Cyberia

El sutil manto de la noche cubría Cyberia... sujeto por edificios gigantescos de múltiples apartamentos... Cyberia con sus luces y sus neones publicitarios... Lía examina su nuevo "juguete", un robot sexual de alta gama que promete cumplir todas sus expectativas acerca del buen sexo...

El sutil manto de la noche cubría Cyberia... sujeto por edificios gigantescos de múltiples apartamentos... Cyberia con sus luces y sus neones publicitarios...

Lía paseaba por el salón-comedor de uno de ellos atabiada con una suave túnica de seda blanca que se deslizaba a cada paso por entre sus muslos, una copa de brandy en la mano... algunas cosas nunca cambiarán.

Se dirigió a su dormitorio con las mejillas ligeramente encendidas por el efecto del alcohol y miro por la ventana: a lo lejos veía el mar... tan misterioso, tan solemne...

La costa no quedaba precisamente al lado... pero sencillamente los rascacielos en Cyberia eran descomunales. Abrió la ventana para sentir la brisa marina en aquella cálida noche y el tenue rumor del mar que sobrevivía a la distancia, apagado por el murmullo nocturno de aquella animada ciudad.

Sin saber demasiado bien porqué, de pronto se sentía excitada... y tras sopesarlo durante unos instantes, decidió entregarse a uno de los últimos caprichos que había decidido adquirir: había sido hacía tan sólo unos meses, y se presentaba como la última tecnología para satisfacción sexual...

El aparato en cuestión no recordaba a un hombre más que en el hecho de tener una forma ligeramente antropomórfica, en donde debería estar la cabeza había una oscura bola acolchada con un enorme sensor de color rojizo en forma de ojo, capaz de registrar toda la información necesaria para realizar sus funciones adecuadamente...

Los brazos, bueno... estaban realizados del mismo material y tenían la particularidad de que acababan en unas manos que sólo tenían dos dedos: el pulgar y la parte que correspondía al resto de la mano.

Del torso salían dos pequeños brazos, estos sí cada uno con 5 dedos en sus manos... y lo que debían ser las piernas eran básicamente iguales que los brazos descritos al principio.

Lía, se aflojó el cinturón de la túnica y dejó que cayera sobre sus pies, sintiendo el suave tacto que la acarició. Tomó el aparato (no resultaba pesado en absoluto) y lo colocó encima de la cama.

Se situó delante de él y oprimió un botón: ¡ENCENDIDO! exclamó Lía y la máquina pareció cobrar vida en ese mismo instante.

El aparato observó durante unos instantes detenidamente a Lía con su enorme ojo y momentos después decidió pasar a la acción: con sus potentes brazos empujó a Lía hacia detrás y ésta cayó de espaldas en la cama aún confundida por el alcohol...

La máquina sujetó fuertemente a Lía por las muñecas mientras que con las "piernas" le aprisionaba los tobillos. En un instante se encontraba completamente atenazada...

El robot expulsó una suave fragancia por el cuerpo de Lía, y el agradable perfume inundó su olfato: era tan refrescante...

Los brazos se acortaron y el tronco del robot quedó más cerca del cuerpo de Lía. De su tórax emergieron lo que parecían tres pares de labios de silicona dispuestos en círculo... estaban cálidos... la máquina se había encargado ya de alcanzar la temperatura óptima y ahora se dedicaba a recorrer con ellos el cuerpo desnudo de Lía: la besaba, le mordisqueaba los pezones, el cuello, el vientre, los muslos... los labios subían y bajaban por el tórax del robot abarcando a Lea por completo.

De repente, de cada labio brotó una especie de húmeda lengua y el cuerpo de Lía empezó a ser no sólo mordisqueado y besado, sino lamido y chupado... Lía cerró los ojos inmersa en aquel profundo placer mientras la máquina aceleraba más y más el ritmo... Lía notaba todos sus sentidos a flor de piel, incluso le parecía que el robot ponía excesivo empeño en aquella tarea: los mordiscos, lejos de ser simples caricias, tiraban ligeramente pero de forma firme de sus pezones, de sus labios vaginales, de sus muslos...

La máquina se paró de forma brusca, y las tres bocas se dirigieron hacia su vagina: mientras dos de ellas mordisqueaban sus labios y tiraban de ellos hacia afuera abriendo más y más su coño, la tercera boca empezo a darle lametones de arriba a abajo...¡Dios! ¡cuánto placer! ¡aquella máquina le estaba devorando la raja!

Excitadísima, Lía estaba comenzando a transpirar... el calor ya no sólo ocupaba sus mejillas sino que ahora le quemaba todo su cuerpo: el coño le empezaba a arder mientras se le humedecía más y más. Con los ojos entreabiertos observó uno de los suaves botones deslizantes del lateral del robot y de repente un sudor frío comenzó a invadirla:

Estaba al máximo... quizá en un descuido al limpiar la máquina había deslizado el botón hacia arriba del todo, pero ahora ya era demasiado tarde para pensar en eso: la máquina había terminado de lamerle el clítoris y se disponía a penetrarla.

