Currantes desplazados

Dos trabajadores pasan unos días en mi ciudad. Contactamos por casualidad y así empezó esa semana de lujuria y trabajo.

Desde hace cuatro años vivo en Córdoba a dónde me vine a vivir para estudiar. Los primeros años compartí un piso familiar con mi hermano pero cuando él terminó la carrera me quedé solo y comencé a disfrutar mucho más la vida estudiantil.

Ahora tengo 23 años y bastante éxito tanto entre los chicos como entre las chicas. Sin embargo aunque tengo muchos amigos de mi edad prefiero estar con gente más mayor. Prefiero sus conversaciones y diversiones a las botellonas.

Sexualmente me ocurre lo mismo prefiero conocer a alguien con experiencia que me enseñe a disfrutar tranquilamente a las relaciones contrarreloj que tienen muchos jóvenes de mi edad.

Un miércoles por la tarde después de lavarme los dientes y recoger la cocina me senté a estudiar.  No estaba muy concentrado así que abrí el chat.  Elegí el nombre de “masajexobrero” porque desde hacía algún tiempo me excitaban los tíos machotes que se escapaban a descargar antes de volver a casa con sus familias.

Después de un rato estaba tan aburrido que sin darme cuenta me puse a mirar los apuntes. Me interrumpieron un par de veces pero las dos veces me dejaron de hablar sin más.  Finalmente hablé con un chico de 29 años que estaba trabajando unos días en la ciudad y quería relajarse con un masaje. Durante la conversación noté que se refería a mí en femenino pero no le di importancia ya que algunos les gustaba tratarme como su putita.  La verdad es que me calenté y le calenté diciéndole todas las cochinadas que le haría. Yo ya estaba dispuesto a  invertir la tarde con aquel tío cuando me dice que tiene que volver a trabajar y terminaría sobre las ocho.

Pasé el resto de la tarde caliente perdido aunque sabiendo que lo más probable era que tras el calentón no volviera a encontrarlo en el chat. No obstante a la hora convenida entré en el chat y busque su nick “descárgame” y lo encontré.   Seguimos charlando un rato

  • Busco sexo a saco. Estoy casado y no quiero malos rollos. - ¿Tienes ganas de mamar un buen rabo?-

  • Claro tío. Llevo toda la tarde pensando en esa polla encerrada en tus gallumbos y estoy cachondo perdido-.

  • ¿Será cachonda no?-

  • No me mola eso de hablar en femenino tío pero no me importa si lo haces-

  • ¿qué dices?¿no eres una tía?-

  • No –

  • Joer, no me lo puedo creer!!!-

  • ¿Pero tío por qué entraste a un chat gay?-

  • No entré a una sala gay, entré en sexocórdoba-

Supongo que me confundí al entrar en la sala. El caso es que el tío llevaba toda la tarde pensando que se iba a cepillar a una tía muy complaciente.  Estaba entre cabreado y cachondo.

  • Bueno, podemos hacer una cosa. Total no soy de aquí y mañana me piro. Vienes me comes la polla y te vas. Necesito descargar que ya me duelen las pelotas.-

Un poco desconcertado me fui a su hotel que estaba muy cerca de mi casa.  La idea de pillar a un currante morbosete me apetecía pero entre el mal entendido y que no nos habíamos visto me estaban dando ganas de volver.

Cuando llamé a la puerta y me abrió Jose, cambié de opinión.  Como me había dicho, mediría 1,85 y era moderadamente fuerte.  Llevaba pantalón y un polo de trabajo azul marino.  Era bastante moreno y tenía unas patillas largas que le llegaban hasta una barba de tres días que le hacía muy atractivo. A pesar de que se le veía nervioso mostraba una preciosa sonrisa blanca que destacaba en su cara.

Se sentó en una esquina de la cama y sin decir ni palabra se bajó la cremallera del pantalón mostrando un slip azul marino en el que se notaban algunas manchas más oscuras.  Yo no apartaba la cara de su paquete y supuse que lo de darle el masaje lo habíamos dejado de lado. Me acerqué y me arrodillé entre sus piernas.

  • Igual no me empalmo tío- Me dijo con cara de preocupación.

