Curiosidad - primera parte

Un joven de 24 años, comienza a sentir una discreta curiosidad por su mismo sexo y aprovechando un traslado de su oficina, en una ciudad extraña, da rienda suelta a sus deseos.

Soy un chico de 24 años, delgado pero algo musculoso, moreno, normal, con bastante suerte con el sexo opuesto y bastante actividad sexual.  Siempre con amigas ocasionales donde me desempeñaba muy exitosamente. Transcurría mi vida tranquila cuando de mi trabajo me mandaron a otra ciudad hacer un reemplazo por dos meses.

Justo en ese tiempo me había entrado una curiosidad sexual, como probar cosas nuevas con mi mismo sexo. Ya había chateado con hombres, pero aparte de haberme terminado masturbando en webcam, no había hecho nada más.

Esta oportunidad que se me presentaba, era ideal para saciar mi curiosidad. Una ciudad donde nadie me conocía, donde solo permanecería un tiempo.

No sabía bien lo que buscaba, algo nuevo solamente. No me calentaba follar a un hombre o que este me follaran. Básicamente quería tener una verga que no fuera la mía en mis manos y por qué no, en mi boca. Me calentaba la idea de masturbar a un tipo y hacer que este se corriera en mis manos.

Fue así, como alojado, en un hotel no muy bueno, pero cómodo, llegue a esta pequeña ciudad y me incorporé a mi nuevo trabajo. En las noches salía a recorrer lugares frecuentados por hombres, como salones de pool, una de mis aficiones,  donde pasaba gran parte en el baño buscando, a ver si algo caía, pero no se dio nada. En la calle tampoco, fui a un par de bares, nada, era muy poca la vida nocturna de esta pequeña ciudad.  Por el chat solo encontré a un tipo, pero al verlo, no me gustó, era viejo, gordo, y mal agestado, aparte que por su lenguaje, no me tincó.

Pasó una semana y por más que busqué no encontré nada. Así llego el domingo y nuevamente fui al viejo y único salón de pool de la ciudad. Siempre hay alguien con quien jugar, ya otros días había echado una partida con algunos tipos, pero salvo de tomarme unos tragos ahí y pasarlo bien jugando, no había encontrado lo que quería. Pero mi suerte cambió. Llevaba ahí casi una hora y ni siquiera había jugado, estaba mirando como unos tipos jugaban, cuando entraron 3 muchachos de edades entre 18 a 20 años.

Para los que conocen el juego, se debe jugar en pares , de 2 o 4, a si que me acerque a ellos y casi de inmediato me invitaron a jugar con ellos. Eran muy agradables, dos de ellos muy malos y otro que jugaba bastante bien. Justamente con el hice de pareja y por lejos les ganamos. Luego para equiparar el juego, cambiamos parejas, tocándome con Raúl,  el  chico de cabello negro y piel blanca, buen mozo, de físico muy parecido al mío. Ahí el juego se torno más parejo y reñido. Las bolas caían y ganábamos una mesa y perdíamos la otra, todo esto acompañado de un ron con bebida que los muchachos habían traído clandestinamente en una mochila.

Ganamos la mesa y mientras los perdedores armaban la siguiente y preparaban los tragos Raúl se fue al baño y yo detrás de él.  Nos colocamos a orinar uno al lado del otro y obviamente le di una mirada a lo que el chico tenía. Una verga de un tamaño justo, como la mía, ni tan grande ni tan chica y bastante apetitosa. Mientras conversábamos  con nuestras vergas al aire, mi vista no dejaba de irse hacia su verga y pienso que el debe haberse dado cuenta, aunque no dijo nada. Sin embargo cuando jugábamos la siguiente partida noté que me miraba más y yo por mi parte también lo hacía.  Era un intercambio de miradas que algo querían decir, sonrisas etc.  Hasta que nuevamente coincidimos en el baño. Nuevamente nuestra conversación casual, pero esta vez noté su mirada hacia mi verga, que traté de sacar un más de lo necesario para mostrarme ante él.

