Dama de hielo ii

Entre edel y laura sigue floreciendo el amor, pero cuando aceptaran ellas que estan enamoradas?

NOTA: PERDONAD ALGUNOS ERRORES DE ORTOGRAFIA PERO SUCEDEN POR CULPA DEL CORRECTOR DEL PROGRAMA DE WINDOWS.

ESPERO DISFRUTEN ESTE CAPITULO AL MÁXIMO.

DAMA DE HIELO

Eugenia

Los tres se despidieron con una sonrisa. Laura se fue a llevar a Emilio al colegio y después a trabajar.

Edel acababa de entrar en el cuartel, allí se encontró con Carlos.

  • Buenos días Carlos.

  • Buenos días Edel, por tu cara diría que has pasado buena noche.

  • Sip!, he pasado una noche estupenda.

  • Te quedaste en casa de tu amiga?

  • Si, con el temporal que hacía no me dejó salir.

  • Normal, tu serías capaz.

  • Jajaja, bueno, no hay ningún aviso?

  • No, de momento no hemos recibido nada.

  • Pensé que con el tiempo que hizo ayer algo abría pasado.

  • Bueno, se han caído algunos árboles, pero no a pasado nada.

  • Me alegro, bueno voy a ir a entrenarme un poco.

  • Muy bien capi - dijo con una sonrisa.

Edel se entrenaba duramente como cada días, tenía un gran físico y una gran fuerza. No pudo dejar de pensar en lo bien que estuvo la noche que se quedó a dormir en casa de Laura. Nunca se había sentido tan querida y tan a gusto. Se acordó del pequeño Emilio, dijo que quería ser bombero, la morena tuvo una idea, dejó los ejercicios y salió corriendo.

Laura estaba en la cocina de su restaurante, hoy estaba muy contenta y ayudaba en todo momento a sus cocineros, les corregía si veía algo que no era correcto. Su cuerpo aun sentía el cálido cuerpo de la morena, si por ella fuera se habría quedado en los brazos de Edel toda la vida.

Era medio día cuando Laura fue a buscar a Emilio al colegio. El niño salió como siempre con su gran sonrisa, tras un beso se pusieron en marcha.

  • Que tal el día hoy? - preguntó la rubia.

  • Muy bien!, hoy nos has dicho la profesora que mañana haremos una fiesta de disfraces.

  • De verdad?

  • Si!, lo que pasa es que yo no tengo disfraz - dijo triste el niño.

  • Eso se puede arreglar - la rubia le guiñó un ojo.

De repente un camión de bomberos les llamó la atención, se acercaba a gran velocidad y llenaba la sirena puesta.

  • Tía crees que Edel irá en ese camión?

  • No tengo ni idea - ambos siguieron mirando.

El camión se paró justo delante de ellos, un bombero bajó de él y comenzó a correr en dirección a ellos que lo miraron muy sorprendidos. El bombero llegó hasta ellos y se agachó delante de Emilio.

  • Tu eres el pequeño Emilio? - preguntó el hombre.

  • Si, soy yo.

  • Ten - el hombre le ofreció una caja abultaba casi mas grande que él.

  • Qué es esto? - preguntó muy sorprendido.

  • Es para ti, de parte de la Dama de Hielo.

  • Es de Edel!!!! - gritó el niño.

  • Ahora con su permiso tengo que irme.

  • Gracias! - dijo el niño, el hombre le guiñó un ojo y se fue - tía! Que puede ser.

  • Vamos a casa y lo abriremos - dijo muy contenta por ver tan feliz a su sobrino.

Una vez llegaron a casa, el pequeño corrió hasta llegar al sofá, hay comenzó a abrir el paquete con ansias. Laura lo miraba desde atrás y no podía evitar reírse. Cuando por fin arrancó los envoltorios abrió la caja. Sus ojos llenos de emoción vieron un traje de bombero, incluía botas y casco, Emilio se puso muy nervioso, lo sacó de la caja y lo estiró, pudo ver que todo era de su tamaño.

  • Tía!!!!!!!!, mira que chulo!, un traje de bomberos!

  • Wooooo!!!!, vaya! - dijo la rubia.

  • Siiiii!!!, mira hay una nota.

  • Y qué dice?

  • Dice...

"Ahora eres un bombero de mi brigada, prepárate el sábado para apagar las llamas"

La Dama de Hielo

  • SOY UN BOMBEROOOOOOOOO!!!! - gritó el pequeño lleno de entusiasmo.

  • Ya lo creo que si! - dijo riendo.

  • Voy a ponerme el traje.

  • Jajaja, muy bien, te espero aquí.

  • Vale!

  • Oye Emilio - dijo la rubia.

  • Qué?

  • Sabes por qué Edel te lo ha regalado?

  • Si.

  • Por qué? - preguntó curiosa.

  • Porque yo le dije que quería ser bombero, y ella me dijo que me ayudaría.

  • De verdad quieres serlo?

  • Si!, y seré el mejor!, como Edel - el niño salió corriendo para cambiarse.

Laura se quedo muy pensativa, le parecía bien que Emilio tuviera claro lo que quería ser, pero le preocupaba también, ya que ser bombero traía muchas consecuencias, la primera arriesgar tu propia vida. Para ella Emilio era lo único que le quedaba y si algo le llegara a pasar no sabía que haría.

Por fin llego el Sábado. Emilio había estado impacientísimo porque llegara este día. Laura fue con el hasta el cuartel. Cuando llegaron allí vieron que no había nadie.

  • Dónde estarán todos? - preguntó el pequeño.

  • No lo se...

De repente un montón de pisadas provenientes del piso de arriba les llamó la atención, aparte de eso oían voces.

  • VAMOS, VAMOS, VAMOS!, DAOS PRISA, LO QUIERO TODO LISTO EN UN MINUTO.

Emilio y Laura reconocieron esa voz, era la voz de Edel. De repente un montón de bomberos comenzaron a bajar por una barra, descendiendo uno tras otro y echando a correr hacia uno de los camiones. La última en bajar fue Edel, era la única que no llevaba el equipo completo. La morena no se dio cuenta de que Laura y Emilio estaban allí.

  • TODO LISTO! - gritó uno de los hombres.

  • MUY BIEN!, MARCHAOS YA, Y RECORDAD LO QUE OS HE DICHO, NO QUIERO QUE MI BRIGADA QUEDE EN EL ÚLTIMO PUESTO, QUIERO EL PRIMERO!!!!!!, ENTENDIDO?!