  • Eso lo veremos- Y me lancé a masajear su paquete por encima del slip. Le bajé los pantalones hasta las rodillas y seguí jugando con la lengua hasta que recordé que me había dicho que le gustaba que le masajeara las ingles. Sentí su olor a machote después de un día de trabajo. Pasaba la lengua de arriba abajo por la parte que quedaba fuera de su slip.  Jose empezó a respirar sonoramente y su bulto a ganar tamaño. Entonces me concentré en lamer su paquete y poco a poco noté perfectamente como su dibujaba la silueta de un rabo gordo y cabezón.

En medio del juego me cogió la cabeza y la apartó de su paquete para bajarse el calzoncillo. Liberó entonces su rabo morcillón y un par de pelotas muy velludas como su barriga y piernas.  De nuevo me dejó hacer. Saqué la lengua para pasársela por las pelotas. Noté que le gustaba así que seguí un buen rato metiéndomelas en la boca.  Yo estaba en el quinto cielo en aquella habitación de hotel barato mamándosela al currante.

Tiró de mi cabeza alejándome de los huevos para acercarme a su polla que ya estaba muy dura apuntando al techo.  Yo quería seguir jugando así que le pasé la lengua desde la base hasta llegar al glande pero evitándolo.  Una y otra vez y notaba como un rayo interno ascendía por el interior del aquel rabo que debía tener casi los famosos veinte centímetros.

Después de degustar su polla con cierto sabor a machote sudado comencé a darle lengüetazos al capullo. Eso le hizo gemir de nuevo  dejándose caer sobre la cama.  Lo consideré una invitación a disponer de su rabo y poco a poco fui mojándolo de saliva para que deslizara en mi boca.  Conseguí metérmelo entero encajándolo en la garganta y otra vez el cabrón pegó un alarido que me indicó que le gustaba.

Tuve que pararme a respirar pero no le gustó porque se incorporó en la cama y con sus manos me metió de nuevo la polla en la boca.  Colocó sus manos en mi nuca y comenzó un mete saca brutal que presagiaba que podía estar a punto de correrse. A mí no me quedaba más que seguir con la boca abierta dejándole hacer hasta que tuve que retirarme porque una arcada amenazaba con no dejarme disfrutar. Entonces Jose se levantó haciendo que los pantalones y calzoncillos cayeran hasta sus enormes botas de trabajo.  La escena me puso de nuevo a mil.

Me levanté un poco para quedar a la altura de su nabo y me empujó hasta metérmelo hasta el fondo. Así siguió unos minutos hasta que la sacó y con una mano me mantuvo delante de su rabo mientras con la otra se pajeaba.   En un momento de lucidez me quité el jersey que llevaba y me quedé con una camiseta que empezó a llenarse de leche lo mismo que mi cara dónde sentía todo el calor acumulado durante toda la tarde.

Yo seguía de rodillas mientras él pasaba el rabo por mi cara despacito dándose pequeños toques de placer.

Un par de minutos después se apartó y se sentó en la cama que tenía tras él. Yo seguía de rodillas y me resistía a que aquello terminase tan rápido.

  • Buahhhh. Uffffff. Joé. Estaba que reventaba después de llevar toda la tarde esperando a la guarrilla pero tú no lo haces nada mal chaval-. Jose tenía la respiración entrecortada en parte por el orgasmo y en parte porque todavía estaba nervioso porque otro tío se la hubiera chupado.  Así que decidí que “el que no llora no mama” y le dije - ¿Quieres que te haga ese masaje de pies igualmente?.-

  • No se tío. Ya se me ha bajado el calentón y me da cosa que esté otro pavo aquí en mi habitación-  Noté que había perdido la oportunidad.

  • Como quieras pero lo del masaje ya es más cosa de relax. Se lo hago a mis amigos.- último cartucho intentar que aquello le pareciera algo de bienestar.

  • Vale pero estas botas las llevo todos los días y me huelen algo los pies con ellas-.

  • Si hace falta te los lavo pero para el masaje mejor después. –

  • A tu bola. ¿Y a tus colegas también les vas tocando los pies sudados?.-

  • No. Cuando doy un masaje los traen limpitos tío. Pero en tu caso me gustas y no me importa. Al fin y al cabo de acabo de comer la polla y las pelotas todas sudadas.

