CURRO, 5. Muleta
Estalló dentro de mi como un auténtico semental. Mientras bramaba y se retorcía, su tranca se hinchaba con cada estertor y soltaba tandas de lefa. Hasta que cayó en una especie de trance.
CURRO
5
Capote
El sonido del móvil entró en mi cerebro como si me atravesara un destornillador. Me había acostado a las ocho de la mañana y eran las doce de mediodía. Respondí de mala gana y oí una voz cantarina con acento extranjero.
- Good morning, Curro. Soy Bob.
No me lo podía creer. Después de una jodida jornada con él, le había dejado a las dos de la mañana en su hotel. Había recibido una llamada de un cliente para las tres de la mañana. Me había acostado a las ocho...y eran las doce...¡Hostias!, ¡¿Qué como quería?!.
- Quiero invitarte a comer y hablar contigo. Ayer fuiste muy amable conmigo.
-Ufffff.
¿Perdón?
Bob... (intenté hablar lento para que me entendiera bien), ayer tuve una cita con un cliente después de dejarte y... he dormido solo cuatro horas...
Perdona...perdon...
Vale...vale...te lo agradezco...pero....
Curro. Es importante para mi...Por favor.
Vale...vale...dame tiempo...a que hora te recojo?
Dentro de media hora?
What!. ¿Se me estaba pegando su idioma o es que era gilipollas?. No...no Bob...mira...me has despertado y...tengo que ducharme...en fin...Mira a las dos estaría bien. ¿Vale?.
Silencio en las ondas....al cabo de unos segundo oí su voz -Bien...vale a las dos...me recoges?.
- Vale, a las dos en la puerta de tu hotel.
Durante la tarde-noche le había contado toda mi historia con su hermano con puntos y comas, además de lo que sabía de la historia personal de Peter, que, el muy imbécil de su hermano, no tenía ni puta idea. Le había llevado a los locales que frecuentábamos (no a todos, claro, a los más comprometidos no le llevé). Pero entramos en, al menos, cuatro. El guiri alucinaba con la movida y el trasiego. -¿Pero qué pasa que en Los Ángeles no hay maricones o qué?. Porque, por lo que yo se, la zona es un hervidero.
No digo que no haya...pero yo no conozco los lugares...yo no...
Ya. Vale...vale.
Durante la visita de uno de los locales, recibí una llamada de un cliente habitual que me necesitaba para esa noche. No pude negarme, los negocios son los negocios y logré quedar con él a las tres de la madrugada. ¡La hostia!.
Y ahora...la comidita con Bobby. ¡DIOS, si existes llévame al cielo cuando muera, como si fuera cohete. Me tengo ganado el cielo con creces.
No quería molestarte Curro. Perdona si lo he hecho -. Hice un gesto con la mano como para quietarle importancia. -Llevo toda la noche y toda la mañana pensando en lo que me contaste ayer de mi hermano -. Le miré con gesto de interrogación, mientras comía un postre de chocolate - ¿Y...
Quiero fuck contigo- Me soltó así, sin más.
-¡What!.,,,¿Estás loco o qué?
- No...Espera...espera...déjame que te lo cuente...por favor. No te enfades, por favor. Déjame explicarte.
Lo que voy a transcribir es lo que dijo pero traducido, porque aunque habla muy bien el español, metía palabras en su idioma...en fin.
- Mientras me contabas la historia de mi hermano y la relación contigo, noté que me excitaba. Más tarde, cuando estuvimos en los locales, me había apetecido hacerlo contigo, pero no me atreví a pedírtelo. Esta noche he estado pensando y pensando y me he calentado y me he ¿corrido?, pensando en ti. Curro, me gustas físicamente, pero me pareces un tío genial ¿Se dice cojonudo?...
-Espera...espera... las cosas no son así...todo es lo que sientes en este momento por lo que ha pasado, pero tu eres hetero, tienes hijos y mujer que te esperan...No puedes hacerles esto.
- Quiero hacerlo contigo. No digo que lo vaya a hacer más, pero quiero hacerlo contigo, confío en ti.
Escondí la cabeza entre las manos. ¡Dios...¿Que hago?!. ¡Que marrón!. - Esto es tan fuerte...tan violento- logré balbucear.
Bob me cogió las manos, las separó de mi cara, las besó y me miró a los ojos. -Curro, tu te ganas la vida así. Yo te pago. Olvídate de Peter...soy un cliente más...Curro por favor... quiero saber que se siente, quiero comprender.