  • SI CAPITÁN!!!!!!!!!!! - gritaron todos juntos.

Emilio y Laura estaban alucinando al ver a esa imponente Edel. Era algo que hasta hoy no habían visto. Emilio estaba muy orgullosa de ella, ahora más que nunca quería ser como ella, quería formar parte de su brigada y convertirse en el mejor.

El camión de bomberos arrancó y salió disparado con la sirena puesta. Sin el camión ahora había mucho más espacio. Edel se iba a ir cuando escuchó unos pasos, se giró y vió a un pequeño bombero acercarse a ella con una gran sonrisa, la morena pensó en jugar un poco con él, el pequeño se paró delante de ella, aun había algo de distancia entre ellos.

  • Y usted bombero!, a que brigada pertenece?! - preguntó la morena firme y tajante.

  • A la suya capitán! - respondió el pequeño con total seriedad.

  • Te crees capaz de pertenecer a mi brigada bombero?! - siguió con su tono de voz.

  • Si! Capitán!

  • Muy bien!, pues tendrás que demostrármelo, quiero que subas a esos barrotes y bajes por el otro lado en 30 segundos, el tiempo empieza... YA!

Emilio salió corriendo a toda velocidad, subió por los barrotes hasta arriba del todo, debajo había colchonetas por si se caía pero aun así la morena se colocó debajo.

  • TE QUEDAN 20 SEGUNDOS! - le gritó la morena.

Emilio se esforzaba al máximo, quería dar lo mejor de si, pero una vez estuvo arriba miró hacia abajo y el vértigo que sintió fue superior a él, eso hizo que se soltara de los barrotes dejándose caer. Laura que lo estaba contemplando todo se asustó mucho al ver al pequeño caer, pero vió como la morena de un rápido movimiento lo agarró entre sus brazos antes de que tocara el suelo. Emilio estaba en los brazos de la morena con cara de... "no me mates por favor", la cara de la morena tenía un aspecto duro y de enfado, pero enseguida se le cambio por una gran sonrisa al ver la cara del pequeño.

  • Primera regla, nunca mires abajo.

  • Edel!

El pequeño la abrazó por el cuello y los dos comenzaron a echar risotadas, la morena lo tumbó en la colchoneta y comenzó a hacerle cosquillas. Laura se acercó sonriente hasta donde estaban los dos jugando.

  • A este bombero le falta entrenamiento, no lo cree usted así Capitán?

La morena levantó la cabeza para ver a la dueña de esa voz que ya conocía perfectamente. Con una gran sonrisa volvió a perderse en los ojos esmeraldas de la rubia.

  • Así es señorita Laura, tiene toda la razón - dijo la morena con mirada cómplice.

  • Bueno... y dónde están esas llamas que hay que apagar? - preguntó la rubia guiñándole un ojo a su sobrino.

  • Jajaja, muy bien, quieres apagar unas llamas pequeño bombero?

  • Si capitán!

  • Pues vamos! - la morena extendió una mano ofreciéndosela a la rubia.

  • Le gustaría venir con nosotros? - preguntó con algo de seducción en su voz.

  • No me lo perdería por nada en el mundo - gustosamente agarró su mano y los tres se dirigieron a uno de los camiones de bomberos.

El camión de bomberos se paró en un descampado, de el bajaron Edel, Laura y Emilio, los tres siguieron andando hasta donde les guió la morena. En el descampado había un coche viejo, se veía que estaba roto.

  • Bien Emilio, hoy vas a apagar las primeras llamas.

  • Bien!!! - dijo el niño.

  • Es peligroso? - preguntó algo preocupada la rubia.

  • No, tranquila, es un fuego controlado - dijo con una sonrisa la morena.

Edel se acercó al coche, echó gasolina y le prendió fuego. Inmediatamente el coche fue envuelto en llamas. Eso intimidó un poco al pequeño. La morena se giró y se acercó hasta donde estaban los dos.

  • Ponte la máscara.

  • Si! - el niño hizo caso.

  • Ten, a mi no me hace falta - la morena le extendió la suya a la rubia para que no tragase humo.

  • Gracias - la rubia se la puso.

  • Emilio, atento a lo que te voy a decir - el pequeño asintió.

La morena marcó una raya con un palo a cierta distancia del coche.

  • Emilio, cuando te enfrentas a un caso como este o a otro parecido, recuerda que siempre tienes que mantener una distancia de ti y el fuego - explicó la morena - bien ahora te enseñaré como coger la manguera.

La morena fue a por ella, estiró de ella lo que creo necesario y se puso al lado del pequeño.

  • Bien, cógela de aquí.

  • Así?

  • Si, muy bien, ahora tienes que agarrarla con el brazo también, ponla en tu costado y presiona con tu brazo.

  • Ya esta.

  • Perfecto, una vez la tengas bien cogida, tuerces hacia abajo esta llave de aquí, una vez la tuerzas saldrá el agua, con esta rueda de aquí podrás controlar a la presión que quieres que salga.

  • Bien!

  • Listo?

  • Si!

  • Pues vamos allá.

Despacio Emilio fue moviendo la llave, el agua comenzó a salir.

  • Emilio nunca apuntes al agua directamente, eleva la manguera para que el agua caiga desde arriba, como si estuviera lloviendo.

  • Si Capitán!

El niño hizo caso a lo que la morena le indicaba, el agua comenzó a caer desde arriba, parecía que el fuego no se apagaba nunca, pero en verdad lo que la morena le mandó hacer fue controlar el fuego.

  • Muy bien, ahora aumenta la presión del agua.

  • Si!

El pequeño hizo lo que la morena le mandó, aumentó la presión y el agua comenzó a salir con mas fuerza, a Emilio le costaba mucho mas controlar la manguera, parecía que estaba perdiendo el control, pero antes de que eso pasara la morena se puso detrás y agarró la manguera ayudando al pequeño. No tardaron mas de cinco minutos en apagar el fuego. Del coche ya solo salía el humo, ya no había llamas.

  • Muy bien, una vez se apague el fuero, para tener la seguridad de que no volverá a prenderse lo que haremos ahora será rociarlo con espuma - dijo la morena.

  • Espuma? - preguntó sorprendido.

  • Si, nunca la has visto?

  • No!, quiero verla!!!!!

  • Jajaja, muy bien, vamos ahí.

La morena sacó una manguera mucho mas ancha que la anterior, esta había que sujetarla como mínimo con dos personas. Emilio y Edel ya tenían sujeta la manguera.

  • A mi señal bombero.

