Curiosidad y algo más
Me sorprendí fijámdome en la novia de un amigo... y aquello acabó como tenía que acabar.
Todo comenzó una noche de copas, en el bar en que solíamos reunirnos los fines de semana. Yo estaba con los de siempre, Alberto, Juan, González, el gordo Parra... Estábamos sentados en una de las mesas del bar enfrascados en nuestra tertulia de cada sábado. Aquella noche hablábamos de tías. Alberto y González eran los únicos del grupo que en aquel momento tenían novia. A la novia de González no la conocíamos mucho pero a la de Alberto sí , llevaban bastante tiempo saliendo y además estudiaba en la misma facultad que el, de manera que al estar la mía a pocos minutos solía coincidir con ellos bastante a menudo: era una chica bastante normal,bastante recatada en la forma de vestir y con una educación que incluía colegio de pago y bastante dinero en su familia. Se llamaba,o se llama, Laura. En fin, como es habitual, la conversación acabó derivando en el sexo. A las pocas copas acabé hablando con Alberto de cosas más o menos íntimas: me vino a contar, más o menos, que su novia era bastante reacia a tener relaciones sexuales plenas pero que en el resto de menesteres era bastante receptiva. Hablando mal y pronto, que lo único que faltaba en su relación era un buen polvo. A mi aquello me parecía una putada bastante importante, pero a Alberto de momento no parecía agobiarle. Fue entonces cuando me dijo:
-¿Sabes,tío? Nunca había estado con una tía que se lo pasara tan bien cuando le comen las tetas.
Me pareció no haberlo oído bien.
-¿Cómo?
-Sí, joder... que a veces cuando le como las tetas a mi novia le da el subidón y está a punto de correrse,tío.Es muy fuerte...
-¡No jodas! - a mi aquello de repente me interesaba muchísimo - ¿Pero se ha llegado a correr sólo con eso alguna vez?
-No...siempre me dice que pare antes. Se pone muchísimo con eso.
Total, que yo ya tenía una cosa más en la que pensar. Qué cachonda,pensé. El lunes siguiente, en la cafetería de la facultad, estuve tomando un café con Alberto,Parra y ... Laura. Yo llevaba todo el tiempo resistiéndome a mirarle las tetas a la novia de mi amigo.¿Y si me pilla?,pensaba. Yo no quería problemas con nadie y menos con Alberto. Al final no pude resistirme y las eché un vistazo así como de pasada. Buenas tetas,pensé. De tamaño mediano,erguidas y tentadoras. Me levanté, puse una excusa tonta y me fui,porque me estaba poniendo malo,no sólo por la visión de las tetas de Laura, sino por Alberto. Pajas mentales, tonterías pasajeras,pensaba.
El jueves siguiente unos amigos organizaron una barra libre en el local de uno de ellos. Fuimos todos con la intención de tomar unas copas,echar unas risas,en fin lo típico.No sé qué me pasó aquella noche,pero metí la directa con las copas y a la media hora ya estaba bastante tocado. Me fijé en Laura, que también había venido. Llevaba una camisa bastante pegada al cuerpo,vaqueros y náuticos (pelín pija,ella) Si no hubiese llevado 5 copas no hubiera hecho lo que hice: me acerqué a ella y nos pusimos a hablar.
-Holaaaa, Laurita. ¿Qué taaal?
-Hola, Ricardo. Cómo andamos ya, ¿eh? ¿Toca esprintar o qué?
-Buaah, un día es un día. Eeh,bonita camisa...¿es nueva?
-¡Chico observador! Eres el primero que se da cuenta... ¿te gusta? - y giró sobre sí misma en plan de cachondeo para que pudiese verla mejor. Eso me puso peor aún.
-Sí...te queda muy bien- dije,baboso,¿qué demonios estaba haciendo? - Es que estás muy buena, Laurita, con esa percha es difícil que algo te quede mal...
Me miró divertida, pero la expresión de mis ojos, mirando los suyos, borraron la sonrisa de su cara.
-Bah...tú, que me miras con buenos ojos...Bueno, ¿tú que tal de novias? - desviaba el tema
-Tú lo has dicho... -contesté con una voz que no me conocía - Sólo te miro con buenos ojos a ti.
En ese momento el pobre Parra comenzó a echar la pota en medio del local, lo que cortó (gracias a Dios) nuestra conversación. Entre todos tuvimos que sacar a Parra del local para que le diera el fresco (es un chico un tanto voluminoso); a la media hora Alberto y Juan se lo llevaron a casa. Yo entré otra vez en el local para mear. Me estaba lavando las manos cuando llamaron a la puerta del servicio.
-Quieeeeen...
-Upsss,perdón. No sabía que estaba ocupado.
-¿Laura?
-¿Sí?
-Pasa...sólo me estoy lavando las manos.
La puerta se abrió. Apareció Laura, más guapa que nunca.
-No tengas prisa... cuando acabes me avisas.
-Espera...
La agarré suavemente por un brazo. Ella me miró, sorprendida. Pensé que ya que había llegado hasta allí no me iba a echar atrás. En el peor de los casos, siempre podía argumentar que estaba borracho.