- Bobby... esto es muy fuerte para mi... entiéndelo
Mientras íbamos al hotel en la moto, Bob se abrazó a mi, me gustaba el calor de su pecho en mi espalda y el de su entrepierna en mi culo. Sus manos acariciaban mi pecho y notaba su aliento en mi cuello. El muy cabrón me estaba calentando y yo creo que el también porque notaba cierta dureza en mi culo.
He de decir que la primera experiencia estuvo bien, pero la segunda...luego os la cuento.
Nada más llegar a la habitación del hotel, le empujé para que cayera de espalda en la cama y me subí sobre él. No quería ser violento, pero si desconcertarle para ver su reacción cuando tuviera mi lengua dentro de su boca. Si esto lo aceptaba, lo demás era pan comido. Y lo aceptó de buen gusto. Me incliné hacia su boca, respiré profundamente para que notara la cercanía de mis labios y el aire de mi aliento en sus labios. Le miré sus ojos azul oscuro, le quité suavemente las gafas y le besé esos labios rosáceos y tiernos. Noté que con ese primer contacto se estremecía. Bien. Le volví a besar pero esta vez mi lengua se los acarició y los entreabrió para dar paso a mi húmeda hasta que se entregó y nos las lamimos.
Gimió...y allí comenzó todo. Se dejó llevar y hacer por un servidor, que es un auténtico profesional.
Al notar que se abría a mi, decidí darle lo mejor que se le podría ofrecer a un principiante.
Después de una buena sesión de morreo y de lamidas y mordidas de orejas y cuello, comencé a desnudarle. Le desabroché la camisa que fue a caer no se donde y luego la incomoda camiseta que se apretaba a un cuerpo fuerte y bien formado y que la deslicé lentamente, como un maestro, por su cuerpo para irlo descubriendo poco a poco mientras lo iba lamiendo.
La verdad es que no estaba nada mal el Bobby. Tenía un vientre duro y cubierto de vello del color del de su hermano, según subía, descubría que ese vello se convertía en un cordón para luego abrirse en abanico sobre su pecho hasta casi los hombros. En el centro los dos botones rosas, herencia de la familia y más arriba las matas de las axilas, que no pude más que olerlas y besarlas en honor a su hermano. El olor era distinto pero me excitó. Notaba como iba subiendo su calor corporal y como se iba dejando hacer con auténtica excitación porque, de vez en cuando, se revolvía sobre las sábanas y respiraba profundamente. Cuando llegué otra vez a suboca, esta se abrió para recibirme con un beso pasional, en el que no faltó saliva para las lenguas ni dientes para las mordidas. Mi Bobby estaba auténticamente entregado a mi. Estaba descontrolado.
Le susurré -Tranquilo...Bobby...tranquilo.
Vale...vale...estoy muy excitado
Ya. pero falta mucho. No te quedes a medias. Relájate. ¿Bien?
Bien...
El momento había llegado. Bajé hasta los pies de la cama y le descalcé con suavidad (como se debe hacer en una primera ocasión. En otras, las zapas salen disparadas al otro extremo de la habitación), le quité los calcetines los olí descaradamente para que el lo notara. Y llevé mis manos a su cinturón para desabrocharlo, bajar la cremallera de sus chinos y quitarle lentamente el pantalón hasta dejarle sólo con sus boxer de tela azul claro (El cabrón no podía dar una imagen más tópica de un hombre joven yankee), pero me puso a cien. Llevé mis manos hasta la cinturilla y le bajé los calzoncillos lentamente dejando su polla erecta pegada al vientre y sus huevos al aire.
Yo todavía estaba vestido. Pero Bob estaba totalmente desnudo sobre la cama sin nada que le cubriera. Sus ojos eran turbios de excitación y lujuria y entonces, delante de él, comencé a desnudarme lentamente. Noté como se recogía hacia la cabecera para verme mejor. Reconozco que fui un cabrón porque puse toda la carne en el asador para seducirle. Me quité lentamente la camiseta blanca para que fuera viendo mi cuerpo, luego las zapas y luego me desabroché lentamente los viejos y desgastados levis hasta dejarlos caer a mis pies. Me quedé solo con unos suspensorios bancos que sujetaban con dificultad mis huevos y mi polla, que estaba a estallar y a punto de salir por un extremo. Me encantaba ponérmelos porque, encima, resaltaba mi culo que estaba estupendo.
Bobby no me quitaba los ojos de encima. Yo tampoco a él, porque realmente estaba muy bien (no era su hermano evidentemente, pero eso había que olvidarlo).
Yo estoy francamente bien, pero, hay que reconocerlo, soy un macarrón de San Blas, no me considero un poligonero, pero si un poco macarra, soy simpático y entro bien. Bueno...eso es lo que tiene de bueno a los que nos dedicamos a esto.