  • Si Capitán!

  • Ahora!

Emilio abrió la llave y la espuma comenzó a salir como si fueran nubes, Emilio estaba fascinado al ver tanta espuma junta.

  • Es fantástico!!!!!, has visto tía!

  • Jajaja, si cariño - dijo la rubia muy sonriente.

Una vez pringaron bien el coche con la espuma la apagaron.

  • Muy bien bombero, acaba usted de apagar su primer incendio - dijo guiñándole un ojo al pequeño.

  • Tía!, tía!, lo has visto????!!!!!, mi primer incendio, soy un bombero!!!!

  • Ven aquí campeón - dijo la rubia extendiendo sus brazos - has estado sensacional!

Emilio corrió hasta ella y se dieron un fuerte abrazo. Edel los miraba muy sonrientes. Se les veía tan unidos, tan felices... por un momento la morena pensó en lo feliz que sería si tuviera una familia así. Emilio salió corriendo para donde estaba la morena que lo recibió con los brazos abiertos.

  • Qué tal tu primer incendio bombero?

  • Muy bien!!!!, muchas gracias Edel - el niño la dió un beso en la mejilla - Edel verdad que siempre te quedarás con nosotros?

Como deseaba decirle que si por ella fuera se quedaría esta vida y las mil siguientes, no había nada que deseara tanto como estar con ellos. Por una vez se planteo muy enserio dejar de ser bombero, ahora había encontrado a dos personas a las que quería con toda su alma y no quería separarse de ellas, no quería arriesgar su vida, pero tampoco podía romper la promesa que un día hizo.

Abrazó al pequeño fuerte y le susurró...

  • Si Emilio... siempre.

Pasó una semana desde aquel día. Edel estaba en su casa preparando la cena, ya que Laura y Emilio vendrían a cenar y quien sabe... tal vez se queden a dormir. Edel preparaba la comida tranquilamente cuando sonó su móvil.

  • Si?

  • Edel soy Carlos.

  • Dime Carlos, qué pasa?

  • Tenemos un aviso.

  • Lo siento Carlos, pero hoy es mi día libre.

  • Antes no faltabas a ningún aviso, aun que fuera en tu día libre.

  • Lo se, pero ahora suelo quedar con alguien.

  • Vaya... y quién es el afortunado?

  • Afortunado ninguno.

  • Entonces?

  • Te acuerdas de el niño que salvé en aquel incendio?

  • Si.

  • Pues la tía del niño y yo nos hemos hecho muy buenas amigas.

  • Esa rubita tan guapa?

  • Esa misma.

  • Vaya, me alegro mucho, ya era hora de que alguien te derritiera ese corazón de hielo.

  • Muy gracioso, bueno te dejo, ten mucho cuidado me oyes?, después de mi recuerda que tu estas al mando.

  • Lo se Capitán! - dijo riendo - que pase usted una excelente noche.

  • Lo haré, hasta luego - dijo contenta la morena.

  • Hasta luego.

La morena colgó y siguió haciendo la cena.

El timbre sonó cuando la morena acababa de colocar todas las cosas. Fue a abrir la puerta con una gran sonrisa sabiendo bien a quienes se encontraría al abrirla.

  • Buenas noches - dijo la una rubia increíblemente preciosa.

  • Bu... bu... buenas noches.

La morena no cabía en su asombro, Laura había venido totalmente con la intención de volverla loca. La rubia venía con una minifalda negra y una camisa corta de tirantes que dejaba ver su ombligo.

Según los pensamientos de la rubia lo de Edel tenía mas crimen. Llevaba puestos unos pantalones negros de cuero, con unas botas haciendo juego, un top negro con una camisa blanca desabrochada.

  • Dios... - susurró la rubia.

  • Decías algo? - preguntó la morena sorprendida.

  • No, no, que va yo...

  • A dicho Dios - dijo Emilio muy sonriente.

  • Esto...

Edel vió lo mal que lo estaba pasando la rubia y decidió quitarle hierro al asunto.

  • Anda pasad, no os quedéis ahí - dijo la morena.

Emilio pasó por su lado y puso la cara para que la morena le diera un beso.

  • Jajaja, eres un cara dura - dijo muy divertida a la vez que le daba el beso.

  • Jajaja, mi tía quiere otro - el niño pasó de largo dejando a su tía con la boca abierta.

Edel se la quedó mirando muy divertida, sus miradas se mezclaron, casi ya se habia convertido en una costumbre, ninguna de las dos la apartó, se siguieron mirando hasta que sus labios dibujaron sonrisas de felicidad.

  • Este niño me las va a pagar - dijo la rubia bajando la cabeza.

  • Jajaja, no te preocupes - la morena besó la suave piel de la rubia que dio un bote - ups, perdona.

  • No, no pasa nada, si me gusta.

  • Te.. gusta? - preguntó con una sonrisa pícara.

  • Pu... pues claro - por qué había dicho eso?, no lo sabía, pero tampoco le importaba, era la verdad - ya que soy la invitada supongo que esta vez me toca a mi.

  • El qué? - pregunto algo extrañada.

  • Pues que estas preciosa.

  • Aaahh....

Por primera vez la rubia vió a Edel sonrojarse, era mas encantadora aun cuando parecía mas tímida.

  • Muchas gracias, tu también lo estas.

  • Gracias.

Los tres se encontraban en el salón, ya habían comido y ahora estaba en unos cómodos sofás.

  • Tienes una casa muy bonita - dijo la rubia.

  • Gracias.

  • Emilio ten cuidado con lo que toques, no rompas nada.

  • Claro que no tía.

  • Jajaja - rió la morena - bueno supongo que esta noche os quedaréis a dormir verdad?

  • Siiiiiiiiiiii!!!!!!! - gritó el pequeño.

  • No queremos molestar, de verdad te lo agradezco.

  • Ya sabes que no sois ninguna molestia, por mi encantada - dijo con una gran sonrisa.

  • Muy bien, pues entonces nos quedaremos.

  • Perfecto - Emilio quieres ver alguna película, las tengo de dibujos.

  • Si!!

  • Muy bien, ven conmigo.

La morena lo llevó a una habitación, en ella había una cama, un sofá, una tele, un video y una gran estantería con montones de películas. La morena le puso una el pequeño se quedó viéndola tranquilamente.

Laura estaba sola en el salón esperando a que volviera la morena, se levantó y se puso a mirar los marcos de las fotos. Casi todas eran suyas con Carlos, parecían ser muy buenos amigos. En ese instante la morena apareció en el salón. La rubia se giró y le sonrió, la morena se acercó hasta quedar enfrente de ella.

