Cursillo de verano con adolescentes (final)

Triunfara el amor? El sexo seguro que sí. Desenlace de esta historia.

CURSILLO DE VERANO CON ADOLESCENTES (5ª Parte y final)

Antes de leer este relato recomiendo leer las entregas anteriores para conocer a los personajes y la situación. Os dejo con el relato.

  • Lo siento…perdóname.

Migue dejó de mirarme y se giró hacia la ventana. Estuvo un rato sin hablar, se notaba que estaba realmente muy dolido.

  • Eres un cabrón – me contestó al fin, y casi agradecí que me insultara si al menos así rompía aquel silencio tan incómodo.

  • Ya lo se.

  • Pensaba que después de lo que pasó entre nosotros yo era alguien especial para ti. Pero ayer pasaste de mí todo el día y encima hoy me entero de que por la noche te follaste a Álvaro. Joder, te conté que a Álvaro también le gustaban los chicos y te faltó tiempo para ir a por él.

  • Eso no es cierto – le contesté -. Mira Migue, yo no tenía ninguna intención de que pasara nada con Álvaro. Fue él el que vino a mí y me empezó a calentar. No voy a negar que es culpa mía, y que fui yo el que la cagué dejándome llevar. Pero yo solo quería estar contigo. Llevo dos días tratando de hablar contigo y decirte que solo pienso en ti.

  • Pero Iván, ¿cómo crees que voy a confiar en ti ahora después de esto?

  • Mira – le dije -. Voy a ser sincero cien por cien contigo. Ayer Álvaro me calentó muchísimo en la piscina. Luego traté todo el día de hablar contigo porque sabía que te habías enfadado, pero fue imposible. Por la noche fui a tu habitación y me dijeron que estabas ya durmiendo, me fui a dar una vuelta antes de acostarme y apareció Álvaro dispuesto a terminar lo de la piscina. La cagué. Caí en su juego. Tú sabes que Álvaro está muy bueno y se me fue la cabeza. Pero me arrepiento, me arrepiento muchísimo. Y luego hoy, después de comer cuando he ido a tu habitación he visto que estabas con Nacho.

Migue se quedó sorprendido y se puso todo rojo.

  • ¿Cómo has visto eso? – me preguntó.

  • Os he oído, y después he subido a las habitaciones de arriba y he visto por la ventana que estabas follando con él. He sentido mogollón de rabia y celos, la verdad. Después me he ido, he pillado a Álvaro que estaba en la piscina y me lo he vuelto a follar esta tarde. Quiero que lo sepas, porque quiero que veas que soy sincero del todo contigo.

  • Así que hoy otra vez, ¿no? – dijo mirándome con dolor.

  • Sí, pero ha sido por despecho, por celos y rabia. Te he visto con Nacho y me ha dolido tanto que en un ataque de estupidez he querido devolvértela follando con Álvaro otra vez. Pero no significa nada, sólo lo he hecho por dolor, igual que tú con Nacho.

  • ¿Y si te dijera que yo no he follado con Nacho por despecho? – me contestó como retándome. Yo me quedé un rato mirando a sus ojos, sabiendo que eso no era cierto, que él me amaba, porque sólo cuando se ama así uno llega a sentir tanto dolor.

  • Si me dijeras eso entonces no tiene sentido que hablemos más, porque significará que te he perdido para siempre por mis estupideces. Y en realidad es lo que me merezco.

Migue volvió a desviar su mirada hacia el suelo. Se notaba que no sabía que decir. El daño era muy reciente, pero yo tenía la intuición de que sentía algo fuerte por mí.

  • Migue, se que la he cagado mucho, pero si te sirve de algo…para lo único que me han servido estos dos días ha sido para darme cuenta de que siento algo por ti. Que solo me interesas tú, que no te me vas de la cabeza en todo el día. Y que si pudieras perdonarme…quiero estar contigo.

  • ¿Lo dices en serio? – me preguntó.

  • Nunca he estado tan seguro de nada en mi vida. Dame una oportunidad, por favor.

  • Iván, yo me he enamorado como un gilipollas de ti – dijo por fin sincerándose -. Cuando estuve contigo la otra noche en esa cama yo…sentí que estaba en el paraíso. Lo que he vivido con Álvaro, o con Nacho no podía ni acercarse. Esa noche sentí que quería estar así todas las noches de mi vida.

  • Yo también lo sentí, Migue.

  • Si te doy una oportunidad…no me falles, porque me destrozarías. Estos dos días han sido una agonía que no puedes imaginarte. Ayer porque te sentía lejos, y hoy…hoy lo que más me dolía no era imaginarte con Álvaro, sino pensar que yo no era nada para ti más que un polvo de una noche, pensar que no iba a estar contigo como yo había imaginado.

