Dama de hielo iii

Nueve años de espera para un amor puro y eterno. por fin se realizara este amor

DAMA DE HIELO

Eugenia

Nueve años, habían pasado nueve años desde aquel trágico accidente. El cuerpo de Edel no había sido encontrado, pero tras ver la casa derrumbarse entre las llamas era de saber que su cuerpo había sido calcinado. La brigada de Edel se retiró, excepto Carlos, que se quedó para ayuda a Emilio. El pequeño Emilio ya era todo un hombre, formaba parte de una de las brigadas de bomberos, Carlos se ocupaba de él, se había convertido en uno de los mejores bomberos y Carlos estaba muy orgulloso de él. Ninguno volvió a hablar del accidente, simplemente decidieron dejarlo en el pasado aunque sus corazones aun siguieran con la herida abierta.

El restaurante estaba a rebosar, los camareros corrían de un lado para otro sin parar. En la cocina Laura daba su aprobación a cada plato antes de servirlo. Habían pasado nueve años, pero Laura aun no había conseguido olvidar a Edel, la recordaba cada día de su vida, recordaba sus últimas palabras, su última mirada, su primer y último beso... el tiempo no había curado su herida, las lágrimas recorrían sus mejillas cada vez que lo recordaba. Solo estaba a una semana de su boda, pero aun sentía que la amaba y por mucho tiempo que pasase no podría olvidarla jamás.

Laura no había cambiado nada, lo único la expresión de su cara, ya no tenía aquel rostro alegre. A la rubia le gustaba trabajar para entretenerse, no le gustaba ponerse a pensar en Edel mientras trabajaba, además... ya tenía suficiente por preocuparse por Emilio, arriesgaba su vida cada día y eso era una tortura diaria para ella.

  • Vamos chicos!, eso es para la mesa cinco y eso otro para la veinte! - decía Laura.

  • Cariño esto ya esta preparado - dijo uno de los cocineros.

Laura se acercó hasta él y cogió los platos.

  • Gracias Fernando - Le dedicó una de sus mejores sonrisas.

Fernando era el futuro marido de Laura, se conocieron cuando Laura buscaba cocineros para su restaurante. Fernando era uno de los mejores y a medida que pasaba el tiempo ambos se fueron conociendo mas hasta comenzar a salir. Laura nunca le había hablado de Edel y no tenía pensado hacerlo. Hacia dos años que vivían juntos ya, a Emilio nunca le hizo gracia aquella relación, pero tampoco dijo nada. Se mantenía alejado de Fernando el mayor tiempo posible.

El día fue pasando como cualquier otro, Laura y Fernando tuvieron mucho trabajo y Emilio estuvo casi todo el día fuera apagando incendios. Ya eran las diez de la noche cuando Emilio llegó a casa, se quitó la cazadora y fue a buscar a Laura, la rubia estaba sentada en el salón leyendo un libro.

  • Hola tía - se acercó y le besó la mejilla.

  • Hola canijo, qué tal el día?

  • Bien, con mucho humo - dijo en broma - y tu qué tal?

  • Con mucho humo también - le respondió sonriente.

  • Y Fernando?

  • Ha salido a tomar algo con unos amigos.

  • Ah... bueno, voy a ducharme y a la cama.

  • No quieres cenar nada?

  • Ya comí una hamburguesa.

  • Comida basura.

  • Si, pero esta deliciosa - le guiñó un ojo y se fue.

Laura siguió leyendo el libro, estaba muy concentrada en él cuando el sonido del teléfono la hizo reaccionar.

  • Si?

  • Hola Laura.

  • Carlos!, qué tal estas? - dijo animada.

  • Muy bien, y tu?

  • Bien también, aquí me acaba de llegar Emilio todo manchado.

  • Jajaja, si, hoy ha sido un día completito, oye...

  • Dime.

  • Mañana...

  • Lo se... nos veremos allí.

  • Esta bien, te parece si luego te invito a comer?

  • Claro, nos vemos mañana.

  • Si, hasta mañana.

  • Hasta mañana...

Laura colgó el teléfono, el libro que tenía entre sus manos fue cerrado, el silencio se apoderó de la habitación. Unas palabras cortaron el aire a la vez que una lágrima resbalaba por las mejillas de Laura.

El aire era fresco a esas horas de la mañana, el cielo estaba despejado y el sol brillaba con su mayor intensidad. Un ramo de flores descansaba junto a una lápida. El nombre de la persona que estaba escrito en aquella lápida atravesaba el corazón de la persona que estaba allí. Unos pasos la hicieron girarse.

  • Hola Laura.

  • Carlos... - ambos se abrazaron.

  • Llegaste pronto.

  • Si... no sabía a que hora ibas a venir así que preferí venir pronto.

  • Mmm... el tiempo pasa pero el dolor no se va - dijo dejando unas flores al lado de las que puso Laura.

  • No creo que se vaya por mucho tiempo que pase... - dijo triste.

  • La echo tanto de menos... - Carlos acarició la lápida.

  • Yo también... desde que se fue no he vuelto a soñar.

  • No sueñas?

  • No... ella era mi sueño.

  • Uhm... Emilio va a venir?

  • Me dijo que vendría luego.

  • Bien.

  • Le gusta estar a solas con ella... con la dama de hielo...

  • La dama de hielo... - repitió Carlos.

  • Nos vamos? - preguntó Laura.

  • Claro

Carlos comenzó a andar, Laura le siguió, pero antes de irse se giró y miró a la lapida.

  • Te quiero... volveré pronto - dijo con una sonrisa amarga - Laura se unió a Carlos hacia un nuevo lugar.

  • Te has vuelto muy fuerte - la voz de un hombre sonó.

  • Si, y te lo debo a ti.

  • Crees que estas preparada?

  • No lo se... - la voz de una mujer dijo casi en un susurro.

  • Y cuándo crees que lo estarás?, todo esto no habrá servido de nada si no te decides.

  • Ya lo se! - dijo con algo de irritación - pero no se que es lo que me pasa, siento un miedo en mi interior que me paraliza.

  • Eso ya lo hablamos, y creí que ya lo tenias superado.

  • Dame tiempo quieres?, no es fácil.

  • Mas tiempo?, cuánto mas vas a necesitar?

  • No lo se, además no tengo por qué volver, no hay ninguna razón.

  • Ya te olvidaste de ellos?

  • No... no lo hice.

  • Entonces si tienes razones para hacerlo.

  • Han pasado 9 años, crees que aun se acordaran de mi?, ya tendrán sus vidas hechas!

  • No pierdes nada por intentarlo.

  • Pierdo mas de lo que crees...


