuando Sam se sentó junto a ella. "Así que vamos a ver si lo entiendo. ¿De verdad quieres hacer todo esto, utilizar todas estas cosas? Supongo que los plug anales son para ayudarte, para ser follada por el culo".
Callie asintió con la cabeza, incapaz de mirarlo. ¿Ya pensaba que era una especie de bicho raro?
"¿Y cómo se te ocurrió elegirme? ¿Porque vivo al lado?"
Se mordió el labio. Ya puestos, podía decirlo todo claramente. Así se iría a su casa a reírse, y ella podría esconderse debajo de las sábanas. "P-Porque he estado soñando contigo durante meses. Y-y sobre hacer estas cosas contigo. Y mi amiga, Diana, dijo que yo debería preguntarte."
"Recuérdame que le dé a Diana las gracias por el regalo", dijo en voz baja. La levantó y la sentó en sobre su regazo, apoyando la cabeza sobre su hombro mientras le desataba el cinturón de la bata. "Callie, no tienes idea de lo mucho que deseo hacer esto contigo. Nunca creí que estarías, que… esto... "
"¿En este tipo de cosas?"
"Bueno, sí. Si lo hubiera sabido, me habrías visto tirar la puerta abajo para llegar a ti." La besó en la frente, las mejillas, la nariz, finalmente, besando ligeramente sus labios. "Entonces, ¿qué te parece empezar con la celebración de tu cumpleaños?"
Antes de que pudiera dar voz a más dudas, se apoderó de su boca otra vez, barriendo su interior con la lengua y lamiendo cada zona de la suave piel. Empujó sus piernas, separándoselas, deslizando su mano hacia arriba y hacia abajo sobre la suave piel de sus muslos internos antes de tocar el húmedo coño.
"Ay, cariño." Él rompió el beso, respirando pesadamente. "Un pequeño coño desnudo. Dios mío, se siente como la seda. Callie, eres un sueño húmedo andante." Mientras hablaba, movía un dedo hacia arriba y abajo por sus labios a lo largo de la ranura, empujando un poco entre los pliegues, en busca de la punta de su clítoris. "¿Sabes lo que voy a hacerle a este tentador coño?"
Ella sacudió la cabeza.
"Mírame", le ordenó, aunque todavía en voz baja.
Ella alzó los ojos para encontrarse con su mirada.
"En primer lugar, te voy a tumbar en la cama con las piernas lo más separadas posible. Después, voy a abrir estos pequeños suaves labios y saciarme con cada centímetro de los agradables, húmedos y resbaladizos recovecos de tu vagina. Conseguiré sacar ese pequeño clítoris de su escondite, para poder hacerle cosquillas con la punta de la lengua. A continuación, voy a follarte con los dedos, luego con mi boca, y después con esos vibradores de lujo que has comprado. Para, finalmente, meterte la polla, y follarte hasta ver que te corres de mil maneras distintas. Y vas a hacer todo lo que te diga, ¿verdad? "
Ella asintió con la cabeza.
"Dime. Déjame oírte decirlo”. Deslizó dos dedos en el coño, buscando el húmedo agujero que lo esperaba.
"Di las palabras, y yo te joderé de tantas maneras que no sabrás cuál te gusta más."
Ella tuvo que tragar dos veces antes de hablar. Todo lo que podía sentir eran sus dedos entrando y saliendo de su vagina, frotando la carne blanda, la flexión contra las paredes vaginales. "Sí. Todo. Hare todo lo que me digas."
"Buena chica. Eso es lo que quería oír. Te prometo que disfrutarás cada minuto." Él acercó su boca a su oído y le lamió la oreja con la punta de la lengua, enviando escalofríos a través de ella. "Y por último, ¿sabes lo que voy a hacer?"
"No." Un calor oscuro la atravesó, y se derramo sobre sus dedos. "¿Qué?"
"Voy a esposarte a la cama, levantar ese lindo culo en el aire, y follarte hasta que te corras, gritando mi nombre."
Al oír eso, se ciñó sobre sus dedos y se inundó con más crema.
"Jesús, Callie, eres la cosa más caliente que nunca haya tocado." Sacó la mano de su coño, empapada por sus jugos y pintó sus pezones con el líquido. Luego los lamió hasta que los hubo limpiado, chupado y llenado de mordiscos.