No sabía cómo abordarlo, pero algo me decía que para el chico, yo no era indiferente.  Se notaba mas tímido que los otros dos, pero sin mostrarse afeminado. Volvimos a la mesa a jugar la última partida,  y nuestras miradas cada vez más evidentes, bebiendo  los últimos vasos, hasta que con un espectacular tiro que hice, la bola que necesitaba cayo irremediablemente dándonos el triunfo ante nuestros oponentes. Entre risas y burlas la partida terminó.

Vi como los chicos recogían las bolas, las ponían en la caja y guardaban sus cosas. Raúl me miraba insistentemente notando seguramente mi interés, pero estaba con sus amigos y seguramente se marcharía.

No pude hacer nada, ya era tarde y jugándome las últimas cartas, salí con ellos caminando una cuadra. En la esquina nos despedimos de uno de los tipos que caminaba en otra dirección, que desafortunadamente no era Raúl, si no lo hubiese seguido , pero en la próxima esquina, al llegar a la plaza el otro se quedaba ahí a esperar colectivo.  Era lo que yo esperaba, quedarme solo con Raúl, mi oportunidad. Nos despedimos del  amigo y cruzamos caminando la plaza, se notaba un poco más tensa la conversación. Según lo que conversamos ya en una cuadra más tomaríamos direcciones distintas y no se presentaba la oportunidad para algo más. Yo notaba que él quería algo, pero era demasiado tímido, bueno igual que yo.

En eso pasamos por una casa que se había incendiado, estaba cerrada solo con unas latas, una de ellas algo abierta. El me comentó que se había quemado hace meses y le dije que tenía ganas de mear y me metí por esa lata, supuestamente para que no me vieran de afuera. Era mi última posibilidad, si el chico me seguía era porque efectivamente quería algo y no lo dejaría pasar.  Quedé al otro lado de la plancha de techo usada como cierre, expectante a ver si Raúl me seguía y así fue. Estaba muy nervioso,   estaba en posición como si fuera a orinar, cuando le se coloca a mi lado.

Era ahora o nunca, y forzándome a mí mismo, me obligue a actuar de una buena vez y dándome vuelta hacia él, estiré mi mano y le agarré su verga. El ya lo estaba esperando y no se sorprendió, pero algo que no contaba es que él se me abrazó y me besó.

No era lo que yo quería, pero le seguí el juego. Me sentía extraño, pero al menos sentía su verga en mi mano ardiente de deseo, mientras la mía estaba en su mano.  Masturbándonos furtivamente en la oscuridad, estaba pensando en mi siguiente pasó y el chico me gano, soltándose y bajando de inmediato. Quedó arrodillado y me la comenzó a chupar con desesperación.

La chupada era espectacular,  con fuerza, con ganas y a pesar de querer yo ser el primero, lo deje que se entretuviese con mi verga por unos minutos, preparándome ya para bajar yo.  Pero con lo que no conté es que era su primera vez y se excito tanto que mientras me la chupaba, no se aguantó y acabó.  No alcancé a cumplir mi sueño y no me quedó otra que seguir recibiendo la mamada del chico, que cuando le dije que acabaría,  sacó su boca y terminó masturbándome fuertemente dejando mi semen tirado por el piso.

Me dijo que disculpara, que era su primera vez y que no se había podido controlar.  Mientras nos arreglamos, quedamos de tener un nuevo encuentro, que él se conseguiría el auto con su padre y que me llamaría para planificar una cita más cómodos.  Le di mi teléfono, quiso besarme, pero yo no quise, diciéndole que no era lo que buscaba y así, nos salimos de ahí, caminamos hasta la esquina y nos despedimos como dos hombres, quedando de acuerdo que me llamaría.

Bueno, no era lo que yo buscaba, pero era un avance y una cita según dijo para el jueves. De todas formas había conseguido agarrar una verga y no me daría por vencido.

Continuara ....