Curiosidad Satisfecha

El jardín posterior de mi casa fue la ruta que me llevó a vivir una de mis mayores fantasías.

Este es la primera historia que pongo a vuestra disposición, como todas en ella se entremezclarán la realidad con la fantasía, tal vez más de la primera que de la segunda, pero que son parte de mi experiencia de vida y que espero sea de vuestro agrado.

Soy de profesión ingeniero, esto me obliga a viajar mucho a fin de atender las obligaciones propias de mi puesto, pero cada cierto tiempo vuelvo a la ciudad a tomar un descanso. Tengo una casita en los suburbios de la capital de mi país, un pequeño chalecito con un pequeño jardín posterior que dejo al cuidado de un esmerado jardinero durante mis ausencias.

Este tiene un seto muy bien cuidado y que ocultaba el interior a las miradas indiscretas, al cual se le ha acondicionado una puerta que da a la parte lateral de la cochera, lugar por donde se dio inicio a una de mis mayores fantasías y de la manera más imprevista.

Tengo 31 años, y muy cerca de mi casa vive una prima, varios años mayor que yo, con su esposo y una hermosa hija, Anita, la misma que cada vez que volvía de mis continuos viajes veía mucho más crecida y mucho más bella.

Había heredado las características físicas de su madre, quien durante mi adolescencia fue la protagonista de muchos de mis sueños húmedos y más de una febril masturbación. Era más bien baja de estatura (con lo que me gustan las mujeres chiquitas), de un rostro bastante bello, unos labios carnosos y bastante apetecibles, senos más bien pequeños pero que se notaban muy redondos y duritos, anchas y redondeadas caderas y un potito muy redondito y saliente, que cada vez que la veía, me daban ganas de darle una nalgada, cosa que me guardaba de hacer por evitar cualquier escándalo. Me olvidaba un detalle, tenía 16 añitos.

Una tarde, poco después de mi retorno de uno de mis acostumbrados viajes, me encontraba saliendo del baño y solo me encontraba cubierto con una toalla en la cintura, había quedado con unos amigos para salir a la noche a ver si conseguía algo de diversión y de sexo sano y casual, pero como me quedaban algunas horas por matar y no tenía ganas de dormir, pues lo había hecho hasta muy tarde, decidí ver algo en la tele. Mala suerte, no había ningún programa que llamara mi atención, así que decidí, aprovechando la intimidad de mi hogar, ver una porno.

Trataba sobre una chica en un encuentro muy caliente con dos tipos lo cual me comenzó a excitar sobremanera, demostrándose en el levantamiento de la pequeña toalla que cubría mi desnudez, de pronto siento esa opresión que se tiene cuando alguien te observa; esa presencia que no puedes descubrir pero que sientes en la piel. Miré a los alrededores y nada, solo estaba la ventana que daba al jardincito posterior, decidí asegurarme y me acerque a ella pensando que tal vez hubiera algún intruso en el lugar. Sorpresa, era Anita, con la cara completamente enrojecida, la blusa entreabierta y una mano que no había podido sacar de su entrepierna. Sorprendida tanto como yo, no supimos que decir en un primer momento, luego tuve que tomar control de la situación ya que la visión me había excitado más, si cabe el término, y no quería desaprovechar la situación.

Anita ! que sorpresa ! (intenté ocultar con naturalidad la excitación que la situación me producía)

Hola tío – Dijo tartamudeando - solo pasaba por aquí y como me enteré que habías llegado decidí hacerte una visita a ver si habías traído alguna novedad como siempre.

Lo sorpresivo de la situación y la aparente naturalidad con la que enfrenté la situación no le hizo notar (al parecer) que aún mantenía la mano en su entrepierna.

Aja ! y decidiste espiarme por la ventana?

Disculpa tío, pero toqué el timbre y nadie salió, entonces pensé mirar por atrás a ver si estabas.

Al parecer eso coincidió con mi salida de la ducha y no me permitió escucharlo, para suerte mía.

Y que estabas mirando? – decidí entrar en un terreno más escabroso -

Bueno, que veías la tele … - dijo muy nerviosa -

Y qué veías en la tele? – insistí –

Ay tío! Me da vergüenza … - respondió sonrojándose, y con un mohín muy infantil –

Qué te pudo dar tanta vergüenza? – quise sonar tranquilizador –

Es que…….. estabas viendo una peli para adultos

Y eso es motivo de tanta vergüenza? – continué insistiendo para ver hasta donde podía forzar la situación –

Es que dicen que es malo … Bueno tú sabes, eso del sexo.