Cada nervio en su cuerpo vibraba, y su centro palpitante estaba tan caliente que pensó que se incendiaría desde adentro.
Sam apartó la bata, la puso de pie y le dio la vuelta.
"Inclínate hacia delante, dulzura. Quiero verlo todo. Quiero ver cada pedacito de ti. Haz lo que te digo”, dijo él. ¿Y no era eso lo que quería ella también?
Lentamente, se inclinó hasta tocar el suelo con las manos, separando los muslos para darle acceso completo a ella. Suavemente, separó sus labios con los pulgares, haciéndola notar el aire frío en su abierta vagina. Sam la oyó aspirar una bocanada de aire.
"Precioso. Simplemente fantástico. Dios mío."
Deslizó un dedo en ella, sólo brevemente, y luego sintió sus manos separando los cachetes de su culo. Apretó la yema del pulgar contra el apretado anillo de su ano. Ella se estremeció con una repentina ola de lujuria.
"¿Te gusta eso, dulzura? Te va a gustar mucho más antes de que terminemos. Ahora, estate así un minuto. He visto algo en esa bolsa que necesito alcanzar."
Callie cerró los ojos, esperando, preguntándose qué estaba buscando.
Entonces Sam fue detrás de ella. "¿Recomienda Diana estas pequeñas bolitas? He oído hablar de ellas y nunca he tenido la oportunidad de usarlas. Otra cosa que voy a tener que agradecerle."
"Sí". Callie estaba sin aliento por la anticipación.
"Bien, porque pienso que realmente van a calentar ese pequeño coño."
Sentía dos dedos extendiéndola otra vez, y a la vez, Sam se deslizó las bolas en la vagina, empujándolas en la medida de lo que pudo.
"Bueno, dulzura. Ponte de pie y caminar por la habitación para mí."
Callie se apartó y comenzó a moverse. Una sensación de calor tiro a través de ella, y antes de que ella hubiese dado más de media docena de pasos, ya estaba al borde de la necesidad. Dios mío, Diana no le había avisado suficiente sobre esto. La estimulación iba más allá de lo que jamás había sentido.
"Eso es, dulzura. Dime cómo se siente." Su voz era baja y espesa por el deseo.
"arde", susurró.
"¿Dónde? Dime dónde, y yo te haré sentir mucho mejor." Se acercó por detrás y metió las manos bajo sus pechos, frotando los pezones como lo había hecho antes, apretándolos ligeramente.
"Todo mi interior. Oh, Dios, Sam, me hace sentir caliente por dentro y por fuera."
Inclinó su boca hasta la oreja. "¿Siente tu dulce coño como si quisiera ser jodido?"
"Sí. Sí. Quiere que lo follen."
"Y así será, dulzura. Largo y duro. Pero vamos a hacer un montón de otras cosas, en primer lugar, todas esas cosas que te has estado imaginando." Él le dio la vuelta y la besó, duro y profundo. "Feliz cumpleaños, Callie Michaels. Estoy seguro que voy a disfrutar celebrarlo contigo. "
Capítulo Cuatro
Callie no podía creer que estuviera haciendo esto. Aun débil por el fuerte beso, estaba ahí, de pie, completamente desnuda delante de un hermoso y sexy Sam Winthrop, vistiendo sólo las increíblemente altas zapatillas color albaricoque, con dos pequeñas bolas dándole vueltas en la vagina que enviaban chispas de increíble calor a través de su cuerpo con cada paso que daba. Y los ojos de Sam devoraban cada centímetro de su cuerpo.
"Um, ¿qué tal un poco más de vino?" Dios, necesitaba algo si iba a pasar un rato con esas bolas en su interior. Sentía como más jugos goteaban de su coño y se deslizaban por sus muslos.
Sam alcanzó la bolsa de color rosa de las Delicias de Diana , se acercó a ella, luego mordió ligeramente cada uno de los pezones de Callie.
"¿Qué te parece si nos trasladamos al dormitorio, para estar más cómodos, y nos llevamos el vino allí?"
"B-bien".
Sus ojos plateados estaban enfocados en ella. "¿Dudas, Callie? Porque una vez lleguemos a la habitación, el tren sale. Si has cambiado de opinión lo entenderé, pero dímelo ahora."
