Cursillo de verano con adolescentes (4)

Empieza a aclararse mi situación con los tres adolescentes calientes.

CURSILLO DE VERANO CON ADOLESCENTES (4ª Parte)

Antes de leer este relato recomiendo leer las entregas anteriores para conocer a los personajes y la situación. Os dejo con el relato.

  • No se por dónde empezar – me dijo Álvaro. Estábamos sentados cerca del lugar en el que habíamos follado tan salvajemente, lejos del albergue. Nos habíamos vestido y habíamos buscado un sitio en el que pudiéramos al menos sentarnos. Tenía muchas ganas de escuchar lo que Álvaro tenía que contarme, la explicación a todas las cosas que habían sucedido desde que empezó todo el lío, desde que me acosté con Migue -. Empezaré diciéndote que Migue y yo estábamos medio liados, aunque tú eso ya lo sabes, ¿no?

  • Sí, él me lo contó – le respondí -. Espero que no te moleste.

  • No, me da igual. El caso es que también me he liado a veces con Nacho, lo cual complicaba todo mucho.

  • ¿Por qué? – pregunté yo.

  • Verás. Migue es un poco enamoradizo, no le sentaba bien que yo follara con Nacho a veces, creo que veía en mí una especie de novio, pero yo no quería eso. Por eso estaba deprimido el día que todo empezó, ¿verdad?

  • Sí, eso es lo que me contó a mí la noche que durmió en mi habitación.

  • Vale, después de esa noche yo tenía la sospecha de que tú y él os habíais liado, pero no estaba seguro. Como me excitaba mazo la posibilidad de que te fueran los tíos y tú siempre me has dado un morbo tremendo, al día siguiente traté de lanzarte indirectas para ver si podía liarme contigo o no.

  • Eso fue ayer en la piscina – continué yo.

  • Exacto, y como vi que reaccionabas como yo esperaba, me lancé por la noche y acabamos follando. El malentendido vino después.

  • Continúa – le dije.

  • Esta mañana dándole vueltas a la situación he pensado que como habías follado conmigo anoche sin ningún problema y sin comentarme nada de Migue, seguramente mis sospechas de que os habíais liado eran equivocadas y probablemente no habíais hecho más que hablar, como Migue nos contó.

  • Entiendo. Pero yo sí que me lié con Migue.

  • Sí, pero yo ya pensaba que no. Así que después de la comida les he contado a Migue y a Nacho en la habitación nuestra aventura de anoche.

Ahora todo cobraba sentido. Por eso Migue se había mostrado dispuesto a hablar conmigo por la mañana y después me había dado plantón. Por la mañana sólo estaba molesto por los tonteos de piscina, pero por la tarde se había enterado de lo mío con Álvaro. Por eso estaba tan cabreado, joder.

  • Cuando se lo he contado – siguió Álvaro -, Migue se ha enfadado mucho. Yo nada más verle la cara he comprendido que la había cagado, que realmente entre vosotros había pasado algo. Migue estaba cabreado, entre llorando y lleno de rabia. Yo sólo quería escurrir el bulto, le he dicho que no se pusiera así, y él me ha contestado que no se ponía de ninguna manera, que tú sólo eras el profe y que podía hacer contigo lo que quisiera, pero yo sabía que mentía y que sentía algo por ti. Como solo quería salir de aquella situación he pillado el bañador y me he ido a la piscina.

  • Ahora todo encaja. Por eso no ha venido a hablar conmigo – concluí yo -. ¿Pero por qué se ha follado a Nacho? ¿No eras tú el que lo hacía con él?

  • Yo he follado con Nacho a veces, pero a Nacho en realidad siempre le ha molado Migue, siempre ha ido detrás de él. Nacho se moría por follar con Migue, pero Migue nunca ha querido follar con Nacho, porque a él le molaba yo, antes de que tú entraras en escena, claro. Al enterarse Migue de lo que tú y yo hicimos anoche se habrá sentido como si le pusieras los cuernos, y habrá pensado en un ataque de estupidez en devolvértelo. Y conociendo a Nacho seguro que ha visto la situación y ha aprovechado para conseguir lo que quería, follarse a Migue.

  • Osea, que Migue se ha follado a Nacho por joderme porque se ha enterado de lo nuestro de anoche.

  • Y tú has follado conmigo para joderle a él. Sois un par de bobos. De todas maneras ya ves que la culpa es mía. Yo seré lo que quieras, ¿sabes? Pero no quiero joder a mis colegas. No he hecho nada con maldad, pero todo lo que hecho estos dos días a jodido a alguien, seducirte, contarlo después creyendo que no pasaba nada

  • No es culpa tuya, Álvaro – le respondí tratando de aceptar la verdad -. La culpa es mía. No tendría que haberme dejado llevar de esa manera. Mira, los dos polvos que he echado contigo han sido…increíbles, pero no es eso lo que en realidad quiero.

