Cursillo de tenis particular
Una historia real que nos pasó el año pasado, donde un juego se convierte en fantasía y la fantasía en realidad, donde los ingredientes del deporte se conjugan también en el sexo.
El otro dia estaba con mi chica pasando unos días de vacaciones en un pueblo. Paisajes bonitos, aire puro, tranquilidad, combinado con un poco de deporte al aire libre. Por si no hacia buen tiempo para ir al amonte, nos llevamos las raquetas. Un día que llovía estuvimos jugando en un frontón y como mi chica no tiene costumbre, aquello no parecía un partido, yo iba y venía a por la pelota, nos hartamos de reír;
Aiiiiiii ... mierda, se me ha vuelto a escapar ... ¿puedes traerme la pelota?
Vooooooy ...
Cuando sacaba yo, pues tres cuartos de lo mismo. Así que empecé a comentarle cosas.
- Ponte ahí y dale a la pelota cuando cae, no cuando sube, ... Golpea con todo el gesto, ... la pata derecha delante ... no saltes ... todo ello aderezado de ejemplos y risas, ya que soy bastante payaso.
En ese plan nos podíamos tirar horas, por lo que, al rato me acerqué y me coloqué detrás, agarrandola por la cintura. Le guié en la posición de las piernas y los brazos, tocando continuamente mi cuerpo con el suyo. Me pegué a su espalda y le di un beso en el cuello. Se estremeció. Puse mis manos en sus caderas y la agarré con firmeza, pegándola a mi vientre. Recorrí con mis manos sus brazos hasta llegar a las manos. Agarré su mano que tenía la pelota con la izquierda y con la derecha agarré su derecha que sostenía la raqueta. Le repetí los gestos de golpear la pelota un par de veces.
Me separé unos pasos.
Intentó darle pero el resultado no fue muy satisfactorio. Rápidamente me acerqué y la volví a agarrar de las caderas y la acerqué a mi con un gesto más brusco. Después de volver a recorrer los brazos y repetir el gesto, en vez de soltarla, recorrí los brazos hacia arriba y pasé a agarrarla de las tetas y mis dedos se fueron a por sus endurecidos pezones, mientras le besaba el cuello, llevando mi lengua desde el cuello hasta el lóbulo de su oreja ... Suspiró y frotó su culo en mi, ya animado, paquete. Miró alrededor y dio un paso atrás, mientras yo hacía lo mismo. Repitió la misma operación hasta que mi espalda llegó a la pared del frontón. Su culo me presionaba el paquete y yo le seguía chupando el cuello, la oreja, … le sobaba las tetas …
Se giró y me dijo ... "me has puesto cachonda, quiero que un día hagas de monitor de tenis para mi" tiró la raqueta y la pelota al suelo se dio la vuelta; me dio un besazo mientras me agarraba del culo y se me empujaba contra la pared ...
Lo que ella no sabía aquel dia era que sus deseos se convertirían en realidad…
Al volver a la ciudad, semanas más tarde fui al Decathlon y compré unos pantalones blancos de esos de tenis, con bolsillos en los laterales. Además cogí una faldita blanca de las que tiene un pequeño culote debajo que se usan para jugar a tenis. Un par de camisetas blancas de algodón y unas muñequeras completaban el conjunto.
Pero el lunes pasado, estaba acabando de trabajar, y había quedado más tarde con mi chica para ir a correr. Como hacia malo, le mandé el siguiente sms “cambio sesión de footing por cursillo de tenis”. Su respuesta fue rápida y clara; “sí, sí y síííííí”. Me apresuré en acabar el trabajo y le volví escribir “en 20 minutos estoy ahí y en media hora cursillo”.
Cuando entré en casa ella estaba en el sofá, vestida toda de blanco, con su faldita, su camiseta y sus muñequeras. El pelo recogido en una coleta y carita de querer jugar a tenis, sonriendo cada vez que le miraba.
Me duché rápidamente y me fui a la habitación y la llamé. Vino corriendo dando pasitos cortos y sonriendo. Lo primero que le dije es que debía revisar el vestuario. Le pasé las manos por la camiseta y le noté el sujetador. Le dije que se lo quitara pues le iba a molestar al trabajar el saque. Mientras lo hacía le masajee el culo metiendo mis manos por debajo de la faldita pero por encima del culote. Se volvió a poner la camiseta y le di la vuelta, poniendo su espalda contra mi pecho como en el frontón. Así le vi que sus pezones estaban duros, por lo que los pellizqué suavemente, mientras ella metía las manos en los bolsillos de mi pantaloncito. Le quité la camiseta y seguí masajeándole las tetas, mientras ella se contorneaba.
Se sentó en la cama y me bajó los pantalones. Me agarro con una mano los huevos y con otra mi polla, y mirándome me hizo unos breves comentarios sobre la forma y la talla de la raqueta del monitor: Me masajeaba los huevos y me agarraba la polla con fuerza mientras lo decía de forma que mi erección estaba a punto de llegar al máximo. Cuando adquirió el tamaño y dureza que requería, comenzó a mamarme la polla, despacio y profundo, como me gusta, mientras seguía agarrando mi raqueta y mis pelotas con ambas manos. Estuvo así un rato, mientras yo le seguía masajeando las tetas. Le agarraba de la coleta, sin hacer fuerza ni tirar, para acompañar suavemente sus movimientos con la cabeza.
Al rato le dije que se levantase y se pusiese a 4 patas en la cama, cosa que hizo rápidamente. Le metía las manos por debajo de la falda y le manosee el culo por encima del culote. Subí a la cama y de rodillas, acerqué mi raqueta a su culo, restregándola por su faldita, la metía debajo de esta para buscar el contacto con el culotte.. Al rato me separé y le quité la falda con suavidad. Con su culo al aire comencé a lamerle su rajita desde la parte baja de la espalda hasta alargar mi lengua a su clítoris. Le encanta y lo repetí varias introcudiendo mis dedos en su vagina lentamente, hasta que sus jugos y sus gemidos indicaron que era el momento. Me separé y la penetré en esa misma posición. Entro fácil y suavemente, enseguida noté la humedad que emanaba de ella. Empezamos a movernos lentamente, nuestros gemidos se intercalaban como en un partido de tenis. El ritmo de los vaivenes se aceleró y siguió unos minutos. Ella se puso tumbada boca abajo apoyando sus tetas en la cama mientras seguía con el culo en pompa. Como estaba la agarré fuertemente de las caderas de forma que se quedaba quieta inmovilizada, así que seguí empujando en esta postura, cada vez con mayor fuerza y frecuencia. En cada embestida notaba como mi polla entraba hasta dentro, mis huevos golpeaban su vulva … notaba que su flujo aumentaba hasta que no pude aguantar más y me corrí, cayendo sobre su espalda entre gemidos míos y suyos …
Tras un par de minutos en esta postura y una vez recobramos el aliento, dijo “juego, set y partido”.