El día estaba bastante soleado, la gente vestía con su ropa mas fresca. Laura paseaba tranquilamente, iba mirando los escaparates que se iba encontrando. Recuerdos tristes rondaban por su cabeza cuando una sirena le llamó la atención, miró a la derecha y vió pasar un camión de bombero a toda velocidad, aunque para ella ese camión pasó mas lento de lo normal. La imagen de Edel apareció delante de ella, una lágrima cayó por su mejilla sin que se diera cuenta, la herida de su corazón se abría una vez más, sintiendo como su alma se arrastraba tras de ella.

El restaurante estaba a rebosar, los camareros no paraban de correr de mesa en mesa, Laura daba su aprobación a cada plato antes de servirlo, Fernando preparaba los platos lo mas rápido que podía, eran muchos pedidos, pero el era un gran cocinero y sabía mantener un orden. Laura estaba desanimada, tal vez por aquel recuerdo que le abrió nuevamente la herida, la herida que no acabó de sanar. Fernando se dió cuenta de que Laura no estaba bien, dejó por un momento sus tareas y se acercó a ella.

  • Cariño, te encuentras bien?

  • Oh... si, no es nada, simplemente estoy un poco cansada - respondió con una sonrisa forzada.

  • Tienes mala cara, por qué no te vas a casa y descansas?

  • Sabes que no puedo dejar el restaurante.

  • Los chicos y yo nos encargaremos de todo, porque te tomes un día libre no pasara nada.

  • Tal vez tengas razón, estas seguro?

  • Si, ves y descansa, si necesitas algo llámame.

  • Lo are, gracias.

Fernando abrazó a Laura y le depositó un suave beso en la coronilla.

  • Si necesitáis que venga solo...

  • Si, si, te llamaré - dijo riendo Fernando.

  • Bien, hasta esta noche - se despidió con una sonrisa.

Laura cogió sus cosas, despidiéndose del persona salió del restaurante.


El motor del coche se paro, una dulce melodía sonaba en la radio, unos labios se movían al compás de la canción pero no emitían ningún sonido. Se notaba el nerviosismo por el movimiento de sus dedos, jugueteando con un llavero. Unos ojos azules se posaron en las puertas de un restaurante, prestaron mas atención al ver que la puerta del restaurante se abría. Sus ojos se abrieron de golpe, su corazón se paró por unos segundos, su mano se movió por si sola, sin darse cuenta apretó el botón para bajar el cristal de la ventanilla. Laura... su nombre fue pronunciado en un susurro por unos labios secos.

Sus ojos eran incapaces de mirar nada más, la siguió con la mirada hasta que de pronto se dió la vuelta, como si alguien la hubiera llamado. Un hombre se acercó a ella y le ofreció una chaqueta, Laura la cogió, tras sonreírse mutuamente la rubia se acercó mas a él y le dio un beso en los labios.

Los ojos azules que presenciaron toda la escena se humedecieron al instante, los párpados los cubrieron en las oscuridad mas profunda, aunque eso no evitó que las lágrimas siguieran saliendo. Sin ninguna gana los volvió abrir, volvió a mirar a esa dirección para ver como Laura se alejaba del lugar.


Laura estaba sentada en el banco de un parque, los niños jugaban frente a ella. Estaba absorta en sus pensamientos, el paso que iba a dar era muy importante, y aun tenia muchas dudas, quería a Fernando, pero no lo ama, pensó que con el tiempo podría llegar a amarlo, pero no fue capaz y se sentía mal por no decirle la verdad.

No se dió cuenta de que unos ojos azules la estaba observando. Edel estaba detrás de un árbol mirándola, pudo ver que la expresión de Laura era triste, se moría por ir y abrazarla, pero no podía, ya no... ella tenía su vida, tenía que aceptarlo. De repente miró a Laura y vió como la rubia se llevaba las manos a la cara, parecía que estaba llorando. Edel dió unos pasos para adelante con la intención de ir, pero se detuvo, no podía aparecer de golpe en su vida, no sabía si Laura le daría la oportunidad de explicarle lo que había pasado, donde había estado todo este tiempo. Sus ojos se estaban llenando de lágrimas cuando se dió cuenta de que Laura se levantaba y se giraba en dirección a ella, rápidamente se escondió de nuevo detrás del árbol. Cuando volvió a mirar Laura ya no estaba, la había perdido de vista.


Emilio y Carlos estaba echando una partida a las cartas cuando la alarma sonó, uno de los miembros de la brigada les llamó.

  • Chicos tenemos un aviso, una fábrica se esta quemando, al parecer quedan trabajadores en ella.

  • Vamos! - dijo Carlos.

Deprisa todos se pusieron sus uniformes, y salieron con las alarmas encendidas a toda velocidad.

El sitio estaba abarrotado de gente, la mayoría estaba llorando por sus amigos y familiares que seguían dentro de aquella fabrica, muchos intentaban entrar pero la policía les impedía el paso. Los camiones de bomberos iban llegando, todos salían deprisa para preparar las mangueras y ver la situación para el rescate. La brigada de Carlos acababa de llegar, él y Emilio fueron a hablar con el jefe de policía para que les comentara la situación.

  • Cuál es la situación? - preguntó Carlos.

  • La fábrica tiene diez pisos, están incendiados desde el bajo hasta el noveno, la gente que esta atrapada están en el décimo piso, pero no aguantaran mucho más, el fuego esta totalmente descontrolado y sube rápidamente - dijo el jefe de policía.

  • Supongo que será totalmente imposible subir desde abajo verdad?

  • Así es, tendrán que buscar otra manera, y deprisa, porque esa fábrica no durara mucho de pie.

  • Muy bien.

Carlos y Emilio se acercaron hasta sus demás compañeros que estaban ayudando a los demás.

  • Chicos escuchadme! - gritó Carlos - muy bien, necesito voluntarios, hay que subir allí arriba con helicópteros para sacar a la gente que esta en el décimo piso.

  • Yo iré - gritó uno de ellos.

  • Yo también!

  • Muy bien, alguno más? - preguntó Carlos.

  • Yo! - gritó Emilio.

  • Emilio... no se si.

  • Carlos no tenemos tiempo para esto, sabes que puedo hacerlo! - tras unos segundos Carlos le contestó.

  • Muy bien, amos haya!, David, José, vosotros acompañareis a Emilio, Emilio, tu dirigirás el Equipo!

  • Si! - contestaron todos a la vez.

  • Os diré lo que vais hacer, los helicópteros os van a dejar en el techo de la fábrica, desde ahí tendréis que equiparos con vuestros arneses, dos estarán arriba y otro bajará, para ir subiendo a la gente.

  • Cuántas personas hay? - preguntó Emilio.

  • No lo se, espera - Carlos buscó al agente - Agente!, cuántas personas hay ahí arriba?

  • Dicen que hay seis, tres mujeres y tres hombres.

  • Bien - Carlos volvió con su equipo - hay seis personas, cuando estén todas arriba salid de ahí lo más rápido posible, ese edificio no aguantará.

  • Bien! - gritaron todos.

  • VAMOS!!!!!!! - gritó Carlos y todos salieron corriendo para ocupar sus puestos.


