Curso nuevo vida nueva (3/4)

El vino y sus peligros

MIRIAM

Vaya, primera frase que me suelta y ya con la sonrisita. De hecho, desde que ha entrado por la puerta que tiene la sonrisa puesta. Tienes que relajarte. Es sólo tu compañera de trabajo, hetero, que necesita asilo porque tiene la nevera vacía y le da pereza ir hasta su casa. Interés puro y duro.

N: Así que esta es tú casa eh!? Me gusta! Está muy bien decorada!

M: Qué va! Pero si faltan un montón de cosas… Mira, pasa a la cocina, por aquí. Pues a ver, de cenar tengo gazpacho que hice ayer y no sé, podemos hacer una tortilla rápida o…

N: Gazpacho!!! Me encanta!!! Yo realmente no tengo mucha hambre, creo que con el gazpacho y una fruta tengo bastante.

Como no deje de sonreir soy capaz de… no, no soy capaz de nada porque me va a pegar una hostia y se va a ir, y no conviene enfadarse con una compañera de trabajo.

M: ¿Y de beber qué quieres? Agua? Coca-cola? Cerveza? Vino? Zumo? Tequila?

N: Jajaja, Estás tú muy loca…

M: Jajaja, sí, sé que lo del tequila…

N:  ¿Zumo para cenar??

M y N: Jajajajajaja –Cuando dejan de reir a carcajadas se quedan unas millonésimas de segundos calladas, que parecen eternas, sonriendo y mirándose a los ojos.

N:  Mmm…  ¿Tú que tomarás?

M: Yo una copa de vino blanco, me estoy aficionando

N: Venga va, pues yo otra

M: Ok pues ves a sentarte en el sofá que acabo de servir el gazpacho y las copas y enseguida vengo.

N: Es al final del pasillo me imagino, no?

M: Ay sí, que no te he enseñado el piso, perdona, soy una anfitriona pésima.

N: No pasa nada tonta, ya me lo enseñarás luego.

Noto a Nerea un poco nerviosa; excepto en el momento en que nos hemos quedado mirando después de reírnos, creo que me está esquivando la mirada. Cada vez que la miro gira la cabeza hacia el plato. Parece que está un poco tensa, aunque cada vez menos, el vino la está relajando.

N: Estaba buenísimo el gazpacho Miriam, un diez para la cocinera.

M: Gracias, me enseñó mi abuela. –Mientras coge la copa de vino y le da el último sorbo, acto que repite Nerea- Bueno, ¿y entonces las clases qué tal? Aunque vayas tan cansada, al menos la carrera te gusta, no?

N: Sí sí, hay algúna asignatura aburrida pero la carrera pinta bien. Pero no hablemos de clases ahora por favor! Ya he tenido bastante por hoy. Relax.

M: Muy bien, pues… ¿qué tal tus vacaciones? –Nerea se atraganta con el vino-

N: Pues ya te conté… en Tenerife, con mis amigas… sol, playa y fiesta.

M: No no no, me contaste la versión oficial, la que le contaste a toda la oficina. ¿Ningún cotilleo? Vaa… que no sale de aquí!!

NEREA

¿Esta mujer me ha leído la mente? ¿Cómo sabe que hay algo que no le he contado? Encima ha ocurrido lo que me imaginaba, se me ha subido el vino a la cabeza y más que me va a subir con la segunda copa que me estoy sirviendo. Pero no tengo miedo de contárselo; de hecho, no es nada malo, es algo que ocurrió y punto, ella mejor que nadie me entenderá.

N: Bueno eh…

M: O sea que algo pasó!!! Lo sabía! Cuenta cuenta!! ¿Quien fue? ¿Lucía? ¿Natalia? ¿Noemí? –Si algo tenía Nerea es que hablaba mucho de sus amigas, así que para Miriam era como si las conociera-

N: Mmm… no

M: Ah! ¿Fuiste con alguna más que no conozco?

N: No… es que fui yo.

M: ¿Cómo??? Pero… pero… tú no estabas tan bien con tu novio?

N: Sí, en realidad fueron sólo unos segundos, en seguida reaccioné y me alejé de ella…

M: Ah bueno si fueron unos segundos, irías borrachilla,… suele pasar… -Reacciona ante lo que acaba de oir y saca los ojos de sus órbitas- PERDONA!??? De ella?? Waoo…

N: Sí sí, pero ya te digo, que en seguida lo dejé.

M: -Poniendo sonrisa picarona- Bueno y… ¿te gustó?

N: La verdad es que sí –En estos momentos no sabe a donde mirar y se ruboriza. Toma otro trago, se está acabando la segunda copa-

M: Si es que mola mucho.

N: Oye, ¿te puedo hacer una pregunta?

M: Dime

N: Tú eres lesbiana, ¿verdad?

M: Ahá, de pura cepa.

N: Jajaja, como el vino.

M: Sí, como todo el vino que te estás bebiendo.

N: Sí, estoy un poco borracha, creo… -deja el vino en la mesa. Miriam observa todos sus gestos hasta que Nerea se vuelve a acomodar en el sofá. Se la queda mirando.

No sé si es el vino, el estar fuera de la oficina o qué, pero ahora mismo veo a Nerea muchísimo más guapa. Igual son los coloretes que tiene, entre los nervios que lleva encima y el vino que se ha bebido. Y tanto vino tanto vino… con lo delgada que es y lo poco que dice que bebe normalmente, me da miedo, porque en el supuesto caso de que perdiera la vergüenza y se lanzara, yo no la echaría para atrás por mucho novio que tenga. Mierda, ha cambiado de posición y nuestras manos están a pocos centímetros. ¿Qué está haciendo? Se está inclinando hacia mí, demasiado rápido…