Que tan malo puede ser si todo el mundo lo practica – dije muy docto –

Si pero dicen que a mi edad es malo

Y tú que piensas? – lance el dardo –

Bueno, si es muy deseado, no puede ser tan malo.

Y tú lo deseas? – aventuré –

A veces, pero no lo he hecho mucho solo me tengo que aguantar.

No lo has hecho mucho? – descubrí el flanco débil –

Ay tío ! que vergüenza – repitió – Qué cosas me haces decir

Solo te pido dos cosas – ataqué resueltamente – Deja de decirme tío, me haces sentir viejo –mentí descaradamente – llámame Daniel – mi nombre – y luego, cuéntame como va eso de que ya lo has hecho.

Ay que vergüenza ! – insistió – es que solo fue una vez y no me gustó mucho, lo demás ha sido solo toqueteo.

A ver, pasa a la casa y cuéntame los detalles.

Un poco dubitativa entró a la casa, parecía realmente avergonzada, pero mi experiencia me permitía percibir que también se encontraba algo excitada por la situación. Nos sentamos en el sillón al frente de la tele, me contó a muy grandes rasgos que cuando tenía 13 (precoz la niña) tenía un noviecito que bordeaba los 17, la invitó a una fiesta, escapándose del colegio, ella aceptó, el le invitó un par de copas que la hicieron sentirse mareada por la falta de costumbre y casi de inmediato fueron a los hechos, ella aceptó por la excitación que sentía pero el muchacho fue tan malo, que lo único que le hizo sentir fue dolor y terminó tan rápido que fue toda una decepción. Ella imaginaba que había algo más por lo rico que sentía cuando se excitaba y decidió explorarse sola, fue cuando descubrió lo gratificante que podía ser una masturbación en caso de necesidad.

Durante todo este tiempo, la tele había permanecido encendida y las imágenes de la película fueron distrayendo las palabras de ella, su rostro se veía turbado y mi excitación era notoria por la erección que lucía producto de la historia y de la porno que se veía como telón de fondo.

Ella compartía la mirada entre la tele y mi pene erecto – aún cubierto por la toalla – y se podía notar su ansiedad en la forma como pasaba sus manos sobre sus muslos, llegando hasta muy arriba, por debajo de la espectacular minifalda – muy común entre las jovencitas – que llevaba puesta.

Entonces, si te llama poderosamente la atención el sexo? – pregunté, lanzándome al ataque nuevamente –

Ay tío … digo Daniel…. Que cosas me haces decir…….. Bueno, la verdad es que sí

Habías visto alguna vez anterior una porno? Te ha gustado?

Si me ha excitado mucho y pienso que algo bueno debo estarme perdiendo, por que las chicas parecen muy gozosas de lo que hacen.

Y la que estas viendo te excita?

. – Se quedó muda, al parecer sin atreverse a delatar sus más íntimos sentimientos en ese momento –

Has visto algún pene parecido a esos? – Me lance a matar –

Bueno… la verdad es que no, es más no creo haber visto realmente alguno en esa situación, no te digo que prácticamente ni la vi, solo sentí que me la metieron muy rápida y violentamente.

Te gustaría ver una de verdad, gorda y excitada?

  • Nuevamente enmudeció, no volteó el rostro que estaba en dirección a la tele, pero por la comisura de sus ojos pude ver que su mirada se dirigía a mi pene erecto.

Sin más que decir, abrí la toalla por la abertura y dejé ver mi pene en toda su plenitud, debo decir que mi largo no es tan despreciable – casi llego a los 20 cm. -, pero es muy gorda y de forma muy agradable y debo también agradecer un don muy especial que me enseño una niñera (historia que les contaré después), puedo durar mucho mientras hago el amor.

Volviendo a la historia, ella vio mi pene y no pudo evitar abrir los ojos muy grandes, en esos momentos, uno de similares dimensiones penetraba el ano de una chica, lo cual hizo aumentar la sorpresa de ella, pensando seguramente como algo de estas dimensiones podía entrar en un orificio tan pequeño.

Como no se atrevía a hacer nada, pero tampoco se negaba, decidí pasar un brazo sobre sus hombros y pude sentir el temblor de su cuerpo, mientras susurraba en su oído.

-Quieres tener una experiencia sexual realmente buena?

  • Nuevamente el silencio –

Tomé una de sus manos y la puse sobre mi pene, ella entrecerró los ojos y se mordió los labios al sentirlo entre sus dedos, primero lo tomó suavemente pero luego fue aumentando la presión, entonces tomando su mano comencé a moverla de arriba hacia abajo lo cual aumentó la excitación de ambos, lo podía sentir en la presión de sus dedos alrededor de mi pene.