Laura estaba en casa, no hacia mas que mirar la hora, eran las nueve, ya había anochecido, no paraba de preguntarse cuanto tardaría Emilio en volver, había escuchado muchas sirenas pasar, y eso la tenía inquieta, seguro que había tenido algún aviso. Decidió poner la televisión para ver si por ahí decían algo, cambió de canal varías veces hasta que dio con las noticias.

"El fuego esta totalmente descontrolado, los bomberos hacen lo que pueden para apagarlo, dicen que aun queda gente atrapada en uno de los piso, por lo que las imágenes muestran vemos un grupo de bomberos prepararse para iniciar el rescate, esperemos que nuestros valientes bomberos cumplan con éxito su misión. Les dejaremos con imágenes en directo, a medida que llegue información les iremos informado de la situación."

A Laura se le encogió el corazón cuando vio que en el grupo de bomberos del rescate se encontraba Emilio, el miedo invadía todo su ser. De repente la imagen de Edel apareció en su mente y eso hizo que se derrumbara y comenzara a llorar, no podía soportarlo más, se levantó del sofá y cogió el teléfono, tenía que hablar con Carlos. Tras varios tonos alguien le contestó.

  • Por favor, necesito que me pongan con Carlos, el jefe de la brigada que va a iniciar el rescate.

  • Espere un momento por favor, voy a intentarlo.

Tras varios minutos de espera la voz de la mujer de antes volvió rompió el silencio.

  • Enseguida le paso con él, no cuelgue por favor.

  • Gracias...

  • Si? - la voz de Carlos sonó por el teléfono.

  • Carlos, soy Laura.

  • Laura qué pasa? - preguntó extrañado.

  • Estoy viendo a Emilio, el va a ser uno de los rescatadores?

  • Así es.

  • No dejes que lo haga - suplicó la rubia.

  • Laura por favor, no hay tiempo para esto, ya esta decidido, Emilio es uno de los mejores bomberos que hay, sabes cuidarse.

  • Ya lo se!, pero no quiero perderlo!, nunca se sabe lo que puede pasar!, tu lo sabes!! - gritó casi desesperada.

  • Laura cálmate!, ya no puedo hacer nada, pero te aseguro que si algo va mal yo mismo iré a buscarle.

  • No permitas que le pase nada por favor - decía llorando Laura.

  • Tranquila, todo ira bien - Carlos trató de tranquilizarla - Laura tengo que dejarte, tengo mucho trabajo.

  • Claro, si puedes dile a Emilio que hoy le prepararé su cena favorita, que mas vale que se cuide y vuelva pronto.

  • Se lo diré.

  • Gracias.

  • Después hablamos, adiós - dijo Carlos.

  • Hasta luego.

Laura colgó el teléfono y volvió donde la telé, con el corazón en la mano siguió viendo lo que sucedía allí.


Un hombre frente a la telé, miraba las noticias atentamente, en una de las habitaciones de la casa se encontraba una morena tumbada en la cama, sus ojos estaban cerrados y uno de sus brazos puesto sobre ellos. Parecía abatida, después de tanto tiempo volver a verla le había echo despertar todo lo que una vez sintió. La voz que provenía del salón le saco de sus pensamientos.

  • Edel!

  • Qué pasa? - contestó la morena sin ganas.

  • Debería venir a ver esto.

  • Si es otro de esos documentales que tanto te gustan olvídalo.

  • No es eso, mueve tu culo hasta aquí.

  • Mas vale que sea importante... - dijo la morena a la vez que se levantaba.

Edel llegó hasta donde estaba el hombre, que veía la telé atentamente.

  • Qué es lo que tengo que ver? - preguntó.

  • Eso - le señaló la tele.

La morena fijo su vista en el televisor, lo que se veía era a una periodista hablando sobre un incendio, detrás de ella se podía ver un edificio envuelto en llamas completamente y a su alrededor un montón de bomberos corriendo de un lado a otro, escucharon atentamente lo que la periodista iba diciendo. En uno de los momentos la cámara enfocó al grupo de los rescatadores, un chico joven de los que estaban allí llamó la atención de la morena, la cara de aquel joven le era muy familiar, pero no sabía de que.


  • Muy bien chico!, vamos haya! - gritó Emilio.

El y los dos hombres que le acompañaban montaron en uno de los helicópteros. Había tanto humo que al piloto le costó bastante situarse en el sitio adecuado para que los tres bomberos pudieran bajarse.

  • Muy bien, nos bajaremos aquí, han dicho que el techo de esta fábrica no aguantará mucho, asi que vosotros tendéis que esperar en el aire - le dijo al piloto.

  • Estaba bien, pero daros prisa, con tanto humo no podemos ver bien y podríamos perder el control.

  • Tardaremos lo menos posible - dijo Emilio - en marcha!

Los tres saltaron del helicóptero y cayeron justo en el techo del edificio. Los tres corrieron hasta uno de los extremos del edificio, pudieron ver que en las ventas del piso de abajo estaba la gente asomada.

  • Por favor!, ayuda! - gritaban todos los que estaban asomados.

  • Enseguida les ayudamos! - les gritó Emilio - vamos chicos, id colocando las cosas mientras yo me coloco el arnés.

Enseguida los dos hombres hicieron lo que les mandaron. Emilio ya tenia el arnés puesto, uno de los otros bomberos le enganchó las cuerdas a su arnés para ir bajándolo.

  • El arnés que utilizaré para subir a la gente esta listo ya?

  • Si!

  • Muy bien, pues vamos hallá!

Emilio comenzó a descender, el otro bomberos iba acatando las órdenes de Emilio, despacio iba soltando cuerda. Las ventanas estaban dos metros mas abajo, siguió soltando cuerda hasta que Emilio llegó a la ventana, la gente que estaba en ella le ayudaron a entrar.

  • Muy bien, escuchadme todos, os colocaré este arnés, iréis subiendo uno por uno entendido? - todos asintieron con la cabeza - sobre todo no tengáis miedo, y no miréis abajo, dos compañeros míos están arriba y os ayudaran en todo, empezaremos con las mujeres.

  • Por favor dense prisa, el fuego a comenzado a entrar aquí también.

  • Lo se, ya lo he visto, venga, empecemos.

Emilio colocó el arnés a la primera mujer, una vez lo tenía bien puesto, dió la órden de que la fueran subiendo. La mujer lo consiguió sin problemas, así fue sucesivamente, las tres mujeres ya habían subido, uno de los hombres también, ahora le tocaba al otro. Emilio le colocó el arnés y le ayudó a llegar a la ventana, pero antes de que lo subieran se dió cuenta de una cosa, faltaba un hombre, miró alrededor pero el fuego ya había quemado prácticamente toda la planta nueve.

  • Oye, me dijeron que había seis personas atrapadas, falta alguien - le dijo Emilio.