Callie respiró hondo y exhaló. "No. No voy a cambiar de opinión en absoluto. El dormitorio esta por ahí. "
Recorrió el corto pasillo, sabiendo que Sam tenía los ojos clavado en el culo, deliberadamente balanceaba sus caderas. Que resultó ser más complicado de hacer de lo que pensaba, ya que las bolas mágicas seguían dando vueltas en su coño, y su pobre y atormentada vaina ya estaba gritando jódeme, jódeme.
Una vez en su habitación, se obligó a mostrar una calma que no sentía y encendió las velas que había colocado alrededor de la habitación. Aromas de jazmín y mimosa llenaban el aire. El reproductor de CD estaba preparado con su selección en su mesita de noche, y lo puso en marcha. Se estaba girando para localizar a Sam cuando sintió su cuerpo contra el suyo, pensionándola por la espalda, las manos rodeándola para sostener sus pechos.
"Tienes las tetas más increíbles, Callie," murmuró. "Tan respingonas y perfectas. Y los pezones... Podría estar jugar con ellos toda la noche." Como para subrayar lo dicho, tomó sus pezones entre los dedos pulgar e índice y comenzó a rodar y tirar, lo que la dejó aún más necesitada que antes. "Me los voy a meter en el boca y voy a chuparlos hasta que no puedas soportarlo más. Y cada vez que los pellizque así..." apretó ", lo sentirás directamente en el corazón de tu pequeño coño desnudo. ¿Sientes esto?"
"Oh, sí." Ella se apoyó contra él, un rápido rayo paso a través de su cuerpo, y sintió su pene presionando contra ella a través de la tela de sus vaqueros. El masculino aroma de él le llenaba la nariz, y el pelo de su pecho se frotaba claramente contra su espalda. "Quítate la ropa. Quiero verte, también."
"En un minuto", murmuró.
Le dio un suave mordisco en la sensible piel de la cuerva entre el hombro y el cuello, y su vientre se apretó.
Al balancearse ella ligeramente, las bolas se movieron, y unas olas de fuego la atravesaron de nuevo.
"Cada vez estas más caliente, Callie?" Deslizó una mano hasta sus resbaladizos labios, separándolos con un dedo y facilitando que se deslizara por su ranura. "Oh, sí. Caliente no empieza a describirlo, ¿no, cariño? Estas más húmeda que una tormenta. Eso es bueno, Callie. Me gusta que una mujer pueda inundar mi mano, mi boca. Y mi polla".
Pasó su jugo con el dedo peinando hacia atrás por la raja de su culo, deslizándolo hacia arriba y hacia abajo. "¿Te gusta esto?"
"Sí." fue la respuesta en un suspiro. "Oh, sí." Ella movió su culo para empujarlo contra su intrusión. Al darse cuenta que él esperaba que dijera más de una palabra, añadió, "Me encanta la sensación de tu dedo en mi culo."
"Bueno, en realidad no está dentro todavía, dulzura, pero nos ocuparemos de ello." Mordió el mismo lugar del hombro de nuevo. "Si tuviera que adivinar, diría que nunca has sido follada por el culo antes, así que si queremos hacerlo esta noche, vamos a asegurarnos que estés lista."
Sujetándola con un brazo por la cintura, colocó una de las almohadas al filo de la cama. La inclinó sobre ella, usando un pie para separar sus piernas. Las bolas rodaron una contra otra dentro de sí, y Callie sentía como sus jugos brotaban de la vagina nuevamente y corrían por el interior de sus muslos. Sam frotó los dedos contra los labios de su coño, recogiendo la humedad.
"¿Callie?"
"¿Mmm?" ¿Por qué seguía queriendo tener una conversación?
"Quiero que te agarres los cachetes de tu culo y los separes para mí. Necesito las dos manos, dulzura, y quiero cuidar bien de este dulce culo virgen”.
Oh, Dios . Bien, querías esto, chica. Y seguro que Sam aprecia lo que le ofreces.
Callie respiró hondo, apoyó las manos en las mejillas de su culo y se las separo, tanto como podía. Sus músculos vaginales se apretaron al notar la respiración de Sam.
"Preciosa. Increíblemente hermosa."
Sus dedos estaban allí, extendiendo la humedad que había recogido de su lloroso centro, pintando en el apretado anillo de su ano. Al primer toque, una pulsante oscura ola de lujuria la atravesó.