Te está gustando? – pregunté –

Ay Dios…. Es tan duro pero a la vez tan suave…. Dios y todo esto le puede entrar a una mujer? – santa inocencia –

Quieres intentarlo?

No sé, no creo que sea posible

Verás que si es posible y que te daría mucho placer.

  • Nuevamente no contestó, pero se abandonó su cabeza sobre mi brazo, cerró los ojos y comenzó a meneármela más fuerte - .

No necesité más respuesta, comencé a besar su cuello mordisqueándola levemente, mientras mis manos comenzaban a jugar con sus pechos – que me enloquecían sobremanera – por debajo de su polera, pude sentir que sus pezones ya se encontraban erguidos, por lo que luego de levantar la prenda comencé a chuparlos como un bebe hambriento, mi mano izquierda comenzó a recorrer su cuerpo y me dirigí a su entrepierna, instintivamente abrió las piernas para dar paso a mi mano y pude sentir su braga completamente mojada, la corrí hacia un costado para dejar libre su linda vagina al alcance de mis dedos y busqué su clítoris para intensificar la caricia, al sentir mis dedos sobre su punto de placer se prendió de mi cuello con su brazo libre y me dio un beso profundo, húmedo y con mucha lengua que daba bien a las claras la excitación que sentía.

Hmmm ! Hmmm ! - gemía ante el toqueteo sensual -

Aprovechando los jugos que resudaban de su vagina, acariciaba su clítoris cada vez más duro, de pronto sentí como su cuerpo se tensaba, su boca quería aspirar mi lengua completamente y comenzó la deliciosa convulsión de un orgasmo, llama de pasión que alimenté con el aumento del masajeo de su clítoris. Sus piernas apretaron mi mano, su cuerpo se enroscaba intentando rodearme con él y su respiración se suspendió por unos momentos para dar finalmente el gemido final

Ahhhhhh ! Ahhhhhh ! – signo inequívoco de su satisfacción -

Se distendió totalmente sobre el sillón, su respiración agitada, su rostro completamente congestionado, con las piernas muy abiertas, resumando sus jugos y los pechos al descubierto, en ningún momento su mano soltó mi pene, cada vez más duro si esto es posible.

Dios, que delicia – dijo – Es posible sentir tanto placer?

Claro que es posible mi pequeña… - respondí –

Cómo puede ser eso posible?

Aún no has probado realmente el sexo

Es que… me da tanto miedo el tamaño de eso –dijo señalando a mi pene –

Deja todo en mis manos y veras que todo no será más que placer

Esta bien… pero por favor, no me vayas a dañar

Ok, para que eso no suceda, debes humedecerlo – aproveché la ocasión –

Y cómo lo hago? – Dios ! cuanta inocencia –

Pues me la tendrás que chupar

Cómo es eso?

Pon tus labios sobre mi pene y luego introdúcelo dentro.

Ay no ! eso no es sucio?

Mi pequeña, no hay nada sucio en el sexo, solo placer, inténtalo veras que te gustará

Sin dejar de acariciar mi pene, con la minifalda levantada casi hasta la cintura y los senos al aire, acercó su rostro, sintió su olor, le dio un pequeño beso, luego de un poco de duda lamió la cabeza, luego se animó a ponerlo dentro de su boca, lo saboreó un instante y luego continuó con más empeño, tuve que pedirle cuidado con los dientes por que me estaba lastimando y demostró ser una aprendiz muy aprovechada, hasta el momento en que muy a su pesar tuve que quitarle mi pene de su boca ya que se había prendido de él como un niño a su biberón.

Ahora me toca devolverte el favor – le dije –

Qué vas a hacer? – preguntó –

Solo relájate y disfruta

Se dejó hacer, la recosté sobre el sillón, le quite esa braguita completamente mojada, me coloqué entre sus piernas y mi boca comenzó a juguetear con su vaginita deliciosa, al llegar a su clítoris sentí como todo su cuerpo se crispaba, sus manos sujetaron mi cabeza enterrándola sobre su vagina, su bajo vientre comenzó a moverse frenéticamente mientras mi lengua hacía su trabajo con creces, sus piernas rodearon y apretaron mi cuello amenazando con asfixiarme, mientras cerraba fuertemente los ojos y se mordía con furia los labios, continuamos un buen rato hasta que nuevamente la tensión de su cuerpo y las convulsiones posteriores daban cabal cuenta de un nuevo orgasmo.