  • Si, falta un hombre, al ver el fuego salió corriendo de aquí, no se dónde se habrá metido.

  • Esta bien, SUBIDLO! - gritó Emilio.

Una vez el hombre fue subido, Emilio cogió su radio y llamó a Carlos.

  • Carlos me recibes?

  • Si!, qué pasa Emilio?

  • Falta un hombre, me han dicho que salió corriendo, debe de estar por aquí.

  • Emilio no hay tiempo, tienes que salir de ahí ya.

  • Si hay alguien más no puedo dejarlo aquí.

  • Escuchame, echa un vistazo hasta lo que el fuego te deja ver, si no ves nada, sal de ahí de inmediato!

  • Esta bien!

Emilio comenzó a mirar, el fuego casi no le dejaba ver nada, siguió andando esquivando el fuego que había alrededor, de repente oyó unos gimoteos.

  • HAY ALGUIEN AHÍ? - gritó Emilio.

No hubo respuesta, solo mas gimoteos, miró a uno de los lados y vió a un hombre tumbado en el suelo, se acercó hasta él y pudo ver que estaba casi sin sentido, trató de despertarlo pero no pudo, así que sin perder mas tiempo cargó con el hombre hasta la ventana. Una voz en su radio le llamó la atención.

  • Emilio, el arnés que hemos estado utilizando se ha roto.

  • Que?!, tengo aquí al otro hombre y esta sin sentido!

  • No tenemos tiempo para ir a por otro!

  • Esta bien, utilizaré el mío!

  • Pero...

  • Venga!, no hay tiempo!

Emilio se quitó su arnés y se lo colocó al hombre, dió la señal para que lo subieran, el hombre ya estaba arriba, les subieron a todos al helicóptero y se fue a ponerlos a salvo. Ya solo quedaban los dos bomberos arriba y Emilio que esperaba a que le dieran de nuevo su arnés.

  • Emilio por qué tu equipo no esta fuera de ahí si ya no queda nadie? - la voz de Carlos por la radio le distrajo.

  • Estoy esperando que me tiren mi arnés, he tenido que utilizar el mío ya que el otro estaba roto.

  • Maldita sea!, te dije que eso no debes de hacerlo nunca!

  • No podía hacer otra cosa!

  • Sal de ahí ahora mismo! - le gritó Carlos.

  • Voy!

Emilio vió su arnés que ya estaba casi en la ventana, se acercó hasta el pero justo antes de que llegara una gran explosión en el noveno piso le hizo caer al suelo.

  • Emilio!, Emilio me oyes???? - gritaba Carlos.

  • Si!, Calos necesito ayuda!

  • Te puedes mover?

  • Me duele mucho la pierna!

  • Venga haz un esfuerzo!!

De repente Emilio sintió como el suelo en el que estaba tumbado se comenzaba a hundir.

  • CARLOS!, EL SUELO SE DERRUMBAAAAA!!!

  • EMILIOOOOOOOO!!!

La trasmisión se cortó, Carlos siguió llamándolo pero Emilio no contestaba, miró hacia arriba y vió a los dos bomberos del techo montarse en un helicóptero ya que el techo estaba comenzando a derrumbarse.


"Les informamos que todas las personas que se hallaban en la fábrica han sido rescatadas, pero lamento comunicarles que el hombre que dirigía la misión de rescate aun no ha salido de allí, se dice que el suelo en el que estaba se derrumbó, aun estamos esperando tener más noticias, les seguiremos informando."

Laura cogió su chaqueta y salió de allí a toda prisa, sus lágrimas mostraban toda su angustia. Ya estaba en camino cuando le sonó el móvil.

  • Laura!

  • MALDITA SEA CARLOS SÁCALO DE AHÍ!

  • Lo siento...

  • NO LO SIENTAS!, QUIERO QUE SAQUES A MI SOBRENO DE AHÍ - Laura cada vez lloraba con más fuerza.

  • Haré lo que pueda... - Carlos colgó el teléfono.

Laura siguió a toda velocidad para llegar lo antes posible donde estaba Carlos.


Todo era fuego a su alrededor, oía como la madera se quemaba, todo estaba lleno de humo, y aunque tenia la mascarilla apenas podía respirar. Intentó moverse pero el golpe había sido demasiado fuerte, no sentía su cuerpo, no sentía dolor, solo sentía la angustia de su final. Haciendo un esfuerzo consiguió mover su brazo hasta su hombro, donde tenía su radio.

  • Car... Carlos... me... re... recibes?

  • EMILIO!! - gritó Carlos! - Emilio cómo estas?

  • Casi no puedo moverme, y... esto... se me va a venir encima...

  • Sabes dónde estas?

  • El suelo se hundió... creo que... he caído unos cinco pisos para abajo, pero no estoy... seguro.

  • Y el fuego?

  • Estoy totalmente rodeado... y ya casi no me queda oxígeno.

  • MALDITA SEA!, TIENES QUE AGUANTAR ME OYES?, IRÉ A POR TI!

  • No... ya no puedes hacer nada... solo... hay una persona que pueda salvarme... y esa persona no esta.

  • A quién te refieres? - preguntó confundido.

  • A... la dama de hielo... - dijo con lágrimas en los ojos

  • Emilio...

  • La dama de hielo...


"Aquí les mostramos estos escalofriantes comentarios... el joven que esta dentro dice que solo puede ser salvado por la dama de hielo... no sabemos a quien se refiere..."

La morena de ojos azules agarró su chaqueta y comenzó a correr para salir de la casa.

  • A dónde vas? - preguntó el hombre que estaba dentro.

  • El hombre que esta atrapado es Emilio... y me esta llamando.

  • Podrás hacerlo?

  • Voy a sacarlo de ahí a como de lugar... eso es todo lo que se y todo lo que necesitas saber.

Edel salió de la casa en una carrera desesperada, de ella dependía el llegar a tiempo. Dos mujeres corrían a un mismo lugar, para enfrentar a su destino.

Carlos se estaba preparando para entrar, unos compañeros le estaba ayudando a ponerse todo el equipo necesario, pero él sabía que todo aquello iba a ser inútil.

  • CARLOS! - una voz conocida y llena de angustia le hizo girarse.

  • Laura...

  • Carlos cómo esta Emilio? - preguntó con sus ojos llenos de lágrimas.

  • No muy bien... - bajó su mirada al suelo.

  • Tienes que sacarlo de ahí! - dijo alzando el tono de su voz.

  • Voy hacer todo lo que pueda, te lo aseguro.

La voz de Emilio sonó por la radio de Carlos.

  • Car... los.

  • Emilio! - dijo Carlos.

  • Déjame hablar con él! - dijo Laura nerviosa.

  • Emilio, esta aquí tu tía, te paso con ella - Carlos le pasó la radio a Laura.

  • Emilio!, me oyes?! - preguntó llorando.

  • Si... hola tía...