Finalmente voy a hacerlo. Finalmente voy a ser follada por el culo. Y por un hombre con el que podría quedarme en la cama el resto de mi vida.
Sus uñas raspaban suavemente contra la apertura, para después alejar la mano.
"No te detengas." Ella meneó el culo hacia él y trató de abrirse aún más. ¿Estaba pensando en torturarla también?
Sam se rió, con un sonido profundo y ronco. "Sólo estoy cogiendo un poco de este estupendo y fresco lubricante de tu bolsa de regalos. Tu culo es muy estrecho, Callie. No quiero hacerte daño." Luego se inclinó sobre ella y acercó sus labios a su oreja. "Empezaré a prepararte para que estés lista para mi polla, dulzura. Lo último que quiero es hacerte daño. Voy a darle tanto placer a tu culo que me suplicaras por más."
Callie se estremeció mientras un oscuro escalofrío recorrió su espina dorsal.
"Así que primero voy a abrir ese culo virgen con los dedos," relató Sam. "Te aseguro que será agradable y relajado. A continuación, vamos a trabajar con los plug anales que has comprado desde el más pequeño hasta el más grande. ¿De acuerdo? "
Ella asintió con la cabeza. "Sólo deja de hablar y haz algo".
Sam se rió de nuevo, con un sonido cálido. "Te va a encantar, Callie. Te lo prometo."
Algo fresco empujo contra su ano, y el dedo de Sam se deslizó cuidadosamente dentro de su oscuro canal, extendiendo la lubricación alrededor. El continuo empuje de su dedo saliendo y entrando disparó una necesidad dentro de ella.
"Dos dedos ahora, Callie. Dios, me gustaría poder meter mi mano entera. Eres tan jodidamente estrecha. No puedo esperar para que mi polla entre aquí."
Deslizó dos dedos dentro de ella, luego los sacó de nuevo, y de repente sintió hasta el límite, el ardor en la piel.
"¿Sam?"
"Tres dedos, dulzura. Sólo relájate. Respira por la boca. No quiero que el plug anal te duela al insertarlo" Él folló su culo con sus dedos, haciendo tijera con ellos y moviéndolos para estirar los músculos y aflojarlos. "Aquí hay otro pequeño regalo para ti, dulzura".
Retiró la mano y en los siguientes segundos una bofetada cayó en picado sobre su trasero. ¡Azotes! Había leído sobre cómo estimulaban los nervios, pero no estaba preparada para la avalancha de fuego que se propagó hacia abajo por su núcleo ya fundido y por su clítoris.
Esperó el siguiente, y al no llegar, volvió la cabeza, tratando de mirarlo. "Más", rogó. "Por favor".
Escuchó esa risita de nuevo. "¿Por qué, Callie Michaels, creo que podrías convertirte en adicta a las nalgadas?"
Él hizo aterrizar otro golpe, y otro. Con cada golpe su cuerpo se sacudía, las bolas de marfil en su vagina giraban y su carne interior de volvía más y más caliente. Sam deslizó sus dedos de nuevo en su culo, y luego le dio otra nalgada otra vez, pequeños estremecimientos corrían por su cuerpo y su convulsionada vagina. Ella se apoderó de la cubierta acolchada de su cama, sorprendida de haber podido incluso tener un pequeño orgasmo sin un vibrador o una polla.
"Ay, cariño." Él le colocó un beso en cada una de las mejillas de su culo. "Eres definitivamente muy caliente. Estoy muy contento de que lo hayas guardado todo para mí." Consiguió una última nalgada. "Bueno, dulzura, respira profundamente para mí, ¿quieres?"
Apretó el plug anal bien lubricado contra la roseta de su ano y empezó a empujarlo.
Callie intentó apartarse, pero un brazo en la espalda la mantuvo en su lugar. "No luches, Callie. Puedes tomarlo. Si no puedes tomar esto, no podrás tomar mi polla, y no voy a ser capaz de follarte por el culo. Tú no quiere que eso suceda, ¿verdad? "
Ella sacudió la cabeza y se obligó a relajarse. Sam reanudó la presión y luego, con un último esfuerzo, el tapón se asentó entero dentro de ella. Él le dio una última bofetada en el culo, y Callie pensó que iba a desmayarse por las sensaciones que inundaban su coño.