-También es verdad.- Dijo  quedándose conforme.

Dobló la almohada para dejar su cabeza mirándome directamente y dejó los pies colgando del borde de la cama.

No pedí tiempo en quitarle las botas, los pantalones y los slips y así dejarlo libre. Llevaba unos calcetines blancos y delgaditos que noté algo húmedo al masajearlos con las manos.

De vez en cuando cerraba los ojos disfrutando del masaje pero de nuevo los abría y me miraba con interés.

  • ¿Por qué me masajeas con calcetines?-  Preguntó divertido.

  • Bueno, era por probar si te gustaba- que fue lo primero que se me ocurrió.

  • Quítamelos. Nunca me habían dado un masaje en los pies. La verdad es que mola.´-

Todo seguía siendo demasiado rápido para mí pero prefería que siguiera pensando que era un masaje.

Por unos momentos cerró los ojos otra vez y aproveché para acercarme sus pies y aspirar su olor. La verdad es que me puso más cachondo aún. Abrí los ojos y Jose mi miraba sonriendo. Me acercó un pie a la cara y yo no me aparté. Lo pasó por mi pelo, por la oreja y después por la nariz dejando sus dedos sobre mis labios.  Saqué la lengua y dejé que pasará por ella cada uno de sus dedos. Su sabor también me gustó, realmente me gustaba todo de aquel tío.

Apoye sus pies sobre la cama y sin ninguna vergüenza pasé mi lengua por su planta haciéndole retorcerse de placer.  Así estuvimos un rato hasta que volví a masajear de nuevo aquel 45 de machote y Jose se incorporó un poco después de pasar un buen rato sin decir ni palabra.

  • Nunca me habían hecho eso. Y me ha molado tío.  Una putada no haberte encontrado antes porque llevo aquí tres días-  Yo seguía masajeando mientras él me contaba que había venido a trabajar con un compañero que estaba en la habitación de al lado. El otro no estaba casado pero tenía novia y aun así había salido esa tarde a ver si “encontraba algo” mientras que Jose al tercer día sin sexo fuera de su casa lo intentó en el chat.

  • El tema es que vinimos para tres días pero hoy nos han dicho que quizá debamos quedarnos hasta la semana que viene y trabajar el fin de semana. Mañana nos dicen si nos vamos por la tarde o no quedamos. Y yo ya estoy hasta los huevos de estar aquí. Se me ha acabado hasta la ropa limpia.- Y así seguimos un buen rato yo con sus pies en las manos y él con la polla morcillona al aire mientras charlaba.

Me explicó que con sus compañeros instalaba cable por los exteriores de los edificios. Esos mismos que vemos por las fachadas de unas casas a otras.  Un trabajo mal pagado con diez horas de jornada y que además tenía peligro por las conexiones eléctricas por lo que llevaban ropa especial ignifuga que no les dejaba transpirar lo que hacía el trabajo aún más difícil por el calor que pasaban. Se seguía quejando hasta que comenzó a hablarme de que quería tener niños y por eso trabajaba tanto. Podríamos haber estado tomando un café pero estaba masajeándole los pies.

Después de la charla y/o el masaje, estaba mucho más afable y suelto que al principio. Me pidió el teléfono por si al día siguiente se quedaba en Córdoba.

A la mañana siguiente iba camino del ayuntamiento a hacer unas gestiones cuando al doblar una esquina vi una escalera apoyada contra la fachada. Sobre ella estaba Jose anclando unos cables negros y gruesos a la pared. Disminuí el paso intentando disimilar pero sin perder detalle del culo que le marcaba el pantalón y de las discretas manchas que asomaban de sus axilas.

Sujetando la escalera había otro tío más o menos de la misma edad, y altura y pelo corto… Joder era el doble de Jose.  Realmente al acercarme no se parecían tanto pero tenían el mismo tipo de cuerpo.

Al pasar a su lado pude fijarme que a Jose II le quedaba muy apretado el pantalón y marcaba un bulto impresionante.  Pero no solo para mí creo que la señora del carrito de la compra también pensó lo mismo a juzgar por su mirada.

Me hubiera quedado mirándolos pero tenía unos minutos para llegar a mi destino. Eso sí el resto de la mañana me empalmaba cada vez que recordaba al imaginármelos a los dos sobre la cama con su rabo a mi disposición.  Aunque en mi interior sabía que quizá no me atreviera llegado el caso pero es lo bueno de las fantasías.