  • Cariño... - Laura no pudo seguir hablando, rompió a llorar.

  • No... llores tía.

  • Emilio tienes que aguantar - decía llorando.

  • Lo siento...

  • Emilio?, Emilio???????!!!!!

  • ....... - Carlos le quitó el teléfono a Laura.

  • Emilio responde! - no hubo respuesta.

  • Dios mío Carlos haz algo! - gritó desesperada Laura.

De repente el sonido de otro camión de bomberos les llamó la atención, se paró de un frenazo, la puerta se abrió y Carlos vió como salía la antigua brigada.

  • Pero... - estaba muy sorprendido, pero su sorpresa fue mayor al ver al último miembro de la brigada.

Edel acababa de bajar y ya les estaba dando órdenes para que actuaran deprisa. Laura era incapaz de cerrar la boca, sus piernas comenzaban a flojearla, su piel se había vuelto pálida de repente, sus piernas se movieron solas hacia atrás al ver que la morena se acercaba hasta ellos.

  • Carlos!

  • Pero... pero...

  • No hay tiempo para explicaciones, necesito que me des los últimos detalles, has hablado con Emilio? - Carlos parecía no reaccionar, la morena lo zarandeó - contesta maldita sea!

  • Ss... si, pero creo que ha perdido el conocimiento.

Edel sintió como alguien la garraba de su brazo y unos ojos suplicantes la pedían mil cosas distintas, cosas que en este momento no podía atender, puso su mano sobre la de Laura.

  • Te lo explicaré... te lo prometo - miró nuevamente a Carlos - necesito un helicóptero.

  • Claro, enseguida - Carlos salió corriendo de allí.

Edel reunió al equipo de nuevo y dió todas las instrucciones, cada uno se fue hacer lo que le había mandado. Carlos llegó para avisarle de que ya tenía el helicóptero, los dos subieron en él. El helicóptero se situó sobre el edificio, Edel descendió por una cuerda hasta el tejazo, que estaba apuntó de desplomarse.

  • Es suficientemente larga la cuerda Carlos?

  • Si!, te debería bastar!

  • Esta bien, voy a saltar sobre el tejado hasta que se desplome, mantén la cuerda tensa!

  • Bien!

Laura estaba desde abajo contemplando lo poco que podía ver, y rezando para que no les pasara nada a ninguno y que pudieran sacar de allí a Emilio antes de que fuera demasiado tarde.

Edel ya estaba sobre el tejado, comenzó a saltar sobre él, podía oír como crujía el suelo, sabía que unos golpe más y el suelo se desplomaría. Siguió golpeando hasta que gran parte del techo se desplomó y ella se quedó colgando de aquella cuerda. Miró hacia abajo y era como si fuera a bajar al mismo infierno, todo estaba lleno de fuego, pudo ver el agujero de los pisos caídos.

  • Carlos, necesito que me dejes caer por lo menos 6 metros de caída libre y después que me pares, cuando te de un tirón me bajas despacio, entendido?

  • Estas segura?

  • Completamente, vamos.

  • Esta bien...

Carlos dejó que la cuerda saliera con libertad haciendo que la morena cayera a toda velocidad. Carlos fue calculando, cuando ya había llegado a los 6 metros bloqueó nuevamente la cuerda.

Edel sintió la presión del arnés en su cuerpo, la había echo daño, pero lo aguantó como pudo, miró hacia abajo buscando a Emilio, aun no conseguía verlo, así que dió un tirón a la cuerda para que la baja mas, 2 metros mas abajo Edel pudo ver el cuerpo de Emilio bajo unos hierros. Enseguida llamó a Carlos por la radio.

  • Carlos me recibes?

  • Si, dime.

  • Estoy viendo a Emilio, esta atrapado bajo unos hierros, voy a intentar liberarlo pero necesito que me bajes 2 metros mas.

  • Enseguida.

Carlos hizo lo que Edel le pidió. La alta morena llegó hasta abajo, quitó el cable que tenía enganchado al arnes y corrió hasta Emilio. El chico estaba incosciente, trató de despertarlo con unos golpes en la cara.

  • Emilio!, Emilio despierta! - Emilio comenzó a abrir los ojos lentamente - Emilio me oyes?, sabes quién soy?

  • E... Edel? - dijo débilmente.

  • No... La Dama de Hielo - dijo con una sonrisa, pudo ver aquella debil sonrisa de Emilio - Voy a sacarte de aquí, aguanta.

Edel comenzó a quitar los hierros como pudo, estaban quemando, eran bastante pesados, pero con mucho esfuerzo consiguió quitarlos, aunque el fuego traspasó sus guantes dejándole quemaduras en la mano. Una vez lo liberó, con en el brazos, llegó hasta la cuerda que aun estaba colgando, se la volvió a colocar en el arnés, como pudo cogió la radio.

  • Carlos, ya tengo a Emilio, subidnos.

  • Bien!

Carlos dió la orden al copiloto del helicóptero, que enseguida comenzó a subirlos.

Laura estaba con el corazón en un puño, veía como el helicóptero se movía, estaba muy nerviosa, el susto fue grande cuando sintió una mano en su hombro, era Fernando.

  • Cariño que ha pasado? - dijo abrazándola.

  • Emilio... quedó atrapado... - el llanto apenas la dejaba hablar.

  • Algo de eso he oído, oí lo que dijo... lo de La Dama de Hielo - parecía algo confundido - se que es muy fan de esos comics pero...

  • No tiene que ver con los comics, se refería a una persona que conoció hace años...

  • Aquella mujer bombera... de la que siempre habla?

  • Así es...

  • Pero si esta...

  • No!, no... esta viva - una leve sonrisa asomó entre sus lágrimas.

Edel y Emilio ya estaban siendo elevados, iban por el quinto piso cuando el helicóptero comenzó a perder el control, Emilio y Edel comenzaron a moverse mas de lo necesario, sus cuerpos rozaban las llamas de alrededor.

  • Edel me oyes?! - gritó Carlos.

  • Qué demonios pasa?

  • El helicóptero esta perdiendo el control, tenéis que desengancharos o os arrastrara!

  • Voy a intenta balancearme más para caer a un lado, pero necesito que haya una colchoneta, la mas grande, es mucha caída.

  • Lo se, ya casi esta hinchada, un minuto más.

Edel siguió balanceándose hasta casi llegar a un lado de aquel piso en el que aun quedaba algo de suelo, vio que había una gran ventanal, una vez llegó al otro lado se desenganchó, ella y Emilio cayeron al suelo, estaban rodeados de fuego, y en unos instantes mas el fuego les alcanzaría.

Laura vió como el helicóptero perdía el control, y caía detrás del edificio, no se cayó de espaldas porque Fernando la estaba sujetando.

  • Dios mío - dijo muerta de miedo a la vez que cerraba los ojos.

  • Tranquila cariño...