  • Quiero que estemos juntos. No quiero nada más ahora mismo – le contesté seguro de mí mismo y mirándole a los ojos -. Anda, ven y siéntate aquí conmigo, por favor.

Se levantó de la cama y vino hasta la mía. Iba a sentarse a mi lado cuando le cogí de la cintura y le puse delante de mí. Le hice abrir las piernas y sentarse sobre las mías, muy pegados.

  • No sabes cuánto he deseado volver a estar así contigo – le dije.

  • Y yo.

Acerqué mis labios a los suyos lentamente, sintiendo el calor que despedía su cuerpo y nos fundimos en un beso apasionado y lleno de amor. Nuestras lenguas se entrelazaron mientras nuestros labios se apretaban con fuerza. Fue un beso maravilloso. Tenía su maravilloso cuerpo sentado sobre mí, así que no pude evitar que mis manos sobaran sus piernas, su vientre, su pecho, y también su cuello y su cabeza. Tan solo hacía un rato que había echado un polvazo con Álvaro, pero mi polla pedía más guerra. Pude notar que Migue estaba en la misma situación que yo pese al polvo que había echado por la tarde con Nacho, ya que eché mano a su paquete y su polla estaba durísima.

  • Quiero que hagamos el amor, Migue – le dije esperando que él también quisiera.

  • Yo también quiero, pero después de lo de esta tarde tengo el culo algo dolorido, porque Nacho es un poco bruto.

  • No te preocupes – le dije mirándole tiernamente -. Podemos hacer otras cosas.

Quizás Migue no pudiera hacer de pasivo, pero yo sí. Aunque Álvaro me la hubiera metido por la tarde mi culo dilataba realmente bien y no tenía problema en volver a hacerlo. Además, si había hecho de pasivo con Álvaro era justo que lo hiciera también con Migue, con el chico al que amaba, y por qué no decirlo, me ponía a mil la idea de que me follara él.

Hice que se levantara de mis piernas y lo desnudé por completo mientras nos besábamos. Él también hizo lo mismo conmigo y después nos tumbamos juntos en la cama. Seguimos besándonos un buen rato. Después me situé entre sus piernas de rodillas y le hice abrirlas. Su rabo quedó tieso delante de mí y aunque deseaba comérmelo entero me quedé un rato mirando el espectáculo. Era increíble, me ponía a cien. Me agaché, cogí esa polla dura con toda mi mano y me la llevé a la boca. Empecé a pasarme el capullo por mis labios húmedos mientras oía la respiración de Migue acelerarse. Bendito sonido. Poco a poco me la fui introduciendo, quería disfrutar al máximo de aquel momento que llevaba dos días deseando. A medida que me lo metía en la boca iba notando cómo se endurecía más a causa de la excitación. Finalmente de un movimiento rápido me la introduje hasta el fondo, hasta que sus huevos chocaron con mi barbilla y su capullo estaba pegado a mi campanilla. Migue gimió de placer y yo creí que me derretía de gusto. Noté una gran cantidad de líquido preseminal en su punta, y me pareció un manjar exquisito, un adelante fantástico a lo que aún tenía que venir. Empecé a moverme para hacerle una buena mamada. Él abría más sus piernas, como invitándome a que se la comiera hasta el fondo en cada movimiento, y por supuesto yo no estaba dispuesto a rechazar tal invitación. Mientras se la chupaba, con una mano sobaba sus huevos, y con un dedo untado en saliva le iba masajeando el ojete. No tenía intención de meterle ningún dedo, pues me había dicho que estaba algo dolorido por el bestia de Nacho, pero un masaje ahí siempre ayuda a aumentar el placer de una mamada. El chaval se estaba derritiendo de placer, y yo estaba disfrutando como un cerdo de todo, pero si no quería que se corriese tan pronto tenía que parar aquello y empezar con otra cosa. Puse un montón se saliva en su polla y en mi mano. Mientras se le restregaba con una mano con la otra puse un poco en la entrada de mi culo. Cuando estuvo todo a punto dejé de comérsela y me levanté de la cama. Él se quedó extrañado y me preguntó qué tenía pensado.

  • Tú déjame hacer que yo soy el profe. Levántate – él me obedeció al instante y dejó la cama vacía. Yo me arrodillé sobre ella y me puse a cuatro patas dejándole mi culo abierto a su disposición.

  • ¿Quieres que te folle?

  • Claro, ¿tú no quieres?

  • No se, suelo hacer de pasivo – me contestó.

  • Pues hoy voy a ser yo el pasivo, quiero me hagas el amor, Migue.

