D. Ramon 2

Inés no cede a las propuestas licensiosas.

De repente pensé en ¿en que me estoy metiendo?. D. Ramón estaba allí tan tranquilo… Jorge no decía palabra… parecía… sumiso… Estaban proponiendo tirarse a su mujer…

  • D. Ramón, discúlpeme, yo no se muy bien que decir… Mire, me siento halagada por su interés, claro, pero ni siquiera se que hago aquí. Perdóneme si he dado a entender algo que no es, comprenda…

D. Ramón me miro. No era una miraba lasciva, ni severa… casi diría que comprensiva.

  • Escucha Inés, te he planteado algo que no es lo que se le propone a una mujer cada día. Entiendo tus reticencias, y solo si voluntariamente accedes me sentiré complacido. No me molestare si rechazas esta, digamos, propuesta… Si decides aceptarla, te prometo solo una cosa: disfrutaras como no lo has hecho nunca, ni como nunca te has imaginado. Te sentirás como una diosa. Tu marido ha accedido ya, y, digamos, se ha entregado a mis exigencias, la principal conseguirte a ti.

Mire a Jorge, este me miro a mi… había algo de ¿vergüenza?… no se.

  • Lo que te dice D. Ramón es cierto.

  • ¿Pero tu te has vuelto loco?¿Estáis locos los dos?

  • Tranquilizate – D. Ramón dijo esa palabra despacio, suavemente… sin prisa.- ¿estas mojada Inés?

  • ¿Como?

  • Si estas mojada.

¿Como se atrevía?… enrojecí de furia.

  • Hasta aquí señores. La comida ha sido muy agradable.-mire a Jorge- hablaremos en casa. En cuanto a Ud. espero que mantenga su promesa de que nada cambiaría en el trabajo.

  • Desde luego Inés.

  • Entonces, le ruego me disculpe.

Salí azorada del reservado, antes de ir a la oficina entre en el baño a refrescarme. Me repase el maquillaje. No sabia si estaba furiosa por unas preguntas impertinentes, o si estaba furiosa por acceder a esa comida… o si lo estaba porque D. Ramón tenia razón: Estaba húmeda.

La tarde en la oficina fue de lo mas normal, ni una mirada, ni una llamada a su despacho. Nada. Fuimos a casa como cada día.… solo que durante el trayecto ni siquiera le mire. En casa estaban nuestros hijos, hablamos de su día. en el colegio, cenamos...Creo que intente alargar la cena… no quería estar a solas con Jorge en nuestra cama.

Me di una ducha. Me puse un pijama, a el no le gustaba y prefería que me pusiera un salto de cama o algo mas sugerente, no pensaba darle el gusto. Pero sabia que era inevitable la conversación que inevitablemente tendría que darse.

  • Inés…

  • ¿Que quieres?.

  • ¿Estas enfadada?¿porque?. Accediste a escuchar su propuesta.

  • Es cierto… pero no era consciente… no se… no me imaginaba.

  • No puedes responsabilizarme a mi, yo he sido leal contigo. No te enfades.

Me lo decía mientras su mano acariciaba mi cuello… sabia cuanto me gustaba. Acerco su boca a mi lóbulo… eso me gustaba todavía mas.. Tenia razón, yo había accedido, y no estaba siendo justa.

  • Jorge, cariño, mira… es que no se.. ¿no entiendes que es un disparate?. Si tenemos que mejorar la relación, tomemos unas vacaciones, los dos solos. No se… vamos a Varadero, a Cuba… o a París… No creo que acostarme con… ese… solucione nada ¿no crees?.

  • Solo la imagen de verte con el ya me pone a 100… -puso mi mano en su paquete, y estaba realmente duro. Pensé en sacar partido a la situación.

  • Uhm… bueno, si solo necesitas imaginarlo… podemos aprovecharlo ¿no?.

Me quite la parte de arriba, ofreciendo mis pechos… Le encantaban mis aureolas negras y mis pezones pequeños… sabia cuanto le gustaba comerlos… Vi como me miraba con deseo y mi mano noto como su erección aumentaba, si eso era posible.

  • No.

  • Uhm… vamos amor...-le bese, y respondió a mis besos… sentí su mano en mi pecho y como acariciaba mis pezones.

  • Eres muy mala…

  • Si.

Comenzó a besarme, a acariciarme… el pantalón voló igual que mi tanga...el no estaba desnudo… pero yo estaba tremendamente excitada.

  • Vamos amor...dámela.

  • Espera… tengo algo.

Abrió la mesilla y saco un objeto...una cajita… la abrió...dentro había un consolador...grande...con puás… !vaya vaya!… si quería jugar… jugaríamos.

  • ¿te gusta lo que tengo eh?

  • Siii..

Comenzó acariciarme con el...mi sexo estaba chorreando. Mientras acariciaba mi coño su boca se dedicaba a mis pechos...¿porque no me lo metía de una vez?.

  • Uhm.. por favor… metémela.