Edel se estaba preparando para atravesar el gran ventanal.

  • Edel ya esta todo listo, cuando quieras - dijo Carlos por la radio.

  • Bien, voy a saltar.

Edel tapó todo lo que pudo a Emilio con su cuerpo, enganchó su arnés con el de él, por si pasaba cualquier cosa que no cayera uno por un sitio.

Carlos bajó hasta donde estaba Laura que enseguida se acercó a él.

  • Carlos qué ha pasado?! - preguntó muy asustada.

  • Edel ya tiene a Emilio, estaba en el quinto piso, no los pudimos subir con el helicóptero ya que perdió el control por causa del humo.

  • Y por qué no les sacan de ahí?!

  • No hace falta, Edel va a saltar por aquel ventanal - dijo señalándoselo - por eso hemos puesto la colchoneta.

  • Dios mio... no hay otra manera?

  • No, y si no saltan ya no habrá manera de que puedan salir.

El ruido de un cristal rompiéndose les hizo mirar hacia arriba, ante sus ojos la escena pasaba en cámara lenta, los dos caían de cabeza prácticamente, pero Edel consiguió moverse lo suficiente para caer de espaldas y amortiguar ella la caída. Todo el mundo tenía el corazón en un puño. Los dos cuerpos cayeron de lleno en la colchoneta, enseguida todos los ayudantes fueron a ayudarles, el primero Carlos, que le pidió a Laura que no se moviera de allí.

Edel no había perdido el conocimiento, aun que le dolía todo el cuerpo, había sido un golpe muy duro, vió como un montón de compañeros la rodeaban y comenzaban a coger a Emilio para que lo atendieran lo antes posible.

Emilio fue puesto en una camilla y enseguida le colocaron una mascarilla para que pudiera respirar mejor. Laura se acercó corriendo junto con Fernando.

  • Emilio!, Emilio!, se va a poner bien? - preguntó llorando.

  • Eso aun no lo sabemos señorita, tendrán que hacerle muchas pruebas.

  • Emilio cariño...

Lo subieron a una ambulancia, la rubia iba a subir con él, pero antes miró hacia atrás para ver si veía a Edel. Vio que Carlos la estaba ayudando a andar, sus miradas se cruzaron, Edel le sonrió débilmente tranquilizándola. Laura quería ir donde ella, tenía tantas cosas de las que hablar, tanto que explicar... pero no podía dejar a Emilio ahora, subió a la ambulancia junto con Fernando. La ambulancia salió de allí con la sirena puesta a toda velocidad.

  • Edel tu también tienes que ir al hospital - decía Carlos.

  • No hace falta... estoy bien - no quería ir, sabía que se encontraría a la rubia, aunque deseaba verla, y ver a Emilio.

  • Claro que si, vas a ir aun que tenga que llevarte a rastras.

  • Uh... creo que eso iba a doler - ambos rieron.


Laura estaba en la sala de espera, esperando a que la dijeran algo de Emilio, los minutos se le hacían eternos. Fernando estaba a su lado, tratando de calmarla pero no parecía conseguirlo.

  • Cariño trata de calmarte, verás que todo sale bien.

  • Eso espero... dios... como le pase algo...

  • Lo peor ya ha pasado, gracias a aquella mujer Emilio tendrá otra oportunidad.

Laura comenzó a pensar en ella, se moría de ganas por verla, por abrazarla, por saber lo que había pasado todos estos años... dios, la costaba tanto creer que después de tantos años estuviera viva, sus pensamientos fueron interrumpidos por Fernando.

  • Cariño tendremos que darle las gracias a aquella mujer.

  • Si... - la voz de Carlos les interrumpió.

  • Laura... - Laura se giró para encontrarse con él y con... Edel, estaba con él, llevaba las manos vendadas, enseguida sus miradas hicieron contacto, ninguna dejaba de mirar a la otra.

  • Vaya, tu eres la persona que salvo a Emilio verdad? - dijo Fernando acercándose a ella.

  • Si - dijo la morena mirando.

  • Muchas gracias, nunca podremos agradecerte lo suficiente - Edel se dió cuenta de que parecía un buen hombre.

  • No hay de que - dijo con una leve sonrisa.

  • Laura te han dicho algo de Emilio? - preguntó Carlos.

  • No, aun no han dicho nada - Laura con la voz apagada.

  • Si me disculpan... yo debo irme... - dijo Edel - Carlos avísame cuando sepas algo de Emilio.

  • Claro.

Edel miró por última vez a Laura, por un momento sintió que la rubia le pedia a gritos que no se fuera, pero no podía seguir alli, tenía que irse ahora. Se giró y salió del pasillo hasta llegar al final del otro, en un pequeño rincón poco iluminado la alta morena se apoyó en la pared, cerrando sus ojos para pensar en todo lo que había pasado, pero una voz familiar para ella le hizo abrir los ojos de golpe.

  • Por favor... - su voz estaba totalmente quebrada - no vuelvas a irte, no desaparezcas de mi vida otra vez...

A Edel no le dió tiempo a decir o hacer nada, Laura se tiró a sus brazos desesperadamente, llorando de una manera que podía ponerte la piel de gallina. Edel no lo soportó mas, las lágrimas comenzaron a mojar su mejillas, enseguida rodeo con sus brazos a Laura, estaban abrazadas tan fuerte que les costaba respirar, pero ambas necesitaban ese contacto, necesitaban volver a sentirse vivas después de 9 años, había sido demasiado tiempo de dolor, de angustia, de tristeza, de desespero, de vivir muerta... ahora necesitaban volver a vivir una vez más.

Fernando recorría los pasillos buscando a Laura, llegó hasta el tercero y allí fue cuando la vio, estaba abrazada a aquella mujer. Pensó que tal vez solo se lo estaba agradeciendo pero desechó esa idea al ver que los minutos pasaban y ninguna de ellas se movía. Con tristeza dio media vuelta y se dirigió donde estaba Emilio.

Edel comenzó a acariciar la espalda de la rubia suavemente, tratando de que se calmara, Laura así lo hizo. Despacio se fueron separando para después mirarse a los ojos.

  • ¿Dónde has estado todo este tiempo? - preguntó con lágrimas en los ojos - ¿por qué no viniste antes?

  • Me hubiera gustado hacerlo... pero no pude - dijo con tristeza.

  • ¿Por qué?

  • Por que no sabía quien era...

  • ¿Qué quieres decir?

  • Cuando pasó lo de la explosión... quede inconsciente, un amigo consiguió sacarme de allí, pero al despertar no recordaba nada, no sabía ni como me llamaba, tampoco podía moverme... - apartó la vista incapaz de mantenérsela a la rubia - tardé muchos años en recuperarme, tanto física como mentalmente...

  • Dios mio... - Laura era incapaz de salir de su asombro, le costaba asimilar todo lo que Edel le estaba contando - y... cuando te recuperaste, ¿por qué no lo hiciste?

