CURRO. 6. Estoque.

Mi pollón lucía espléndido en su forro brillante, mi capullo era un fruto al que nadie podía resistirse y esa "boquita" me estaba esperando ansiosa y tenía que darle gusto...un gusto exquisito. Le abrí los glúteos con los dedos , puse mi fresón en la entrada y comencé...

CURRO

6

Estoque

Me levanté a las cinco de la tarde, tomé un zumo y comencé con mis ejercicios de musculación y estiramientos en el patio de casa de mis padres.

Desde que Yos se había ido, me volví a instalar en la casa familiar, arreglé mi habitación y construí un cobertizo en el que daba cabida a un pequeño gimnasio y un cuarto de aseo, en donde podía ducharme, depilarme y...en fin...lo que se me ocurriera...

Cuando estuve a punto, me vestí de manera inusual en mi, me puse una camisa de rayitas azules y blancas, jeans azul claro, zapas nike blancas con el logo azul y una cazadora vaquera.

Había quedado en encontrarme con Bob en la cafetería de su hotel a las ocho de la tarde y quería dar buena imagen. No quería miradas inquietas ni ponerle en un compromiso.

Me había dicho que era la última noche que pasaría en Madrid porque le habían comunicado que a la mañana siguiente salía su avión con el feretro de su hermano y quería verme antes de irse.

  • Que guapo vas- me dijo mi madre - así es como me gusta verte...no de esa manera que te vistes- dijo despectivamente.

  • Vale mama...dame un beso anda...que tengo cosas que hacer

  • Ya...ya...anda...y no te metas en líos.

Bobby bajó a recibirme. Me extrañó que llevara una camisa blanca fuera del pantalón y sin su sempiterna camiseta. Me fijé en lo mucho que me gustaba cómo asomaba el vello de su pecho por el cuello desabrochado de su camisa... ¡Tres botones!...este hombre se había vuelto loco...¡Tres botones desabrochados!.

Estaba guapo que te cagas, porque lo era y porque cada vez me gustaba más. El pelo castaño claro desordenado, esos ojos azul oscuro detrás de las gafas de pasta, el vello asomándole por el cuello de la camisa y el de sus brazos por sus mangas remangadas ( y yo... adivinando el culo y el paquete que los faldones de la camisa no me dejaba ver).

-¿Qué pasa, te has vestido de pijo madrileño?.

  • No, quería que vieras como me visto en la intimidad.

  • ¿Así te vistes en la intimidad?...pues si llego a venir vestido de "intimidad", aquí hay más de uno que fliparía.

  • Ahora te cuento- y dirigiéndose al barman - un whisky con hielo por favor.

Se sentó a mi lado, metió sus muslos entre los míos. Dio un largo trago a su bebida, apoyó sus manos en mis piernas, se acercó a mi oído y me dijo en un susurro - Quiero ir a mi habitación contigo...

-¡¿Qué?!

  • Por favor. Quiero pasar esta noche contigo...es mi última noche y no se si te volveré a ver...Por favor...

Cerró la puerta detrás de mi y cuando iba hacia la habitación me cogió de la mano, hizo que me detuviera. Me giré para preguntarle...y sus labios alcanzaron los míos, me atrajo con fuerza por el cuello y me los mordió hasta que yo los abrí para recibir su ansiosa lengua, dejarla entrar y lamersela.

¡Si quería guerra la iba a tener!. Le quité las gafas y después de comernos la boca un rato, comencé a jugar con su oreja, se la mordía, se la lamía y metía la legua en el oído notando como se le erizaba el vello, luego le fui mordiendo el cuello hasta llegar al su pecho, donde rebocé mi cara por el vello. Me enloquecía notarlo en mi cara, en mi barbilla...y le fui desabrochando la camisa lentamente hasta que se la quité para poder bajar hasta su pecho donde se encontraban sus pequeños pezones ocultos bajo su pelambre, los localicé, aparté el vello y como un niño goloso comencé a lamerlos y a morderlos. Bob se estremecía y yo me ensañaba en esos deliciosos botoncitos rosas.

Mi chico respiraba intensamente y quise comprobar su excitación, así que le acaricié la entrepierna y le agarré el cipote que estaba duro como un garrote. ¡Este es mi chico!. Le apreté los huevos y gimió de excitación. No pude contener las ganas de acariciar ese cuerpo fuerte y duro cubierto de vello color avellana que se me ofrecía como un premio, ni las ganas de morder de nuevo sus labios rosas. Su barba me arañaba la cara y me enloquecía.

Cuando le metí la mano por la cintura del pantalón para sobarle el culo dio un gemido agudo y me apretó la mano contra su culo - Sigue así...sigue...por favor...méteme los dedos....

Me separé de el para mirarlo. -¿Bobby?...

  • Sigue...por favor...