  • Ya lo se tío, si yo lo entiendo. Yo no quiero nada raro contigo, solo que me das morbo y quería follar contigo. ¿Quieres que hable con Migue y le explique todo?

  • No, tengo que hablar yo con él de una puta vez. No se si me perdonará lo de anoche, pero tengo que intentarlo. A medida que todo esto ha ido liándose más creo que en realidad me he ido enamorando más de él. No se por qué, pero es como una obsesión.

  • Pues espero que te perdone. Y que tú me perdones a mí por haber provocado este lío.

Puse mi mano en la barbilla de Álvaro y le levanté la cara para mirarle a los ojos. No dejaba de sorprenderme su belleza. Una vez consumido el deseo por él, su belleza no se esfumaba, si no que cambiaba y pasaba de ser una belleza pasional y lasciva a ser una belleza tierna y entrañable.

  • No tengo nada que perdonarte. Perdóname tú a mí por usarte – después de decir eso le di un beso. No importaba si amaba a Migue o no, Álvaro también formaba de alguna manera parte de mi vida ahora, y después de haberlo tratado como lo hice se merecía un beso tierno por mi parte.

  • ¿Usarme? Creo que tardaré mucho en volver a echar un polvo como éste – me respondió recuperando su actitud de siempre, alegre, sinvergüenza, descarada -. Bueno, a partir de ahora profe y alumno otra vez, ¿no?

  • ¿Profe y alumno? – le respondí haciéndome el ofendido – creía que éramos colegas.

Ahora fue él el que me plantó un último beso rápido y medio en broma que zanjaba nuestras aventuras sexuales. Os digo que jamás he vuelto a tener sexo como lo tuve con él. Después he tenido otras cosas, sexo con amor, de muchas otras maneras, pero nunca tan morboso como con Álvaro.

Ahora tocaba pensar en cómo solucionar el problema con Migue si es que tenía solución. Me daba miedo que ahora se hubiera pillado por Nacho y no quisiera saber nada de mí, pero Álvaro me contó volviendo hacia el albergue que no me preocupara por eso, que él los conocía bien a los dos y Migue podía haberse follado a Nacho por despecho, pero que no le gustaba ese chico y no se iba a enamorar de él. Eso esperaba yo.

Pasé lo que quedaba de tarde madurando lo que le quería decir y después tuvimos la cena. Después iban a proyectar una película al aire libre para todos, decidí que el mejor momento para hablar largo y tendido con Migue era que los dos nos perdiéramos la peli. Cuando estaban preparando la proyección vi a lo tres chavales sentarse en las sillas que había preparadas. Nacho se sentó en el centro y Migue y Álvaro uno a cada lado. Se notaba que Migue trataba de evitar un poco a Álvaro, la cosa entre los tres estaba extraña, tensa, nada que ver con el colegueo que traían al principio de la semana. Antes de que empezara la peli me acerqué a donde estaban y fui directamente a Migue, el cual rehuía mi mirada.

  • Migue, ven que quiero hablar contigo – le dije con una pizca de autoridad, para que no hubiera posibilidad de escaqueo por su parte.

  • Va a empezar la peli y quiero verla – me respondió retándome.

  • Pues cuando volvamos te la grabo, o te la alquilas, venga.

Migue se levantó de mala gana. Nacho me miró con cara de pocos amigos. Supongo que no le hacía gracia la idea de que aclaráramos nada, porque eso lo alejaba de Migue, pero como comprenderéis me importaba un cuerno Nacho. Álvaro me miró con complicidad y sentí que me deseaba suerte con su mirada.

Llevé a Migue a mi cuarto, al lugar donde había empezado todo con una conversación y donde pretendía que todo acabara de la misma manera, acabara bien o mal. Nada más llegar cerré la puerta y me senté en mi cama, él se sentó en la otra, evidente dado nuestro distanciamiento. Se tiró un rato mirando al suelo, y yo mirándole a él, esperando el momento en que se decidiera a poner sus ojos sobre los míos. Cuando por fin lo hizo y nuestras miradas se encontraron empecé a hablar.

  • Lo siento

CONTINUARÁ

Perdonad que no haya sexo. Soy el primero al que le gusta que siempre haya algo, pero la historia requería un capítulo para preparar el final, y tampoco quería alargarlo hasta el exceso por meter una escena de sexo. El próximo capítulo será el último, no os lo perdáis, por favor. Gracias!!!