  • Por miedo supongo... a que ya no te acordaras de mi, a que tu ya tuvieras tu vida echa... es lo normal claro... pero hace poco fui a tu restaurante, estaba fuera cuando te vi con tu... novio, o marido...

  • Futuro marido... - dijo siendo ella quien apartara la vista.

  • Entiendo...

  • Edel nunca te he olvidado, cada uno de mis días me imaginaba como sería compartir mi vida contigo; tu, Emilio y yo... los tres juntos, como antes - sonrió con amargura.

  • Eso sería tan maravilloso que para mi es inimaginable - rió a la vez que derramaba lágrimas.

  • Emilio... nunca ha podido superar tu muerte, siempre te nombraba y te sacaba en cualquier tema como su heroína.

  • Su Dama de Hielo...

  • Exacto...

  • Creo que... va a ser mejor que me vaya.

  • Espera... - no quiso soltarla - ¿cuándo te volveré a ver?

  • No lo se... cuando el destino así lo desee... debes seguir con tu vida - Edel sonrió con amargura, una leve caricia en la cara fue todo lo que le dio a la rubia antes de darse la vuelta para irse. Comenzó con esos difíciles primeros pasos, pero la voz de Laura la hizo parar en seco.

  • Edel tu eres toda mi vida...

  • A Fernando le dolería escuchar eso.

  • Lo se... pero es lo que siento y se que si no soy sincera con mis sentimientos ¡jamás seré feliz! - dijo casi desesperada.

  • Lo siento... - su voz se había quebrado, no esperó más y se fue todo lo rápido que pudo.

Laura se quedó allí viéndola marchar, una vez más, estaba tan confundida que no sabía que hacer, ni que pensar ni que decir, no sabía que hacer con su vida, ahora que sabía que Edel estaba viva, pensó que hasta ahora su vida había sido un error y no estaba dispuesta a seguir así. Iba a la habitación donde estaba Emilio, en la puerta se encontró a Fernando.

  • Fernando.

  • Ah, ya estas aquí, me gustaría que habláramos.

  • ¿Sobre qué? - preguntó curiosa.

  • Sobre ti y esa bombera, os he visto - dijo dolido.

  • Fernando yo... - su mirada se clavó en el suelo.

  • ¿Cuándo tenías pensado decírmelo?

  • Fernando no lo sabía, ha sido una sorpresa para mi y...

  • ¿Aun quieres casarte conmigo?

  • Yo... - era ahora cuando tenía la oportunidad de terminar con todo, pero no quería hacerle daño.

  • Esta bien, lo entiendo... mañana pasaré por casa para llevarme todas mis cosas - paso por su lado con la intención de irse.

  • Fernando lo siento... - no pudo evitar llorar - perdoname.

  • De todas las personas que creí que serían capaces de romperme el corazón... tu eras la única que lo haría - diciendo esto se marchó.

  • Lo siento de veras... - fue lo único que sus labios susurraron antes de que viera al doctor acercarse a ella.

  • Laura - llamó el doctor.

  • ¿Cómo está Emilio? - se podía notar la angustia en su voz.

  • Emilio... Esta mal, ha tragado mucho humo, tiene un hombro dislocado, esguince cervical y una pierna rota.

  • Dios mio...

  • Pero tranquila, se recuperará - le sonrió para tranquilizarla - necesitará muchos cuidados, la verdad es que ha sido una suerte, un poco más de tiempo y tal vez no podríamos haber echo nada por el...

  • Si, si no hubiera sido por ella... - su mirada se clavó en el suelo.

  • Es una gran bombera.

  • Si - sonrió - ¿Cuándo podré pasar a ver a Emilio?

  • Te avisaré, ahora esta recibiendo oxígeno, trataremos de que sus pulmones queden totalmente limpios.

  • Gracias...

El doctor solo sonrió antes de irse, Laura se quedó en la sala de espera, impaciente por ver a Emilio, los minutos se le hacían siglos. Dos hora más tarde apareció de nuevo el doctor diciéndola que ya podía pasar.

Ahí estaba Emilio, rodeado de cables,con una mascarilla de oxigeno... Laura se acercó hasta él.

  • Cariño... ¿qué tal estas? - preguntó acariciándole suavemente la frente.

Emilio quería hablar, pero aun le costaba mucho, sus ojos miraron directamente a su tía quien le sonreía.

  • Tranquilo... descansa, lo necesitas - tranquilizándolo, pero Emilio con mucho esfuerzo se apartó la mascarilla...

  • ¿Dón... de... es... esta? - estaba claro que preguntaba por Edel.

  • Ella... se ha tenido que ir, pero seguro volverá... - era algo que a ella también quería creer.

  • Quiero... verla

  • La verás cariño - muy tiernamente - te lo prometo - tendría que conseguirlo como fuera.


Tras varias semanas Emilio recibió el alta, aun estaba delicado pero Laura se encargaría de él. Por otro lado Fernando recogió todas sus pertenencias y tomó la decisión de irse por un tiempo, necesitaba olvidar y Laura lo comprendía.

Edel no volvió a aparecer, eso es algo que le preocupada mucho a la rubia, tenía que encontrarla de nuevo, por Emilio y por ella... ahora la necesitaba más que nunca.

Emilio estaba en su habitación viendo la telé, Laura entró para darle la comida.

  • Aquí esta la comida del señorito - con una sonrisa colocándola sobre él.

  • Muchas gracias tía - agradeció.

  • Bueno, voy a salir a hacer unas compras, ¿estarás bien si te dejo solo?

  • Claro, no te preocupes, no iré a ningún lado - bromeando golpeando la escayola de su pierna.

  • Gracioso - le revolvió el pelo y se giró con la intención de irse.

  • Tía...

  • ¿Si?

  • ¿Por qué Edel no ha venido?

  • Emilio... ella... supongo que esta igual de confundida que nosotros, dale tiempo - vio como la cara de su sobrino se entristecía.

  • Claro...

Sin decir nada más Laura salió de allí, tenía pensado ir al supermercado, pero después de esto tomó la decisión de ir a buscar a Laura, donde siempre había estado ella, con toda su brigada. Al llegar no vio a nadie conocido, se acercó a uno de ellos y preguntó:

  • Disculpe, quería saber si se encontraba aquí Edel.

  • ¿Edel? - pensó un instante - ¡ah!, se refiere a la bombera que salvó a Emilio.

  • Si, justamente ella.

  • No, ella ya no esta aquí, decía que era posible que volviera, pero no esta claro todavía.

  • ¿Y no tendrá su dirección verdad?

  • Claro, espere un momento - abrió un cajón y entre un montón de expedientes sacó el de la morena - Mire aqui tiene donde vive actualmente, es muy cerca de aqui.

  • Muchas gracias - dijo con una gran sonrisa, ahora sabía donde encontrarla.