-Antes no me has contestado...sabes lo que me cuesta decir esas cosas, Laura.
-Es que no sé que decirte...
-No digas nada.
La agarré por la cintura con afán posesivo y la besé. A ella le cogió bastante de sorpresa, así que aprovechando su confusión la empujé con cuidado hacia la puerta, cerrándola. Ella me echó los brazos al cuello prolongando el beso, y yo aproveché para agarrarla de las nalgas y apretarla contra mí. Notaba esas tetas en las q tanto había pensado apretadas contra mi pecho,y eso me puso a mil. Empecé a comerle el cuello mientras ella me susurraba palabras que ya no recuerdo al oído. Todo empezó a ir mucho más rápido, y empecé a sobarle las tetas, erguidas, duras,perfectas. La cogí de la mano y la llevé hacia el retrete, me senté sobre la tapa, la senté sobre mí y empecé a desabrocharle la camisa (bastante torpemente, tengo que decir. Estaba un poco nervioso) Ambos jadéabamos, debido a la excitación del momento y a que podían pillarnos con las manos en la masa por menos de nada. Milagrosamente no ocurrió. Yo estaba puestísimo,pensando que al fin tenía delante de mí esas tetas que tanto me gustaban. Empecé a comérselas mientras terminaba de quitarle la camisa, y una vez sin camisa, previa ayuda por su parte al quitarse el sujetador (nunca se me ha dado demasiado bien)por fin pude degustarlas. Iba pasando de una a otra sin acabar de decidirme con qué pezón quedarme; me estaba dando un banquete de puta madre a costa de la novia de uno de mis mejores amigos,y por primera vez ese pensamiento, lejos de agobiarme, me puso aún más.
Ella me sacó la camiseta mientras me metía la lengua en la boca, y antes de que pudiera reaccionar ya me estaba quitando los pantalones. Así que con un hábil movimiento me la quité de encima, la senté en el retrete y le empecé a quitar yo los suyos. Ella seguía jadeando mientras me miraba, con expresión decidida. Le bajé las bragas, le di un lametón a su coño y la miré, sonriendo divertido. Ella no estaba para gaitas y, además, le había entrado bastante prisa, así que me sujetó la cabeza y se dejó hacer. Abrió más las piernas permitiéndome el acceso a su coño, a esas alturas combletamente humedecido, yo no me lo pensé demasiado y le metí toda la lengua, intentando encontrarle el clítoris. Por lo visto, lo encontré, porque ella empezó a moverse adelante y atrás mientras soltaba un grito ahogado que gracias a la música de fuera no resultó demasiado evidente. Seguí otro par de minutos con la lengua metida en su coño, y aún le dio tiempo a correrse otra vez.
Decidí pasar a temas mayores: busqué mi cartera en el pantalón (en el suelo, a escasos centímetros de donde me encontraba) y saqué un condón que nunca hubiera pensado que iba a usarle en esa situación. Mientras me lo ponía, Laura arrugaba un poco el gesto y recordé las palabras de Alberto. Así que tuve que calentarle la oreja diciéndola que no se preocupase, que si la hacía daño me lo dijera, en fin... mientras la convencía me fui colocando en posición, sentado de nuevo y ella, desnudita,a punto de sentarse sobre mi polla, que a esas alturas había adquirido un tamaño considerable. Así que cuendo menos se lo esperaba, me cogí la polla por la pase, la empujé del hombro hacia abajo y se la metí casi entera. Ella puso una cara entre dolor e indignación pero la Naturaleza es sabia y el sexo tiende a gustar, así que al poco rato ya estábamos follando como si nos fuese la vida en ello; yo me puse otra vez a mordisquearle los pezones y ella echaba la cabeza para atrás y ahogaba gemidos mordiéndose el labio inferior. Un cuadro,vamos. Cabalgaba que daba gusto verla, con las tetas botándola en un movimiento que me pareció, inexplicablemente, muy cómico, y estuve a punto de reírme.
Ella se corrió poco antes que yo, se le escapó un grito y justo después me corrí yo, apreté su culo con mis manos y me sentí de puta madre. Nos quedamos así un rato, medio abrazados,hasta que ella se incorporó, recogió su ropa y empezó a vestirse. Joder, pensé,ni una sola palabra amable,cómo estás,cielo,¿te gustó?,¿repetiremos? Nada. Así que yo también empecé a recopilar mi ropa, desperdigada por el baño. Acabó de vestirse, se arregló el pelo, me besó en los labios y salió del baño. Ni siquiera se despidió de la gente, porque salió directamente a la calle. Había quedado con Alberto, según me enteré después. Yo volví con el resto de la gente que quedaba en la fiesta, los muy pardillos no nos habían echado de menos a ninguno de los dos...y aún tenía que dar gracias a que ninguno hubiese decidido ir a hacer del cuerpo al cuarto de baño. Ni que decir tiene que no me lo volvía a montar con Laura, y nuestra relación,por desgracia,se enfrió bastante. Al día siguiente pensé que, curiosamente y a pesar de todo, me había quedado sin saber si Laura podía llegar al orgasmo solamente comiendole las tetas...Cosas del azar.