  • Tu y tu amigo parecéis muy unidos.

  • Si... Carlos era todo lo que tenía.

  • Era?

  • Si, por que ahora aparte de él os tengo a ti y a Emilio - dijo con brillo en los ojos.

  • Es verdad, nos tienes a nosotros y nosotros te tenemos a ti.

  • Siempre...

Quien iba a decir que una simple mirada dijera tanto?, las dos miradas luchaban por adentrarse en la otra. Los ojos azules fueron bajando por todo el rostro de Laura hasta posarse en esos carnosos labios rosados. Laura tenía los labios entre abiertos. Edel ya no podía contenerse mas, había deseado besar esos labios desde el primer momento en que los vio. Despacio la morena se fue acercando a ella. Laura veía a la morena cada vez mas cerca, los nervios se estaban apoderando de ella. De repente vió como Edel se paraba, parecía algo dudosa, así que decidió ayudarla un poco, ahora quien se acercaba era ella, la morena no lo dudo más, ambas se acercaron despacio, tal vez demasiado despacio, tanta lentitud las estaba matando, pero ninguna de ellas quería ser brusca en ese primer beso. Sus labios casi se rozaban cuando de repente sonó el móvil de la morena haciendo que se apartara bruscamente. Laura hizo lo mismo, estaba algo aturdida, parte de ella estaba furiosa por haber roto ese mágico momento, pero también estaba feliz por que tenía la esperanza de que Edel la quisiera como ella la quiere.

  • Si? - respondió algo malhumorada.

  • Edel!

  • Qué pasa David?

  • Es Carlos!, se ha quedado atrapado en una casa!

  • Qué?!, maldita sea entrad y buscarle!

  • Ya lo hemos hecho, pero no le hemos conseguido encontrar!, Edel tienes que venir, tu eres la única que puede salvarlo.

  • Vale, vale!, tenéis el fuego controlado?

  • Por poco, se nos esta descontrolando Edel.

  • Enseguida voy!

La morena colgó muy agitada y miró a la rubia que la miraba con cara de preocupación.

  • Edel pasa algo?

  • Carlos se ha quedado atrapado en una casa y no lo encuentran.

  • Dios...

  • Laura tengo que ir inmediatamente allí, por favor quedaos aquí, yo vendré en cuanto pueda vale?

  • Claro.

La morena se disponía a irse cuando Laura la agarró del brazo, se acercó a ella y la dió un beso en la mejilla.

  • Por favor, ten cuidado...

  • Lo tendre... - la morena acarició dulcemente la mejilla de la rubia y después salió corriendo.

Laura vió como se iba, sus ojos tornaron a tristeza, estaba preocupada, tenía miedo y un presentimiento, como si algo malo fuera a pasar...

Edel ya había llegado allí, David le había explicado todo, la morena se preparó para entrar, una vez estuvo lista entró. La casa ardía como si de la cabeza de una cerilla tratara. La casa era bastante grande y eso le llevaría mas tiempo de lo normal para buscar a su amigo, un tiempo que no tenía. Buscó por cada rincón de la casa, solo le quedaba una habitación de arriba, justo la que estaba bloqueada, no conseguía abrirla. Entre patadas y embestidas lo consiguió, pero su hombro lo pagó. Esa habitación estaba a punto de derrumbarse entera, una gran estantería estaba caída e impedía el paso, a pesar del humo que había logro ver a Carlos al final de la habitación, parecía que se había desmayado. La morena solo podía lograr llegar hasta el saltando y así lo hizo. Saltó consiguiendo llegar hasta el, pero la caía no fue buena y se torció el tobillo, un pequeño grito salió de su boca. Aguantando el dolor se acercó para ver cómo estaba Carlos, parecía que había tragado mucho humo, no llevaba la máscara puesta y por eso se había desmayado. Edel miró a su alrededor buscando una salida, sabía que no podía volver por donde había entrado. Su mirada se tornó en la única ventana de la habitación, estaba rodeada de fuego pero era la única salida. Un último esfuerzo, un valor inalcanzable, un lo siento, una única esperanza y invadida por la oscuridad.

Ya era mas de medianoche cuando Laura daba vueltas por la casa de la morena. No había noticias de ella. Emilio se había quedado dormido en la habitación que Edel le dejo. Laura no aguantó mas la espera y decidió llamar al cuartel de los bomberos.

  • Buenas noches, verá es que quería saber si podían decirme algo de la capitana Edel.

  • Quién lo pregunta?

  • Me llamo Laura, había quedado con ella cuando recibió un aviso y desde entonces no se nada de ella.

  • La capitana está ingresada en el hospital, si quiere puede ir a visitarla.

  • Dios... pero... pero está bien?

  • Lo siento señorita, yo no lo se, no estuve con ellos.

  • Muy bien, muchas gracias!

Laura colgó rápidamente el teléfono y fue a despertar a Emilio. Una vez le explicó lo ocurrido los dos salieron a toda prisa al hospital.

Laura y Emilio acababan de entrar en el hospital. Fueron a recepción y preguntaron por Edel, cuando le dijeron la habitación ambos fueron hacia ella. Justo cuando llegaron a la puerta una enfermera salía de la habitación.

  • Perdone, vengo a ver a Edel - dijo la rubia.

  • Mmm, no sé si será buena idea señorita, la señorita Edel necesita descanso.

  • Por favor... - rogó la joven angustiada - no molestaré, solo quiero verla.

  • Bueno... pero el pequeño se quedará conmigo.

  • Esta bien.

  • Jo! - protestó el niño.

  • Emilio ahora vengo.

  • Tia dile a Edel que la quiero mucho!! Y que se ponga bien pronto.

  • Claro... - la rubia le sonrió.

Despacio Laura abrió la puerta. Una vele luz iluminaba la habitación. Los aparatos conectados al cuerpo de Edel me hicieron oír el latido de su corazón, era lento y pausado. Se acercó hasta la cama para ver a la mujer que la había robado el corazón y que ahora hacia que su alma gritara al verla en ese estado.

Edel tenía la cara llena de cortes, un brazo vendado. Un tubo entraba por su boca, lo cierto es que parecía muy incómodo. Los ojos húmedos de Laura se posaron en el rostro dañado de Edel. Con su mano acarició la de la morena, despacio la levantó y pegó sus labios en ella. Sin dejar de besar su mano unas lágrimas rodaron por sus mejillas.