Ahhhhhh ! Ahhhhhh ! – quedó nuevamente desmadejada sobre el sillón, respirando agitadamente –

Ahora venía lo realmente bueno, cuando empezó a abrir los ojos y su respiración a calmarse ya me encontraba entre sus piernas con mi pene completamente erecto, duro, grueso y brillante dirigiéndose a su vagina, abrió mucho los ojos e intento decir no con la cabeza mientras intentaba cerrar las piernas, pero era muy tarde, al sentir la cabeza en la entrada de su vagina, instintivamente abrió nuevamente las piernas y observó detalladamente como se iba introduciendo dentro de ella lentamente, cuando sintió la cabeza en el interior su cabeza se echo hacia atrás y un suspiro prolongado daba cuenta del placer que sentía. Por lo mojada que estaba la tarea de penetración se facilitaba y cuando menos nos dimos cuenta, más de la mitad del pene se encontraba dentro, Anita, demostrando ser muy golosa para el sexo, colocó sus piernas alrededor de mi cintura, sus brazos alrededor de mi cuerpo instándolo a que se la introdujera cada vez más, luego empezamos la danza desenfrenada, ella contorsionándose alrededor de mi cuerpo y gimiendo.

Hmmm ! Hmmm ! Vamos Dany, méteme más, por favor, mátame con ese pene delicioso… mátame de placer.

El oírla pronunciar mi nombre, acompañado de esas frases urgiéndome que la coja cada vez más fuerte me excitaron sobremanera, desfilaron por mi mente las imágenes de Anita viéndola crecer poco a poco, viéndola convertirse en mujer y ese sentimiento morboso del incesto fue haciendo crecer esa llama en mi bajo vientre. Me aplique fuertemente, le sacaba casi todo el pene para hundírselo profundamente en su vagina, repetida, incansablemente, nuevamente la tensión en el cuerpo de ella y las convulsiones, esta vez más fuertes me hicieron notar que la batalla estaba ganada, su cabeza hundida en mi pecho, su cuerpo pegado completamente al mío y su respiración angustiosa delataban la intensidad del placer, el mismo que trataba de acrecentar con movimientos cada vez más profundos.

Ahhhhhh ! Ahhhhhh ! Dios que placeeeeeeeeerrrrrrrr – grito, libre de cualquier inhibición.

El verla y sentirla derramarse alrededor de mi pene hizo que el volcán interior comenzara su erupción, se la saque apresuradamente y comencé a soltar mis chorros enloquecidos por sus pechos, su abdomen, su cara.

Ahhhhhh ! Ahhhhhh ! – gemí -.

Ella ya algo recuperada, se encontraba entre sorprendida y curiosa preguntó

Dios, que es esto?

Es mi leche

Tu leche?

En realidad es semen, pero le dicen leche por el color

Es con esto que se producen los hijos?

Efectivamente, por eso lo he derramado afuera

Y es placentero sentirlo dentro?

Claro que si, buscaremos la oportunidad que experimentes también esta situación

Claro que si, esperaré ansiosa, lo de esta tarde no lo olvidaré nunca y si me dices que hay algo más placentero, me muero de ansias por probarlo.

Dicho esto, nos derrumbamos en el sillón y caímos en la cuenta que su ropa se encontraba completamente ajada y mojada por nuestros jugos, no podía salir y regresar a su casa en ese estado, así que decidimos lavar y planchar su ropa. Ya desinhibida completamente, se desnudó por completo y colocó su ropa en la lavadora (de esas automáticas que realizan todo el proceso sin necesidad de su operación) y mientras la ropa continuaba con su proceso, fuimos a darnos una ducha juntos, ahí aproveche para besarla y acariciarla completamente y sobre todo besar esos lindos pechos que me enloquecían, nos fuimos excitando nuevamente pero decidimos dejarlo.

Nos secamos mutuamente, jugamos con nuestros genitales y nos dirigimos a la sala para esperar el término del proceso de la lavadora, nos habíamos olvidado pero la tele seguía pasando la porno, en ese momento se producía una penetración anal muy excitante.

Es eso posible? Lo digo por el tamaño.. Puede entrar en ese orificio tan pequeño sin que destrocen a la chica?

Recuerdas cuando pensabas que no te podría entrar y sin embargo pudiste recibirla toda dentro de ti? Esto es lo mismo, con un poco de excitación y lubricación es posible.

Y es placentero? Por que me han dicho que por ahí duele.

Solo al principio, pero sabiendo hacerlo te puede llegar a gustar. Quieres experimentarlo?.