  • No…

  • Lo deseo… por favor...ya

El orgasmo llego de improviso...me arquee.

  • ¿Quieres que te lo meta?

  • Si… metémelo ya… meteme algo.

Sentí como ese objeto entraba en mi… las puás proporcionaban un placer adicional...De repente empezó a vibrar… otro orgasmo me sacudió. Jorge se acerco a mi oreja.

  • Me lo ha dado D. Ramón para ti.

En medio de la excitación no sabia como reaccionar...solo dude un instante… busque su boca y le bese largamente…el siguió metiéndome aquel objeto que no dejaba de vibrar… mi sexo era un rio abierto con una corriente continua de liquido que no cesaba de brotar.

Lo mantuvo dentro de mi mientras mis orgasmos se sucedían y el no dejaba de besarme, de acariciarme de tocarme… ni un solo momento me pidió que se la comiera, que le tocara… toda su atención estaba dedicada a mi… y me encantaba…

Llego un momento en que no pude mas… lo saco...y estaba dispuesta a recompensarlo, pero no me lo permitió… cuando bese su cuerpo para llegar a su polla me aparto.

  • No. No puede ser.

  • ¿que?

  • Le he prometido que no te penetraría ni permitiría que provocaras que me corriera.

  • ¿Estas loco?… venga, vamos no digas…

  • No.

Le mire.. Aquello no podía ser cierto.

  • A ver Jorge, me acabas de matar de placer… y quiero darte placer a ti...la fantasía a funcionado, vamos.

  • No. Le he prometido que no lo haría.

  • !joder Jorge el no esta aquí y no sabe que hacemos o dejamos de hacer!

  • Lo se yo Inés.

  • Pero bueno… ¿estas chiflado o que cojones te pasa?. !yo no me he comprometido a nada!.

  • Pero yo si. Y al menos hasta que des una respuesta no…

  • !Pensé que lo había dejado claro!.

  • No dijiste que no. Ni respondiste a su requerimiento. No respondiste si estabas mojada.

Le mire a los ojos. Acaricie su pelo. Le deseaba.

  • Mañana le contare lo que hemos hecho. Y que te gusto su regalo.

  • Jorge, no voy a acostarme con el. ¿lo entiendes?

  • Eso debes decidirlo tu. Díselo.

  • Te lo estoy diciendo a ti.

  • No me vale.

Aquello era absurdo.

  • Mira Jorge, no voy a meterme en la cama con un gordo baboso de 70 años por mucho que sea mi jefe o que tu estés completamente zumbado...¿que haces?¿Acaso te dejas dar por el culo?.

  • No. Pero lo haré si lo desea.

  • Tu estas mal.

  • No. Yo quiero vivir. Disfrutar. Sentir. Mira que noche acabas de pasar. ¿crees que habría sucedido de no ser por el?¿estabas mojada en el reservado?.

  • Vete a la mierda Jorge.

  • Venga no te enfades. Perdoname. A mi me excito todo aquello… pensé que a ti.

  • A mi también. Pero no lo haré. ¿lo comprendes?

Me miro largamente…

  • Si… pero… accederías a que al menos le dieras la oportunidad de conocerle mejor, charlar, ir un día. a tomar algo, a comer, al cine… que se yo…

Joder…

  • Oye, si eso te sirve, a mi no me importa… tampoco es tan desagradable en el trato. Pero no va a pasar nada ¿lo entiendes?

  • Si.

  • Y ahora.. maridito.. seguimos con lo nuestro….

  • Puedo darte placer, pero no puedo penetrarte...ni puedo dejar que me la comas..

Joder!!! Le mire furiosa y me di la vuelta. Estaba cansada. Me quede dormida.

Los días transcurrían con normalidad. Jorge no me penetraba, pero traía distintos consoladores, bolas… incluso unas pinzas que aplico a mis pezones y que mezclaron el dolor con el placer… me sorprendió gratamente que supiera emplearlas de la forma adecuada… todos eran regalos de D. Ramón para mi… Sin embargo, nada en la oficina, en su trato, en su mirada, delataban nada… Por un lado, estaba halagada, por otro no entendía a aquel hombre que me deseaba pero fingía que no me deseaba… de una forma tremendamente convincente. Me intrigaba ademas la relación que D. Ramón mantenía con mi marido...

Un día. nos invito a cenar. Un sábado. Accedí tal y como me había comprometido. Nos invito a un restaurante elegante, pero sin reservados. Jorge y Ramón acudieron de traje, mi hijo menor y mi hija también. acudieron. Yo llevaba un vestido corto, negro, escotado adecuadamente, con medias, zapatos de tacón. Me puse un collar de perlas de Mallorca y una pulsera a juego, y el pelo recogido, me gustaba lucir mi cuello con esas perlas. Jorge me miro.

  • Estas arrebatadora…

  • Gracias.

  • ¿te vistes así… para el?

  • Idiota. Claro que no. Sabes que me gusta arreglarme.

  • Pero sabes que le gustaras así.

