Curiosillas y sus experimentos

Mi hermana y su amiga me utilizan como conejillo de indias para su experimento.

-       “Esta noche papá y mamá salen a cenar con unos amigos. ¿quieres que encargue unas pizzas para nosotros?” me pregunta mi hermana durante el desayuno.

-       “Por mi vale, la mía que sea de pepperoni con pimientos”, le pido.

-       “Mañana tengo que entregar un trabajo y voy muy atrasada, lo estoy haciendo con Karla y vendrá para acabarlo esta noche”

-       “Vale, vale… espero que no se meta conmigo. Todavía me acuerdo como se puso el día de la piscina”, le recuerdo a mi hermana pues fue Karla la que me descubrió escondido en el armario fisgoneando cuando ella y sus amigas iban por el pasillo desnudas.

-       “Bah, no te preocupes… es muy buena chica. Tiene su pronto, pero luego se le pasa rápido. Además, varias veces me ha dicho que te encuentra muy guapote y que lástima que seas tan jovencito para ella”, me responde con la consiguiente elevación de mi autoestima.

Pensando que Karla volverá a casa esta tarde, durante todo el día he tenido muchas ocasiones para revivir la experiencia de hace unos días con las amigas de mi hermana. El recuerdo de Karla, 222, 333 y mi hermana jugando en la piscina, y luego verlas juguetear entre ellas desnudas por el pasillo me pone a cien.

No tengo tan buen recuerdo del momento en que me descubrieron, y después cuando me gritaban mientras me rodeaban. La paja forzada que me hicieron estuvo bien pero también me dolió lo mío.

Karla tiene un tipazo, aunque solo espero que no me tenga en cuenta lo sucedido y me deje simplemente disfrutar de su compañía. Me pone tanto que he tenido la tentación de hacerme un pajote en el aseo pensando en ella. Finalmente lo he podido resistir, pero me ha cogido un dolor de huevos considerable.

Por la tarde, he llegado del instituto me he metido en mi habitación, durante un rato he hecho mis tareas, después me he puesto los cascos y me he puesto a jugar con la Play. Sobre las ocho golpean en la puerta y esta se abre:

-       “Lucas, deja eso…que vamos a cenar”, me reclama Laurita.

Me coge en medio de una partida por lo que me retraso unos minutos. Luego voy hasta la cocina y allí me encuentro con las dos que ya están comiendo su ración de pizza. Karla lleva una camiseta muy ajustada y un pantaloncito súper pequeño que se adapta como una braga a su cuerpo y deja que asomen por debajo el principio de sus cachetes.

Mi hermana lleva puesta una camiseta muy cortita que reposa sobre su pecho como si fuera una cortinilla. Si yo mirara por abajo, le vería las tetas bien erguidas pues no lleva sostén. Unos legins hasta medio muslo delimitan su trasero bien paradito y firme.

Al verlas así, trago saliva con tan mala fortuna que me atraganto y empiezo a toser. Menos mal que esto distrae su atención, pues he venido con mi pantalón de deporte sin slip que me sujete la polla, y esta se ha puesto gorda de inmediato.

Me acomodo en un lado de la mesa de la cocina donde me han dejado un plato con mis trozos de pizza y un refresco. Me pongo a comerla rápido, sin atreverme a levantar mucho la vista pues no creo que pueda resistir mucha más excitación. Por suerte ellas no pueden ver que el calzon corto apenas puede contener mi polla totalmente erecta.

-       “Mañana tenemos que presentar el trabajo y vamos un poco atrasadas… ¿nos puedes echar una mano… porfa?, dice mi hermana con ese tono que emplea cuando quiere conseguir algo si o si.

-       “¿y yo que puedo hacer?... yo no sé nada de medicina, ni de esas cosas que estudiáis vosotras.

-       “No te preocupes. Nosotras te decimos que tienes que hacer. Hacemos un pequeño experimento y luego hay que apuntar las condiciones y los resultados, me aclara Karla.

-       “Bueno, si es así os ayudo, pero no me operareis o algo asi, verdad?”

-       “jajaja… que tonto eres”, me dice mi hermana, “tú no te preocupes”, poniendo su mano sobre mi muslo con una clara intención provocadora.

Dicho esto se levantan de la mesa, recogen sus platos y vasos, les pasan un agua en la pica. Como están de espaldas, aprovecho para recomponer la posición de la polla que está a punto de salir por la pernera y sigo mirando sus preciosos culos moviéndose mientras friegan.

-       “Cuando te acabes la pizza, lo recoges todo y te vienes a mi habitación” dice mi hermana.

Pocos minutos después llamo a su puerta y sin esperar respuesta abro y asomo la cabeza. Las dos están sentadas frente a PC rodeadas de apuntes y libros.

-       “Pasa y siéntate en la cama. Terminamos esto que estamos haciendo y vamos contigo”, dice mi hermana señalándome dónde quiere que me ponga.

A mí me extraña un poco pues Laurita es un poco maniática con su cama y no quiere que nadie la toque ni se siente en ella. Veo que se levantan y ponen la pose de medico pasando consulta en el hospital.

-       “¿Estás listo?... Tu tranquilo, no te va a pasar nada. Échate y ponte cómodo. Se trata de hacer un experimento sobre las reacciones involuntarias del cuerpo frente a estímulos  no cognitivos a través de los órganos sensoriales secundarios”, me explica Karla.

Yo lo único que entiendo es lo de echarme sobre la cama y ponerme cómodo, y así lo hago tratando que no se note mucho la medio erección que ya tengo aunque con poco éxito pues las dos se han fijado en ello.