  • Por favor Edel... no me dejes ahora que he encontrado algo por lo que vale la pena vivir, no soportaría estar sin ti...

Laura no pudo seguir hablando, el dolor y la angustia pudo con ella. Limpiando sus lágrimas se acercó hasta el dañado rostro de la morena y depositó un suave beso muy cerca de los labios y salió de la habitación.

Habían pasado dos días desde entonces. Laura había ido todos los días al hospital para ver a Edel, pero la morena no había despertado aun. Hoy estaba Laura sentada al lado de la cama, tenía agarrada la mamo de la morena y su cabeza apoyada en el colchón, se había quedado dormida.

Unos ojos azules se fueron abriendo muy despacio, al notar la luz los cerró de golpe, le dolían mucho. Poco a pocos los fue abriendo hasta que se acostumbraron a la luz. Tenía el cuerpo bastante dolorido, apenas podía moverse. Notó que algo agarraba su mano, miró hacia un lado y vió a un rubia profundamente dormida, con una sonrisa apretó con sus pocas fuerzas la mano de la rubia.

Laura se despertó al notar un leve apretón en su mano, levantó despacio la cabeza y sus ojos se encontraron con los ojos mas preciosos de su vida. Por fin pudo adentrarse en los ojos azules que tanto había extrañado. Los ojos azules la miraron llenos de agradecimientos, Laura no pudo evitar llorar, las lágrimas caían por sus mejillas. Edel estiró su mano y la apoyó en la mejilla de la rubia.

  • Sshh, no... no llo... res - dijo con dificultad la morena.

  • Edel... me tenias muy preocupada - Laura se apoyó en la mano de la morena y la acarició con la suya.

  • Lo... siento, no era mi... intención.

  • Lo se, lo se, no tienes que disculparte. Qué tal te encuentras?

  • Mejor... al saber que estas conmigo - Laura sonrió y le dio un suave beso en la frente a la morena - gracias.

  • Por qué?

  • Por estar conmigo.

  • No me lo tienes que agradecer... es un placer - las dos sonrieron.

  • Qué tal está Emilio?

  • Deseando verte.

  • Yo a el también, siento mucho haberos dejado el otro día yo...

  • Sshh, era tu obligación.

  • Si pero...

  • Nada de peros - la rubia le selló los labios con un dedo - ahora tienes que recuperarte, mas adelante volveremos a quedar los tres.

  • Claro...

  • Es tarde, tengo que irme ya - dijo algo triste la rubia.

  • Volverás? - preguntó casi suplicante.

  • Siempre... - Laura sonrió y se agachó para darle otro beso en la frente.

Había pasado una semana, Laura y Emilio habían ido todos los días a ver a Edel. La morena se iba recuperando poco a poco. Emilio y Laura se estaban preparando para ir a ver a Edel.

  • Emilio estás listo?

  • Si tía!

  • Muy bien, pues vamos.

  • Tía - el niño agarró del brazo a Laura.

  • Qué pasa?

  • Cuando le den el alta a Edel podría venir aquí y así la cuidamos.

  • Es una buena idea, pero no se si Edel querrá.

  • Yo la convenceré.

  • Jajaja, muy bien, andando.

Nada mas llegar al hospital Laura habló con la enfermera y dejó a Emilio con ella mientras ella iba a ver a Edel. Sus ojos se abrieron con sorpresa al encontrarse a la morena de pie, apoyada en una mesa intentando mantener el equilibrio. Sus piernas estaban temblando, por los gestos de su cara parecía estar haciendo un gran esfuerzo. Laura se dió cuenta de que no iba a ser capaz de mantenerse de pie mucho más, justo cuando vió que la morena iba a perder la batalla corrió hasta ella y puso su cuerpo para amortiguar a la morena. Laura la tenía abrazada por la cintura y su barbilla estaba apoyada en el hombro de Edel.

  • Edel qué hacías de pie? - preguntó preocupada la rubia.

  • Me canso de estar en la cama... quería andar un poco.

  • Será mejor que vuelvas a la cama.

Laura ayudó a Edel a volver a la cama, una vez la tumbó, la arropó bien.

  • Te encuentras mejor?

  • Si, solo estoy algo cansada - la morena vió en la cara de Laura la falta de sueño - tu pareces cansada.

  • Es que... no duermo muy bien últimamente.

Edel apoyó su mano en la de Laura y la acarició suavemente. Sorprendida Laura miró la mano de la morena y después levantó la cabeza para chocar con sus ojos. Esos ojos azules intensos la estaba sonriendo, Laura le sonrió y giró su mano para agarrar la de la morena.

  • Emilio y yo habíamos pensado que... cuando te den el alta podrías venir a casa, así habría alguien que cuidará de ti.

  • Oh, yo... os lo agradezco de verdad pero... no quisiera crearos mas molestias.

  • De eso nada, Emilio quiere que vengas, y... yo también.

Ambas se quedaron mirándose muy fijamente, era como si con aquella mirada quisieran decírselo todo. Sus manos aun seguían unidas, ninguna parecía tener intención de soltarla. El mágico momento se rompió en el instante que la puerta de la habitación se abrió dando paso al pequeño Emilio. Ambas soltaron su agarre sin ganas.

  • Ey! - dijo sonriente la morena.

  • Edel!!!! - el pequeño se tiró a abrazarla - Edel qué tal estas? - preguntó una vez se separó de la morena

  • Estoy bien, aparte de que tengo buena compañía - miró a Laura y le guiñó un ojo.

  • Gracias - le agradeció la rubia con una sonrisa.

  • Edel vendrás a casa con nosotros? - preguntó entusiasmado el niño.

  • Bueno yo...

  • Di que siiiii!!!

  • No tengo nada que hacer verdad? - preguntó la morena.

  • Creo que no - dijo una sonriente rubia.

  • Esta bien, estoy en vuestras manos.

Los tres sonrieron emocionados por lo que les esperaba. Cada uno tenía sus ideas en la cabeza, cada uno tenía su ilusión.

La puerta se cerró tras de ella, el aroma de la casa la hizo tranquilizarse, era como estar en la suya propia. Una mano en su espalda la hizo girarse para ver la sonrisa mas perfecta que había visto en toda su vida. El tacto de la mano en su espalda la hizo estremecer.

  • Adelante - la suave voz de Laura entró por sus oídos.

  • Gracias.

Laura agarró a Edel para ayudarla a andar, cuando llegaron al salón la morena se sentó en el sofá.