Un firme y grueso falo estriado emergió del torax del robot mientras las bocas se escondían.

Los pequeños bracitos del costado se dirigieron inexorablemente hacia su rajita y le abrieron completamente el coño... emitió un pequeño gritito excitado mientras se sintió completamente indefensa.

El sudor frío que la estaba inundando se hizo más y más patente: aquel maldito trasto iba a follársela viva... tragó saliva.

El miembro erecto se dirigió a la entrada de la vagina y para su sorpresa (y porqué no decirlo, pánico) comenzó a girar como un taladro. Se introdujo de una fuerte tacada en su coñito y Lía sintió que le estallaba el coño por dentro. Se mantuvo unos segundos en su interior mientras Lía chillaba desesperada entre el placer y el miedo.

Finalmente se la sacó, e instantes después la volvió a meter más fuertemente que la vez anterior mientras emitía un zumbido mecánico.

Un desgarrado grito manó de la garganta de Lía y notó como el enorme ojo rojo la miraba fijamente. En ese instante, una de las manos que le sujetaban las muñecas se soltó y le propinó una sonora bofetada ante sus ojos incrédulos. La volvió a sujetar mientras Lía ahogaba un sollozo y continuó follándosela...

Hacía un rato que Laura había decidido quitarse el pantalón del pijama y ahora se encontraba en braguitas en su cuarto enfrente de su ordenador, masturbándose mientras leía aquel relato. La estaba excitando muchísimo, y aquella historia de ciencia ficción era justo lo que su húmedo conejito había estado demandando durante toda la tarde.

Primero había comenzado simplemente a acariciarse por encima del pijama, sintiendo el suave roce del algodón, pero conforme se sucedían los párrafos y el calor en esa zona aumentaba pasó a hacerse un dedo.

Sin embargo, el relato la estaba poniendo cachondísima y el pantalón del pijama se presentaba como un duro opresor para sus más bajos deseos y optó por bajárselos. Si por algún casual (Dios no lo quisiera), alguien irrumpía en el cuarto diría que se los iba a poner en ese momento o cualquier excusa... en ese instante ya todo le empezaba a dar un poco igual: sus dedos corazón y anular se introducían una y otra vez en su cálida abertura unas veces más rapidamente y otras... de forma pausada.

...Continuó leyendo ensimismada...

El robot estaba follándose brutalmente a Lía, le abría mucho el coño y no cesaba de introducirle aquel extraño y grueso pene giratorio ante las convulsiones, jadeos, gritos y sollozos de ésta...

Le estorbaban las braguitas, de repente opinó que aquello era una mierda y no se paró a pensar nada más:

<>... pensó irritada frunciendo el ceño y se las bajó rapidamente mientras continuaba absorta leyendo el relato de Cyberia...

Ahora el robot había vuelto a sacar una boca mientras continuaba follándose a Lía y con ella había empezado a meterle su mecánica y asiliconada lengua por el culo.

Laura continuó masturbándose excitadísima. Bajó la mirada y contempló el rastro de vello rasurado que cubría la parte alta de su coñito en forma de triángulo... con la otra mano se tiró precisamente de ahí y pudo contemplar su raja: estaba brillante... húmeda...

<> fue lo único que pudo pensar... se estaba poniendo como una moto de verse así. Se sintió como una cerda masturbándose con aquel relato tan bizarro, mezcla entre la sorpresa, la repulsión y el placer... pero en el fondo tenía algo especial que la excitaba muchísimo y no podía parar de meterse los dedos.

Continuó leyendo como el robot se preparaba para penetrar sin miramiento alguno a Lía por el culo a pesar de sus sollozos y observó que el ratón no bajaba más... el final de la historia estaba cerca, una escasa pantalla más y todo habría terminado... pero antes pensó que le apetecía culminar por todo lo alto lo que ella estaba catalogando como una de las mejores pajas que se había hecho en su vida.

Colocó las piernas una a cada lado de la mesa del ordenador, se reclinó para estar más cómoda, y con la mano que ahora le quedaba libre se abrió el coño desde debajo de las piernas como ella había imaginado que se lo abrían a Lía. Se escupió en la otra y se empezó a frotar el clítoris, a deslizar hacia abajo la mano y a metérsela entera... los cuatro dedos de golpe mientras jadeaba como una zorra.

Se iba a correr toda... estaba cascándose una paja como no recordaba desde hacía mucho. Estaba cachonda como una perra.

Se sacó la mano que había estado metiéndose y empezó a lamérsela mientras aprovechaba para masturbarse con la otra.

Saboreó su flujo mientras empezaba a sentir que se corría... aceleró el ritmo y con los dedos que tenía en la boca simuló que chupaba una buena polla mientras entrecerraba los ojos.

No pudo aguantar más.

Se corrió entera mientras apuraba las últimas líneas.

Y un tenue: aaaaaaahhhh se escapó de sus labios mientras continuaba sumida en el más profundo placer, chupándose los dedos...