Curiosidad y morbo

Os cuento una anécdota que ocurrió con mi vecino.

Una tarde lo llamé a casa para preguntar por él ya que hacía tiempo que no lo veía, tan sólo quedaba con él cuando ambos estábamos aburridos, cada uno teníamos nuestra vida propia de nuestra edad, pero nos llevábamos bien. El chico era muy curioso sexualmente, siempre me hablaba de pajas, de si su polla era de tal manera... y también preguntaba a los demás por la suya. Sólamente hablábamos y bromeábamos sobre el tema... hasta ese día.  Al rato de salir de casa, el chico me propuso ir a unas canchas de deportes a sentarnos en las escaleras para charlar.

Como no, el chico sacando el tema de su polla, esta vez se había depilado, y para mostrármelo, se saca los huevos delante mío. Yo estaba empezando a ponerme muy cachondo porque hasta entonces no había hecho algo así y parecía que ese día aparte de hablar también íbamos a tener una charla práctica.

Depués me pregunta que cuánto me mide la polla, por enésima vez que saca el tema, pero esta vez nada más preguntarlo me dice que tiene ganas de mear y se pone de espaldas para hacerlo; cuando acaba se da la vuelta con la polla al aire y me dice que mire la suya, que le diga qué me parece. Yo de repente me puse a mil y en 5 segundos mi polla estaba ya como una piedra, me apretaba hasta el pantalón. Nunca se me había puesto así estando con el pantalón puesto. Le dije que yo la tenía más grande, pese a que la suya no estaba nada mal para su edad, era casi como la mía y eso que nos llevábamos 4 años. A mi me mide 16 - 16.5 según lo cachondo que esté.

En ese momento me dí cuenta que el chico había planeado la situación para que esa tarde no todo fuera hablar, sino que el chico quería resolver sus dudas de forma práctica. Asi que con su polla al aire me pide que me la saque, que ahora quería ver la mía. Me lo pone en bandeja. Le iba a enseñar mi polla dura con la excusa de que era para comparar tamaños y sin levantar sospecha de que la situación me estaba dando un morbo que hasta temblaba por la adrenalina.

Me la saco y la dejo ahí quieta delante suyo, como si estuviera pasando un reconocimiento o algo así, solo que con una erección y un morbo en el cuerpo que nunca antes había experimentado.  El chaval observa con atención todos los detalles, y por si fuera poco morboso todo, el chico tenía la suya fuera también. Me dice que la tengo gordísima, que la suya es más fina pero que de tamaño parecidas. Y bromea sobre que la tengo algo torcida y demás.

Yo me había dado cuenta que el chico me había llevado sutilmente a su terreno para llegar a la situación de vernos los dos con la polla fuera y quizá quería seguir experimentando. De forma que pensé que ahora era mi turno. Aprovechando su curiosidad morbosa le dije que aunque mi polla no era tan grande seguro que nunca había visto una erección así. Y le dije que si me la quería tocar. Al principio vergonzoso pero luego accedió gustosamente. Primero la tocaba con los dedos como palpándola tímidamente, y luego ya con la mano la intentaba bajar para comprobar lo dura que estaba y a tirar hacia arriba para intentar cubrir mi capullo como pajeándome. Ya estábamos metidos en faena... A la vista de la situación ya le agarro la suya con la excusa de ver que él no la tenía tan dura como yo. De hecho no estaba empalmado. Pero para mi sorpresa lo empezaba a estar al tocársela.

Ya estaba clara la situación, empezamos a hacernos una paja mutua. Yo a él se la estaba frotando tan alegremente pero él lo hacía tímidamente como con vergüenza aún.

La cosa se fue animando y yo tomé la iniciativa de agarrar las dos pollas a la vez y frotar los capullos como forma de continuar con la paja. Al chico le empezó a gustar y se estaba excitando, yo quería que se corriera antes que yo, me daba morbo, así que a él le frotaba con más intensidad pero yo intentaba no correrme pese a que estaba muy excitado.

Por fin conseguí lo que quería y me dijo que se iba a correr. Entonces le dejé que se la acabara él ya que conocía mejor su polla y lo ibamos a disfrutar los dos: él al hacerlo y yo al verlo jeje. Apenas le salieron unas gotas que se quedaron en la propia polla, no lanzó nada. Así que como broche final y alimentando su curiosidad y mi morbo le llamé la atención diciéndole que eso era muy poco, que apenas se corría. Entonces me dijo que a ver yo, que me corriera ya. Como no, si estaba incluso aguantándome. Le dije que prestara atención que iba a lanzarlo: la atención con la que me miraba la polla era ya la guinda para mi morbo. Lancé cuatro o cinco chorrazos al suelo que automáticamente le hicieron exclamar de sorpresa. No se lo esperaba. Y entre risas me dice que vaya metralleta tengo, encima se quedó toda la corrida en el suelo que el chico miraba flipando. Yo me puse a bromear con él diciéndole que cuando fuera más mayor se correría así... jaja. Y que ya echaríamos un concurso de corridas... todo tan natural.

Nos la guardamos y regresamos a casa. A los dos nos gustó la experiencia, pero al chico en el fondo le daba apuro reconocer que le había gustado o que se hubiera quedado con ganas de más. Le pudo el morbo y la curiosidad pero a la vez estaba intranquilo por lo que yo pensara. La sensación era mútua y no volvimos a comentar nada una vez pasada la experiencia. Aunque alguna vez que estamos juntos y alguno nos apetece irnos a mear, el chico me mira el paquete y sonríe acordándose de lo que pasó.