Bob era lo contrario a mi. Era encantador y simpático. Tenía ese aire tradicional americano que me echaba para atrás, pero ahora que le veía tan desprotegido, totalmente desnudo...Era guapo el cabrón : un cuerpo marcado (debía hacer un deporte duro ¿Watepolo como su hermano?), tenía gran cantidad de vello y del mismo color de Peter (otra vez con su hermano. A ver si lo dejamos en paz). Su polla no desmerecía, al contrario, destacaba el tamaño en proporción con su cuerpo, y sus huevos velludos me llamaban la atención.
Me volví a subir a la cama, le deslicé hasta que su cabeza reposó en la almohada y le lamí los cojones. Se contorsionó de placer, le abrí las piernas para que mi lengua llegara hasta su culo y le hice una mamada negra en toda condición para que se estremeciera de placer (reconozco que cuando me pongo puto, soy de lo mejor). Bob se revolvía de placer ( en su vida le habían dado un beso negro y menos su casta mujer, me juego la polla), Se revolvía y yo se lo lamía, se lo abría y le metía la punta de la lengua. El hombre se volvía loco...era hora de comenzar con una mamada de la hostia para que se diera cuenta de lo que es hacer sexo con un hombre.
Me dirigí directamente a su miembro, lo descapullé y le soplé en la punta del capullo que estaba chorreando. El frescor de mi aliento en su jugo le produjo una sensación bestial que le hizo gemir - Siiii...por favor...sigue...sigue...
Pero yo quería otra cosa y entonces la punta de mi lengua jugó con su agujerito húmedo y salado, con un poco de presión lo abrí más y me adentré en el (estaba siendo un auténtico maestro en la iniciación). No os podéis imaginar como gemía mi chico y como se estremecía.
No te vas a correr todavía...verdad...
No...todavía no...pero...
Me tienes que follar... tienes que aguantar.
Bien...bien..estoy mal
¿Mal?
Bien...muy bien...no se si aguantaré
Vamos a por ello. Es lo que querías, no?
No lo sé...ahora no lo se...estoy...
A mil
Si...
-Bien. Vamos allá.
Me subí sobre él sin quitarme el suspensorio. Quería darle más morbo a la situación y que viera como mi verga salía de su prisión mientras me daba placer. Era un juego, simplemente.
Dejé que su polla me acariciara mi ojal y se excitara con su humedad, pero no quería ser cruel, porque se podría correr en cualquier momento. Le cubrí la verga con un preservativo, le unté con lubricante y me metí los dedos pringosos para facilitar la entrada, aunque poca falta me hacía.
Me puse en postura, sujeté su miembro inexperto en la mi entrada y fui bajando poco a poco para sentir el placer de la penetración de aquella magnífica polla irlandesa y pecosa...con el capullo gimió y fue entrando poco a poco...y según entraba se excitaba más y gemía como de agonía, yo me fui sentando en ella hasta que noté en mis glúteos las cosquillas típicas de los que no se depilan ni se rasuran. Estaba toda dentro.
Suspiró profundamente. Me incliné para besarle los labios tiernamente a la vez que dejaba que su polla saliera un poco de su encierro, luego me erguí para que volviera a entrar, luego el mismo juego de bajar a sus labios que me recibían con ansia mientras su tronca resbalaba por mi orificio y vuelta a levantarme. Cada vez que lo hacía, Bobby gemía hasta llegar a emitir pequeños gritos, tal era el placer que le estaba proporcionando. Al notarlo, puse todo el ahínco en darle placer y el hombre en su excitación metió una mano debajo del suspensorio para agarrarme los huevos mientra que la otra me sujetaba la polla que ya se había liberado de su encierro.
Estalló dentro de mi como un auténtico semental. Mientras bramaba y se retorcía, su tranca se hinchaba con cada estertor y soltaba tandas de lefa. Hasta que cayó en una especie de trance.
Me incliné hacia el y le besé los labios. Reaccionó y abrió los ojos. -Es lo mejor que me ha pasado en mi vida... gracias Curro...- dijo en tono somnoliento. Su polla fue disminuyendo hasta que salió de mi culo y me tumbé junto a él.
¿Y tu...?
¿Yo, qué?
¿No te corres?
Así esta bien
No. No está bien. Como te descargas.
Quieres saberlo?
Si. Quiero saberlo todo.
Entonces me quité e suspensorio, y llevé mi polla a su boca - Ahora te toca a ti darme placer.
No se lo pensó siquiera y comenzó a lamerme el capullo y a pajearme hasta que me corrí en su boca. No en su cara. En su boca. Y toda mi esperma entró como un torrente que el bebió como si de un elixir se tratara.
Continuará