"¿Se siente bien dulzura?"
Callie asintió con la cabeza.
"No te muevas. Simplemente permanece así durante un minuto."
Como si pudiera hacer otra cosa. Callie se estaba concentrando en no permitir que otro de esos mini-orgasmos la alcanzara. Oyó ruidos detrás de ella, y luego sintió carne caliente contra las nalgas. ¡Su polla! Trató de moverse de nuevo contra él.
"Uh uh. Todavía no."
Metió la mano bajo ella y le dio la vuelta de repente, las bolas en su vagina se movieron contra ella, enviando claras ondas por el choque a su vientre y haciendo que sus músculos vaginales se contrajesen. Dejó que sus ojos recorrieran el largo cuerpo ya desnudo de Sam y pensó que podría correrse solo por mirarlo.
El vello oscuro en el pecho dibujaba una flecha hacia su ombligo y terminaba en un nido de gruesos rizos en la base de su pene. Y éste era magnífico, hinchado de una manera increíble, forrado de venas palpitantes, con una gota de líquido pre seminal brillando en la cabeza de color púrpura. Pensó en tenerlo dentro de sus dos canales, y un escalofrío de placer corrió a través de ella.
Sam pasó el dedo sobre la cabeza de su pene, y luego la arrastró contra sus labios. "¿Te gusta mi sabor, Callie?" Cuando ella asintió con la cabeza y se lamió los labios, dijo: "Espera a que te joda la boca y te llene de mucho más de esto. No puedo esperar a sentir tus pequeños y suaves labios rodeándome y tu lengua acariciándome. "Se inclinó hacia delante y la besó. "Pero esta noche es toda sobre ti, dulzura".
Mientras hablaba, su pene se sacudió en su mano, y Callie vio a sus músculos tensarse. Sam estaba tan caliente como ella.
La deslizó un poco hacia atrás en la cama, inclinó las piernas para extenderla separadas entre sí y le plantó los pies en el colchón. Oyó un leve ruido y levantó la cabeza. Sam estaba de rodillas delante de ella. Sus dedos le acariciaron los labios, froto el coño y se deslizaron dentro de ella. Los músculos vaginales se cerraron sobre ellos, y él se echó a reír mientras retiraba la mano.
"Qué coño tan dulce, no sé si primero quiero follarlo con los dedos, comérmelo, o ver cómo te corres con uno de esos interesante vibradores que has comprado. ¿Qué será, Callie? ¿Qué te gustaría primero? "
"Lo que sea ", jadeó. "Pero haz algo". Entre las bolitas y los malvados dedos, ella estaba tan caliente que no le importaba.
"Bueno, vamos a hacer una combinación. Relájate, dulzura. Tenemos toda la noche."
Sam se hubiera pellizcado a sí mismo si sus dedos no estuvieran ya ocupados explorando el húmedo y rosado coño que estaba devorando con su mirada. ¿Quién se hubiera imaginado que la pequeña dulzura, sabrosa y reservada, de la puerta de al lado, por la que había estado suspirando durante tantos meses, sería como una pequeña pistola caliente que quería el mismo tipo de sexo que él?
Vale, no había tenido sexo anal de ningún tipo antes, con o sin juguetes. Pero ella le dijo que soñaba con ello, sobre él y había comprado todo este arsenal. Él iba a hacer esta noche tan memorable para ella que le querría tener a su alrededor para siempre. La idea hizo que su polla se contrajera.
Tocó la base del plug por el extremo. Callie gimió, y su crema manó a borbotones. Jesús, escuchar los gemidos de placer que exhalaba, era tan placentero que bastaba para hacerle correrse. Respiró hondo, recordándose a sí mismo que debía mantener el control. Estaba decidido a mantener a raya su propio orgasmo hasta que hubiera satisfecho a Callie de todas las formas que quería. Si podía, lo haría.
"Bueno, dulzura. Allá vamos”.
Metiendo la mano en la bolsa de color rosa que había a su lado, sacó el Pocket Rocket, algo bueno para empezar. Podía tantearla y atormentarla con él y todavía tendría una mano y su boca libre para usarlas en ella. Lo encendió, lo paso suavemente alrededor de sus labios externos, sujetándola con la otra mano cuando saltó al primer toque. Él sonrió al ver que más crema salía desde su interior.