  • Quieres tomar algo?

  • No gracias, así estoy bien - contestó la morena.

  • Te sientes bien así o prefieres ir a la cama?

  • Así estoy bien, me canso de estar en la cama, gracias por todo.

  • De nada... - Laura la sonrió muy contenta - Emilio!

El niño fue corriendo donde se encontraba su tía.

  • Si?

  • Voy a ir un momento a comprar, quédate con Edel y que no le falte de nada vale?, tienes que cuidar de ella.

  • Seguro que lo hará bien - dijo con una sonrisa la morena.

  • Claro!, yo cuidaré de la Dama de Hielo.

  • Muy bien, pues ahora vengo.

  • Hasta hora - le dijo Edel.

  • Hasta hora - le respondió Laura.

Una vez la mujer rubia se fue, Emilio corrió hasta el sofá y se sentó al lado de la morena.

  • Edel necesitas algo?

  • No, gracias pequeño - la morena le revolvió el pelo.

  • Sabes?, los días que estabas en el hospital mi tía estuvo muy preocupada.

  • De verdad? - preguntó con curiosidad la morena.

  • Si!, me dijo que eras muy importante para ella y que no quería perderte.

Edel se sorprendió mucho por las palabras del pequeño Emilio. Saber que era importante para Laura la daba a pensar muchas cosas. Para ella Laura y Emilio se habían vuelto las personas mas importantes de su vida, sabía que sentía algo muy fuerte por la rubia, pero tenía miedo de perderla.

  • Ella también es muy importante para mi.

  • Lo se - le dijo el niño.

  • A si?

  • Si.

  • Y cómo sabes eso?

  • No se, simplemente los se.

  • Ah, vaya... eso esta bien.

  • Edel, te vas a quedar siempre con nosotros?

Aquella pregunta le pilló de sorpresa, sabía que por su trabajo no podía hacer ese tipo de promesas.

  • Bueno yo...

En ese momento la puerta de casa se abrió dejando paso a la menuda rubia, Edel se sintió aliviada.

  • Ya estoy aquí.

  • Hola! - saludaron los dos a la vez.

  • Que tal se ha portado? - preguntó la rubia.

  • Bien, bien - respondió Edel.

  • Le preguntaba a Emilio - dijo guiñándole un ojo.

  • Jajaja - rió el pequeño - ha sido buena chica.

Edel se reía por lo bajo, aquello le resultaba todo tan familiar, era el ambiente perfecto.

  • Muy graciosos sois los dos - dijo la morena con una sonrisa.

  • Lo sabemos - dijo la rubia sentándose a su lado - te encuentras bien?, necesitas algo?

  • Estoy perfecta, gracias por todo - contestó amablemente Edel.

El timbre de la puerta les llamó la atención, Laura se levantó y fue a ver quien era. Cuando abrió la puerta Laura se encontró con la única persona que no quería ver.

  • Qué haces aquí? - preguntó en tono serio.

  • Yo también me alegro de verte - contestó el hombre - me entere de lo que ha pasado y he venido a por Emilio?

  • Emilio esta muy bien aquí, así que puedes irte por donde has venido.

  • Emilio es mi hijo, tu no tienes derecho! - el tono del hombre se alzó.

  • Te recuerdo que fuiste tu quien abandonó a Emilio y a mi hermana, no quisiste saber nada de ellos! - le contestó Laura alzando la voz también.

  • Será mejor que me dejes llevarme a Emilio - su tono sonaba amenazador.

  • No irá a ninguna parte, tendrás que pasar por encima de mi cadáver.

  • Cómo quieras!

El hombre puso una mano en la puerta empujando hacia dentro para abrirla, pero Laura la bloqueaba con las manos y con el pie.

  • MALDITA SEA!, APÁRTATE!

  • NO!

Ambos siguieron forcejeando, el hombre se estaba poniendo rojo de la ira y el esfuerzo, pero lo estaba consiguiendo, Laura no podía aguantar mas. Tras un último empuje Laura tuvo que retroceder, y él abrió la puerta por completo y comenzó a entrar, pero una figura mas alta que el se puso en su camino.

  • Sabes que esto es allanamiento de morada? - preguntó Edel con el tono mas serio con el que hubiera hablado antes.

  • Y tu quién narices eres?

  • Yo soy lo que se interpone entre tu y la entrada a la casa.

  • No se quién eres, pero tampoco me importa!, fuera de mi camino si no quieres que...

  • Qué?!, sal de aquí antes de que llame a la policía.

El hombre se lo pensó un instante, después miró a Laura quien estaba detrás de la morena, tras un gruñido se dió la vuelta y se fue. Edel cerró la puerta y se giró para mirar a Laura, la rubia estaba temblando y con los ojos humedecidos, Edel se acercó a ella y puso las manos sobre sus hombros.

  • Laura, quién era?

  • Era... el padre de Emilio - dijo con voz quebrada.

  • Oh... tranquila, ya ha pasado todo vale? - trató de calmarla.

  • Me va a quitar a Emilio, se que no para hasta conseguirlo - no pudo aguantar mas y rompió en llanto.

Edel hizo lo único que se le ocurrió, abrazarla, a pesar de que le dolía todo el cuerpo intentó no pensar en ello y tratar de consolar a la rubia. Laura hundió su cara en el pecho de la morena y le agarró de la camisa casi desesperada. Edel la rodeó con sus brazos y le susurró palabras de consuelo para que se fuera calmando.

Había pasado una semana desde aquella visita, Edel se quedó con ellos todos los días, a pesar de aquel mal momento Edel hizo todo lo posible para que lo olvidaran, y lo consiguió, pasaron una semana muy divertida, cada día estaban mas unidos.

Ahora lo malo es que los tres se habían acostumbrado a estar juntos y Edel ya estaba lo suficientemente recuperada como para volver a casa.

Edel ya estaba guardando todas sus cosas en la pequeña mochila, no se dió cuenta de la presencia que había detrás de ella. Laura estaba apoyada en el marco de la puerta. Sus ojos miraban a Edel con tristeza, aun no se había ido y ya la estaba echando de menos. Estaba sumida en sus pensamientos cuando notó unos ojos azules mirándola.

  • Vaya, no te había visto - dijo la morena con una sonrisa.

  • Acabo de venir, ya lo tienes todo?

  • Si, creo que no me falta nada ya.

  • Bien - el tono de Laura era triste y Edel se dió cuenta.

  • Laura, te encuentras bien? - preguntó preocupada.