-       “Empezamos con el experimento” dicen las dos plantándose delante de mi luciendo su tipazo y poniendo una postura bien sexy.

Trato de reprimir mi reacción para no quedar como un salido, aunque poco puedo hacer cuando Karla hace un mohín con los labios y se quita la camiseta. Los ojos se me ponen como platos y apenas doy crédito a lo que está sucediendo. Ahora veo claro que el experimento es estudiar la reacción de un adolescente fogoso viendo desnudarse a dos pibones como son Laurita y Karla.

Mi hermana se saca la camiseta dejando sus tetas al descubierto, Karla se quita el bonito sostén blanco que retenía apretadas las suyas. Acto seguido ambas se ponen a manosearlas y sacudirlas  como prueba que las tienen muy bien puestas.

Después de esta exhibición de poderío toman asiento una a cada lado de la cama, con una acción coordinada entre ellas meten un dedo a cada lado de mi pantalón y tiran de él hacia abajo dejándome desnudo sobre la cama con mi polla tiesa apuntando al techo.

Laurita dirige el experimento y guía a Karla para que empiece una paja soberana, aplicando de forma sucesiva las distintas técnicas y trucos para sacarme suspiros y gemidos desde lo más profundo de mi ser.

Karla está encantada teniéndome cogido y a su disposición. Mira con gula el tamaño y con satisfacción las caras que pongo al sentir sus manipulaciones sobre mi sexo. Mi hermanita se muestra contenta al ver como su amiga sigue sus indicaciones, y además siente orgullo por su querido hermano menor.

De una forma sistemática van ensayando varias formas de meneármela, primero la clásica del puño cerrado alrededor del troncho con un rico sube y baja. Luego introducen la variante de hacer tropezar el puño con la parte inferior del capullo, que le cuesta ajustar la intensidad. Al principio me duele y parece que me lo van a arrancar pero cuando le coge el tono, me gusta mucho.

Tras humedecerse la mano practican “estirar de la cuerda”, pasan las manos de abajo a arriba alternativamente una y otra, y aquí mi hermana también pone las suyas.

Yo estoy alucinando y disfrutando como nunca, las veo tan ensimismadas en su experimento que no se dan cuenta que les toco las tetas a las dos al mismo tiempo.

-       “Bueno la parte de preparación ya está completada y muy bien completada” dice Laura deteniéndose un instante, ”ahora vamos con el experimento”.

Durante un instante se me cruzan los cables y pienso que no me pueden dejar así, y… ¿qué puede ser lo que venga a continuación?, ¿me dolerá o será tan rico como lo que llevamos hasta ahora?

-       “Ahora vamos a practicar  - el paracaidista -”, dice dándose aires de que sabe mucho del tema. “Dicen que es muy placentero y esa técnica la debemos experimentar cientificamente”

Ahora es Laurita la que toma la iniciativa, mientras Karla se dedica a acariciarme con su mano por todo el cuerpo como quien amansa un gatito.

-       “¿estás preparado? Si, ya veo que si “ se auto contesta. “Me tienes que ir diciendo si te gusta, si te hago daño y si el ritmo debe ser más lento o más rápido”, me alecciona.

A continuación me la coge firme y me da unos meneos de arriba abajo de preparación. Me deja el capullo totalmente descubierto y el pellejo contenido por el borde inferior de mi seta. Con la mano izquierda la mantiene totalmente vertical y la mano derecha la posiciona con la palma hacia debajo de manera que la punta de mi polla queda justo en el medio.

Cierra los dedos alrededor de mi polla como si cogiese una pizca de sal, con lo que los dedos forman una especie de prisión para mi capullo, y ya estamos listos para empezar.

Con cuidado Laurita aprieta con la mano hacia abajo, su dedos recorren un par de centímetros el troncho haciendo descender el pellejo. La palma aprisiona el capullo apretujándolo y deformándolo.

Ahora sube la mano apretando el trocho con los dedos y liberando simultáneamente el capullo y así completamos el primer ciclo. ¡Ufff que gusto me da! Lo repite varias veces a cámara lenta para coger bien las medidas y luego va incrementando el ritmo haciendo que cada vez el capullo choque contra su palma como si llegase al fondo de un buen coño e hiciese tope.

Sus dedos en su sube y baja hacen presión sobre mis venas y me dan mucho gustirrinin.

-       “¿has visto bien como se hace? Le pregunta Mi hermana a su amiga antes de dejarle el puesto.

-       “Si, si … déjame probar a mí”, dice muy interesada cogiendo el relevo de inmediato.

  • “¿Cómo lo sientes?¿Te gusta?¿he apretado mucho?¿cómo es mejor lento o rápido? me bombardea mi hermana a preguntas y ya sabemos que ella lo quiere saber todo y no dejará nunca de preguntar, y por eso le llamamos –la curiosilla– .

-       “Laurita, me va a venir ya… esto es una pasada, es una de mis mejores pajas… me estoy corriendooooo”

Mi hermana no quiere dejar que Karla se apropie de su triunfo, la echa a un lado y toma las riendas del experimento nuevamente. Me da unos pocos meneos más, y deja que mi polla actúe como un surtidor intermitente que saca varias bocanadas de leche hacia el aire.

Yo me retuerzo de gusto mientras me da los últimos meneos que me sacan todas las gotas que quedaban rezagadas.

Y con esto termina el experimento físico, ahora tienen que tomar notas, estudiar los resultados y sacar sus conclusiones. Me voy a ofrecer al resto de sus amigas a ver si necesitan un conejillo de indias comprometido con la ciencia médica.

Deverano.