Continuo arriba y abajo, primero por el exterior, a continuación, en el interior. Los codiciosos músculos de su vagina comenzaron a temblar, y giro la otra mano para que su dedo llegara a su clítoris. Deslizando la punta hacia su apertura, comenzó a pellizcar y frotar su clítoris al mismo tiempo con el vibrador. Callie gimió más fuerte y trató de mover las caderas.
Estaba fascinado, viendo la húmeda carne cambiar de color, y cuando el vibrador se insertó en ella, casi se salió de la cama. Él sabía que las vibraciones estaban estimulando las bolas que había dejado en ella, y el empuje de sus caderas le dijo que estaba subiendo al borde de un orgasmo.
"¿Se siente bien el dulzura?" Cuando ella no respondió, le pellizcó el clítoris de nuevo. "Vamos, Callie. Quiero escucharte decirme exactamente cómo te sientes, o te dejo".
"No, no, no." Su voz estaba teñida de desesperación. “No pares, No pares, No pares”
"Entonces dímelo, dulzura. ¿Sientes todo el interior caliente y tembloroso? "
"Siiiii." Sus caderas rebotaban. "Sí, lo sé. Puedo sentir el vibrador por todo mi interior. Dios, Sam, está haciendo danzar a las bolas, y mi coño está tan caliente que creo que va a arder".
"Estás cremosa, bebé. Todo este líquido delicioso que sale de ti. Tengo que saborearte." Él tiró del consolador, se inclinó y le pasó la lengua desde la base de su raja hasta la parte superior, luego deslizó el vibrador de nuevo. "Mmmm. Sabes cómo los albaricoques, Callie. Albaricoques dulces, y deliciosos. "
Ella se retorcía tanto que apenas podía sujetarla. Él sostuvo sus muslos separados con sus anchos hombros, pero sus manos hacían todo lo que podían para mantener el Rocket cumpliendo su tarea y evitar que Callie rebotara en la cama. Ella estaba temblando, empapada, y cada vez que rozaba el dedo pulgar sobre su clítoris, soltaba otro pequeño grito.
"Por favor, Sam. Por favor, por favor, por favor." Su pecho subía y bajaba con el esfuerzo por respirar, y un brillo de sudor fino cubría su piel. Sam quería lamer cada centímetro de ella, parecía muy tentador.
"Por favor, ¿qué, dulzura? ¿Quieres correrte? "
"Sí, sí, sí. Tengo que correrme. Oh, por favor."
"Está bien, nena. Déjame ver cómo ese coño caliente se vuelve salvaje”.
Giro la velocidad de la vibración, y lo empujó aún más hasta que toco las bolas de su vagina.
Su otra mano pellizco el clítoris y tiró de él. Callie estalló como fuegos artificiales, pequeños gritos brotaban de su garganta, inundando de líquido sus manos y corriendo por la raja de su culo. Ella apretó los muslos en los hombros, tratando de mantener sus piernas cerradas, pero las mantuvo implacablemente abiertas, mirando cada pequeño espasmo a través de su liso y resbaladizo coño.
El vibrador sonaba incansablemente, llevándola aún más alto, hasta que por fin los temblores cesaron, los muslos de Callie aliviaron la presión sobre sus hombros y su cuerpo comenzó a relajarse. Mientras sus piernas cayeron de nuevo sobre la cama ella jadeaba, apagó el cohete, lo tiró sobre la cama, y sus largos dedos se deslizaron dentro de ella para arrastrar las pequeñas bolas de marfil. Luego se subió a la cama con ella, envolviéndola con sus brazos y la besó, sus jugos aun en sus labios.
"Saboréate a ti misma en mí, Callie", la instó. "Saborea lo dulce que eres."
Obedientemente se pasó la punta de la lengua por los labios, y abrió su boca para que la saqueara.
"¿Bien, dulzura?" Levantó la cabeza-y lamió a lo largo de su mandíbula.
Ella asintió con la cabeza. Su cuerpo estaba temblando por las réplicas, y podía sentir los fuertes latidos de su corazón. "Sí. Oh, sí. Bueno".
"Me alegro. Pero sabes que sólo es el comienzo. Tenemos muchos juguetes más para probar." Esperó hasta que estuvo seguro de que se había calmado por completo, luego se sentó y tiró de ella hacia él. "Es hora de un poco de ese vino."