Minutos más tarde estaba en la puerta de Edel, llamó varías veces pero nadie abría, justo cuando abrió la puerta del ascensor se encontró a la morena.

  • Edel... - como le gustaba decir su nombre.

  • Laura... ¿qué haces aquí? - estaba muy sorprendida.

  • Yo... verás, Emilio quiere verte - la miró directamente a los ojos - por favor, ven conmigo, aunque solo sean unos minutos, serán suficientes.

  • No se... - estaba muy confundida - Laura yo no... - la voz de la rubia la interrumpió.

  • Por favor, no me digas que no, el te necesita... yo te necesito... - su mano agarró la de la morena sin poder evitarlo, necesitaba sentirla.

  • Esta bien... - ambas se metieron en el ascensor.

Los segundos parecían horas, una frente a la otra, con la oportunidad de decirse todas las cosas que nunca había podido decirse. A Edel le estaban fallando las fuerzas, estaba perdiendo el control, ya no lo soportaba más, en un sutil movimiento envolvió a Laura entre sus brazos, estrechándola fuerte contra ella, la necesitaba tanto...

  • Lo siento... se que no debería pero... ya no puedo más Laura - susurrandole al oído.

  • ¿Por qué no deberías? - con sus ojos cerrados, abrazándola de igual manera.

  • Tu... - le costaba decirlo - tu futuro esposo...

  • Eso se acabó...

  • ¿Qué? - separándose un poco de ella para mirarla a la cara.

  • Ya no me caso - sonrió - él entendió lo que yo sentía por ti.

  • ¿Y qué sientes por mi?

  • Siento toda mi vida girando alrededor de la tuya, siento amor, felicidad, ganas de vivir cada segundo de mi vida contigo - sus manos se posaron en la cara de Edel.

  • No tendré vidas suficientes para demostrarte lo mucho que te quiero... - comenzó a acortar la distancia que había entre ellas, para que sus labios comenzaran a rozarse, muy suavemente.

  • Quédate conmigo... - Laura susurró en sus labios.

  • Siempre... - sus labios se apoderaron de los de ella en un tierno pero largo beso, ambas recordaban cada roce, cada sabor, cada caricia, querían que quedaran siempre ahí, ese momento que ninguna de las dos olvidaría.


Laura acababa de entrar a la habitación de Emilio, vio que seguía viendo la tele.

  • ¿Qué tal estas cariño? - preguntó con una gran sonrisa.

  • Bien tía... - la expresión de su cara era mas que triste, ni si quiera la miró.

  • Tengo una sorpresa para ti.

  • ¿Mas chocolate? - dijo sin entusiasmo.

  • No, es algo muy muy muy muy frío - sonrió.

  • Un cuelo de hielos.

  • Mas o menos - comenzó a reír mientras levantándose salía de la habitacíon y volvía a ella con Edel de la mano - ¿Te vale la Dama de Hielo?

Emilio se quedó petrificado, la tenía enfrente, de nuevo, su querida Dama de Hielo, ahora estaba ahí, las lágrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas, se quería levantar pero no podía, Edel al ver que podía hacerse daño se acercó corriendo a él.

  • Eh, cuidado, te harás daño... - sonrió.

  • ¡EDEL! - se tiró a sus brazos una vez más, como si aun fuera un niño, la morena lo abrazó fuertemente.

  • Vaya... como has crecido - sonrió - te has convertido en un apuesto muchacho - se separó de él y le limpió las lágrimas.

  • Parece que el tiempo no pasa por ti - sonrió feliz - Ahora tengo edad suficiente para tratar de conquistarte - rió.

  • ¡Oye!, es mía - exclamó Laura abrazando a la morena por detrás.

  • ¡No es justo! - se quejó Emilio poniendo cara de enfado como cuando era pequeño, todos comenzaron a reír en carcajada.

  • Tu siempre serás mi segundo amor - le guiñó un ojo al chico.

  • ¿Lo has oído no?, ¡segundo! - Laura comenzó a reírse sin soltarla.

  • ¿Te quedarás con nosotros Edel? - Emilio quería que todo fuera como antes.

  • Siempre... - miró amorosamente a la rubia que la veía de igual forma.


El tiempo fue pasando, Emilio se había convertido en Capitán de su propia brigada, Edel seguía trabajando, pero en las oficinas, ya que Laura le rogó que lo hiciera por miedo a perderla nuevamente, ambas compartían casa, desde aquel día no se habían separado, Emilio se independizó, pero cada día las visitaba.

Edel estaba trabajando en la oficina, ya era bastante tarde y no quedaba nadie allí estaba sumergida en su trabajo cuando una voz la hizo levantar la vista...

  • ¿Que tal estas mi bombera favorita? - una voz sexy y seductora.

  • Cariño... - en sus labios se dibujó una sonrisa al encontrarse a la rubia - ¿Qué haces aquí? - fue hacia ella, le rodeó la cintura con sus brazos y la besó suavemente.

  • Te echaba de menos... - comenzó a besar su cuello.

  • Creo que me quedaré todos los días aquí solo para que vengas a buscarme - cogiéndola en brazos y la sentó sobre el escritorio, Laura le rodeó la cintura con las piernas.

  • Deberías poner una cama aquí - juguetona.

  • No hace falta... - la cogió en brazos de nuevo - y ahora veras por que.... - cargó con ella hasta la sala de entrenamiento, allí había una enorme piscina de espuma.

  • Pero... ¿Y esto? - Laura sonriendo feliz.

  • Esto... va a ser nuestro nido de amor de hoy.

  • Lo tenías preparado... - mirándola juguetona.

  • ¿Acaso lo dudabas? - rió con ella, la dejó en el suelo antes de entrar en la piscina de espuma.

  • Eres increíble.... - en sus ojos se notaba el amor y la adoración que sentía por ella.

Edel comenzó a besarla y a quitarla la ropa, Laura no se quedó atras, ambas estaban completamente desnudas, se adentraron en la piscina dejando que la fría espuma aliviara sus cuerpos que ardian de pasión. Edel estaba sobre ella, dejando que su lengua esplorara todo el cuerpo, sus manos quemaban la piel, los gemidos de Laura hacian que Edel solo quisiera más y más... ninguna de las dos cesó, retozaban por toda la espuma entre besos y caricias, dándose el mayor placer que ambas pudieran imaginar.

  • Dios... eres la única que consigue apagar este fuego... - con sus ojos cerrados descansando en el pecho de la morena.

  • Si no fuera así ser la Dama de Hielo no tendría ningún mérito... - sonrió, abrazándose más a ella.

  • ¿Estarás siempre conmigo?

  • Ni el mismo infierno podria impedirlo... te quiero - la besó en los labios.

  • Te quiero... - ambas volvieron a besarse para volver a amarse de nuevo, sin limites de tiempo, sin prisas, sabiendo que ahora ya nada podría separarlas.

Fin