Al medio día llegue a casa con ganas de comer y hacerme un gran pajote recordando la experiencia del día anterior.  Sonó un mensaje y se me puso el corazón a mil al ver que era de Jose. Me decía que se quedaban unos días más y quería proponerme algo. Acepté inmediatamente porque imaginé que querría que se la chupara durante aquellos días o si era algo más caradura que le lavara la ropa. En todo caso las dos opciones me ponían cerdo. Desde que me dijo que había agotado su ropa limpia imaginé como sería la bolsa donde llevaba sus calcetines y calzoncillos sucios de varios días. Y claro me empalmé como un loco.

Tardó pocos minutos en venir a casa y menos mal porque yo estaba que explotaba de excitación e intriga.

Su sonrisa era tan bonita y varonil como recordaba.  Y con aquella ropa de currante era para comérselo entero.

No obstante intenté prestarle atención y no mirarle paquete que parecía inflamarse nada más entrar por la puerta de mi casa.

  • Verás tío.  Pues eso que al final nos quedamos hasta el martes que viene y mi compañero no hay quien lo aguante. Dice que lleva diez años son su novia y que nunca ha pasado fuera tanto tiempo sin follar-

  • Pero si lleváis aquí cuatro días no?.-

  • Ya tío pero ayer ya andaba desesperado y salió por ahí y como no la metió pues está insoportable. Lleva todo el día quejándose y no quiero pensar en aguantarlo así seis días más.-

-¿Y qué tengo que ver yo?-

  • Pues que había pensado que quizá a ti no te importarse hacerle una pajilla o una mamada o algo…- Ahí mi polla pasó de morcillona a empalme tipo acero pero tenía que hacerme el digno.

  • Tío pero qué te hace pensar que quiero comérsela a un compañero tuyo que ni conozco.-  Ya sabía que su compañero estaba muy bueno pero no quería que pensara que le iba haciendo guarradas por ahí a cualquiera.

  • No se tío, pensé que al ser maricón pues igual te gustaba  comérsela. Le he visto un buen rabo en los vestuarios y además….- sonrió y a la vez puso cara de rubor – Ese huele más que yo. A veces por la tarde tiene el polo todo mojado por el pecho y los sobacos.-

El cabrón del futuro padre de familia me había calado y sabía cómo motivarme.

Seguimos negociando un rato y al final acordamos Javi, su compañero, vendría a mi casa y si me gustaba le haría una mamada para que descargase y se quedase tranquilo.

  • Ya verás que te va a gustar. Por cierto, tengo unos minutos para que me saques la leche.-  Se desabrocho él pantalón y se sacó la polla dejándola colgar con las manos en la espalda.

El muy cabrón me había tomado por su putita y no sólo eso también me prestaba a su amigo.

Yo estaba dispuesto a disfrutar de la experiencia así que allí mismo en el recibidor me arrodillé a mamarle la polla.  Bajo sus huevos estaban los mismos slips azul marino del día anterior lo que fue un chute de morbo.  Su olor a macho venía e iba a medida que me follaba la boca como un poseso. Resoplaba  y decía – Sácame la leche cabrón que estoy a mil.-

Yo me entregué a darle todo el placer que podía tragando su polla hasta el final, apretando con los labios y dándole toques el capullo con la lengua.  Notaba que él quería correrse cuanto antes por la brusquedad de sus movimientos y esperaba que me avisase como el día anterior antes de correrse pero la verdad, amorrado  a aquel rabazo estaba como una moto.

Me apartó de un manotazo para pajearse como un mono a pocos centímetros de mi cara. Me excitaba estar allí viendo tan cerca su cipote a punto de explotar  y el olor a sexo que emanaba.  De pronto contrajo todo su cuerpo incluido su cara lo que también me excitó y a continuación unos trallazos de leche mojaron mi cara.

Nos miramos a los ojos durante unos segundos en una demostración de vicio y después cogió un extremo de mi camiseta para para limpiarse la polla y vestirse.

Cuando se fue tuve que pajearme allí mismo todavía con el olor de su pelotas metido en el cerebro.