  • Si, bueno... es solo que... Emilio y yo te vamos a echar de menos - dijo sin levantar la vista del suelo.

Edel se acercó a ella, puso su mano en la cara de la rubia y se la levantó.

  • Yo también os voy a echar de menos, me ha encantado poder compartir todos estos días con vosotros.

  • A nosotros también.

  • Mira, hoy tengo que ir a ver cómo están las cosas por el cuartel, pero si queréis mañana os venís a mi casa y os invito a cenar.

  • Me encantaría ir, y estoy segura de que a Emilio también.

  • Estupendo - dijo sonriente Edel - bueno, tengo que irme ya.

  • Te acompaño.

Ambas salieron de la habitación y fueron al salón donde estaba Emilio.

  • Bueno pequeñajo, me voy ya.

  • Noooooo!!!! - Emilio se acercó a ella y la abrazó con fuerza - cuando te volveremos a ver?

  • Mañana, tú y tu tía estáis invitados a cenar a mi casa.

  • Bien!!!! - Emilio la volvió a abrazar y Edel le devolvió el abrazo - entonces hasta mañana!

  • Hasta mañana - dijo la morena separándose de el.

  • Dama de Hielo!

  • Dime bombero.

  • No le das un abrazo a mi tía? - preguntó el pequeño.

  • Emilio! - protestó Laura casi roja.

  • Jajaja, claro que si.

Edel se acercó a ella y la dió un estrecho abrazo, Laura le rodeo la cintura sin pensarlo y se apretó a ella todo lo que puso. Antes de separarse del todo Edel le dió un suave beso en la mejilla.

  • Hasta mañana Laura.

  • Hasta mañana...

Tras una sonrisa, Edel se puso la mochila al hombro y salió de la casa. Fue increíble lo vacía que se quedó la casa cuando la puerta se cerró. Todo se quedó en silencio, era tan intenso aquello que daba miedo. Laura miró a Emilio que la estaba mirando sonriente.

  • Y tú por qué sonríes tanto?

  • Porque te ha gustado.

  • El qué?

  • El abrazo y el beso jijiji.

  • Serás....!!!!!!

  • Jajaja - el pequeño comenzó a reírse.

  • Pues si, si que me ha gustado, pero no se lo digas eh - dijo guiñándole un ojo.

  • Vale!, le seguiré diciendo que te abrace mas a menudo - a Laura se le iluminó la cara.

  • De verdad harías eso por mi?

  • Claro!, pero tendrás que pagar.

  • Pagar?

  • Si!, una bolsa de chuches todos los días.

  • Se te caerán los dientes.

  • Trato?

  • Trato - ambos estrecharon la mano.

Edel acababa de entrar al cuartel, todo estaba tranquilo, pero podía oír los gritos de su brigada, al parecer estaban en la sala de entrenamiento. Dejó la bolsa y se acercó hasta la sala.

  • Buenos días chicos - dijo Edel con una sonrisa.

  • Capitán! - dijeron todos a la vez que se acercaban - qué tal estas? - preguntó uno de ellos.

  • Estoy bien, y por lo que veo vosotros estáis en forma.

  • Si! - gritaron todos.

Entre ellos salió Carlos con una gran sonrisa, se acercó hasta Edel y se paró delante de ella.

  • Bienvenida - dijo Carlos.

  • Lo mismo digo - Edel le sonrió mas aun.

Carlos y Edel se dieron un estrecho abrazo. Eran como hermanos, siempre cuidando el uno del otro.

  • Muy bien, vamos a ponernos a trabajar - dijo la morena separándose de Carlos.

  • Si! - gritaron todos.

Ya era el día en el que Laura y Emilio irían a cenar a casa de Edel. La morena acababa de salir del cuartel, se montó en su coche y se dirigió a casa. Llevaba quince minutos conduciendo, solo le faltaba un cruce para llegar a casa. El semáforo estaba en verde, justo cuando iba a pasar, un coche a gran velocidad iba a estrellarse contra su coche, Edel dió un frenazo y metió la marcha atrás lo mas rápido que pudo para evitar el golpe, el coche pasó rozándole la delantera del coche, no hizo mas que unos rasguños. Edel estaba con el corazón acelerado, era la primera vez que vivía casi un accidente de tráfico. Cada día se jugaba la vida, pero ahora era todo distinto, ahora tenía dos razones para vivir, Laura y Emilio.

Laura y Emilio acababan de llegar a casa de Edel, Laura se había dado cuenta de que la morena estaba algo mas callada y mas seria de lo normal. Emilio y Laura estaban en el salón viendo la tele, Edel fue a la cocina para acabar de preparar unas cosas.

  • Emilio voy a ir un momento a hablar con Edel vale?

  • Vale! - dijo el niño con una sonrisa.

Laura fue a la cocina donde estaba la morena. Vió que Edel estaba de espaldas a ella cortando un poco de verdura, despacio se acercó y le puso una mano en el hombro.

  • Ah, Laura, no te había sentido llegar - dijo sonriente la morena.

  • Es que soy muy silenciosa - le guiñó el ojo.

  • Jajaja.

  • Oye...

  • Dime - la morena dejó lo que estaba haciendo para prestarle toda su atención.

  • Edel te ocurre algo? - el tono de su voz le hizo saber a la morena que estaba preocupada.

  • No, estoy bien, por qué lo preguntas?

  • Es que... te he notado algo triste... seria...

  • No es nada, simplemente... al volver a casa he estado a punto de tener un accidente y... eso me ha dado que pensar.

  • Dios... pero estas bien?

  • Si, si, tranquila - la morena la tranquilizó.

  • Y que te ha dado a pensar?

  • Me ha dado a pensar en el miedo que me da ahora perder la vida, antes no me importaba pero ahora... es distinto.

  • Por qué?

  • Porque antes en mi vida no había nadie, y ahora os tengo a ti y a Emilio y no quisiera separarme de vosotros - dijo agachando la cabeza.

  • Edel... - Laura se acercó a ella y la abrazó con todo su amor - nosotros tampoco queremos perderte, para Emilio y para mi eres lo único que nos queda... te queremos - su voz cada vez se quebraba mas.

Edel la estrechó entre sus brazos, la apretó contra ella todo lo que pudo y disfrutó de ese contacto con toda su alma.

  • Yo también os quiero.

Siguieron abrazadas hasta que oyeron una vocecita.

  • Tía no me ha hecho falta decírselo - dijo Emilio sonriente.

  • Ssshhhhh!!!! - dijo Laura poniéndose un dedo en los labios.