  • No lo se. No me importa -¿seguro?.

  • Bien… pues vamos.

D. Ramón ya estaba. Nos saludo con un beso. Saludo a mis hijos de los que hizo diversos cumplidos.

  • Vaya. La jovencita es tan guapa como su madre. Se nota la herencia.

  • Muchas gracias D. Ramón -Ana, mi hija, es una muchacha educada.

  • Inés, estas… increíble… -galantemente beso mi mano.

  • Gracias.

La cena transcurrió normal. Temas intrascendentes. Ni una sola mirada a mi escote… creo que hasta me sentí decepcionada.

  • Inés, Jorge, que os parece una sesión de cine.

  • ¿Como?. Son las 22.30… ya es algo tarde.

  • Ah, desde luego, para los chicos. No hay problema. Podemos dejarlos en casa. La verdad es que hace mucho que no voy al cine, ni lo recuerdo. Me gusta ir al cine acompañado y últimamente…

  • A mi me parece bien -intercedió Jorge-

!Como no! Pensé… todo lo que diga D. Ramón te parece de maravilla…

  • Vamos Inés. Fijate, es una película de temas legales, un laboratorio que es demandado por un bufete de poca monta… Vamos, sera divertido mujer.

  • Vamos Inés, no estropees la noche – Jorge insitia.

  • No se…

-Bueno, si no quieres, no pasa nada. Como se dice, cada mochuelo a su olivo – D. Ramón hizo el ademan de levantarse.

  • Bueno.. esta bien… -me sorprendí aceptando- pero...¿sera en un cine?.

  • Pues claro – D. Ramón se sonrió- ¿donde si no?.

  • No se….- me temía una encerrona.

  • Inés, no acostumbro a obligar a las mujeres a nada

Mire a mis hijos azorada, pero no se habían dado cuenta del doble sentido.

  • Claro, desde luego.

Bien. Porque no. Hasta el lunes no volvíamos a la oficina, y hacia tiempo que Jorge y yo no acudíamos a una sala de cine. ¿Que podía pasar?. Ademas, debía reconocer que no había realizado una sola insinuación, ni una mala mirada. La verdad es que mi jefe se comportaba como un caballero…

Decidimos llevar a casa a los niños. D. Ramón nos esperaría en el cine, en realidad un teatro. Jorge me comento que era estupendo que aceptara, yo le deje claro que mantenía mi postura, el me indico que desde luego, que jamas permitiría que hiciera nada contra mi voluntad… que no había malas ideas ni cosas raras.

La sesión de cine comenzaba a las 00:30, lo que se llama una sesión golfa. D. Ramón tenia las entradas.

  • Vamos. Las tome arriba -se refería al gallinero, la parte de graderio del teatro- seguro que la vemos mejor.

¿mejor? -pensé- si apenas había gente a esa hora.

Fuimos a nuestras butacas, no había trampa ni cartón ya que estaban numeradas. Había algunas personas, no en nuestra fila, si delante. Hablamos de temas intrascendentes hasta que la película empezó. Yo me había sentado al otro lado de D. Ramón, dejando en el medio a Jorge. No quería sorpresas.

Al poco rato Jorge me dijo al oído que salia al baño. Asentí. La película estaba la verdad muy interesante, el abogado argumentaba contra el laboratorio, su alegato era brillante. Ni siquiera le respondí, estaba abstraída en el argumento.

Entonces sentí algo en mi rodilla. D. Ramón se había desplazado al lugar de Jorge, y su mano se había posado en mi pierna. El miraba la pantalla como si nada. Educadamente, tome su mano y la aparte. ¿donde estaba Jorge?. Entonces sentí movimiento al otro lado… era Jorge…

  • Hola. Me siento aquí, total da lo mismo.

  • Escucha no se si…

  • Chiss.. calla..dejame oír, luego me cuentas.

Sentí la mano otra vez. Puse la miá encima para apartársela...se la quite nuevamente. Entonces D. Ramón acerco su boca a mi oído.

  • Estas preciosa y soy un hombre. Perdoname. No lo intentare mas, Ha sido algo inaceptable por mi parte.

Joder… al final va a resultar que la culpa es miá.

No volvió a intentarlo. A mi aquello me resultaba incomodo. Sentí otra mano.. pero esta vez era la de Jorge.

  • ¿Que haces?

  • ¿Te importa?

  • Idiota…

Su mano acaricio mi rodilla...subió a mi muslo…

  • Oye, que esta aquí este…

  • No pasa nada. No se entera. Tranquila. Recuerda que puedo tocarte. ¿cuanto hace que no me dejas sobarte en publico?

Me relaje...deje que su mano jugara con mi muslo y mi pierna...rozo mi braguita...no pude evitar humedecerme. Mire hacia D. Ramón, no parecía enterarse de lo que pasaba. Bien.

Jorge me beso en el cuello… bajo un poco un tirante para besarme el hombro...me encantaba aquello. Le dejaría estar así toda la noche. Era tremendamente erótico.