El chaval se arrodilló en la cama detrás de mí y empezó a acercarse. Yo me moría de ganas por sentir su polla entrar dentro de mí. Podría haberle cabalgado como había hecho antes con Álvaro, probablemente eso hubiera sido más fácil para los dos, pero me ponía a mil la idea de que fuera él el que trabajara, el que me embistiera y me la clavara. Noté su polla en mi culo. No estaba exactamente donde debería, y empezó a moverla buscando el sitio exacto con algo de torpeza. Lejos de molestarme aquella indecisión y falta de seguridad me provocó un sentimiento de ternura y a la vez de excitación brutales. Llevé mi mano atrás y le cogí la polla con la intención de ayudarle a guiarla hasta el sitio exacto. Ahora sí la noté en la entrada de mi culo.

  • ¿Ahí está bien?

  • Ahí está perfecto. Empuja.

Empezó a hacer algo de presión, yo le ayudé tirándome un poco hacia atrás para ayudar a que entrase y al poco noté cómo su capullo se abría paso hacia mi interior con facilidad.

  • ¡Aaaah! Así campeón, sigue empujando, hasta el fondo.

Noté como todo su tronco resbalaba con facilidad hacia mi interior, el polvo de la tarde con Álvaro me había dejado bien dilatado, con lo que no hubo ningún problema. Al notar sus huevos chocar con mi culo sentí que me moría de placer, por fin mi niño me poseía. Migue tiró todo su cuerpo contra el mío y me abrazó mientras soltaba un gran gemido de placer al llegar hasta el fondo. Apoyó su cabeza en mi espalda y pude sentir su respiración entrecortada a causa de la excitación. Estuvimos un rato así parados hasta que el chaval no aguantó más y empezó a bombear. Dios, qué sensación. Empezó a hacerlo directamente rápido, se notaba que estaba tremendamente excitado ante la perspectiva de follarme. Su rabo entraba y salía de mi culo a toda velocidad. Pensé en decirle que fuera más lento, que quería disfrutar mucho rato de aquello, pero qué demonios, si por la situación, la excitación o lo que fuera el chaval quería un polvazo rápido y bruto yo no se lo iba a impedir, después de todo yo pienso que el sexo hay que hacerlo cada vez como apetezca, y no planificar cómo quieres que sea. Me relajé para disfrutar al máximo de sus embestidas, dado que sabía que a aquel ritmo no tardaría demasiado en correrse. Me tenía cogido de la cintura con mucha fuerza, como si no quisiese que volviésemos a separarnos nunca y aprovechaba cada embestida para metérmela con fuerza hasta el fondo. De repente noté cómo su polla hinchaba, su respiración se agitaba más y de golpe paró el ritmo. Imaginé que iba a correrse ya, pero para mi sorpresa mi niño me demostró ser un auténtico crak, y lo que hizo fue parar el ritmo y aguantar para no acabar ya. Después de haber aguantado el primer amago de corrida, Migue siguió a su faena, y yo encantado de que aquello durase un poco más. La cama se movía, crujía desesperadamente, los muelles no paraban de quejarse. Menos mal que todo el mundo estaba fuera viendo aquella película, si no hubiera sido difícil ocultar lo que estaba pasando en mi cuarto. Migue empezó a cogerme del pelo mientras me seguía dando caña. Para estar acostumbrado a hacer de pasivo la verdad es que lo hacía que te cagas. Se le salió la polla un par de veces de tanto apurar los movimientos, pero me la volvía a meter sin problemas causándome además un enorme placer cuando lo hacía, ya que la lubricación, mi culo abierto a saco y nuestra excitación permitían que me la clavara entera sin ningún problema. Empecé a pajearme mientras él me follaba, pues quería intentar que acabásemos lo más juntos posible. Después de un rato más de estar en el cielo, Migue se echó un poco más encima de mí e intentando hablarme cerca del oído me dijo:

  • Iván, me corro, ¿la saco?

  • No, córrete dentro, por favor.

Me dio un super empujón que casi me empotra contra el cabezal de la cama y empezó a descargar chorros de leche en mi culo. Me excitó tanto notar su líquido caliente en mi interior que aceleré la paja que estaba haciéndome con una mano y empecé a correrme yo también echándolo todo sobre la sábana. No es que fueran unas corridas muy abundantes, teniendo en cuenta que los dos habíamos follado por la tarde y por tanto estábamos recién descargados, pero aún así fue muy excitante. Cuando terminamos y los dos recuperamos un poco la respiración Migue me sacó la polla del culo y se tumbó en la cama. Yo hice lo mismo a su lado. Los dos nos quedamos mirándonos atontados, hasta que al fin me dijo:

  • Iván, te quiero.