Le desabroché el pantalón y se lo bajé a la vez que el boxer de tela blanco dejándole desnudo ante mi. No pude resistir la tentación de bajar hasta su polla para mamarle. Era la última vez que iba a tener la ocasión de saborear ese maravilloso chupa-chup irlandés y me afané para que no lo olvidara. Primero olí el arbusto del que salía su maravilloso mástil y alojaba sus pelotas para luego subir con mi lengua hasta el caramelo y meterlo en mi boca y saborearlo. Un escalofrío le recorrió el cuerpo y aproveché la situación para darle placer.

Cuando creí que le había dado la suficiente excitación, me incorporé, dirigí mi boca a su oído y le susurré- Ahora, desnúdame tu a mi.

Me desabrochó la camisa lentamente mientras notaba su respiración entrecortada en mi cuello, en algún momento incluso me lo mordió y me lo besó, me quitó la camisa, bajó sus manos y comenzó a desabrocharme la bragueta para meter la mano y encontrarse con mi verga, que la agarró y apretó hasta que gemí. (Este chico aprende rápido, pensé).

Me bajó los pantalones acompañados de mis Ck y me tumbó en la cama boca arriba. Me quitó las zapas y luego los jeans. Sólo quedaban los calcetines que me los fue deslizando mientras besaba los tobillos, los empeines y los dedos. Cuando acabó de quitarlos metió su lengua entre los dedos para lamerlos con delicadeza. Una descarga me llegó hasta el ano. No me lo esperaba de Bobby...no me lo esperaba...pero como me gustaba que lo hiciera.

Fue ascendiendo por mi cuerpo hasta que llegó a mi boca y se sentó sobre mi vientre. Me tenía a mil. Entonces me susurró en la boca - Quiero que me la metas...quiero ser tuyo...

Me quedé paralizado - Bobby...estás seguro...Bobby...esto duele mucho la primera vez....mañana tienes un viaje largo...creo...no es buena idea...no...

  • Tu házmelo... quiero sentirte dentro...quiero saber que se siente...tu disfrutas con ello...Quién mejor que tu para hacerlo...quiero saber qué sentís los...

  • No, Bobby, no sigas por ese camino...tu no eres maricón

  • Quiero ser tuyo Curro...quiero sentirte antes de irme...quiero que me hagas tuyo...

Aquellas últimas palabras me desarmaron. Le miré fijamente y asentí. Le abracé para sentir su cuerpo en el mío sus labios en mi cuello y su polla junto a la mía que estaban funcionando como un riego por goteo.

  • Tendré mucho cuidado, pero si quieres parar, por favor, dímelo.

Asintió y entonces comencé a ejercitar su excitación.

Lo primero que hice fue levantarle los brazos para lamerle sus peludos sobacos - La próxima vez (aunque sabía que no iba a haber una próxima vez), no te des desodorante, me gusta el olor natural. Noté como reprimía su risa y continué bajando hasta llegar a su polla para mamársela (eso si sabía que le encantaba cantidad), le volví a mamar la polla como un maestro hasta que irguió su cuerpo de placer. Cuando intuí que estaba excitado como una perra, comencé a hurgarle el ojal con tiento, con cuidado... quería proporcionarle placer, no dolor.

Le di la vuelta y le puse el culo en pompa para mas comodidad de los dos. El vello de sus muslos ascendía hasta desaparecer en la raja del culo, mientras que (misterios de la naturaleza), sus nalgas permanecían lampiñas y blancas como las de un niño. No pude contenerme y se las besé y luego se las mordí, se revolvió un instante hasta que le separé los cachetes para admirar su entrada cubierta de vello, lo separé, vi su ojete rosa...precioso...virgen...cerradito...(¿Qué iba a hacer?). Lo miré, lo abrí un poco con las manos y...las ansias me pudieron...tenía que probarlo como fuera. Arrimé mi boca y la punta de mi lengua comenzó a jugar con el ojete como si fuera una golosina. A la primera lamida Bobby se revolvió de nervios, a la segunda, se calmó, a la tercera, comenzó a disfrutar y a continuación, según le lamía y le abría el culo, se deshizo de placer y de excitación...gemía...abría el culo por propia decisión para dejar entrar mi lengua su calentura subía.

Esa era la ocasión para comenzar a dilatarle con los dedos. Me unté el dedo corazón con gel y se lo fui introduciendo lentamente mientras notaba como le complacía, jugué con él hasta que fui metiendo el segundo. Se abrió para dejarlo entrar. Estaba disfrutando como un loco, pero debería tener cuidado, todos sabemos lo que es la primera cogida. Fui abriendo el orificio con los dedos hasta que el tercero hizo su aparición y se internó acompañado de sus hermanos. Como sabía que le iba a molestar, intenté distraerle metiendo la mano entre las piernas para pajearle. Hizo efecto y se dejó hacer por delante y por detrás. Cuando sus gemidos y sus gestos de placer me hicieron creer que estaba en su punto, decidí iniciar la follada.

Me enfundé y me lubriqué, luego le dí la vuelta porque quería ver su reacción según le entablillaba, le levanté las piernas para ajustarlas en mis brazos y dejando su entrada a mi disposición. Le metí dos dedos llenos de lubricante, que entraron solos, y luego inicié su desvirgamiento.