No contestó, pero el movimiento de sus piernas rozándose entre si daban bien a las claras que nuevamente la excitación se había apoderado de ella. Decidí no desaprovechar la situación y comencé a besarla mientras mi mano hurgaba su vagina, como quien no quiere la cosa, mi dedo humedecido se deslizó hacia su ano, ella dio un pequeño brinco pero mi dedo masajeando su ano comenzó a surtir efecto por lo que se fue relajando, descendí mi boca hasta su vagina y comencé a succionar su clítoris nuevamente, ella comenzó a moverse frenéticamente y mis dedos continuaban masajeando ese orificio que ya auguraba iba a ser mío esta misma tarde.

Dios mío que delicia! - gritó – Vamos, destrózame el ano, estoy dispuesta a todo y quiero que desvirgues mi trasero.

Dicho esto fui por un lubricante sexual que tenía en una mesita –para casos de emergencia, como este – y sin dejar de lamerle el clítoris comencé a aplicarle con un dedo y luego con dos el lubricante dentro de su ano, al principio ofreció cierta resistencia, le pedí que se relajara y la excitación permitió la introducción satisfactoria y casi indolora de los dedos, la sensación de sentirse perforada por primera vez por el ano y mis succiones de su clítoris hicieron que nuevamente tuviera un orgasmo.

Ahhhhhh ! Ahhhhhh ! Que bueno que es esto, pero métemela por favor solo así me sentiré completa.

La coloque de rodillas en el piso con el trasero levantado y apoyando su cuerpo sobre el sillón, aplique lubricante sobre todo mi pene, completamente endurecido por la visión deliciosa que se presentaba ante mi y coloqué la cabeza sobre la entrada de su ano, sentí una pequeña resistencia que vencí besando y mordiendo ligeramente su cuello y su espalda, comencé a penetrarla suavemente, producto de la excitación y el lubricante el ano se dilató dando paso a la cabeza y luego poco a poco la mitad del pene, en este punto, sus gestos demostraban que estaba sintiendo algo de dolor por lo que me acometí a acariciar su clítoris con mis dedos, esto tuvo el efecto de una descarga eléctrica puesto que levantó aún más el trasero como pidiendo que la penetrara sin piedad, cosa que no hice para no arruinar el momento pero finalmente mis deseos se vieron satisfechos, me encontraba completamente dentro de ella, su pequeño agujero parecía a punto de reventar pero ella lo gozaba, movía su cuerpo exigiendo una penetración más profunda, mis dedos masajeando su clítoris cada vez más duro y yo bombeando muy duro ese embolo endurecido dentro del pequeño y pardo agujero.

Producto de la excitación ella se tensó nuevamente y se clavo literalmente sobre mi pene anunciando la llegada de un nuevo orgasmo, lo cual apresuró el mío, me hundí completamente dentro de ella y comencé a dejar escapar mi descarga de abundante leche.

Ahhhhhh ! Ahhhhhh ! - Gemimos asincopadamente –

Los chorros dentro de su ano hacían más intenso su orgasmo por lo que estuvo a punto de sufrir un colapso de la excitación, mientras que yo prendido completamente de su cuerpo intentaba hundirme más dentro de ella, si esto era posible.

Caímos desmadejados sobre el sillón, mudo testigo de nuestros placeres, jadeando desacompasadamente pero satisfechos uno del otro.

Dios mío, sentir la leche dentro si que es delicioso, me has dejado muerta – exclamó – Pero quisiera repetirlo todo.

Será otro momento pequeña, mira la hora que es, han pasado más de dos horas y tu madre se ha de poner en pendiente.

Tienes razón, pero ten seguro que todo esto lo volveremos a repetir pronto.

Aquí estaré para ti mi pequeña.

Recogimos y arreglamos su ropa que ya se encontraba lista y luego de un beso profundo y un apretón de mis testículos se fue a su casa muy presurosa. Demás está decir que después de semejante sesión no tuve ningún deseo de salir de farra con los amigos por lo que tuve que argumentar cualquier mentira para no ir.

Han pasado los años y Anita se ha vuelto una mujer muy apetecible y aún cuando continúo viajando y se que durante mis prolongadas ausencias ella tiene algunos encuentros amorosos con muchachos de su edad, siempre viene a mi casa a repetir la experiencia que le abrió los ojos y los sentimientos al placer del sexo y que nació de un momento de curiosidad en la ventana del jardín posterior de mi casa.

Por mi parte no me hago muchas ilusiones con respecto de ella, solo disfruto el momento y cada novedad en materia de sexo que ella demuestra, me satisface por que contribuí a su crecimiento sexual.

Si les gustó esta historia háganmelo saber, de manera de enviar otras que son fruto de mis experiencias y continuos viajes. Muchas gracias por su atención

Caimanero