  • Decir qué? - preguntó enarcando una ceja la morena.

  • Decirte qu...

Laura corrió donde él y le tapó la boca, Emilio comenzó a reírse.

  • Decirte que nos estamos muriendo de hambre - dijo sonriente la rubia.

  • Ya... - Edel sonrió y le hizo una seña al pequeño que enseguida se la devolvió.

  • Qué significa eso? - preguntó sospechosa Laura.

  • Oh, nada, es una seña de bomberos, verdad Emilio?

  • Si! - Edel les guiñó un ojo y siguió con lo que estaba haciendo.

Ya era medianoche, Edel les convenció para que se quedaran a dormir, los tres ya estaban acomodados en la cama, como se había vuelto costumbre, Edel tenía uno a cada lado, ambos apoyados en sus hombros, la morena les rodeaba con sus brazos.

  • Gracias por quedaros - le susurró la morena Laura.

  • Gracias a ti por dejarnos.

  • No me las tienes que dar, me encanta dormir con vosotros - Edel la dió un beso en la cabeza.

Sin decir mas el sueño fue venciendo y los tres se quedaron dormidos en el mas apacible de los sueños.

Eran las tres de la mañana cuando Edel comenzó a moverse inquieta, empezó a tener mucho calor y el aire apenas llegaba a sus pulmones. Consiguió despertarse del todo, aspiró con fuerza y enseguida se puso a toser por el humo que había inalado.

  • Laura!, Emilio!, despertad!

Ambos comenzaron a despertarse y a toser igual que Edel.

  • Qué pasa?!

  • La casa está llena de humo, tenemos que salir, vamos!

Edel cogió a Emilio en brazos y se disponía a salir, pero al asomarse por la habitación vió que todo estaba envuelto en llamas, se volvió a meter dentro.

  • Tía que está pasando?! - preguntó asustado Emilio.

  • No lo sé cariño.

  • Escuchad, quedaos aquí vale?, tengo que conseguir llegar hasta el teléfono para llamar a Carlos.

  • Pero todo está lleno de humo - dijo la rubia sujetándola del brazo.

  • Haced lo que os he dicho!

Edel fue hasta la ventana y la abrió para que el humo fuera saliendo, después salió de la habitación para ir al salón, el fuego cada vez estaba mas cerca de su habitación, consiguió entrar en el bazo y mojar una toalla poniéndosela en la nariz. Siguió avanzando con cuidado para no quemarse, apenas podía ver nada por el humo, pero conocía perfectamente su casa y llegó hasta el teléfono que estaba colgado en la pared. Marcó deprisa y esperó a que lo cogieran.

  • Si?

  • Carlos!, soy Edel.

  • Qué pasa?, por qué gritas?

  • Carlos toda mi casa se esta quedando!, estoy con Laura y Emilio y no podemos salir, necesitamos que vengáis ya, no podremos aguantar!

  • Cálmate, enseguida estamos allí.

Edel colgó y volvió corriendo a la habitación, vio a Laura de rodillas en el suelo y a Emilio tumbado, parecía que había perdido el conocimiento.

  • Edel!, Emilio se ha desmayado!

  • Es por el humo, ten ponle esto - le dio la toalla mojada - enseguida vendrá Carlos.

  • Creo que yo también me voy a... - comenzó a toser.

  • No!, no!, vamos mírame - Edel la cogió de la cara - mírame, no puedes desmayarte, te necesito despierta.

  • Lo intentaré.

Tras dos minutos después comenzaron a oír la sirenas de los camiones de los bomberos, Edel se asomó a la ventana y comenzó a hacer señales para que vieran donde estaban.

  • CARLOS!!! - gritó Edel.

  • VAMOS CHICOS!, QUIERO UNA ESCALERA EN ESA VENTANA AHORA MISMO!, VAMOS!, VAMOS!, VAMOS!

Las llamas comenzaron a entrar en la habitación, ya casi era imposible respirar, Edel fue hasta Laura y la levantó por la cintura, después cogió a Emilio con el otro brazo y los llevó hasta la ventana para que pudieran respirar un poco. Carlos iba en la escalera, ya casi estaba en la ventana.

  • Laura estas bien?!

  • Si, solo algo mareada.

  • Tranquila, enseguida os sacaran de aquí.

  • Emilio...

  • Sigue desmayado, pero tranquila se pondrá bien.

Carlos llegó hasta su ventana y se aproximó a ella todo lo que pudo.

  • Muy bien, dame al niño Edel.

  • Toma - Edel le dió a Emilio.

  • NECESITO OTRA ESCALERA AQUÍ ARRIBA, VAMOS! - gritó Carlos.

Enseguida otra escalera se puso a su altura, una al lado de la otra, Carlos le dio a Emilio para que se lo llevaran.

  • Muy bien, ahora vas tu Laura - dijo Edel.

  • Ven conmigo! - le dijo casi desesperada.

  • La escalera solo esta echa para dos personas, vamos ve, yo iré detrás!

  • Vamos se nos acaba el tiempo! - dijo Carlos.

Laura antes de salir por la ventana cogió a Edel de la cara y la besó profundamente, en ese beso le mostró todo su amor, todos sus sentimientos quedaron al descubierto. Edel le rodeó la cintura y la apretó contra ella entregándolo todo en ese beso.

  • Vamos chicas!, el amor fuera de las llamas, aun que ahora mismo no se que esta ardiendo mas, si vosotras o la casa.

Ambas se separaron y se sonrieron.

  • No se te ocurra dejarme - le dijo Laura a la vez que salía por la ventana.

  • Jamás.

Edel la ayudó a salir, una vez estaba en la escalera Calos se disponía a bajar.

  • Espérame ahí morena, enseguida voy por ti.

  • Date prisa, no quiero achicharrarme - Edel le sonrió ampliamente a Laura.

La escalera ya estaba casi abajo, Laura no dejó de mirar en ningún momento a Edel. De repente vió como Edel se ponía la mano en la boca y se quitaba de la ventana. Unos instantes después una explosión hizo que por la ventana de la habitación de Edel saliera una enorme llama de fuego.

  • NOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!! - gritó Laura.

  • EDEEEEEEEEEELLLLLLLL!!!!! - Carlos gritó casi al mismo tiempo.

No se pudo decir cual de los dos gritos fue mas desgarrador. Carlos no creía lo que estaba pasando y a Laura se le rompió la vida en mil pedazos, sabiendo que la persona que tanto amaba se la había llevado con ella.