Mi pollón lucía espléndido en su forro brillante, mi capullo era un fruto al que nadie podía resistirse y esa "boquita" me estaba esperando ansiosa y tenía que darle gusto...un gusto exquisito. Le abrí los glúteos con los dedos , puse mi fresón en la entrada y comencé...

Le miraba la cara, sus gestos, quería ver su reacción. No quería hacer le daño de ninguna manera. Apreté y fui entrando mientras el mismo se abría los cachetes para dar más facilidad a la penetración. De vez en cuando se mordía los labios o hacía gesto de dolor, pero no decía nada, sudaba y gemía, pero no decía nada...mientras le iba penetrando poco a poco, mi tranca iba entrando y entrando...no decía nada, algún gesto de dolor cuando atravesaba un impedimento, sudor, algún gemido...yo seguía entrando hasta que mi pubis tocó sus huevos y los míos sus nalgas. Me detuve. Me quedé quieto. Le pasé la mano por la frente para limpiarle el sudor, le levanté para poderle besar, ante tamaña invasión, su polla había bajado de intensidad le volví a acostar y comencé a follarle.

Comencé a masajear el orto con mi polla lubricada que entraba y salía fácilmente .Al comienzo vi gestos de malestar y dolor...pero no decía nada...tenía los ojos cerrados y sudaba, pero no hablaba, no decía: para...no sigas...

Yo estaba excitado porque el masaje que estaba recibiendo mi cipote con su culo era sublime, pero lo hice lentamente, suavemente...y entonces comenzó a cambiar su gesto, se fue relajando poco a poco hasta que comenzó a suspirar, a gemir, a agarrarme los brazos indicándome que quería más...y se lo dí...empecé a entrar y salir con más intensidad, la sacaba hasta casi el comienzo para luego introducirla hasta el fondo. Su ano se fue abriendo para dar cabida a mi cipote y entonces lo follé a fondo mientras miraba su gesto de placer...sus ojos cerrados, su boca entreabierta que dejaba ver su lengua, sus gemidos, su respiración ansiosa y el calor y el sudor de su cuerpo. Se irguió y levanto los brazos como esperando que el aire le refrescara. Su polla estaba dura y mojada como piedra de manantial...y yo follaba y follaba hasta que se tensó gruñó y su culo mordió mi verga anunciando su descarga.

Varios trallazos salieron de la boca de su capullo que le llegaron hasta la los labios y le empaparon pecho y abdomen en unos continuos estertores hasta que se vació. Mi polla no pudo resistir más la tensión y también estalló. Se hinchaba cada vez que manaba y le agarraba las piernas con fuerza para no dejarle escapar. Me corrí y me corrí sin descanso hasta que me quedé seco. Luego caí sobre el, le abracé hasta que noté sus labios sobre los míos.

-Gracias...- Me dijo. Le besé de nuevo en los labios yo no podía hablar.

Nos despedimos al día siguiente en el aeropuerto. Nos dimos un abrazo de despedida porque sabíamos que nunca más nos veríamos. Disimuladamente le puse en la mano un pequeño tubo con pomada antiínflamatoria. Lo necesitaría sin duda... y pasó el control. Le vi andando hacia el embarque y me invadió una gran tristeza.

Me fui a tomar un gin-tónic a la cafetería para ver salir el avión que se llevaba a Bobby y los restos de mi amado Peter.

Estaba con mi tercer gin-tónic mirando como salían y aterrizaban los aviones, cuando noté que alguien se sentaba a mi lado en la barra.

-¿Estás solo?- oí que que preguntaban. Me volví y vi a un hombre fornido y atractivo con aspecto europeo del norte o del este. - Creo que... ahora no - Le contesté.

Le dije que era chapero y le ofrecí mis tarifas, estuvo de acuerdo y nos fuimos a un hotel cerca del aeropuerto. El en taxi y yo en mi moto. Debía estar desesperado porque me folló con urgencia y con dureza. No me gustó. Cuando me desperté, decidí largarme. Ese tío no me gustaba. Me vestí y cuando iba a largarme un brazo cerró la puerta de la habitación de golpe y un puñetazo me dejó KO. Cuando me recuperé, vi que el extranjero me había quitado el dinero que me había dado al comienzo de la sesión.

  • No has colmado mis expectativas. No te mereces el sueldo.

  • ¿Qué?...

Me dio un bofetón y otro puñetazo en las costillas que me dejó sin respiración.

Abrió la puerta de la habitación y de un empujón me tiró en medio del pasillo, luego cerró la puerta. La volvió a abrir para tirarme el casco a la cabeza y romperme la ceja.

Con semejante aspecto abandoné el hotel.

Según me alejaba del aeropuerto, paré en una desviación porque me dolía mucho el pecho. Me senté bajo un árbol, encendí un cigarrillo y vi como aterrizaban y despegaban los aviones. Me imagine que en uno de ellos estaría Bobby con los restos de Peter, me cubrí la cara con las manos y comencé a llorar sin poder contener mi llanto.

Fin de la historia.