Cybercafe

Encuentros cercanos en la red.

Trabajo en un cybercafe en la ciudad de México, en una zona, por lo regular turística y de burócratas, aquí puedes encontrar, muy variadas y diversas mujeres, extranjeras, secretarias, estudiantes, etc. Hay una mujer en especial, aproximadamente 30 años, Uruguaya, se llama Elizabeth, es en realidad muy bajita de estatura 1.60 aprox. delgada, ojos verdes muy hermosa en realidad; somos buenos amigos y cuando viene al café normalmente platicamos y bromeamos, yo soy mas alto que ella, y de cuerpo grueso, dice que le gustan mucho mis abrazos, y a mi me gusta sentir su cuerpo junto al mío, así que cada que la veo no pierdo oportunidad de darle un buen apretón.

Un día por la mañana al llegar a trabajar, decidí entrar en esta pagina a leer un poco, encontré un relato verdaderamente excitante, y fue imposible evitar, la evidencia de mi excitación, era temprano aún, y yo estaba de lleno en la lectura, cuando escuche correr la puerta de entrada y la vi llegar, cerro la puerta tras si, y se acerco a mi silla, la vergüenza me decía que no me parara, para evitar se diera cuenta, pero mi calentura me obligo a ponerme de pie, y darle un abrazo muy apretado, mas de lo común, para que ella pudiera sentir la rigidez de mi miembro, y fue así, al sentir mi virilidad, volteo a verme sin soltarse, y me lanzo una sonrisa; creí que la tenia y quise darle un beso, pero ella en ese justo momento se sentó y me dejo ahí parado con las ganas a punto. Hice lo mismo y solo de reojo podía ver en su cara, una sonrisa picara y en cierto punto malvada, estaba calientísimo, así que seguí leyendo una tras otra mientras charlaba con ella, la inevitable aparición del bulto en mi pantalón me delataba, ella lo noto pero evitaba mirar, cuando las cosas empezaban a surgir, entro un cliente, me quería morir, tenia ganas de correrlo y comerme a besos a esa mujer que estaba a mi lado, pero pronto se fue y volvimos a quedar solos, entonces llego el momento que tanto había esperado. Volteo a mirarme y me pregunto. –Que tanto tu haces en esa maquina que te tiene tan firme- No sabia que hacer, no sabia que responder, sabia que ahí estaba la oportunidad que buscaba pero no quería arruinarla con una respuesta estúpida.

Acerco su silla a la mía y comenzamos a leer, podía ver como mordía sus labios, y abría más sus piernas, yo estaba al máximo, no podía creer lo que me estaba pasando, ella me pidió buscara una historia que se desarrollara en una oficina, fue entonces cuando se presento la oportunidad para llevar hasta las ultimas consecuencias mis deseos, así que al no encontrar historias de una manera rápida, le propuse protagonizar una; solo podía esperar una cachetada así que cerré los ojos y apreté la boca para que no me doliera tanto, quedamos un momento en silencio, y sin decirme nada solo me beso, de inmediato reaccione y me puse de pie, dirigiéndome a la puerta para poner el anuncio de comida y bajar la pesada cortina con un candado por dentro, ya de regreso, ella me esperaba sentadita en la silla, solo siguiendo mis pasos con la mirada, Una Vez mas me encontraba frente a ella, y sin pensarlo la toma por la cintura y la puse de pie; mientras la besaba mis manos recorrían su cuerpo, al ritmo de sus jadeos delirantes, existía la posibilidad de la llegada de mi jefe, y fue ese pequeño detalle el que aumentaba por mucho mi excitación, la posibilidad de verme descubierto, la sensación era maravillosa.

Así transcurrió un buen rato entre toqueteos, arrumacos y juegos "inocentes", pero había que dejar eso atrás, así que me fui directo sobre sus pechos que sin ser una exageración, bien podrían ser el deleite de cualquier hombre, los mamaba como un niño aferrado a la fuente de su alimento, mi mano tocaba sus caderas, sus nalgas y se escurrió por sus muslos, no me costo trabajo hacer a un lado su tanga e irrumpir en la intimidad de su piel; estaba muy caliente y húmeda, su cavidad arropo con ternura a los invasores, mientras ellos estimulaban el clítoris, fue entonces cuando sentí llegar su primer orgasmo, una oleada de placer recorrió su frágil cuerpo, y lo estremeció, sus susurros iban en aumento, hasta convertirse en pequeños gritos de placer, al tiempo que hacia esto ella tomo mi cinturón y pantalón y los desabrocho, cayendo estos hasta mis pies, ese día llevaba una bikini de algodón, de color blanca, ver eso le gusto y prendió mas, de inmediato y sin pensarlo se puso de rodilla frente a mi solo observando lo que estaba frente a ella, solo paseaba sus manos por mi abdomen, produciendo cada vez mas placer y excitación en mi, bajo mi bikini, paseando sus dedos en todo lo largo de la extensión de mi miembro, solo con pequeños y acompasados roces, lo llevo a su boca, y comenzó con un buen oral. Era maravilloso ver sus ojos verdes mirarme, entre sus largos cabellos castaños que cubrían su cara al tiempo que me mamaba; cuando estaba a punto de llegar mi corrida, sonó el teléfono, me pidió que no contestara, pero al ver el ID me di cuenta que era mi jefe, así que no pude hacer mas que contestar mientras ella continuaba, la verdad no recuerdo ni que me dijo, solo recuerdo haber hecho mi máximo esfuerzo para no delatar mi situación. Lo que si me dijo es que su papa había pasado por ahí y encontró cerrado, no se me ocurrió mas que decirle que había ido al banco –No hay problema- dijo –Nos vemos en media hora- Que mala suerte pensé, le dije a Eli lo que estaba pasando, y simplemente se arreglo la ropa, me pidió abriera la puerta y se fue sin decir mas. Me quería morir, por que como dice aquel comentarista deportivo: ¡ Era suya, la tenia, la acaricio y EL WEY la dejo ir….

Pero Eli me tenia una sorpresa, que pronto compartiré con ustedes.