Yo sentí que me moría de gusto cuando oí aquello. Yo siempre había sido un chaval de pocos compromisos, solo había tenido un novio, porque siempre había preferido los rollos, conocer a un tío, follar con él y nada más. Había estado con alguno follando durante meses sin llegar a planearme en ningún momento la posibilidad de nada más con él. Y sin embargo Migue me había enamorado tanto en tan solo dos días que me sorprendí a mí mismo mirándole a los ojos, acariciándole su pelo y su frente sudados y diciendo unas palabras que nunca habían salido de mi boca para ninguna otra persona.

  • Yo también te quiero, mi niño. Quiero que estemos juntos siempre.

Empezamos a besarnos sin parar. Nos besamos durante minutos, horas, no lo se, hasta caer dormidos. Migue y yo estábamos juntos, todo era nuevo, emocionante, era perfecto. Migue se durmió con su cabeza apoyada en mi pecho y yo suspiré al fin aliviado por haber recuperado a mi niño después de todas las aventuras que había vivido aquellos días. Ni en mis sueños más calientes y morbosos hubiera imaginado la cantidad de sexo que iba a tener en aquel cursillo, igual que jamás hubiera pensado que encontraría el amor de la mano de mi alumno de 16 años. Aún quedaban tres días más de nuestro cursillo de verano, pero aquellos cuatro primeros días, en especial los tres últimos habían sido frenéticos, morbosos y excitantes, y marcarían mi vida hasta ahora.

EPÍLOGO

Hasta aquí la historia, ahora os contaré si os interesa de forma breve qué sucedió después con todos nosotros. El cursillo terminó sin mucho más movimiento. Yo me pasé los tres días que quedaban pegado a Migue, le daba clases pero ya con otro rollo, y follábamos todo lo que podíamos y más, aunque manteniéndolo en secreto para el resto de alumnos y profes, claro. Le conté a Migue lo bien que se había portado Álvaro explicándomelo todo, reconociendo sus meteduras de pata y animándome a arreglar lo nuestro, así que Migue dejó de estar enfadado con él y volvieron a hacerse tan amigos como eran. A mí me encantaba que Álvaro estuviera siempre alrededor nuestro, porque era un chaval genial, nos daba un montón de alegría y por qué no decirlo, también habíamos compartido con él tanto Migue como yo momentos íntimos, buenos, excitantes y geniales. Y qué coño, era nuestro colega y nuestro mejor aliado. En cuanto a Nacho, se cabreó al perder a Migue. Álvaro nos contó que se enrolló con él un par de noches en la habitación por quitarse los dos la calentura más que nada, pero se distanció tanto de Álvaro como de Migue y los últimos dos días de curso se juntaba más con otro grupo de chavales.

Después volvimos todos a casa. Ha pasado un año desde entonces y yo sigo con Migue. Es el niño de mi vida, y aunque ahora tiene 17 años no ha cambiado nada su cara de niño que me vuelve loco y sigue teniendo cada vez mejor cuerpo. Echamos unos polvos que no son normales, y como los dos somos versátiles pues nunca nos aburrimos. Además de ser su novio sigo siendo su profe de trompeta, aunque cada vez tiene más claro que la trompeta es solo una afición para él y que quiere estudiar otra cosa, a mí me parece genial. Yo ya le he dicho a mis padres que estoy con él, y todo va estupendamente, y él está pensando en decirlo también, porque estamos ya muy seguros de lo nuestro. También sigo dándole clases a Álvaro. El muy cabrón se ha echado novio también desde hace unos meses. Otro chico de la escuela, uno que toca la batería y que por cierto está increíble de 17 años que se llama Andrés. Él dice que no es su novio, que sólo follan como conejos, pero Migue y yo lo notamos diferente que otras veces con otros líos, y sabemos que este chico realmente le gusta y que acabará estando con él, y nos encanta porque es un chico genial, divertido, algo alocado, buena persona, ideal para Álvaro.

Dentro de una semana empieza otra vez el cursillo de música de verano. Repetimos lugar, lo cual es genial sobretodo porque trae estupendos recuerdos. Migue estará todo el curso en mi habitación, aunque oficialmente comparta habitación con Álvaro y con Andrés. El otro día Álvaro medio de coña sugirió que este año en el cursillo tenemos que hacer una especie de orgía los cuatro…Todos nos reímos con la coña, pero Migue me dijo después que realmente no le importaría por probar una experiencia nueva. Nosotros confiamos cien por cien el uno en el otro y en que nos queremos, y la idea de volver a hacerlo con Álvaro y probar con Andrés no voy a negar que me pone a tope…ya os contaré que sucede en el cursillo de verano con adolescentes 2007.

FIN

Llegó el fin, nunca había contado nada tan largo. Espero que los pocos que halláis llegado hasta el final halláis disfrutado. Espero comentarios. Un saludo a todos los lectores de Todorelatos!!!